martes, 17 de octubre de 2017
AMAGUEMOS, DIJO EL SEÑOR
AMAGUEMOS, DIJO EL SEÑOR
Tito Ortiz.-
La técnica del amague, la inventé yo hace años, antes de morir, para prolongar los procesos, y aparentar que pasaba algo, cuando en realidad, lo único que sucedía es que nada había cambiado. Así prolongué mi agonía, hasta ver que todo estaba donde debía, o sea, en su lugar descanso. Pero me han salido alumnos muy aventajados que no dejan de sorprenderme, unos por su jeta, y otros por su torpeza. Yo recomiendo a la clase política granadina, y al PP en particular, que estén ojo avizor, porque cuando Luis Salvador se aburre en Madrid, se viene y monta una rueda de prensa en la que una vez más apunta, pero no dispara. Ya lo dijo Manolo Escobar hace muchos años. Sabido es que Albert Rivera cuando lo fichó, no sospechaba nada de la ambición de este cordobés, que dejó al PSOE en la gloria, para complicársela al catalán. Y es que Luis Salvador es como Belén Esteban: Por una foto matan. Venir a reprobar a Cuenca, habiéndolo anunciado hace un año con foto de Sebastián Pérez, es de estar muy desocupado. Reprobar a Cuenca por encausado, con la ayuda de un partido que tiene a seis, es de un rostro granítico que hoy día está al alcance de muy pocos. Yo le aconsejo al cordobés Luis Salvador, que antes de tomar estas iniciativas, hable con su jefe, Albert Rivera, y si no, con su responsable en Andalucía, que cada vez que se encuentra en la prensa con una patochada de éstas, comprende lo tranquilos que se quedaron en el pesoe, cuando Salvador se fue. A enemigo que huye, puente de plata. A veces la ambición política – tan legítima por otra parte – puede convertirse en una patología que necesita tratamiento. Yo que él, me lo haría mirar, y si ya lo ha hecho, por favor que no deje la medicación.
Otro artista del amague, es el sacrificado del procés, señor Puigdemont de todas las cataluñas habidas y por haber, que tiene los grandes bemoles de, en un mismo discurso y a renglón seguido, declara la república en Cataluña y la suspende temporalmente. Mis admirados y nunca bien adorados, Tip y Coll no lo hubieran hecho con más ingenio y destreza. El arte de amagar de este individuo de peinado de sacristán, con mirada turbia al suelo, es tan solo comparable con el de un gallego que nos desgobierna, que, para no perder la acreditada tradición de su pueblo, nunca sabes si viene o va. El de Santiago de Compostela, enarbola el artículo 155 de la Constitución, y cada vez que parece lo va a aplicar, echa mano de la destreza del abanderado y tremola el pendón de Castilla, pero sin que roce el suelo. Lleva a cabo las piruetas y los saltos más arriesgados, pero la bandera no se le cae de las manos, y nos tiene como la canción. Un pasito palante, un pasito patrás. Y el 155, para acá y para ya, menos para Cataluña y sobre la cabeza de Puigdemont y los suyos, que es donde debería estar hace ya mucho tiempo, sobre todo para impedir que, el taciturno Puigdemont y la bancada vikinga de la CUP salida de un anuncio de comida rápida para oficinistas, se hagan con toda Cataluña, cuando en realidad, y siendo muy generosos, solo cuentan con un 28% del pan tumaca. Querido lector, si cuando lea este artículo, Cataluña ya es república, habremos tenido la suerte de que, una parte de España ha dejado de amagar.
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