domingo, 30 de junio de 2024

 

                                            Vuelta ciclista en los Caracolillos de Vélez

UNIÓN VELOCIPÉDICA GRANADINA

 

Tito Ortiz.-

 

Como en casa no había posibles, mis padres tardaron varios años en comprarme la primera bicicleta. Una “Orbea” de segunda mano, tamaño cadete, que en “Ciclos Pepe” de la calle Ancha de La Virgen, repintaron y dejaron como nueva. A partir de ese día, ya no tenía que pedirle dos reales a mi abuela para alquilarme una por horas, cosa que hacía unas veces en el mismo establecimiento, o en otro que había al final de la Carrera de La Virgen, antes de llegar al humilladero.

El deporte del pedal era mi pasión y, no paré hasta que meses antes de irme a la mili, pude comprarme una de carreras en la calle Marqués de Falces. Pero un buen día, viniendo de bañarme en el pantano de Cubillas, entrando en Calvo Sotelo, todavía empedrado con adoquines y los raíles del tranvía, llevaba en una bolsa colgada del manillar  el bañador mojado y, con el traqueteo de los adoquines y por salvar las vías, hice un movimiento brusco, la bolsa se coló entre los radios de la rueda delantera, dando una vuelta de campana en la puerta de los sindicatos, con el resultado de la clavícula derecha partida, así que allí terminó mi carrera como ciclista.

MÍS ÍDOLOS

Yo seguía con pasión todas las competiciones ciclistas, teniendo como espejo a Federico Martín Bahamontes. Ahora sigo mucho a Carlos Rodríguez, pero entonces me miraba en el estilo de, Joaquín Galera, después he seguido a Francis Cabello y a, Juanmi Mercado. Recuerdo con tristeza el día en que fui hasta el puerto del Mojón, cerca de Cabra, en Córdoba, donde el bueno de Manuel Galera dejó su vida en este deporte, en aquella vuelta ciclista de infausto recuerdo. Lo mismo que lloré el día que enterramos a “Picolo” en Armilla, una promesa de este deporte que ya comenzaba a ser una realidad y que un desgraciado accidente urbano, nos privó de verlo alcanzar triunfos para los que ya estaba preparado.

Es la cara y la cruz de este deporte – para mí el más completo del mundo – el más sacrificado, y en el que, llegado el momento de la retirada, las recompensas son solo las de la afición que no te olvida. Igualmente sentí gran admiración por, Antonio Giménez Quiles, que, sin tener equipo, hizo grandes gestas. Su entrada en el ciclismo profesional es fulgurante y, en sólo diez años de carrera deportiva, sube al podio en un centenar de ocasiones. Es dos veces Campeón de España de Montaña, en 1957 y 1960; es primero en el Criterium de Ases de 1956 en Zaragoza y en el de Madrid en 1957 y vence en los Campeonatos de Andalucía de 1954 y 1955. También hace podio en la Vuelta a España de 1955 (segundo), en el Campeonato de España de Fondo de Carretera en 1957 y en el Campeonato de España de Montaña de 1961. Es precisamente en la Vuelta a España de 1955 cuando lleva a cabo la hazaña que más entusiasma a la afición, al clasificarse segundo en la general, con apenas veinte años, y hacerlo en solitario, sin equipo.

LA UNIÓN

La resucitada, Unión Velocipédica Granadina, viene a rescatar de la historia al que, para muchos, ha sido el mejor club ciclista de la historia de este deporte en Granada. La Unión Velocipédica Granadina, se gestó en 1930 y se constituyó oficialmente el 28 de abril de 1931. La primera carrera que organizó fue el 1 de mayo de 1931 y su trazado fue Granada-Campillo Arenas-Granada. Su primer presidente fue Rafael López López. Desde entonces y hasta los años 70 del Siglo XX, la Unión Velocipédica Granadina fue la gran dinamizadora del ciclismo granadino.

Tengo en la retina de mis ojos, aquellos ciclistas que corrían con la cámara de repuesto colgada en bandolera, la cajita metálica con los parches y el pegamento para arreglarse ellos mismos los pinchazos, con aquellas bicicletas pesadas con cuadro de hierro, como mi primera “Orbea”. Cierro los ojos y los veo subiendo a Sierra Nevada, o dando hasta cincuenta vueltas, al Paseo del Salón y La Bomba. Bajar y subir en competición hasta Motril, parando a beber agua en la fuente de Dúrcal, y comprar pestiños en Vélez Benaudalla. Ya como periodista, me tocó el placer de cubrir la llegada de la vuelta ciclista España hasta las puertas del cementerio granadino, etapa que ganó Eddy Merckx, y a Miguel Cerón entregándole el trofeo. Veo en las fiestas de los barrios granadinos, las carreras de cintas, en las que los ciclistas, con un palo afilado, tenían que ensartarlo en la anilla que desplegaba una cinta de colores.

LOS PRIMEROS

La primera prueba ciclista de la historia a modo competitivo registrada, se disputó el 31 de mayo de 1868 en un pequeño circuito de 1200 metros, en el parque de Saint-Cloud, a las afueras de París, en la que participaron 7 ciclistas y, fue ganada por el expatriado británico, James Moore,​ con una bicicleta de madera de piñón fijo y ruedas de hierro. Un año después se disputó la primera carrera propiamente dicha, concretamente, el 7 de noviembre de 1869, entre París y Rouen. En ella participaron un centenar de ciclistas, con el objetivo de culminar o ganar la prueba consistente en 123 km y, finalmente la lograron acabar 33. De nuevo el británico, James Moore ganó la prueba con un tiempo de 10 h y 45 min. La intención de los organizadores fue demostrar que la bicicleta valía como medio de transporte para largas distancias. Los franceses fueron los primeros en apostar por la bicicleta, pero Granada los ha secundado con brillantez y buenas aportaciones, Vamos a darle a los pedales.

domingo, 23 de junio de 2024

 


NOS VAMOS DE CAÑAS

 

Tito Ortiz.-

 

Mis primeros recuerdos de la cerveza cuando era niño, son unos toneles de madera, como los del vino, pero más pequeños, que los repartidores de Alhambra, llevaban rodando por el suelo hasta llegar a la puerta de la taberna donde, con un golpe eficaz de martillo, se le introducía el mecanismo que, por una tubería llevaba el rubio líquido, hasta un gripo de mando lateral, encargado de llenarte una caña con su espuma y la temperatura de entonces, que no era tan fría como ahora.

Los “quintos de cerveza” venían en formación de a seis por fila, en unas jaulas de madera, que llevaban el nombre de la marca granadina, quemado en un lateral como si de un pirograbado se tratara. El color del vidrio era un ámbar oscuro y en el frontal, el dibujo de nuestro monumento más visitado, coronado por sierra nevada. Eran tiempos en los que cada provincia tenía su propia cerveza. Jaén “El Alcázar” o Málaga “La Victoria”, y en los que se podía pedir una caña o una jarra. Después llegaron los tiempos de los tamaños más grandes, por ejemplo, los botellines podían ser “tercios” y solo había una cerveza, la tipo Pilsen.

De tapas andaba la cosa chunga. Unas patatas fritas de bolsa, que con el tiempo se enriquecieron con unos boquerones en vinagre encima. Unos cacahuetes, maní o aceitunas de la casa, e ibas que te matabas, aunque en algunos bares se tiraban el rentoy de ofrecerte una banderilla encurtida, que eso ya era un lujo.

NUESTRA CERVEZA

Cervezas Alhambra, fue fundada en 1925 con capital granadino y con la participación de Carlos Bouvard, propietario de la fábrica “La Moravia”. La marca le debe parte de su evolución al químico D. Miguel Hernainz quien, cuando la fábrica pasaba un mal momento, elaboró la Alhambra Reserva 1925, junto a otras creaciones posteriores.

 

En 1954 entró en el accionariado de la empresa española Damm y en 1979 entró también Cruzcampo.​ En 1995 la empresa acumulaba deudas por valor de 600 millones de pesetas, lo que le llevó a renegociar su deuda con los acreedores. En 1995 Cruzcampo y Damm abandonaron la marca y Cervezas Alhambra vendió el 99% de su accionariado a un grupo exterior a bajo coste. ​ En 1996 la empresa empezó a dar beneficios. ​ En 1998 tuvo 300 millones de pesetas de beneficios y en 1999 compró la Compañía Andaluza de Cervezas, productora de la marca de cerveza cordobesa Sureña, que era propiedad del grupo colombiano Bavaria.

En 2001 el grupo Heineken (propietario de Cruzcampo y El Águila) se querelló contra Cervezas Alhambra para evitar que produjeran la cerveza Águila Negra. La denuncia iba acompañada del informe de un detective que informaba de la producción de Águila Negra por parte de Cervezas Alhambra. No obstante, la marca Águila Negra había nacido en Asturias en 1901 y fue comprada por Cervezas Alhambra en 1997, por lo que en 2002 la Audiencia de Granada dio permiso a Cervezas Alhambra para producirla.

Este sería solo uno de los casos, casi anecdótico, de las aventuras por las que ha pasado nuestra cervecera granadina que, en un momento determinado de buena gestión, llegó a ser deseada por otras más grandes e internacionales. Como granadino me consta que, durante la etapa de Antonio Perera, la firma llegó a ser solvente y codiciada por multinacionales.

EN LA BRECHA

En el año 2006 se integró en el grupo Mahou-San Miguel. El coste de esta operación fue de 200 millones de euros. ​ La empresa concentra sus ventas en la región de Andalucía Oriental, aunque a comienzos de la década de los 2000 había empezado a extender la marca al resto del Levante español y a Madrid. Desde 2006, su comercialización se extiende a todo el país, aunque sigue concentrando la mayor parte de sus ventas en su área de influencia original.

Hace unos días, lo cuenta mi compañera Sara Bárcenas, los responsables de que nuestra cerveza siga conquistando paladares exigentes, se le ha puesto a la factoría del barrio de Cartuja, un corazón nuevo, pero con el alma de siempre. Esa es la esencia de la nueva sala de cocción que, Cervezas Alhambra, insignia de la ciudad de Granada, ha inaugurado en Carretera de Murcia. A punto de cumplir cien años de vida en 2025, la emblemática factoría apuesta así «por seguir al lado de los granadinos cien años más».

De ahora en adelante, calderas renovadas y procesos mejorados servirán para aumentar la eficiencia energética de la planta. Esto implicará un ahorro anual de 2.500 KWh de gas natural y una significativa reducción de la huella de carbono. Pero la renovación va más allá de la apuesta por el progreso económico, social y sostenible. Las tinas se han revestido de cobre para evocar el origen, la tradición, de la cervecera más singular de Granada.

PRIMERA MUJER EN CIEN AÑOS

Desde el pasado mes de marzo, Elisabeth Montoya es la nueva directora de la fábrica de Cervezas Alhambra en Granada, reportando a la dirección industrial. Fue precisamente en la fábrica de Granada donde Elisabeth comenzó su andadura profesional, hace ya más de 20 años. Desde entonces, ha ocupado varias posiciones de responsabilidad en la compañía. En primer lugar, al frente de la planta piloto en Alcalá de Henares y, más adelante, como jefa de planta de la micro cervecería ubicada en la fábrica de Alovera (Guadalajara), la más grande de nuestro país. Allí, participó en el diseño y lanzamiento de varios proyectos y productos innovadores en su categoría, como Mahou Barrica. Este nombramiento refleja el compromiso de Mahou San Miguel con el empleo de calidad y con las personas, así como su capacidad para captar, desarrollar y fidelizar talento. La compañía es, según el Ranking Merco Talento, una de las diez empresas más atractivas para trabajar en nuestro país y la primera dentro del sector cervecero. Es la primera mujer en un siglo y a ella corresponde celebrar la efeméride.

 

 

domingo, 16 de junio de 2024

 


EL BALLET EN EL GENERALIFE

 

Tito Ortiz.-

 

Cronista Oficial de Granada

 

El otoño de 1953, está marcado por la presentación al público de la primera Compañía de Ballet de Antonio y el consiguiente estreno de las nuevas obras que lo componen. Quizá sea para él, el año que más valore dentro de su carrera artística. Se presenta el 20 de julio de 1953, en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, con estreno también de escenario: los Jardines del Generalife. Nombre de la compañía: Antonio Ballet Español. Lo componen treinta y cinco bailarines, con Rosita Segovia como primera figura femenina. Es un ballet bien presentado, disciplinado y sin fallos técnicos que obtiene un éxito rotundo. Como consecuencia, ya desde ahora este Festival incluirá habitualmente una parte de baile español, que en la mayoría de los años estará representado por la compañía de Antonio. Bien es verdad que él responderá a esta distinción creando nuevos ballets para tal acontecimiento, dado su enamoramiento de ese inigualable escenario con fondo de cipreses.

 

Las obras que estrena son: Llanto por Manuel de Falla, de Vicente Asensio. Es un montaje en atención a Granada y su músico más genuino. Presenta también Allegro de conciertos de Granados, y piezas flamencas como las alegrías y fandangos por verdiales en versión nueva. También agrupa otra serie de piezas del mismo estilo en Serranas de Vejer de García Soler. Pero las dos obras más destacadas del estreno son la Suite de sonatas de P. Antonio Soler, de las que ya tenía un antecedente en el repertorio de sus bailes con Rosario, donde las bailaba él solo. Ahora son ocho sonatas realizadas por toda la compañía en distintos cuadros. Tiene escenografía de gran espectáculo de la que incluso forman parte alabarderos, infantas y otros personajes palaciegos que no bailan, son figuras decorativas. Otro estreno es la Suite de danzas vascas, con música tradicional y danzas tan populares como el Aurresku, Espatadanza y Arín Arín. Por último el ballet, El segoviano esquivo, de Matilde Salvador, con un argumento que da forma a bailes castellanos. A partir del estreno en Granada, Antonio va al Teatro Español de Madrid y desde allí ya es una gira constante e imparable por ciudades españolas, otras de Europa, América e incluso África, como El Cairo y Johannesburgo. Salta continuamente de un lugar a otro con un sinnúmero de actuaciones. De ellas tiene en común el éxito obtenido, por ejemplo, cuando debuta su compañía en el Teatro Empire de París, le sacan a hombros. En el Teatro Stoll de Londres se gana a un público que mira con reserva al nuevo coreógrafo. Son estas dos capitales europeas, los puntos más visitados por él y donde más estrena, lo mismo que en América el punto de referencia artística siempre es Buenos Aires. Allí, en 1954, estrena una serie de danzas: Almería de Albéniz, Andaluza de Falla. Danzas fantásticas de Turina y renueva la famosa jota Viva Navarra. De todo lo expuesto antes, podemos asegurar que el idilio artístico de Antonio con Granada y su festival, no solo abrió las puertas a la danza en nuestro acontecimiento más internacional, sino que le catapultó a otras conquistas, asunto que él siempre reconoció.

 

Margot Fonteyn y Rudolf Nureyev

 

Esa experiencia abrió las puertas del generalife a la inclusión del ballet blanco, con noches tan memorables como la que relató entonces para las páginas de Ideal el compañero y maestro, Juan José Ruiz Molinero, que se expresaba así:

“En mi álbum de críticas que redacté encuentro, nada más y nada menos, nombres protagonistas como los de Margot Fonteyn y Rudolf Nureyev, un 24 de junio de 1968, en la inauguración del XVII Festival -inauguración a la que asistieron los príncipes de España don Juan Carlos y doña Sofía-, donde la Fonteyn dejó refrendada su "calidad de primera figura -escribí al día siguiente-, expresiva, alada, ágil, con esa gran elocuencia de su alta escuela y sus soberbias condiciones artísticas. Nureyev, ciertamente, ha sido un compañero dúctil, pero que tal vez ayer quedó relegado en una cierta frialdad, aunque ha tenido espléndidos destellos, especialmente en el segundo acto". Fue el mismo Festival donde Zubin Mehta dirigió dos conciertos a la Orquesta Nacional, con Joaquín Achúcarro y Alfred Brendel como solistas al piano, entre otros momentos reseñados cumplidamente. Antes, en 1961, el Ballet de la Ópera de París nos ofreció la versión de Serge Lifar, donde destaqué la "expresividad y el ardor rítmico" de Marjorie Tallchief, la belleza de Jacqueline Rayet, "apasionada y sensible", y "la briosidad de George Skibine". Entre otras muchas versiones que distintas compañías han programad en el Festival, recordaré, la Giselle del London Festival Ballet, que una jovencísima española, Trinidad Sevillano, junto a Meter Schaufuss, interpretaron en 1986. De Trinidad dije que era una "bailarina de condiciones excepcionales, dotada de una técnica impecable, pero también de una personalidad, delicadeza y expresividad sólo al alcance de las primeras figuras".

 

Víctor Ullate

 

Nunca la suspensión de un ballet por la lluvia en el Generalife, dio paso a tanto disfrute y conocimiento.  Hace 46 años que, Maurice Béjart nos trajo a Granada lo más moderno de la época, y nos dejó su arte, y hasta a su primer bailarín, Víctor Ullate, que se enamoró de ésta tierra de embrujo. El Ballet Siglo XX de Maurice Béjart se presentó en el Festival Internacional de Música y Danza, para traernos un repertorio muy acorde con los tiempos que vendrían después. Su innovador concepto de la danza clásica hacía de su ballet un precursor vanguardista de una plasticidad inigualable para la época. Como primer bailarín venía presidiendo el elenco, Víctor Ullate, sin duda, una de las aportaciones hispanas más preclaras de todos los tiempos, junto a su esposa la gran bailarina, Carmen Roche. Quiso el destino, que aquella noche lloviera más que cuando enterraron a Zafra, y la sesión tuvo que ser suspendida. Pero la generosidad de Béjart fue tan grande, que, al día siguiente, nos permitió a los periodistas acreditados asistir a una clase magistral y ensayo de lo que veríamos por la noche en el escenario de los cipreses. Ver a Carmen Roche, como primera maestra del Ballet Siglo XX, hacer ejercitar en el escenario a los componentes de la compañía, fue algo impagable, grabado en mi mente hasta el día de hoy como si hubiera sido ayer. Observar las instrucciones de Béjart a los suyos, algo inenarrable, como ver calentar a Víctor Ullate, antes de dar rienda suelta a su interpretación. Se necesitan tres vidas para aprender lo que yo aprendí, y de los más grandes del momento, sobre la danza y sus expresiones.

Víctor Ullate empezó sus estudios en la escuela de María de Ávila y debutó en 1961 en el Ballet de Antonio. En 1964 entró a formar parte del Ballet del Siglo XX dirigido por Maurice Béjart, en el que permaneció durante 14 años. Desde 1979 a febrero de 1983, se hizo cargo del Ballet Nacional Clásico. En 1983 fundó su propia escuela en Madrid, de cuya cantera surgirá en 1988 el Víctor Ullate Ballet - Comunidad de Madrid. Se le han otorgado, entre muchos otros, los siguientes galardones: Premio Nacional de Danza (1989), Medalla de Oro de las Bellas Artes del Ministerio de Cultura de España (1996), Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid en la modalidad de danza (2003), Premio Autor-Autor (2007) y Premio Max de honor (2008). Y, además, durante muchos años, se compró casa en la calle San Juan de Los Reyes, frente a La Alhambra. Los genios son así.

 

Y, además

 

Imposible resumir aquí, la importancia del escenario del Generalife como marco incomparable de nuestro festival internacional, y menos aún, la influencia que ha tenido tanto, en las grandes compañías que lo han visitado, como en sus directores y primeras figuras de la danza, que han salido de aquí magnetizados con el embrujo de esa noche de luna que solo tiene Granada, en su escenario más internacional, y en el que han desarrollado su arte todos los que son y han sido algo en este arte. Han sido noches memorables con Antonio Gades, El Güito, Mario Maya, Manolete, Mariquilla, Beatriz Martín, Manuela Carrasco, o nuestra Zambra. El Generalife y nuestro Festival Internacional son patrimonio de todos los humanos, con cierta sensibilidad.

 

 

                                                Ermita de Churriana. (Víctor Ortiz Nieto)



DE FRASCUELO A MONTERO

 

Tito Ortiz.-

 

Las primeras fuentes históricas escritas que hacen mención expresa de Churriana son de la Edad Media, momento en el que sus tierras se dedicaban, más intensamente, a la producción agrícola y a una floreciente industria de la seda. La muestra del florecimiento cultural hispanomusulmán en Churriana está aún hoy presente por la existencia de un baño árabe o Hammam junto a la acequia principal del pueblo, “Arabuleila”, y el puente que sirve para cruzarla, son los únicos elementos de origen musulmán que se conservan de lo que fue la alquería Yurliyana, aunque ambos están soterrados. De la importancia del enclave y la discreción de sus vecinos habla el hecho histórico de que, al final del reino nazarí de Granada, tuvieron lugar en Churriana de la Vega, las negociaciones previas de Gonzalo Fernández de Córdoba, en nombre de los Reyes Católicos, con los representantes de Boabdil, para llevar a Santa Fe las capitulaciones de rendición de Granada.

Me consta el empeño personal de la consejera de fomento, Rocío Díaz, de recuperar cuanto antes estos baños para la visita ciudadana. Unas obras que coinciden con otras no menos importantes de su responsabilidad, como las de llevar el metro hasta Churriana, asunto éste que ya es palpable en algunas calles de la población que, Vicente Valero se empeñó en convertir en un museo al aire libre, y a fe que lo ha conseguido, pues Churriana posee en su entramado urbano, una serie de monumentos, unos para glorificar a sus hijos insignes, y otros para humanizar el trato social entre iguales.

FRASCUELO

En el año 1998, el entonces, alcalde médico de la localidad, me invitó a presentar un acto que, sería el pistoletazo de salida para iniciar ese museo escultórico al aire libre de Churriana, Se trataba de rendir homenaje en bronce a uno de sus hijos más ilustres, el legendario matador de toros, Salvador Sánchez Povedano “Frascuelo” que, tomó la alternativa el 27 de octubre de 1867 de manos de Francisco Arjona Herrera «Cúchares», con un toro llamado Señorito. Mantuvo, lo mejor de su carrera desde 1868 hasta 1889, una famosa rivalidad con Rafael Molina «Lagartijo» comparable a la que antes mantuvieron Pedro Romero y Costillares y después Joselito y Belmonte. Entre sus faenas destacarían las de la plaza de toros de la Puerta de Alcalá los días 19 de septiembre de 1869 y 22 de octubre de 1871, la de la Corrida de la Beneficencia de 1874, donde estoqueó seis toros. Ese mismo año, mató el último lidiado en la plaza de la Puerta de Alcalá. En la Corrida de la Beneficencia de 1882, sostuvo un mano a mano con Lagartijo. Inauguró la plaza de toros de La Línea de la Concepción el 20 de mayo de 1883 junto a Antonio Carmona (el Gordito de Sevilla) y Antonio Ortega (el Marinero de Cádiz). El 2 de junio de 1886 inauguró la plaza de toros de Haro en festejo con Lagartijo. El descubrimiento de su bronce, fue un acontecimiento en el que estuve acompañado por el poeta Manuel Sola, que se encargó de glosar la figura de tan insigne vecino que, conquistó Madrid, incluida la corte, con la infanta Isabel «La Chata», quien siempre que pasaba por Torrelodones en tren, ordenaba que se detuviera para poder saludarle.

MONTERO

Tuve la suerte de conocer al cura Montero - como me permitía llamarle – durante mis años de ejercicio profesional en Radio Popular de Granada. Yo lo admiraba como persona, como cura con las ideas más claras que el caldo de un asilo, y porque entonces, era el único periodista con sotana, algo que, por aquellos años, chocaba bastante con los sacerdotes al uso.

Antonio Montero Moreno, churrianero del año 1928, Inició estudios eclesiásticos en el seminario de Granada. Obtuvo las licenciaturas en Teología en la Facultad de Teología de Cartuja de nuestra ciudad, y de Historia de la Iglesia por la Universidad Gregoriana de Roma. Se doctoró en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca y se graduó en la Escuela de Periodismo de Madrid. Un asunto éste que causó mi admiración. Recibió el orden sacerdotal en la archibasílica de San Juan de Letrán de Roma el 19 de mayo de 1951, y tras ocupar los puestos de coadjutor en la parroquia de San Agustín, capellán del Hospital Clínico de San Cecilio y profesor en el Colegio de Cristo Rey, todos en Granada, fue nombrado subdirector de la revista «Ecclesia» en 1953, y en 1958 director de la misma, labores que simultaneó con las de profesor de Historia eclesiástica y de Patrología en el Seminario Hispanoamericano de Madrid, y con la creación en 1955, junto con otros sacerdotes, y la dirección, hasta 1969, de la editorial Propaganda Popular Católica (PPC), que siguió presidiendo con carácter honorario.

El cura Montero, entornaba los ojos para mirarte de una manera penetrante, era inteligente como él solo y, de sonrisa oportuna. Fue nombrado por Pablo VI obispo titular de Regiana y auxiliar de Sevilla el 4 de abril de 1969, y fue consagrado el 17 de mayo del mismo año por el cardenal Bueno Monreal en la catedral de hispalense. Juan Pablo II lo nombró obispo de Badajoz el 3 de mayo de 1980 y arzobispo de Mérida Badajoz, al crearse esta archidiócesis el 28 de julio de 1994. Al cumplir setenta y cinco años, presentó su renuncia, que le fue aceptada, pasando a ser arzobispo emérito de la diócesis. Se fue con la elegancia que yo le sospechaba, y su pueblo le ha puesto una estatua en la plaza de la Ermita, su lugar de juegos e infancia.

domingo, 9 de junio de 2024

 


                                  De la ubre a la taza en plaza nueva

ESTO ES LA LACHE

 

Tito Ortiz.-

 

A los niños pobres del colegio nacional de la placeta de Ramírez, nos daban un jarrillo de leche en polvo americana, todas las mañanas. Nada más llegar a clase, Don Juan nuestro maestro, encendía una estufa de cáscaras de almendra, sobre la que depositaba una olla enorme, a la que añadía la parte proporcional de agua y, el consabido polvo de leche que, con una gran cuchara de palo, había que remover constantemente para que se disolviera y no hiciera grumos, por lo que los niños nos íbamos turnando en tal menester, hasta que llegada la hora, don Juan nos echaba la ración de leche que nos correspondía, en un jarrillo de lata que cada uno traía de su casa, que no era más que una lata de leche condensada vacía, a la que un ojalatero hábil, le había soldado un asa para no quemarnos. La leche condensada no entraba en el hogar, a no ser que algún miembro estuviera raquítico o enfermo, porque en aquellos años cincuenta, era prohibitiva por su precio.

Pasado un tiempo, dejamos de tomar la leche en polvo americana, gracias a la generosidad del señor don Rafael Pérez Pire, fundador de la Central lechera granadina (Uniasa) conocida más tarde como “Puleva” que, nos enviaba gratis todas las mañanas a cada alumno, un botellín de cuarto de litro de leche de cabra, que se distinguía por tener el precinto en color azul turquesa, en lugar del color plata que correspondía a la leche de vaca. Ya no teníamos que llevarnos el jarrillo de lata de casa, pero lo cambiamos por un sobre de “Toddy” que era un sucedáneo del Colacao, pero más barato.

En la parroquia de santa Ana, nos daban unas cartillas que contenían treinta tiques, uno por cada día del mes, y con eso llegábamos a Postigo de Zárate, donde nos llenaban la lechera de aluminio de esa leche americana en polvo, que ellos disolvían, de manera totalmente gratis.

FRESCA DEL DÍA

Ya avanzábamos hacia los años sesenta, pero en mi casa del Albayzín, todavía llegaba la leche fresca del día hasta la puerta, donde el cabrero ordeñaba al animal echando directamente la leche en el cazo que le proporcionaba mi abuela, que estaba dedicado exclusivamente a ese menester. Después se hervía y, la nata que se formaba en superficie, nos la untaba en una rebanada de pan, espolvoreada con azúcar. Un bocado exquisito para empezar el día.

Su principal función – según la historia- es la de nutrir a las crías hasta que sean capaces de digerir otros alimentos, además de proteger su tracto gastrointestinal contra patógenos, toxinas e inflamación y contribuir a su salud metabólica regulando los procesos de obtención de energía, en especial el metabolismo de la glucosa y la insulina. ​ Esta capacidad es una de las características que definen a los mamíferos. Es el único fluido que ingieren las crías de los mamíferos (niño de pecho en el caso de los seres humanos) hasta el destete. El consumo humano de la leche de origen animal comenzó hace unos once mil años con la domesticación del ganado durante el llamado óptimo climático. Este proceso se dio en especial en Oriente Medio, impulsando la revolución neolítica. ​ El primer animal que se domesticó fue la vaca, a partir del uro, después la cabra, aproximadamente en las mismas fechas, y finalmente la oveja, entre 9000 y 8000 a. C.

En las lecherías se vendía la leche fresca del día, que había que hervir para consumir sin problemas, pero Puleva comenzó a comercializar en unas botellas de cuello estrello, con platico como las gaseosas, la famosa leche “pasteurizada” que se consumía sin preocupación. Avanzaban los tiempos y Los Pastoreros conseguían colocar su leche fresca del día, en leal competencia con Puleva, diversificando la oferta y abriendo el panorama lácteo provincial a otras opciones.

LA LECHE HOY DÍA

Con la desaparición de la botella de cristal como envase para la leche, nos adentramos en un mundo comandado por el Tetra Brik, lo que ha permitido un gran ahorro en el portante y, a la vez, ha coincidido con la mayor diversidad de leches al servicio del consumidor. Si uno se planta ante los lineales de cualquier súper mercado, quedará estupefacto al ver la gran oferta que tiene ante sí. Leche entera, desnatada, semidesnatada, con calcio, con omega 3, son solo una pequeña muestra de la gran oferta que se ofrece al consumidor, en la que fácilmente se puede llegar a la docena de opciones diferentes, para todos los gustos o necesidades dietéticas, sin entrar en la nueva ola de leches de procedencia vegetal, donde yo ahí, confieso que me pierdo. Sin olvidar los batidos de diferentes sabores, o los modernos zumos de frutas que la contienen en mayor o menor proporción.

En el rico anecdotario de la historia de la leche, no hay que olvidar lo que ha llegado hasta nosotros, a cerca de los baños de leche de burra que disfrutaba Cleoptra. Actualmente, la leche que más se utiliza en la producción de derivados lácteos es la de vaca (debido a las propiedades que posee, a la cantidad que se obtiene, agradable sabor, fácil digestión, así como la gran cantidad de derivados obtenidos). Sin embargo, no es la única que se explota. También están la leche de cabra, burra, yegua, camella, entre otras.

La leche de origen humano no se produce ni se distribuye a escala industrial. Sin embargo, puede obtenerse mediante donaciones. Existen bancos de leche que se encargan de recogerla para proporcionársela a niños prematuros o alérgicos que no pueden recibirla de otro modo. Mi reconocimiento más profundo a las antiguas amas de cría, que tantas vidas salvaron.

 

 

 

domingo, 2 de junio de 2024

 


ALDEIRE

 

Tito Ortiz.-

 

Aprovechando la bonaza climática, armado con calzado cómodo, bastón de peregrino, cantimplora con agua, y macuto con lo imprescindible, me he adentrado en este paraje sin igual de nuestra tierra, descubriendo su belleza, historia y el buen trato de sus gentes. Aldeire está situado en la parte meridional de la comarca de Guadix y en la mancomunidad del Marquesado del Zenete, tiene una población de 631 habitantes y por él discurren las ramblas de, Benéjar, Fiñana y Algaida. La mayor parte del término lo ocupa el parque nacional y natural de Sierra Nevada. Es un gusto para los sentidos que, a tiro de piedra de Guadix, te permite disfrutar de nuestra milenaria historia, con numerosos vestigios que confirman esta zona poblada desde tiempos prehistóricos. Los yacimientos de cobre se encontraban casi a flor de tierra y esto hizo que la Cultura del Argar se asentara en estas tierras. Aunque son numerosas las referencias al pasado fenicio, romano y visigodo, el origen del actual Aldeire data del periodo árabe. Al contrario de muchos pueblos de esta comarca, la procedencia del topónimo Aldeire está bien clara: procede del término árabe "al-Dar" («la casa») y puede aludir a algún monasterio mozárabe que en este lugar se preservara de la presión islámica, al abrigo de Sierra Nevada. Su proximidad al puerto de La Ragua fue sin duda decisiva para la construcción en sus inmediaciones de la fortaleza medieval conocida como Castillo de la Caba.

En 1489 se incorporó a la Corona de Castilla y en 1490 pasó a formar parte del señorío del Gran Cardenal de España, formando el Marquesado del Zenete junto con siete pueblos más. Durante la sublevación morisca, de 1568 a 1571, este pueblo fue uno de los que más resistencia opuso a las tropas cristianas y, por consiguiente, fue uno de los más duramente reprimidos.

MANUEL ANTONIO

El caso es que, a este paseo por nuestra historia pasada y presente, me animó el que llegara a mis manos una guía auspiciada por su ayuntamiento, en la que ha puesto todo su empeño el agente sociocultural, Manuel Antonio Ruiz García, constituyendo un documento imprescindible para el conocimiento y promoción de este terruño granatensis cargado de historia, monumentalidad, paisaje y gastronomía, donde el agua es un regalo fundamental, por sus dos ríos, Benéjar y Benabre, que han marcado la vida de sus pobladores, siendo una de las fuentes naturales de riqueza de la comarca, relacionada con el regadío histórico heredado de época árabe y con la actividad minera que tiene uno de sus exponentes en la Fábrica de lavado de mineral. Pero como no todo es trabajo, también ha aportado sosiego y descanso a través de sus Baños árabes, usados durante muchos años y que continúan existiendo, aunque con otros usos. En el epicentro descansa una iglesia de estilo renacentista, construida encima de una mezquita, que acoge el artesonado mudéjar mejor conservado de la Diócesis de Guadix, un archivo histórico con documentos de su historia desde el siglo XVIII, así como uno de los campanarios más altos de sus contornos.

Con el lema “Déjanos sorprenderte”, Aldeire se nos descubre sintiendo especial orgullo y cariño por, La Rosandrá, un área recreativa que se adentra entre castañares y alamedas generando un paisaje de alta montaña, pero accesible para todo aquel que quiera pasar un rato abrigado por la naturaleza, disfrutando de sus silencios y sonidos que solo aquí se encuentran.

MOROS Y CRISTIANOS

A destacar dos festejos en particular, uno que se produce en el último fin de semana de mayo en honor a su patrona la Virgen del Rosario y, donde se realiza una representación de Moros y Cristianos que nos recuerda nuestra historia. La gente se echa a la calle y reciben con ilusión a visitantes y familia que esos días llenan el pueblo. Otro día muy importante es el 25 de abril donde celebran San Marcos, con reparto a todo aquel que los visita de roscos y queso realizados especialmente para esta celebración y que consumen en un desayuno donde participa toda la comunidad después de la procesión. Y ya que hablamos de comer, la gastronomía aldeireña  con una notable herencia árabe en su preparación y conservación, con productos que ellos mismos cultivan y cuidan: Migas, Gachas, Arroz de Conejo, Potaje de Bolones, Roscos fritos, Buñuelos, Macarros de aceite, son solo una muestra de su riqueza gastronómica, que solo aquí se puede degustar, al abrigo de una historia, que es la nuestra, y de un paisanaje deseoso de agasajar al visitante, que no quedará indiferente después de haber visitado Aldeire

TÍTERES

Llegado éste momento en el que mis botas chirucas han resistido, mis ojos impregnados de la belleza del entorno y el estómago pleno, especial mención merece, la obra impresa que, Manuel Antonio Ruiz ha dispuesto para la escena. Se trata de la representación de “Moros y Cristianos de Aldeire”, obra de títeres en dos actos, con una delicia de diálogos, que pretende satisfacer a la población infantil, de una manera rigurosa con la historia y la tradición del lugar. Solo el nombre de sus personajes, ya la hacen atractiva también para los mayores, que se han encargado de mantener la tradición oral para que nada de esto se perdiera.

“El Moro Chico” es lógicamente, Boabdil, al que acompaña en escena el emperador turco, “Amurates”; “Barceló”, “El Duque de Arcos”, “Embajador”, inspirado en Bernardino de Mendoza, “Garcilaso”, poeta y Guerrero inca que luchó en las Alpujarras, El Rey cristiano representado por Felipe II, o “Tarfe”, personaje de la literatura caballeresca. Se trata de una joya con argumento y diálogos entrañables, que junto a la representación que llevan a cabo de la pugna entre moros y cristianos, forman parte del patrimonio histórico y cultural de Aldeire, que en estos días y gracias a estas nuevas ediciones, reverdece en todo su valor.