martes, 27 de junio de 2017
ABANICOS Y SOPLAORES
ABANICOS Y SOPLAORES
Tito Ortiz.-
Con éste verano de frío, que desde Mayo estamos pasando, nuestros políticos están cada uno a lo suyo, sin mirar a los votantes, o sea, a los sufridores. Al pepé, con mantener a Rajoy a flote de la corrupción, ya no le quedan fuerzas para gobernar, si es que a lo que están haciendo se le puede llamar así. El pesoe, con zurcir los rotos internos, y decir que ha renacido tras el congreso 39, lo tiene todo hecho. Ciudadanos, con atender a izquierda y derecha para ver donde se sitúa, de cara a unas próximas elecciones generales, consume todas las horas del día. Los chicos y chicas de Podemos, con vigilar atentamente los cambiantes postulados de su líder, para no ser depurados, ya tienen bastante. Ellos que inventaron la democracia y vienen a salvar la Patria, no tienen tiempo para más. Los de izquierda hundida, ni están, ni se les espera. Por eso los nacionalistas campan a sus anchas. Los vascos pactando por dinero, los canarios arrimándose al sol que más calienta, y los catalanes, con el uno de Octubre en sus cabezas, sin pensar que están abocados al fracaso más estrepitoso, porque a quién se le ocurre, poner el referéndum el glorioso día del caudillo, fiesta nacional durante tantos años, y actualmente, para los nostálgicos que defienden el Valle de Los Caídos, como su cortijo particular.
Así que todos tan ocupados, nadie ha reparado en que nuestros hijos y nietos, se cocían a fuego lento en las aulas ayunas de climatización. Los golpes de calor y los desvanecimientos, han requerido incluso la evacuación de escolares a un tanatorio, como si de un mal presagio se tratara. Las clases de matemáticas o historia, se han convertido en iniciación a la papiroflexia, para con las hojas de las libretas, autofabricarse gorros y abanicos. Algo muy constructivo y necesario, pero que ha restado horas lectivas de unos planes de educación, que por cambiantes en los últimos decenios, los están convirtiendo en ilustres ignorantes. Hasta ahora, estábamos acostumbrados a que en invierno, faltara la calefacción de manera puntual en algunos centros. Ahora el aire acondicionado en todos. ¿Cómo es posible, que anunciando desde hace años las olas de calor por el cambio climático, se sigan construyendo los centros de enseñanza sin aire acondicionado? Pues muy sencillo: Porque sus señorías están a lo suyo, sin atender a las necesidades del pueblo que los vota, y que lo primero que hace al meter la papeleta en las urnas, es ponerles un sueldo en la mano, que para mí lo quisiera, y un aparato climatizador en su despacho. Y si ellos no pasan ni frío ni calor, ¿Qué van a saber de la gente? A ellos solo les interesa que no nos olvidemos de votarlos, lo demás son tonterías. Nos quejamos de vicio. Los ciudadanos, debemos asistir más a los mítines, y estar menos pendientes de nuestros hijos y nietos. Si los chiquillos se derriten en las aulas, que le vamos a hacer. Son fuertes y están en edad de sufrir, para que sepan el día de mañana lo que cuesta llegar a ser un buen político. La mayoría de ellos va con chaqueta y corbata, y no se queja. ¿Para cuándo un escarmiento? Corrámoslos a gorrazos.
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