ARTE GRANADINO
Tito Ortiz.-
Coinciden en el tiempo ahora
mismo, dos exposiciones de esas que merecen más de una visita. De un lado está
la instalada en el Museo de Bellas Artes, en el palacio de Carlos V alhambreño,
en la que se puede admirar un ramillete de obras imprescindibles, para
comprender la importancia artística y trascendencia de Torcuato Ruiz del Peral,
el artista nacido en Exfiliana, (1708-1773) fue el último gran escultor del
barroco granadino y, uno de los maestros que mejor encarna la pervivencia de la
tradición en la escultura española del siglo XVIII, en un momento en el que el
progresivo avance del academicismo iba a poner en jaque el arte del último
barroco.
La temprana llegada a Granada
de Ruiz del Peral, en torno a 1722, y su ingreso como aprendiz en el taller de
Diego de Mora fueron, sin duda, dos factores determinantes que le
proporcionaron una sólida formación y marcaron el rumbo de su obra. El estudio de
los expresivos modelos de José de Mora y su admiración por el virtuosismo
técnico de Pedro de Mena resultaron, asimismo, fundamentales en la conformación
de su estilo.
La reciente celebración del
250º aniversario de su muerte constituye una ocasión propicia para recordar al
maestro a través de una exposición monográfica que ofrezca un retrato más veraz
de su figura y de su legado artístico, a la luz de las últimas aportaciones
historiográficas.
UNA OCASIÓN ÚNICA
La exposición, titulada como
“El Otoño del Barroco”, está conformada por una treintena de obras procedentes
de diferentes instituciones eclesiásticas y colecciones públicas y privadas,
articuladas en cinco secciones o unidades temáticas: De Exfiliana a Granada: un
escultor en la estela de los Mora, La pervivencia de la poética canesca, La
retórica del dolor, El triunfo de la santidad barroca y, La devoción doméstica
y la estética de lo diminuto.
La muestra está comisariada
por Manuel García Luque, se puede visitar en las salas VIII, IX y X y está
conformada por una serie de piezas procedentes de diferentes museos,
instituciones eclesiásticas y colecciones privadas. La reunión de algunos de
los hitos más significativos de la producción de Ruiz del Peral ha permitido
explorar su universo creativo, valorar su obra en el contexto artístico de su
época y profundizar en otras cuestiones de no menor interés, como su formación,
su relación con la clientela o la cultura visual y literaria que inspiró
algunas de sus mejores creaciones.
La capacidad creadora de Ruiz
de Peral le valió el favor de las principales instituciones religiosas y la
clientela privada, que lo auparon a una posición de privilegio en el panorama
de los talleres granadinos del XVIII. Especialmente significativos resultan sus
trabajos para diversas parroquias de la ciudad, así como la importante serie de
obras realizadas para diversas órdenes religiosas como los franciscanos y los
jesuitas. La exposición está compuesta por 34 obras, de las que ocho
corresponden a otros artistas como Alonso Cano, José y Diego de Mora o Benito
Rodríguez Blanes.
Entre las piezas destacan San
José con el Niño, de la parroquia de San José, Santiago Matamoros de San Gil y
Santa Ana, San Miguel de San Justo y Pastor, la Dolorosa del Sagrario, San
Antonio de la Abadía del Sacromonte, el Crucificado de la iglesia Mayor del
Algarinejo, Estigmatización de San Francisco en Nuestra Señora de la
Encarnación de Loja, San Jerónimo del monasterio del mismo nombre y, por
último, la Soledad de la catedral de Guadix, entre otros muchas. Suban a La
Alhambra y no se la pierdan.
EN EL HOSPITAL
La otra exposición a la que me
refiero es, la que nos da la oportunidad de comprobar, la buena restauración
que se está llevando a cabo en el Hospital de San Juan de Dios.
La Alhambra se declaró como
Patrimonio Mundial de la UNESCO, en 1984, en la 8ª Sesión del Comité del
Patrimonio Mundial en Buenos Aires, siendo uno de los cinco primeros monumentos
españoles en obtener este reconocimiento. Y diez años después, esta Declaración
se hizo extensiva al barrio del Albaicín.
Para conmemorar el cuarenta y
el treinta aniversario de estos importantes hitos patrimoniales, el Patronato
de la Alhambra y Generalife y la Asociación cultural Granada Artística, han
organizado una exposición con más de un centenar de piezas procedentes de las
colecciones de la propia Asociación cultural Granada Artística y de Casa
Ajsaris que, ilustran la fascinación que ambos conjuntos ejercieron sobre los
pintores locales y foráneos. Adrián Contreras-Guerrero, María Dolores Santos
Moreno y, Juan Manuel Segura Bueno se han encargado de comisariar esta
magnífica muestra, en la que el visitante podrá admirar, la tremenda influencia
que nuestro principal monumento y barrio más emblemático, han ejercido sobre
pintores venidos de muchas partes, que se han rendido a su belleza, sin
olvidarnos de los locales enamorados de su encanto.
Los pintores se acercaron a
los suntuosos espacios interiores de la Alhambra desde distintas actitudes, y,
mientras Gómez Mir o López Mezquita prefirieron representarlos vacíos de
presencia humana, concentrados en sus propios valores, otros muchos artistas
optaron por concederle un papel protagonista a sus supuestos moradores. Si bien
la Alhambra fue el escenario ideal para los personajes orientales, el Albaicín,
con su intrincada red de callejones y sus innumerables rincones llenos de
encanto, siempre concurridos por castizos personajes, se convirtió en el
escenario perfecto para la pintura costumbrista. En las imágenes de esta
sección aparecen arrieros, lavanderas, aguadoras, parejas pelando la pava y
mujeres despiojándose que subrayan el carácter popular del barrio. En este
sentido, hubo pintores que concedieron la máxima importancia a sus figuras,
normalmente, situadas en cármenes o casas moriscas cuya decadencia es un
elemento poético más de la composición.
Es una ocasión única para ver
estas obras juntas. Si me hacen caso y van a verla… repetirán.
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