FELIZ CUMPLEAÑOS
MAESTRO
Tito Ortiz.-
No todos los días se cumplen
149 años. Lo bueno de haber sido un artista universal es que, nunca mueres por
muchos años que pasen desde tú nacimiento, si la obra que creaste perdura en el
tiempo para honor y gloria de tú nombre y, además, sirve de base y referente
para otros creadores, sin olvidar a los cientos de miles que esas partituras
hacen felices con el solo hecho de poder escucharlas y admirarlas. Y eso es lo
que ocurre con el maestro Falla, su obra y trascendencia que sigue sirviendo de
inspiración para tantos otros creadores, soportando con total vigencia el duro
paso del tiempo, como si hubiera sido creada en estos días, algo solo al
alcance de un genio de su tiempo que, supo adelantarse al futuro hasta el punto
de lograr absoluta vigencia en la actualidad. Su inacabada Atlántida así lo
atestigua en la versión que nos ha llegado post mortem de su alumno preferido, Ernesto
Halffter.
Manuel María de los Dolores
Clemente Ramón del Sagrado Corazón de Jesús Falla y Matheu, nació el 23 de
noviembre de 1876 a las seis de la mañana en el domicilio familiar de la plaza
de Mina n.º 3, en Cádiz. Fue el hijo mayor del matrimonio formado por José
María Falla Franco, un acomodado comerciante de origen valenciano, y de María
Jesús Matheu Zabala, proveniente de una adinerada familia industrial catalana,
aunque ambos eran de la tacita de platas. Tuvo cuatro hermanos: José María
«Pepito» (nacido 2 años después que Manuel), María del Carmen (seis años más
joven), Servando y Germán, los dos últimos eran gemelos y 13 años menores que
él. Lo bautizaron en la iglesia católica de Nuestra Señora del Rosario el 26 de
noviembre. Los fallecimientos de su abuelo materno en 1884, su tía Magdalena
durante la epidemia de cólera de 1885, y sus hermanos Pepito en la misma época
y Servando al poco de nacer en 1889, lo impactaron enormemente. Se dice que
Manuel contrajo tuberculosis en su infancia. Todo ello, unido a su débil
complexión, hizo que desarrollara una obsesión por la limpieza y miedo a
contagiarse y enfermar.
LO MÁS CONOCIDO
Entre sus obras más célebres
se encuentran la pantomima El amor brujo, el ballet El sombrero de tres picos,
las Siete canciones populares españolas para voz y piano, la Fantasía Bética
para piano y Noches en los jardines de España, todas ellas compuestas al
regreso de su estancia en París. Además, compuso la ópera La vida breve, una
ópera para marionetas, El retablo de Maese Pedro, el Concierto para clave y
cinco instrumentos, varias zarzuelas (aunque la única que se representó fue Los
amores de la Inés) y varias obras vocales, para piano y música de cámara.
Con el paso del tiempo sigo
prefiriendo el Concierto para Clave pero, ya saben que, yo soy un tipo bastante
raro y malafollá, así que no me hagan caso y disfruten de la música de Falla en
toda su magnitud pues, no hay nada des aprovechable en su creación, ni siquiera
esas zarzuelas que nunca llegaron a estrenarse.
El poder de su música y su
vasta formación, le llevaron a ejercer una gran influencia sobre el Grupo de
los Ocho y la Generación del 27. El Archivo Manuel de Falla, en el auditorio
que lleva su nombra, guarda numerosas fotografías, cartas, partituras,
manuscritos y otros documentos del compositor, que así lo atestiguan pues no
hay que olvidar que, a los doce años, sus intereses eran principalmente la
literatura y el periodismo. En 1888, junto con un grupo de amigos, fundó y
dirigió la revista literaria casera El Burlón y, en 1891, participó en una
segunda titulada El Cascabel, que también terminó dirigiendo. En esa época, se
especula que compusiera una ópera en cuatro actos llamada El conde de
Villamediana, de la que no se conserva la música, pero sí el libreto, que
estaba inspirado en obras del Duque de Rivas. Alrededor de 1892, cuando tenía
16 años, compuso su opus n.º 1, Gavotte et Musette para piano. A los
diecisiete años, según confesó el propio Falla en una carta en 1928 a su
biógrafo y amigo Alexis Roland-Manuel, decidió que su vocación era la música.
GRANADA
En 1919 vino a Granada, donde
entabló relación con Antonio de Luna García, Federico García Lorca, Miguel
Cerón, Fernando de los Ríos, Hermenegildo Lanz y Manuel Ángeles Ortiz, entre
otros, y pudo conocer con mayor profundidad el flamenco y el cante jondo. En
1939 y finalizada en España la Guerra civil, se trasladó a Argentina, donde
vivió hasta su fallecimiento en 1946. Pero su conocimiento del flamenco había
comenzado en 1901, cuando conoció a Felipe Pedrell, quien fue una notable
influencia en su posterior carrera, ya que despertó en él el interés por el
flamenco y, en especial, por el cante jondo. Pedrell impartía clases en el
Conservatorio y el Ateneo. Melquiades Almagro, un rico amigo de Falla, pagó las
lecciones que recibió de Pedrell. Ese año Falla también compuso Cortejo de
gnomos y Serenata, ambas para piano. El 12 de abril de 1902 se estrenó Los
amores de la Inés, la única de sus zarzuelas que se representó, en el Teatro
Cómico de Madrid y tuvo veinte actuaciones, realizadas por la compañía de Loreto
Prado y Enrique Chicote. Ese mismo año conoció a Joaquín Turina y Federico
Chueca, que lo ayudó y apoyó sus zarzuelas, y la Sociedad de Autores publicó
Vals-Capricho y Serenata andaluza. De esta manera, cuando llegó a Granada, no
es extraño que fuera uno de los impulsores del primer concurso de cante jondo
de toda la historia, porque su amor por el flamenco yan venía de antes.

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