PRIMERA EXALTACIÓN A LA
SANTÍSIMA VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS.
GRANADA, 7 DE
SEPTIEMBRE DE 2024
Tito Ortiz. -
Cronista Oficial de Granada
La que habita en la carrera,
La Virgen de Las Angustias,
Solo esa Señora sabe
Que te estoy queriendo de
veras.
Esto que, podría pasar por un
piropo hecho oración, en realidad es una media granaína dedicada a nuestra
Patrona. Y no es más que, una demostración de como su omnipotente presencia,
está no solo entre nosotros, sino que la llevamos a la más alta cota de la expresión
artística y flamenca, tan presente a lo largo de la historia.
La Virgen de Las Angustias es
desde su presencia en Granada, algo indisoluble e inseparable de nuestro
sentir, en cualquier faceta de nuestra vida. Algo que comenzó hace cinco
centurias y, que cada vez está más arraigada en nuestros corazones y el vivir
cotidiano, desde aquel tiempo con la cristianización de Granada, a raíz de la
toma de la ciudad por los Reyes Católicos, se inicia la devoción granadina a la
Virgen de las Angustias, en una ermita ribereña cercana al puente del Genil, en
terreno de huertas. En esa ermita se veneraba un cuadro del pintor Francisco
Chacón, donado por la reina Isabel, con la imagen de la Virgen de las
Angustias.
La devoción fue en aumento y
por iniciativa de veinte hortelanos de los alrededores de la ermita, en 1545,
se fundó una Hermandad para rendirle culto. El libro de las Constituciones de
la Hermandad, fue aprobado por la autoridad eclesiástica el 26 de octubre de 1545
y su título era «Regla y luz de Ordenanzas de la Cofradía de las Angustias y
Transfixión de Nuestra Señora y de Santa Susana y Santa Úrsula». La Hermandad
era de devoción mariana y tenía un carácter abierto, exigiendo a sus miembros
ciertos requisitos de orden moral. Su sostenimiento corría a cargo de todos los
hermanos mediante el pago de las correspondientes cuotas.
La importancia de la Hermandad
fue en aumento, se le añaden nuevas reglas y el 7 de marzo de 1556 se convierte
la Cofradía Devocional, en Hermandad de Penitencia y de Sangre, que realizaba
procesión de disciplina pública y estación de penitencia el jueves santo por la
tarde. Se portaban dos imágenes, la de Cristo Crucificado, imagen que preside
la actual sacristía, y la de Nuestra Sra. de las Angustias. Este carácter
penitencial se mantuvo durante el resto del siglo XVI, potenciando la
veneración a Nuestra Sra. de las Angustias.
En el año 1567, por mediación
de D. Juan de Austria, hermano de la cofradía, Felipe II le concedió terreno
junto a la ermita, para edificar un hospital que no llegó a ser construido,
alzándose en cambio, una pequeña iglesia que se acabó en 1585.
Posteriormente en 1604, el
arzobispo D. Pedro de Castro la constituyó en parroquia aneja a la de Santa
María Magdalena y seis años más tarde, en 1610, la hizo parroquial
independiente y se colocó el Santísimo Sacramento.
La Virgen de las Angustias,
cuando sale en procesión,
los granadinos le piden
con mucha fe y devoción,
en su plegaria le dicen que no
les falte la paz
y en su regazo no olvide a su
querida «graná».
No podía faltar una referencia
a nuestra virgen, en el baile granaíno por excelencia: La Reja, y de esta
forma, su presencia en nuestro folclore se hace presente y patente. Granada,
Los granadinos y La Virgen de Las Angustias forman parte de un todo único en el
mundo por su importancia y trascendencia que la hacen diferente a cualquier
otro tipo de patronazgos.
El deseo de dotar a la
Hermandad de una naturaleza propiamente Hospitalaria se cumplió en 1674, fecha
en la que se terminó el hospital, «para cura y regalo de los pobres enfermos
hermanos de esta cofradía». Para su gobierno, se añadieron nuevos capítulos a
las constituciones de la Hermandad. En un principio fue un hospital para uso
restringido de los hermanos, pero más tarde amplió su labor asistencial y se
atendieron a otros muchos enfermos, cofrades o no. En este sentido hay que
destacar la gran función social que desempeñó la Hermandad y el gran prestigio
que consiguió con la labor desarrollada.
El elevado coste del
mantenimiento del Hospital, así como los muchos gastos y ocupaciones que
gravaban sobre la Hermandad, motivó la fundación de la primera sección de la
Hermandad, el Cuerpo de Horquilleros, creado en abril de 1678 a propuesta del
entonces Mayordomo, el Sr. Conde de Monte Suma y cuyas reglas fueron aprobadas
en diciembre de ese mismo año. Los Horquilleros debían costear la horquilla
mediante el pago de una determinada cantidad y eran los encargados de portar la
sagrada y venerada Imagen. El número inicial, fue de doce más el Decano,
ampliándose con seis nuevas plazas en 1683. Desde entonces se convirtieron en
elemento imprescindible en sus salidas procesionales, lo que le dio un notable
prestigio y la pertenencia a este Cuerpo se convirtió en un gran honor. En la
actualidad son más de mil setecientos los Hermanos Horquilleros., muchos de
ellos son también cofrades de otras hermandades de nuestra semana santa, en una
doble militancia que les honra.
A lo largo de los siglos, son
innumerables las oraciones y cánticos que engrosan el rico patrimonio musical
de la hermandad. Me detengo en uno al azar: El himno que, para su coronación
canónica, fue compuesto nada más y nada menos que por el gran compositor, Tomás
Bretón, con letra de Antonio de Zayas. Y ahí podemos decir que surge la gran
colaboración e identificación de los granadinos con su patrona, pues por
aportaciones individuales suman al acto, corona y manto para engrandecer a la
Patrona, colaboración que hoy se mantiene, para la obra social que lleva a cabo
la hermandad, de la que dependen más de 450 familias, en una prolongación de su
manto protector.
En el siglo XVIII, la
Hermandad alcanzaba la protección por parte de la Corona, desde que el rey
Fernando VI declaraba a la Hermandad de su Real Patronato, nombrándose Hermano
Mayor y vinculando esta gloriosa prerrogativa, perpetuamente en su real familia
y en su descendencia. El título de Real Hermandad, se aprobó el 26 de febrero
de 1747 y desde entonces el Rey es Hermano mayor perpetuo de esta Hermandad.
La ayuda de la Virgen de las
Angustias sobre Granada ha sido patente en todos los tiempos y ocasiones, desde
el siglo XVII el pueblo la aclamaba como su Patrona, pero era necesaria una
confirmación solemne de la Iglesia. De aquí nació en todos los granadinos el
deseo de pedir a la Santa Sede el reconocimiento oficial como Patrona de la
ciudad, gracia que fue otorgada por el Pontífice León XIII el 5 de mayo de
1887, siendo posteriormente coronada con gran solemnidad el 20 de septiembre de
1913. Ambos son hechos gloriosos dentro de la historia contemporánea de la
Hermandad y desde el citado 1887 la Hermandad puede considerarse Patronal, así
como su salida procesional y los cultos principales.
Esto es la oficialidad
resumida, pero la enjundia del asunto está en cada uno de los granadinos y
granadinas y el sentimiento de fervor hacia La Patrona, que constituye la
médula espinal de su amor por Ella.
En 1916 cuando se declara el
incendio en su camarín, la ciudad se vuelca en el suceso. Heroica fue la labor
del Benemérito Cuerpo de Bomberos y Zapadores de Granada. Lucharon contra el
fuego en la nave de la iglesia, mientras caían cascotes a su alrededor y se
temía el derrumbe de la cúpula central, de la que a la postre sólo se
desprendió el cupulín y con él trozos de viga en llamas. Las bombas, sin
embargo, no funcionaron bien, una por la limitación de su alcance (para tomar
agua del Darro, que aun discurría descubierto justo a la espaldas del camarín)
y la otra por la dificultad de su manejo. No faltaron tampoco soldados de
artillería e infantería, gracias a la pronta disposición del gobernador
militar, general don Ricardo Morales Vaquero, y representantes de Cruz Roja. Y
por supuesto, las autoridades, encabezadas por el alcalde don Felipe Lachica, y
junto a él el gobernador civil don Pedro Vitoria, el diputado a Cortes don Juan
R. Lachica, el presidente de la Diputación Provincial don Santiago Oliveras, el
teniente coronel de la Guardia Civil Sr. Domenech y el presidente de la
Audiencia don Ramón de las Cagigas, así como los concejales Sola, Victoria o
González Ortega, y los inspectores Carmona, López Contreras y Jiménez Abad.
Supervisaba las labores de extinción el ingeniero municipal Montes Garzón y
acudió también el conservador de la Alhambra don Modesto Cendoya.
Este desgraciado suceso, pasa
a formar parte también del cante popular, pues el cantaor, Frasquito Yerbagüena,
crea una letra por fandangos de Graná, que dice así.
Virgencita de Las Angustias
Vente conmigo a vivir
Mientras que los albañiles,
Arreglan Tú camarín.
La grandeza del patrimonio de
la hermandad, hace posible vislumbrar en el futuro, la posibilidad de un museo,
donde exponer tantas y tantas joyas documentales y artísticas, poniéndolas al
servicio de los ciudadanos, para su admiración y conocimiento. Parte de ese
patrimonio son las campanas de nuestra basílica, esas que el último sábado de
agosto, repicaron por segundo año consecutivo, anunciando a propios y extraños,
que septiembre llegaba cuajado de actos litúrgicos, dedicados a nuestra virgen
y en su honor.
Actos como nuestra ofrenda
floral, que repetiremos el próximo domingo 15, emulando aquella primera de
1982, que tuve el honor de transmitir en
directo para toda España, a través de la unidad móvil de Radio 80, subida a la
acera en la puerta de la Sacristía, y que prolongada en el tiempo, es tal su
éxito, que obliga éste año a la hermandad, a adelantar su horario a la diez de
la mañana, debido a la gran aglomeración de fieles e instituciones que cada año
se incorporan a esta actividad, que tanto engrandece las vísperas de la
procesión. Una ofrenda con singularidades únicas, como la participación de los
helicópteros de la Base Aérea, realizando una muy especial lluvia de pétalos, o
la colaboración del Cuerpo de Bomberos doblemente centenario, que, con su
escala, colocan en lo alto de la fachada basilical, un ramo de flores que
permanece en su lugar durante todo un año.
Una procesión en el último
domingo del mes, que se adueña de Granada, horadando sus calles en olor de
multitudes, con granadinos que viven durante el año a miles de kilómetros, pero
que ese día, no faltan a su cita con su Madre amantísima, desplazándose desde
cualquier lugar del mundo, para estar aquí y poder verla para coger fuerzas y,
esperar otro año en la diáspora sin poder contemplarla. Cogen las fuerzas
necesarias, para resistir doce meses sin poder ver a su Virgen de Las
Angustias.
Gerardo Aranda Taboada habla
así de los palieros: El Cuerpo de Hermanos Palieros, es una de las ramas que
componen la Hermandad. Este cuerpo es heredero de aquellos primitivos veinte
hortelanos que fundaran la Hermandad allá por 1545. Es el Cuerpo más pequeño,
cuenta con unos 180 miembros aproximadamente, caracterizado porque deben ser
preferentemente hortelanos o sus descendientes, todos ellos de la Vega de
Granada.
Nuestra función dentro de la
Hermandad, es participar activamente en todos los actos que se programan
durante todo el año y específicamente acompañar a la Santísima Virgen con el
palio o toldilla durante el desfile procesional y cubrirla en todos los momentos
que sea necesario. El palio es parte del trono de la Virgen, y no se puede
entender como algo independiente. Es especialmente bello ver salir a nuestra
Madre de su Basílica bajo palio el último domingo de septiembre.
El reducido grupo de camareras,
está compuesto por unas mujeres escogidas, para llevar a cabo el acto más
íntimo de nuestra Patrona: Su vestimenta, cuidado y aderezo. Se trata de un
cuerpo tan antiguo como la hermandad, conservado a través de los años, con las
más estrictas reglas, que constituye todo un privilegio para las damas que lo
componen, que llevan a cabo la labor más importante centrada en el rico ajuar
de La Virgen, con el resultado esplendoroso de su estética ante nosotros.
Hermanas cofrades, Mayordomos,
Oficiales y acólitos, completan las filas de un cortejo tan nutrido, que cuando
nuestra señora sale a la calle, a veces, el inicio de la procesión ya está de
regreso, lo que deja ver a las claras, la cantidad de componentes que forman en
sus filas, sin olvidar las eternas promesas, que en agradecimiento por los
favores recibidos nos acompañan, haciendo de nuestra procesión algo único e
irrepetible.
Y es que Señora, Granada te
adora, rociando el largo cortejo con vivas a Tú persona, que salen
espontáneamente de gargantas henchidas de amor a Ti. Mientras, en el interior
de la procesión se suceden los canticos en Tú honor, con la coral que lleva Tú
nombre, los rezos en voz alta, o esos que musitan entre labios anónimos,
aquellos que te adoran. Velas encendidas y pies descalzos, rubrican Señora el
agradecimiento eterno hacia Vos.
Una procesión Señora que, este
año, gracias a los buenos auspicios de nuestro arzobispo, José María Gil Tamayo,
en lugar de rodear incomprensiblemente la Catedral, a la llegada del cortejo,
entrará para hacer estación de penitencia en su interior por la Puerta del
Perdón, para salir por la de La Encarnación a la Plaza de Las Pasiegas, donde
la muchedumbre estará esperando para vitorearte, equiparando así la historia,
pues Tú fuiste parte importante y primigenia de nuestra semana santa.
En una Granada que para Tú
salida, se siembra de puestos con frutos que anuncian el otoño, como las
acerolas, almencinas, maholetas, azofaifas y membrillos. Con las afamadas
tortas de “La Virgen”, punto esencial de nuestra tradición gastronómica en
honor a Ti Señora de la ciudad y su archidiócesis.
Y llegado este momento Señora,
quiero rendir homenaje de admiración y respeto, a todos mis compañeros y
compañeras de los distintos medios de comunicación, prensa escrita, radio,
televisión y digitales, que no solo el día de la procesión o la ofrenda, sino
que, durante los actos de septiembre y todo el año, difunden a los cuatro
vientos la gran actividad religiosa y social que Tú hermandad lleva a cabo. Son
portavoces imprescindibles y necesarios para general conocimiento, de la
importante labor que, desde su Junta de Gobierno, se irradia a la sociedad, con
la diadema de Tú nombre, Santísima Virgen de Las Angustias.
Permíteme Señora que éste
viejo periodista, recuerde aquella década de los setenta del siglo pasado,
cuando llegué a la redacción del Diario Patria, y mí redactor jefe, José Luís
Kastiyo, - a quién cobijas bajo Tu manto desde hace unos días- me encargó la información
de Tu novena y procesión. Recuerdo que en 1981, cuando Melchor Saiz Pardo, me
llevó a Ideal, fui llamado al despacho del Subdirector, Antonio Márquez
Villegas, que en la mesa tenía una imagen tuya de buen tamaño, y lo primero que
me encargó, fueron unas cuantas páginas para el Cuadernillo especial que el
periódico viene editando desde hace tantos años, con motivo de Tú salida
procesional, así que de esta manera, incluida la transmisión de Tú cortejo para
Radio Popular de Granada, en mi actividad profesional durante cincuenta años,
Tú has sido también parte de mi trabajo, un trabajo que siendo para Ti, no lo
es, todo lo contrario, es otra manera más de disfrutarte y de creer en Ti.
Es tanto el amor que infundes
en todos nosotros que, solo con ver Tu imagen, se alegran nuestros corazones.
Uno de los primeros recuerdos que tengo de mi infancia, es de cuando llegaba a
mi casa del Alabayzín y veía Tu imagen representada en lata, clavada con cuatro
puntillas en la puerta. Es rara la casa de un granadino en la que no estés
representada, de una forma u otra. Ya no se lleva clavar en la puerta Tu foto,
pero en mi caso, por ejemplo, al abrir la puerta, lo primero que el visitante
observa es una hermosa foto tuya, reposando en Tu camarín. Hay quienes tienen
esculturas tuyas que cualquier habitación y de distintos tamaños. En mi patio –
entre el rosal y el jazmín - hay un plato de Fajalauza con Tu rostro. Te he
visto en los salpicaderos de los coches, en las carteras junto al carnet de
identidad, en los monederos, en las carpetas colegiales y como separador de
libros. Los granadinos necesitamos sentirte cerca y verte continuamente. Una
medalla, unos pendientes, una pulsera, un pin de solapa, cualquier cosa con Tú imagen
y cerca de nosotros.
Y a nuestros hijos, los
educamos en Tú culto. Mi mayor hizo la primera comunión a Tus pies, el pequeño
fue bautizado aquí y pasado por Tu manto. El caso es que desde que tienen uso
de razón, están acostumbrados a verte y a que estés en nuestras vidas, como el
resto de los granadinos, no es nada especial es lo que Tu te mereces de todos
nosotros.
Pero si yo tuviera que escoger,
alguna de las formas en que los granadinos profesamos nuestra fe en Ti y,
hacemos patente nuestro amor a todo lo que representas, optaría por esos
comportamientos casi anónimos que se dan en torno a tu figura. Hablo de esa
persona que en silencio entra sola a la Basílica, se arrodilla ante Ti, musita
una oración y se despide de la misma forma, sea la hora que sea. Esa otra que,
pasando por la puerta, no entra, pero se persigna y continúa su camino, o aquel
caballero que pasando por la Carrera, se quita el sombrero al llegar a Tu
puerta y continúa, pero mis ojos de niño, no olvidan unas imágenes irrepetibles
que sucedían ante Tu puerta, cuando el subteniente “Matajacas”, héroe de guerra
condecorado con la cruz laureada de san Fernando, bajaba de uniforme hacia la
basílica, a lomos de su jaca blanca, y en llegando a la puerta, el animal bien
domado, se giraba dando el frente a la fachada, doblando sus manos hasta quedar
de rodillas ante Ti, mientras el militar, erguido en la silla, se mantenía
durante unos instantes en el primer tiempo del saludo. En estos momentos
Señora, yo soy ese caballo blanco arrodillado ante Ti, dándote las gracias por
haber permitido que te haya exaltado. Siempre a Tus pies Señora y Amparo de
Granada.