JÓVENES VALORES, COMO ANTAÑO
El diputado de Agua, Promoción Agraria y Medio Ambiente,
Antonio Mancilla, junto al coordinador del capítulo de Granada de la Fundación
de Toro de Lidia y Patrono de la FTL, Fernando Navarro, y el director de la
Escuela Taurina de Motril, Jorge Azuaga, presentaron hace unos días el I
Circuito Provincial de Novilladas sin picadores de Granada.
Mancilla ha señalado que “la Diputación acogió este
proyecto con ilusión, asumiendo la Tauromaquia como una realidad social,
económica y cultural de nuestros pueblos. Este circuito es una oportunidad para
que los novilleros demuestren su valentía y arte en los ruedos y sirve para
fortalecer el vínculo entre el mundo rural y nuestras tradiciones. Desde la
Diputación, queremos seguir impulsando iniciativas que mantengan vivas estas
costumbres que forman parte de nuestra identidad, y que también promuevan la actividad
económica y turística en los municipios de nuestra provincia”.
Además, ha subrayado que “desde este equipo de gobierno
estamos comprometidos con la promoción de nuestros recursos agrarios y
medioambientales, y la tauromaquia es parte de ese equilibrio entre el respeto
a la naturaleza, el entorno rural y la cultura. Queremos invitar a todos los
ciudadanos a disfrutar de este evento y a apoyar a las futuras promesas del
toreo, quienes representan el futuro de esta gran tradición en nuestra
provincia”.
Esta iniciativa, pionera en Andalucía, ha sido impulsada
por las Escuelas Taurinas de la Provincia de Granada y el Capítulo de Granada
de la Fundación Toro de Lidia para apoyar a los novilleros sin caballos de la
provincia y que puedan sumar los festejos necesarios para debutar con picadores
y continuar con su profesión. En Granada, más de 30 pueblos celebran cada año
festejos taurinos, novilladas, corridas de toros, festivales y encierros,
siendo el epicentro arraigado de las fiestas de muchas localidades.
AQUELLOS NOVILLEROS
Tal iniciativa, me ha recordado aquellos tiempos en los que
no había escuelas taurinas donde formar a los novilleros, y todo se hacía a
golpe de talón, gastando suelas, hasta acercarse a la ganadería más cercana,
para esperar la venia del ganadero y saltar la tapia para dar unos pases,
teniendo en cuenta que en Granada no había ganaderías.
Mi compañero, y sin embargo amigo, Santi Lozano, redactor
de Ideal, me contaba emocionado en la cafetería del hotel Victoria, como
aquella tarde en Granada, cuando el toro lo cogió para matarlo y llegó a la
enfermería en parada, don Juan Pulgar, cirujano de la plaza, no se lo pensó dos
veces, y abriéndole el pecho, le metió la mano hasta el corazón, para darle
masaje cardiaco con su mano, y eso le salvó la vida.
Hubo otros tiempos en el toreo en el que, la celebración de
novilladas nocturnas era moneda corriente, donde se le daba la oportunidad a
los chavales que pretendían ser alguien en el mundo de los toros. Y no fueron
pocos los célebres matadores que tuvieron sus inicios en aquellos festejos,
celebrados en distintos cosos en noches de verano, sobresaliendo entre ellos
los de la vieja plaza de toros de Vista Alegre en Madrid. Pero Granada también
tuvo esas sesiones, durante las cuales hacían su agosto los vendedores de
refrescos por los tendidos, que también te ofrecían los números de una rifa a
celebrar al arrastre del tercer novillo y que, por lo general, tenía como
premio un jamón. De aquellas novilladas de promoción en el coso de la Avda del
Doctor Olóriz, durante los años cincuenta y sesenta, recuerdo con nostalgia
actuaciones como las de “Carriquito”, que solía iniciar sus faenas de muleta,
de rodillas sobre la montera en la boca de riego, lo que hacía que el cirujano
de la plaza, don Juan Pulgar, se preparara para salir expedito de su burladero
hacia la enfermería, temiéndose lo peor. Fue el doctor Pulgar un salvavidas
para muchos toreros de aquellos tiempos, incluso del propio Manuel Benítez “El
Cordobés”, cogido en nuestra plaza de malas maneras al poner un par de
banderillas cortas, de cuyos resultados se dijo en aquellos tiempos, que, si no
hubiera caído en las manos del milagroso médico, no las hubiera contado.
SOÑANDO CON SER FIGURAS
Fueron dos décadas de novilladas nocturnas en Granada, con
la participación de infinidad de chavales que soñaban con ser figuras del
toreo, ayudados por veteranos vestidos de plata que, como buenos subalternos,
ponían su experiencia al servicio de la juventud taurina de la ciudad
alhambreña. Recuerdo con especial cariño a los hermanos Cambil, que por la
mañana vendían en la plaza frutas y verduras, y por las tardes y los fines de
semana enseñaban los secretos de la profesión a los aspirantes, entre los que se
encontraba, Paquito Cagancho. En el taller de su padre en la calle Ancha de La
Virgen, se tapizaban los coches, antes de que vinieran las modas de comprar
fundas para los asientos, y allí su progenitor y el mío, amigos desde la
infancia, hablaban de toros sin parar. Santi Lozano, periodista, otrora
caballero legionario, mostraba su arrojo en leal competencia. Corregía defectos
a los chavales, Joaquín García, que a la postre sería responsable de los
corrales durante muchos años. Carvajal comenzaba a rejonear, el Zoilo se medía
con El Taranto. Pepete de Albondón con “El Espontáneo” y “El Fuenterino” y
todos queriendo alcanzar a Curro Montenegro, que ya sonaba como futuro torero
de postín. Torcu Varón, El Niño del Cañaveral y Manolo Segura apretando, junto
a una nómina interminable de buena gente que hicieron de los años sesenta, una
Granada taurina para el recuerdo, junto a Saleri, El Extremeño, El Ruilo y
tantos otros. Por cierto, en aquellos años, los domingos que salía la Virgen de
Las Angustias, siempre se daba una corrida de toros en Granada, con máximas
figuras en los carteles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario