martes, 11 de septiembre de 2018

ELECTROENCEFALOGRAMA PLANO

ELECTROENFALOGRAMA PLANO Tito Ortiz.- Este Gobierno que llegó al poder para un cuarto de hora, y que se aferra a la legislatura como una lapa, no muestra signos vitales. Por el contrario, se empecina en sacar al general de su tumba como si no hubiera un mañana, mientras el país se desangra perdiendo las ganas de vivir. En estas vacaciones, para que no nos diéramos cuenta, nos han subido la gasolina, asustado a los que tenemos un coche diésel, incrementado la factura de la electricidad, se han disparado los alquileres sin que nadie ponga pie en pared. Las frutas y verduras han subido de precio, los muertos en las carreteras han alcanzado cifras tercermundistas, para culminar con un ascenso en el número de parados, que nos lleva al inicio de la crisis. Y hablando de crisis, ahora que ya vamos conociendo el árbol genealógico de la mayoría de los líderes independentistas en Cataluña, comprobamos con pavor, que pertenecen a la segunda generación, de aquellos que en su día emigraron, buscando un sustento mejor, porque por aquí pintaban bastos. Mientras en las calles llegan a las manos por quitar o poner lazos amarillos, el turismo ha descendido en cifras tan considerables, que harían reflexionar al más pintado, pero lo que toca es que hoy en la Diada, se dé el pistoletazo de salida, para el recrudecimiento de las acciones que, esa mitad de catalanes quiere imponer por la fuerza a la otra mitad. Nadie se ha sentado en una mesa con la promesa de no levantarse, hasta alcanzar un acuerdo de mínimos, que devuelva la tranquilidad a la sociedad catalana, y desde el sosiego, confeccionar una hoja de ruta en la que la libertad, la Constitución, El Estatut y la democracia, vayan cogidos de la mano para solucionar un problema enquistado, por la inoperancia y terquedad de todas las partes. Avanza septiembre y los españoles tenemos la sensación de estar viviendo el día de la marmota, solo que cada día nuevo es peor que el anterior. Cuando los políticos no son capaces de resolver los problemas que, el ejercicio de la política les plantea, llegado es el momento de mandarlos a todos a casa y, que sean las urnas las que hablen de nuevo. Está claro que hemos llegado a un callejón sin salida que no satisface a nadie. Enrocarse en semejante postura, lo único que nos lleva es al enfrentamiento y al aumento de la violencia verbal y física. Y lo triste es que esta situación la protagonizan los hijos de los charnegos, que para no ser sospechosos ante los separatistas, por un efecto pendular, se vuelven más extremistas, que los propios catalanes de ocho apellidos, lo que da una lectura antropológica digna del genial Quevedo. Aquellos que en Cataluña han simulado ser más catalanes que los propios catalanes, son los que hoy van a las barricadas defendiendo la independencia. El caso más clamoroso, digno de estudio psiquiátrico es el del super líder independentista, Josep-Lluís Carod Rovira, que es hijo de un Guardia Civil aragonés. Patético, no. Lo siguiente. Pues la mayoría de los que hoy claman en plena Diada por ser un estado independiente, que son algo así como la mitad de los censados, no son catalanes de toda la vida. Son hijos de andaluces y castellanos en su mayoría, acomplejados de sus raíces, que se echan a la calle poniendo lazos amarillos por doquier, liderando un process que, avergüenza a sus padres y abuelos, que fueron muy generosos al perdonar tantas cosas durante la transición, para que ellos se nos reconviertan ahora, en dinamitadores de la Unión Europea. Que Dios los perdone, porque yo no lo haré.

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