CINCUENTA AÑOS DEL
INSTITUTO DE ASTROFÍSICA EN GRANADA.
Tito Ortiz.-
Dicen los que de esto saben
que, Granada siempre ha mirado a las estrellas y las ha estudiado. Por no
remontarnos muchos siglos atrás, durante la dominación árabe, vivieron muchos
astrónomos granadinos o ligados a Granada dignos de mención: entre ellos
Uach-Nafih, nacido en 1096, célebre matemático, o Benalbana el Granati, de
origen granadino y nacido en Marruecos, que publicó obras matemáticas hasta
hace poco estudiadas en Fez. En Baza nació Alcalsadi, viajero inveterado que
destacó en aritmética y acabó sus días en Túnez. De notable capacidad creativa
y crítica, Benasamh el Muhandis (siglo X) se dedicó a la investigación y
enseñanza. Escribió dos obras sobre el astrolabio, un comentario sobre
Euclides, obras de geometría y, sorprendentemente para la época, se dedicó
también a la historia de la Física.
Aunque bajo el influjo de las
navegaciones el interés por la investigación astronómica perduró entre los
siglos XVI y XVII, la expulsión de los árabes y judíos rompió la tradición de
estudios en Astronomía y creó un vacío ocasionado por las dificultades socioeconómicas,
las guerras internas y el desprecio de las autoridades por las ciencias en
general.
LA NUEVA ERA
En lo que a Granada se
refiere, el CSIC había venido apoyando desde los años sesenta un intento
llevado a cabo por la Compañía de Jesús, propietaria del Observatorio de
Cartuja. Este observatorio, fundado en 1902, disponía en esa época de una
estación de montaña situada en Sierra Nevada, en el Mohón del Trigo, a 2.605 m
de altitud, que contaba con un pequeño telescopio Cassegrain de 32 cm de
apertura que era utilizado conjuntamente con el Royal Greenwich Observatory
(RGO) (Reino Unido) para llevar a cabo estudios de fotometría estelar. Disponía
también la estación de un fotómetro automático, propiedad del Max Planck
Institut für Aeronomie de Lindau (Alemania), cuya finalidad era la de
proporcionar medidas de las emisiones del oxígeno atómico atmosférico para
estudiar los fenómenos de luminiscencia nocturna.
En 1972 se estableció un
convenio entre la Compañía de Jesús y la Universidad de Granada, en virtud del
cual el Observatorio de Cartuja pasaba a depender de la propia Universidad,
convenio que continúa vigente en la actualidad.
Hasta 1975 se habían llevado a
cabo en el Observatorio de Cartuja tres tesis doctorales y cuatro de
licenciatura. En esa época, se había convenido ya la creación del Centro
Astronómico Hispano Alemán de Calar Alto (Almería), a la vez que habían sido
establecidas las bases para la construcción del Observatorio de Pico Veleta,
estación de observación del Institut de RadioAstronomie Millimetrique (IRAM),
en una zona próxima a la estación del Observatorio de Cartuja.
La propuesta de creación del
IAA, realizada por el CSIC en Julio de 1975, tomaba en cuenta esta situación y,
apoyándose en ella, asumía, como uno de los factores clave para que el nuevo
Instituto pudiese adquirir una personalidad científica, la necesidad de
disponer de medios propios de observación que, aunque modestos, pudieran
permitir la realización de programas intensivos sobre líneas de investigación
propias. Ello permitiría una notable independencia de criterios, así como una
optimización del uso de los grandes telescopios accesibles en otros
observatorios una vez que los medios observacionales propios hubiesen sido
usados hasta el límite de sus posibilidades.
Después de múltiples
dificultades, en febrero de 1976, el IAA encuentra una sede provisional en el
Palacio de la Madraza de Granada, edificio en el que Yusuf I creó en el siglo
XIV la primera "Madraza" árabe, traducción islámica del concepto de
Universidad al uso en la Europa cristiana, y que fue remozado posteriormente en
función de los diferentes usos a los que fue adscrito a lo largo de la
historia. En esta sede provisional el IAA continuó creciendo poco a poco en
personal contratado y becario, resolviendo con buen ánimo las muchas
dificultades que en cada momento surgieron y llevando a cabo un trabajo que
nadie duda en calificarlo como excelente, a la vez que enormemente generoso.
En 1978, el IAA se trasladó,
también de forma provisional, a uno de los edificios que el propio CSIC posee
en Granada, situado dentro del complejo de la Estación Experimental del Zaidín
(EEZ).
La necesidad de poseer unas
instalaciones observacionales propias se concretó en sendas negociaciones con
el Royal Greenwich Observatory (RGO) y el Observatoire de Nice que finalmente
fructificaron en sendos convenios entre el CSIC y el Science & Engineering
Research Council (SERC) inglés, por una parte, y el propio CSIC con el Centre
Nationale pour la Recherche Scientifique francés, por otra. Así, el CSIC se
comprometía a la construcción del Observatorio de Sierra Nevada (OSN) en la
falda del Pico Veleta y las instituciones extranjeras en contrapartida cedían
sendos telescopios, de 60 y 75 cm respectivamente, para ser instalados en dicho
observatorio y ser explotados conjuntamente. Esta situación llevaba consigo
también la necesidad de que el IAA hubiera de procurarse nueva instrumentación,
parte de la cual sería desarrollada dentro del propio Instituto.
AL DÍA DE HOY
En pocos meses se cumplirán
cincuenta años de esta hazaña granadina llamada, Instituto de Astrofísica, que
cuenta con el reconocimiento mundial de sus profesionales, avalados por la
ingente cantidad de proyectos en los que participan, a veces, poco divulgados
dada su importancia internacional. De entre sus líneas de investigación
actuales destaco: Agrupaciones
Galácticas y Física del Universo Oscuro, Astrofísica Robótica y de Altas
Energías, Evolución de Galaxias, Física de estrellas de Baja Masa, Planetas y
Cuerpos Menores, por solo dar una pequeña muestra. Sus continuas colaboraciones
con la NASA y otras agencias espaciales organizaciones afines a nivel mundial,
no hacen más que corroborar la importancia de nuestro Instituto y su personal
más que cualificado. Feliz Cincuentenario.
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