ALDEIRE
Tito
Ortiz.-
Aprovechando la bonaza
climática, armado con calzado cómodo, bastón de peregrino, cantimplora con
agua, y macuto con lo imprescindible, me he adentrado en este paraje sin igual
de nuestra tierra, descubriendo su belleza, historia y el buen trato de sus
gentes. Aldeire está situado en la parte meridional de la comarca de Guadix y
en la mancomunidad del Marquesado del Zenete, tiene una población de 631
habitantes y por él discurren las ramblas de, Benéjar, Fiñana y Algaida. La
mayor parte del término lo ocupa el parque nacional y natural de Sierra Nevada.
Es un gusto para los sentidos que, a tiro de piedra de Guadix, te permite
disfrutar de nuestra milenaria historia, con numerosos vestigios que confirman
esta zona poblada desde tiempos prehistóricos. Los yacimientos de cobre se
encontraban casi a flor de tierra y esto hizo que la Cultura del Argar se
asentara en estas tierras. Aunque son numerosas las referencias al pasado
fenicio, romano y visigodo, el origen del actual Aldeire data del periodo
árabe. Al contrario de muchos pueblos de esta comarca, la procedencia del
topónimo Aldeire está bien clara: procede del término árabe "al-Dar"
(«la casa») y puede aludir a algún monasterio mozárabe que en este lugar se
preservara de la presión islámica, al abrigo de Sierra Nevada. Su proximidad al
puerto de La Ragua fue sin duda decisiva para la construcción en sus
inmediaciones de la fortaleza medieval conocida como Castillo de la Caba.
En 1489 se incorporó a la Corona
de Castilla y en 1490 pasó a formar parte del señorío del Gran Cardenal de
España, formando el Marquesado del Zenete junto con siete pueblos más. Durante
la sublevación morisca, de 1568 a 1571, este pueblo fue uno de los que más
resistencia opuso a las tropas cristianas y, por consiguiente, fue uno de los
más duramente reprimidos.
MANUEL ANTONIO
El caso es que, a este paseo
por nuestra historia pasada y presente, me animó el que llegara a mis manos una
guía auspiciada por su ayuntamiento, en la que ha puesto todo su empeño el
agente sociocultural, Manuel Antonio Ruiz García, constituyendo un documento
imprescindible para el conocimiento y promoción de este terruño granatensis
cargado de historia, monumentalidad, paisaje y gastronomía, donde el agua es un
regalo fundamental, por sus dos ríos, Benéjar y Benabre, que han marcado la
vida de sus pobladores, siendo una de las fuentes naturales de riqueza de la
comarca, relacionada con el regadío histórico heredado de época árabe y con la
actividad minera que tiene uno de sus exponentes en la Fábrica de lavado de
mineral. Pero como no todo es trabajo, también ha aportado sosiego y descanso a
través de sus Baños árabes, usados durante muchos años y que continúan
existiendo, aunque con otros usos. En el epicentro descansa una iglesia de
estilo renacentista, construida encima de una mezquita, que acoge el artesonado
mudéjar mejor conservado de la Diócesis de Guadix, un archivo histórico con
documentos de su historia desde el siglo XVIII, así como uno de los campanarios
más altos de sus contornos.
Con el lema “Déjanos
sorprenderte”, Aldeire se nos descubre sintiendo especial orgullo y cariño por,
La Rosandrá, un área recreativa que se adentra entre castañares y alamedas
generando un paisaje de alta montaña, pero accesible para todo aquel que quiera
pasar un rato abrigado por la naturaleza, disfrutando de sus silencios y
sonidos que solo aquí se encuentran.
MOROS Y CRISTIANOS
A destacar dos festejos en
particular, uno que se produce en el último fin de semana de mayo en honor a su
patrona la Virgen del Rosario y, donde se realiza una representación de Moros y
Cristianos que nos recuerda nuestra historia. La gente se echa a la calle y
reciben con ilusión a visitantes y familia que esos días llenan el pueblo. Otro
día muy importante es el 25 de abril donde celebran San Marcos, con reparto a
todo aquel que los visita de roscos y queso realizados especialmente para esta
celebración y que consumen en un desayuno donde participa toda la comunidad
después de la procesión. Y ya que hablamos de comer, la gastronomía aldeireña con una notable herencia árabe en su
preparación y conservación, con productos que ellos mismos cultivan y cuidan: Migas,
Gachas, Arroz de Conejo, Potaje de Bolones, Roscos fritos, Buñuelos, Macarros
de aceite, son solo una muestra de su riqueza gastronómica, que solo aquí se
puede degustar, al abrigo de una historia, que es la nuestra, y de un paisanaje
deseoso de agasajar al visitante, que no quedará indiferente después de haber
visitado Aldeire
TÍTERES
Llegado éste momento en el que
mis botas chirucas han resistido, mis ojos impregnados de la belleza del
entorno y el estómago pleno, especial mención merece, la obra impresa que,
Manuel Antonio Ruiz ha dispuesto para la escena. Se trata de la representación
de “Moros y Cristianos de Aldeire”, obra de títeres en dos actos, con una
delicia de diálogos, que pretende satisfacer a la población infantil, de una
manera rigurosa con la historia y la tradición del lugar. Solo el nombre de sus
personajes, ya la hacen atractiva también para los mayores, que se han
encargado de mantener la tradición oral para que nada de esto se perdiera.
“El Moro Chico” es
lógicamente, Boabdil, al que acompaña en escena el emperador turco, “Amurates”;
“Barceló”, “El Duque de Arcos”, “Embajador”, inspirado en Bernardino de
Mendoza, “Garcilaso”, poeta y Guerrero inca que luchó en las Alpujarras, El Rey
cristiano representado por Felipe II, o “Tarfe”, personaje de la literatura
caballeresca. Se trata de una joya con argumento y diálogos entrañables, que
junto a la representación que llevan a cabo de la pugna entre moros y
cristianos, forman parte del patrimonio histórico y cultural de Aldeire, que en
estos días y gracias a estas nuevas ediciones, reverdece en todo su valor.
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