martes, 4 de septiembre de 2018
STOP AL TOP
STOP AL TOP
Tito Ortiz.-
Invaden nuestras aceras, paseos y avenidas, echando sobre sus mantas toda clase de artículos falsificados. Un asunto que, si a un comerciante se le ocurre hacerlo en su tienda, se cae con todo el equipo. No pagan impuestos de ningún tipo, mientras los establecimientos están acorralados por sus obligaciones fiscales, de ahí que cada vez sean más los que cierran, aburridos de unos políticos que sean del color que sean, no les dan soluciones a sus problemas, como el de la venta ilegal del top manta. Estos salvajes que agreden a los turistas y hasta a la mismísima policía, que no tienen Dios, ni patria ni rey, deben ser inmediatamente deportados a su país de origen, y que allí, echen las mantas al suelo con todas sus falsificaciones a ver de que comen. Están muy crecidos ante la inoperancia de las autoridades, hasta el punto de que les tiran cal viva y mierda a nuestras policías en la frontera, y todo tiene bisos de normalidad, son solo noticias para darle color a los informativos de tv, cuando en realidad estamos hablando de un problema muy serio, en el que como en tantas ocasiones he escrito, Andalucía se ha convertido en el gendarme de Europa, mientras el viejo continente mira para otro lado, o algunas individualidades como en Italia, hartos ya de tragar con un sistema obsoleto y sin porvenir, que no resuelve el problema de la migración, optan por rayar en la deshumanización política, y se niegan a seguir acogiendo a más emigrantes en su territorio, aunque el Mediterráneo se esté convirtiendo en una gran fosa común. Que la solución está en origen es, algo que no debe dudar cualquier criatura medianamente inteligente. Todo menos untar a policías o gobiernos corruptos, como los africanos, que abren o cierran el grifo de las pateras, según sea el “taco” que les entregamos de los fondos reservados, o los camiones llenos de frutas y verduras que les compramos. Por cierto, que algunos empresarios de los invernaderos de la costa ya se han dado cuenta del chollo, y en lugar de producir aquí pagando sueldos raspadamente dignos, ya están sembrando sus productos en Marruecos, los traen aquí, les ponen la etiqueta, y tu te crees que han crecido ahí junto al rebalaje, pero no. Los ha criado Mohamed en África, cobrando diez veces menos que aquí, y nos los venden como si fueran de los nuestros. Este país que inventó la picaresca del lazarillo de Tormes, que se hizo experto en aguar el vino y la leche, o que sigue pagando en negro al fontanero o al chapuzas que va a casa a reparar algo, porque así ninguno de los dos paga a Hacienda, éste país, insisto, se ha convertido en un coladero humano de sin papeles, que ya se permiten hasta que un marroquí, afincado en uno de nuestros barrios, diga en la tele, mirando desafiante a cámara, que a ese barrio no tiene que entrar la policía, ni los periodistas, porque es su barrio, y allí no entra nadie que él no quiera. Y se queda tan pancho. Y lo peor es que todavía no han pasado por su casa, dos coches patrulla, pidiéndole papeles y explicaciones, de que hace aquí y por qué no quiere que entren a sus calles la policía y los periodistas. Todavía no he visto que nadie pegue a un mantero. Al revés, sí. Han venido, no se han integrado, y se han hecho los amos. Lo próximo que es, ¿Qué nos corten el cuello? Ya lo hicieron hace un año en Barcelona. ¿A que estamos esperando para reaccionar civilizadamente?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario