martes, 30 de enero de 2018

ALCÁZAR GENIL

ALCÁZAR GENIL Tito Ortiz. - Sabido es que, en nuestra ciudad, das una patada en el suelo y aparece una necrópolis de la época que desees. No hay más que hacerse con una espiocha y prepárate una buena espuerta porque piedras milenarias y huesos te llevas a ciencia cierta, por eso la construcción de los túneles para el metro no iban a ser una excepción. La estación subterránea de Alcázar Genil es buena prueba de cuanto argumento, ya que en esos terrenos pasaba la madre de Boabdil unos ratos inolvidables, y antes que ella ya lo hicieron los romanos. Yo tengo uno de mis primeros recuerdos de infancia en esa zona, cuando por la noche y en silencio, veíamos los chiquillos pasar a los toros de la ganadería de Pelayo, acompañados de los mansos y los mayorales a caballo cuando, con faroles en la mano, hacían la trashumancia buscando los nuevos pastos para el ganado bravo de nuestra sierra. Pues en este lugar se ha construido una de las estaciones del metro granadino mas bonitas, y con gran acierto, se han puesto al descubierto para ser visitadas, las ruinas de lugar tan histórico y atractivo. El asunto es que, con el tiempo transcurrido desde su inauguración, resulta incomprensible para el usuario, que uno de los accesos peatonales permanezca cerrado aún, al igual que uno de los ascensores. También sorprende la facilidad con la que se averían las escaleras mecánicas, y como permanecen vetadas otras de hormigonada construcción, que darían acceso a las alturas y las nobles ruinas. Otro asunto para estudiar es la capacitación del relojero. Existen unas pantallas azules con letras en blanco – cuyo tamaño sería discutible cuando menos – que te anuncian los minutos que restan para que llegue el metropolitano, pero en ellas los minutos no tienen sesenta segundos como en cualquier reloj. Tu miras, y te anuncian que en ocho minutos los vagones llegan al andén, pero al instante pasan a ser solo cinco y, cuando faltan tres minutos para que el convoy llegue, resulta que ya está parado ante ti. Algo pasa en esas pantallas, donde el tiempo no se detiene, sino que corre o vuela según la experiencia, a una velocidad de vértigo, como el que me da a mí, cada vez que veo a un usuario, traspasar las líneas amarillas que hay pintadas en el suelo para nuestra seguridad, inclinando su cuerpo hacia las vías, asomándose para ver si ya viene el metro, como el que se asoma a una ventana para ver si llega el chiquillo del colegio. Los altavoces repiten una y otra vez que no se pueden traspasar esas líneas, los empleados de seguridad lo advierten, pues cada día, a cualquier hora, hay un inconsciente que se asoma para ser el primero en verlo llegar, algo que deberían hacerse mirar estas criaturas desnortadas que un día nos darán un susto cayendo a la vía, por desoír todas las advertencias en contra, que no son pocas. Los hay que con los cascos puestos Wasapean, mientras caminan por el filo del andén traspasadas las llamativas líneas amarillas, de espaldas al sentido de la circulación como si tal cosa. Para mi es como llamar a voces a la muerte, pero ellos no deben pensar lo mismo. Y de lo de viajar sin pagar, de eso podemos hacer cada día una novela. Es cada vez más frecuente observar, como en cuanto entra un revisor, hay quién apresuradamente se apea en la siguiente estación, antes de que éste llegue a su altura, y como tranquilamente, aguarda hasta que llegue el próximo metropolitano. La picaresca no podía faltar, somos así.

martes, 23 de enero de 2018

HÍPICA

HÍPICA Tito Ortiz.- Cuando el metropolitano llega a la estación llamada, “Hípica”, se abren las puertas y no se escucha ni un relincho. Tampoco se ve por los aledaños, al colegiado, José Ortega López, insigne socio de la entidad caballar. No hay rastro de las cuadras, ni de los obstáculos de competición preparados para saltar, los boxes han desparecido, como la orquesta y los bailes, pero si vemos una hermosa plaza y una biblioteca, que lleva con justicia, el nombre de un paisano ilustre, hombre de letras digno de mayor reconocimiento, tanto por su trayectoria internacional, como por su aportación entre siglos, a la literatura universal. Francisco Ayala García-Duarte, desde sus primeras publicaciones al final de los felices años veinte, hasta su muerte, constituye un bastión indispensable del pensamiento, por su indudable aportación, desde un prisma ecuánime de la actualidad de su tiempo, y de la cualidad narrativa de sus trabajos, entre los que no faltaron ejemplos de creatividad, puramente literaria. Paco Ayala, como buen granadino, y pese a sus largas estancias fuera de nuestra ciudad y de nuestro país, no perdió un ápice de nuestro especial carácter y de esa especial “malafondinga” que en ocasiones destapamos, de manera irreprimible. Y para muestra, valga este botón: El mes pasado se cumplieron 28 años de la puesta de largo en Granada, de Canal Sur Radio. El acto se celebró con un programa especial en directo, desde El Corral del Príncipe, presentado por Carmen Abenza, en el que intervinieron granadinos venidos de distintas partes del mundo, y otros como en el caso de Ayala, al no poder desplazarse, lo hicieron por teléfono. El caso es que a todos se les obsequió con una placa de Fajalauza, con el formato de las que dan nombre a nuestras calles, en las que constaba el nombre del invitado y el agradecimiento de la radio autonómica por haber participado en el acontecimiento. Al estar ausente nuestro prócer de las letras, la placa se guardó en espera de la próxima visita de Ayala a Granada, para encaminar asuntos conducentes a su fundación, hecho que tuvo lugar en un acto seguido de rueda de prensa. El director entonces, de Canal Sur Radio en Granada, comisionó a la redactora, Mila Ilundáin Lesaca, encargada de cubrir la visita y el encuentro con los informadores, para que, en nombre de la RTVA, hiciera entrega a Francisco Ayala, del reconocimiento por su colaboración en el programa inaugural. Finalizado el acto, la redactora se acercó a don Francisco para entregarle el presente, a lo que éste respondió con cara destemplada y actitud displicente, rogándole que no le molestara, levantando la voz de manera enérgica y cortante, muy a la moda de la que en su momento había instaurado Fernando Fernán Gómez, otro ilustre malafollá, pese a haber nacido en ultramar. El director hubo de consolar a su regreso a la citada redactora, impresionada y conmocionada por la actitud de tan venerado personaje, haciéndole saber a la navarrica, que estas cosas son moneda corriente de cambio entre granadinos excelsos, que, desde el nacimiento, llevamos la malafollá en nuestro ADN, como estigma imperecedero. Se cierran las puertas del metro, y el tren se pone en marcha muy despacio, como siempre, la biblioteca de nuestro paisano se va perdiendo a lo lejos, cuando alguien aporrea la puerta con desesperación, al comprobar que lo ha perdido. Todavía existen criaturas que toman éste transporte como si fuera la Autedia de su pueblo, y “manolico” el chófer, pudiera detenerlo a su antojo una vez iniciada la marcha. Aún tenemos esos tics catetos, agarrados a nuestro torrente sanguíneo. El asunto es sencillo y tiene fácil solución: Hay que llegar un minuto antes, con eso es suficiente.

martes, 16 de enero de 2018

QUE ALGUIEN ME LO EXPLIQUE

QUE ALGUIEN ME LO EXPLIQUE Tito Ortiz.- Vamos camino de la treintena de años siendo un ejemplo para el mundo, en algo tan difícil como la donación de órganos y su posterior trasplante. Nuestro sistema sanitario no hace más que recibir felicitaciones, por la gran solidaridad de los ciudadanos españoles que no dudan en regalar vida, a personas a punto de perderla, mientras que ese mismo sistema, las deja morir en los pasillos de las urgencias. Es imposible aceptar, que una organización profesional que es capaz de ser pionera y ejemplo internacional, por su donación de sangre, de médula y órganos, caiga una y otra vez al abismo de la incompetencia por una simple Gripe. Nuestro trabajo en trasplantes nos encumbra a lo más alto, la lucha contra el cáncer también, pero llega la Gripe y toda una organización modélica, salta por los aires, convirtiendo los pasillos de los hospitales en claros ejemplos tercermundistas, que nos retrotraen a tiempos de siglos atrás, o a países subdesarrollados, donde la calamidad es plato diario, suficiente para pedir ayuda inmediata al mundo civilizado. Una mujer muere en una camilla, después de que durante un día la estén llamando por los altavoces, y es que es muy difícil contestar cuando ya no se está en éste mundo, gracias a la negligencia de ese sistema que tantas medallas se cuelga en otros aspectos. Una bebé muere atragantada con una pieza de su sonajero, porque su centro de salud no tiene consulta por la tarde. Un sistema de fusión hospitalaria, es “desfusionado” por la movilización ciudadana, y la organización profesional necesita un año, para que una capital como Granada, vuelva a la “normalidad” sanitaria. ¿Cómo es posible que estemos tan avanzados en unas cosas, y tan atrasados en otras? Cuando hablamos de nuestra salud. Contamos con una alta tecnología para predecir el tiempo, y unos sistemas de comunicación universales para advertir a los ciudadanos de la que se nos viene encima, pero varios miles de familias tienen que pasar un día atrapados en la nieve caída, en una autopista de peaje que se preocupa de cobrar de inmediato, para que luego tenga que llegar el ejército a rescatar a las criaturas. ¿Cómo es posible que estemos tan abandonados a nuestra suerte, por aquellos que tienen la obligación de protegernos? El responsable de tráfico nos abronca por inconscientes, y nos recomienda llevar un kit de supervivencia como si fuéramos a escalar un ocho mil, cuando lo que pretendemos es simplemente llegar a casa. Si año tras año – y más el último – seguimos batiendo récords de visitantes, ¿por qué los empleados de la hostelería siguen siendo maltratados con contratos irrisorios, sueldos de miseria, y hasta sin convenio como es el caso de Granada? Los empresarios están haciendo su agosto durante todo el año, mientras que los trabajadores siguen en temporada baja desde antes de la tan cacareada crisis. Somos capaces de dar lo mejor y lo peor de nosotros mismos, sin que a nadie se le caiga la cara de vergüenza, sin que se asuman responsabilidades. Los que nos desgobiernan no conocen la palabra dimisión, y algún sector empresarial, campa a sus anchas mientras la inspección de trabajo en el sector hostelero no actúa de oficio o mira hacia otro lado. Estamos tan descompensados, que no sé como nos atrevemos a dar lecciones o jactarnos de éxitos, cuando hacemos aguas en tantas cosas. Tenemos tanto en que mejorar, que los logros obtenidos en algunos campos eclipsan la realidad cotidiana. Somos un país de sainete, con todos mis respetos a los hermanos, Joaquín y Serafín Álvarez Quintero, cuya agrupación teatral en Granada, dio días de gloria que todavía perviven en el recuerdo.

lunes, 15 de enero de 2018

EL PERIODISTA DE DIOS

EL PERIODISTA DE DIOS Tito Ortiz.- De convicciones religiosas inquebrantables, Jesús Blanco ha sido llamado por su redactor jefe, para descansar a su lado, después de un trabajo en la tierra, para el que yo le puse nombre hace muchos años: “Dios no sabe lo que tiene contigo Jesús, eres su periodista en la tierra, y eso hoy día se merece un premio”. Se reía, lo mismo que cuando le criticaba a la iglesia instituida, a la jerarquía de las sotanas de terciopelo. Me miraba, se subía las gafas con el dedo corazón, y me sonreía, con esa sonrisa que solo tienen los hombres buenos. Los que reconocen los fallos de su organización, sus virtudes, y no se mueven un milímetro de sus votos, órdenes y preceptos. Comencé a tratarlo en los años de la transición política, cuando la iglesia colaboradora con la dictadura, era un fácil blanco de críticas por su pasado, a cargo de quienes incluso, se habían forjado en la Juventudes Católicas. Jesús Blanco Zuloaga, se fajaba en el discurso, y sin renunciar a lo que representaba, él fue el encargado de abrir los cajones de las sacristías, quitarles las bolas de alcanfor, y airear los ropajes para el nuevo tiempo que se nos venía encima, como responsable diocesano de medios de comunicación. Durante años, las páginas de Ideal, recogieron la palabra de Dios en la versión de su periodista en la tierra, haciendo del evangelio una lectura amena, fácil y accesible que pronto caló en una juventud descreída, y que, a través de su revista, “Fiesta”, consiguió que los hechos de Cristo en la tierra y en el cielo, atrajeran a los jóvenes que hasta entonces estaban a otras cosas, incluso peligrosas para ellos mismos. Su labor de catequista social, serio, riguroso, pero a la vez, cercano y humano, ha sido todo un ejemplo de entrega a su causa, abriéndonos la puerta de una iglesia, que en ocasiones, estaba falta de engrase en sus bisagras y sus cerrojos. Con un fino olfato para tratar con la juventud, sobre todo si era rebelde, supo encauzar como nadie, la briosa iniciativa de casi unos niños, que, en su parroquia de San Emilio, pusieron en pie la hermandad de Jesús Despojado. Se las horas que le costó convencer a don José Méndez Asensio de éste proyecto, sé que salió adelante porque la iglesia le exigió que él estuviera al frente, y a él le pedirían responsabilidades, si no llegaba a buen puerto. Pero quiso Dios – su redactor jefe – que la hermandad fuera un éxito, que los jóvenes emprendedores en parroquia de tan alta media de edad, salieran airosos del trance, y que Granada tuviera que reconocer sin escatimar elogios, que el esfuerzo de aquellos valientes bajo su batuta, fuera todo un éxito religioso y social. Recuerdo con emoción la tarde en que Jesús Blanco, bendijo en la Iglesia de San Antón, la obra del sevillano Ramos Corona, que con un ramito de romero fue humedecida por las gotas del agua bendita. Blanco Zuloaga, con aquel gesto, daba un impulso a una parte de la juventud que en aquellos años se estaba apartando de la iglesia, recogía los impulsos encauzándolos, y dotaba a San Emilio de una actividad, que solo el paso de los años, ha visto reconocida por la ciudadanía y la iglesia. Jesús Blanco no ha sido un cura al uso. Ha sido un hombre comprometido con la vida de las personas, al tiempo que no ha descuidado un ápice los mandamientos que un día acató al ordenarse sacerdote, y los requerimientos de la jerarquía que durante tantos años ha confiado en él, para poder ofrecer una imagen adecuada de la institución, en unos tiempos muy difíciles, con fuga de fieles, descubrimiento de conductas nada recomendables por algunas individualidades, y el advenimiento de otras religiones que han entrado en competencia con la católica, y se han llevado un trozo de esa tarta que antes era hegemónica. Blanco Zuloaga, ha sabido con inteligencia salir airoso de todos esos avatares históricos, tendiendo siempre la mano al diálogo, y proclamando la palabra de Dios en todos los medios de comunicación a su alcance, asunto éste que aún hoy, no ocurre en todas las diócesis. Hoy soy- como siempre ante él- don Pepón, y lamento haber perdido a mí eterno, don Camilo.

martes, 9 de enero de 2018

... VIDA VIEJA

…VIDA VIEJA Tito Ortiz.- Uno intenta comenzar el año nuevo con la ilusión de que las cosas van a cambiar. De que vamos a ser mejores personas, de que vamos a ayudar a los más desfavorecidos, que nuestros políticos se van a dejar de zarandajas, y van a trabajar por nosotros, pero eso es un espejismo. Con el paso del tiempo nos daremos cuenta, que la crisis catalana, no solo ha servido para distraernos de asuntos muy importantes, sino que han aprovechado para subirnos los suministros básicos en los hogares, la bolsa de la compra, el salario mínimo de forma vergonzante, y las pensiones de manera denigrante. El año nuevo no nos trae una vida nueva, todo lo contrario. Y como nosotros estábamos enfrascados con el independentismo, ha tenido que ser la autoridad europea la que nos zarandee, y nos ponga en la más triste realidad. En vísperas de la cabalgata de reyes magos, éste periódico informaba, de que la madre Europa no olvida, y que debemos atajar cuanto antes, viejos problemas que arrastramos gracias a la ineptitud de quienes nos desgobiernan. Nos dicen desde Bruselas, que poco o nada hemos hecho para solucionar nuestros asuntos pendientes. El Consejo de Europa es claro y contundente con España: Nos suspenden en materia de lucha contra la corrupción, algo que por lo visto nuestros políticos habían dado ya por saldado, pero no la sociedad que los ha votado, y menos, las autoridades europeas que no nos pierden ojo, porque se están dando cuenta de las cortinas de humo políticas, para no abordar lo importante. Porque a quienes nos representan, se les va el vino en catas, con tal de seguir chupando del vote y mirar para otro lado. Y mientras nosotros, distraídos con las compras de navidad, la lotería, los regalos de reyes y la del niño, pero la verdadera lotería española está por sortear. Desde Estrasburgo en Francia, nos conminan a que no empecemos un nuevo culebrón, con la llamada, “Tabarnia”, y que pongamos todos nuestros esfuerzos en acabar cuanto antes mejor, con la corrupción de nuestros políticos, que se ejerza un mayor control con sus bienes, que no baste con la declaración que ellos hacen, que se les audite de verdad y se compruebe si esas declaraciones son ciertas. De las once recomendaciones que en ésta materia, el Consejo Europeo hizo a nuestro gobierno hace ahora cinco años, nuestro desgobierno solo ha tratado tres y de manera parcial. Por lo visto ha estado enfrascado en otras cosas, alguien podría pensar que en tapar esa corrupción precisamente. El Grupo de Estados Contra La Corrupción, (Greco), insiste en que hay dos debilidades en España que aún no se han subsanado: El control de nuestros parlamentarios, para los que todavía no se ha puesto en marcha el prometido, Código de Conducta Público, con la consiguiente verificación de sus declaraciones patrimoniales desde 2011, declarando los regalos que reciben y los viajes a los que son invitados, las empresas en las que tienen participaciones, acciones y sus ingresos por dietas. Pide el Consejo de Europa a España, una mayor transparencia en sus relaciones con la Fiscalía General del Estado, pero, sobre todo, en la elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, materia esta en la que parece imposible entrar a fondo en nuestro país, desde que estamos en democracia. En definitiva, El Consejo de Europa, está haciendo nuestro trabajo, sí, nuestro trabajo, porque deberíamos ser los ciudadanos votantes, los que pidiéramos cuentas a nuestros políticos de todas sus patrañas para mantenerse en el cargo, sin pensar en nosotros, que los hemos puesto ahí donde están, para que algunos de ellos se lo lleven calentito, y lo que es peor… no lo devuelvan.

martes, 2 de enero de 2018

HA MUERTO SIN MI PERMISO

HA MUERTO SIN MI PERMISO Tito Ortiz.- Quería yo ajustarle las cuentas a 2017, y no me ha dado tiempo. Se me ha ido sin darme cuenta, como a traición, en un descuido, sin querer dar la cara. Eran tantas cosas las que tenía pendientes con el, que ahora no sé que voy a hacer, porque el pobre 2018, no tiene culpa de nada, la criatura solo cuenta con unas horas, y no es cosa de hacerlo responsable de las fechorías que ha llevado a cabo su predecesor. En dos mil diecisiete me diagnosticaron un cáncer, al que – de momento – he sobrevivido contra todo pronóstico, gracias a los dioses, y a toda la cuarta planta de Ruiz de Alda, con los que estoy en deuda de por vida. Solo por esta circunstancia, ya tenía yo ganas de echarme a la cara, al año que se nos fue y pedirle explicaciones, porque lo primero que pensé cuando me lo dijeron, es que no me comía los mantecados, y aquí estoy, fiel a mi cita con ustedes los lectores de Ideal, que tienen la deferencia de leerme cada martes, y cada agosto en toda su extensión. Vivir para ver, o en mi caso y, mejor dicho, sobrevivir, aunque duela. Y es que duele mucho ver a un año que se va, habiendo subido la trágica estadística de mujeres asesinadas por la violencia machista, asunto éste que ya podemos tildar como el gran fracaso de nuestra sociedad, desde la declaración de la Primera Guerra Mundial. En violencia contra la mujer, estamos en los mismos parámetros que cuando se hundió el Titánic, y lo que es más preocupante: Las mujeres son acosadas, violentadas, violadas y asesinadas, cada vez con menor edad, en su ámbito escolar y familiar. En tantos años de lucha no hemos sido capaces de educar en las escuelas y en las casas a nuestros hijos en igualdad. El maltrato hacia la mujer ya adopta las técnicas sofisticadas de las nuevas tecnologías. En mis tiempos, se hacía una pintada insultante contra una vecina o compañera de colegio o instituto, con un trozo de tiza en la pared de su portal. Ahora como somos tan modernos, le mandamos un WhatsApp a ella y a todo el grupo, para que sea más sangrante y violento. Pero la violencia machista no solo se reduce, sino que aumenta como si el ser humano varón retrocediera a las cavernas. Uno de los últimos asesinos de 2017, llevó a cabo su fechoría al más puro estilo cromañón. La llevó arrastrando del pelo durante unos metros, no hacia la gruta, sino hasta el coche, y en lugar de asesinarla y salir corriendo, como lo único que hemos conseguido en la sociedad civilizada es avergonzarlos, y no reeducarlos, se inmoló con ella para no ser después señalado con el dedo. Son asesinos que prefieren morir antes que ser juzgados. Y yo me pregunto: ¿Por qué no se suicidan ellos primero, y luego intentan matar a su compañera? Sería más divertido que lo hicieran así. Hay que convencerlos de ésta propuesta mía. Es fácil. Levántese la tapa de los sesos con su escopeta de caza, y solo después de esta acción, vaya a matar a su mujer. El que el asesino se suicide después para no aguantar la presión social y mediática, no solo no está solucionando el problema, sino que duplica sus macabras consecuencias. Hace dos noches al dar las doce en el reloj de la Audiencia, me tomé trece uvas. Yo no soy supersticioso, tengo motivos para todo lo contrario, pero lo hice con la sana intención de que, éste 2018, en quién tengo puestas todas mis esperanzas, me deje antes de irse ajustarle las cuentas, que no muera sin mi permiso.