domingo, 29 de junio de 2025

 

Correos en construcción en 1954. Ideal.

PALACIO DE COMUNICACIONES DE GRANADA

 

Tito Ortiz.-

 

Esto de ir cumpliendo trienios es lo que tiene que, con los años, ves cómo se construyen nuevos edificios, incluso con un poco de suerte ves también como se derriban, o como cambian de uso.  Lo cierto es que, ahora que la Diputación Provincial muestra su interés por el edificio de correos en Puerta Real, yo me acuerdo del edificio de correos que había cuando yo era niño: Estaba en lo que ahora ocupa la plaza de Isabel la Católica, y nosotros íbamos todos los días a recoger a mi abuela Juana a las 22:00 h de la noche, porque trabajaba allí. Tenía un turno partido muy raro, entraba a trabajar a las 6:00 h de la mañana, salía como a las 9 que es cuando abrían las oficinas y luego, entraba a trabajar a las 18:00 h de la tarde y salía a las 22:00 h de la noche, eso incluidos los sábados y domingos. La abuela sobrevivía por la mañana, gracias al café que se tomaba antes de entrar, bien en El Café Fútbol, o en el de Bibarrambla, porque ambos abrían a las cinco de la madrugada, precisamente para estos funcionarios de correos.

Aquel edificio antiguo de correos que era el fondo de la Gran Vía, si se viene desde el Triunfo, para mí tenía aquel significado de ir todas las noches de la mano de mi madre a recoger a la abuela que salía de trabajar y, sobre todo, porque era donde nos colocábamos para ver venir el día 5 de enero la cabalgata de los Reyes Magos. Recuerdo estar a las puertas de ese edificio de correos y, cómo avanzaba la cabalgata en aquellos tiempos, una cabalgata muy probetica, escuálida, en la que los Reyes Magos venían a caballo. Pues ese edificio yo tuve la suerte de verlo desaparecer y, digo la suerte, como testimonio histórico nada más. Recuerdo que aquellos buzones que había en la fachada, que eran de bronce, unas fauces de León donde tú metías las cartas para que fueran mataselladas y llevadas a su destino, se aprovecharon y aquellos leones se instalaron en una Estafeta de correos que, la Alhambra tenía justo al lado de la Iglesia de Santa María de la Alhambra. Son recuerdos de mi niñez.

PUERTA REAL CON GANIVET

De esa misma manera tengo que decir que, el edificio que hoy conocemos de correos, el llamado entonces Palacio de Comunicaciones de Granada, pues tuve la suerte de que también mis ojos de niño pudieran verlo nacer, gracias a que aquí en Granada las cosas de palacio -como es bien sabido- van despacio, o muy despacio. Dado que el proyecto primigenio databa de 1934 y, el asunto se fue dilatando tanto, tuve la oportunidad de que mis ojos de infante estuvieran presentes en su inauguración en 1958. Yo vi desde el solar hasta la primera empalizada a modo de andamio y posteriormente su construcción. Allí trasladaron a mi abuela a trabajar también y allí fue donde se jubiló.

El edificio de correos que hoy conocemos fue de los más modernos de la época, diseñado por los arquitectos, Joaquín Otamendi y Luís Lozano, con un patio de operaciones extraordinario, con las ventanillas para atender al público y, unos buzones tanto en la esquina fachada de Puerta Real, como en la calle de Ganivet donde también, ahí tenía acceso el furgón de correos, no solamente de los repartos de todas las cartas, sino, el que iba y venía de la estación de ferrocarril, para recoger las sacas de las cartas y los paquetes. En Ganivet tenía su entrada al garaje, en una puerta lateral que era podríamos decir, la puerta de servicio por donde entraban los trabajadores.

En el momento de su inauguración, el flamante palacio de comunicaciones granadino fue todo un toque de modernidad para nuestra ciudad, que la puso al más alto nivel de las instalaciones análogas en la piel de toro. No podemos olvidar que algo así ya se comenzó a proyectar en pleno siglo XIX, cuando se buscaban soluciones, sobre todo de espacio, para las instalaciones existentes, como la del antiguo convento de San Francisco el Grande en la calle san Matías, hoy sede del MADOC, que estuvo prestando sus servicios desde 1835 a 1893, cuando toma el relevo el edifico desaparecido de la hoy llamada plaza de Isabel La Católica.

ALACENA Y TOROS

Aun así, y a pesar de la inauguración del palacio en Puerta Real, han sido numerosas las estafetas que han seguido funcionando, pues recuerdo con cariño la existente hasta los años setenta, en la plaza del Padre Suárez, frente al monumento al actor Isidoro Maiquez, que hoy conocemos como “Alacena de Las Monjas”, gracias a la recuperación histórica que hizo de aquel lugar, mi añorado, Juan Conde, que estuvo semanas sacando cascajo, hasta descubrir el aljibe árabe escondido en el sótano que hoy es flamante comedor.

En el edificio de correos de Puerto Real, conocí a gente tan extraordinaria como Antonio, aquel mozo de espadas que trabajaba en correos pero que, además, en los bajos en unas dependencias le permitían tener los vestidos de torear, muletas y capotes, estoques, todo lo que un mozo de espadas debe aportar alquilándolo  a la novillería del momento y, por una puerta estrechita que da a la Acera del Casino, por allí accedían los novilleros a probarse los vestidos con los que iban a torear al día siguiente, o al domingo siguiente. Antonio, fue un hombre que colaboró mucho con la novillería de la época, estoy hablando de los tiempos de Rafael Mariscal o de Miguel y Curro Montenegro.

La Diputación -si lo compra- se lleva un pedazo de la historia moderna de Granada. Ojalá que su uso engrandezca esta ciudad que tanto se lo merece.

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