martes, 25 de septiembre de 2018
RUIDO DE SABLES... OXIDADOS
RUIDO DE SABLES…OXIDADOS
Aquellos que nacimos en la dictadura y vivimos la transición política, nunca nos acabamos de acostumbrar al llamado, “ruido de sables”, que fue como la prensa calificó a los militares que, nunca aceptaron la venida de la democracia, y que en su empeño inmovilista e involucionista, llegaron a protagonizar intentos como la “Operación Galaxia”, el golpe de estado del 23 de febrero de 1981, el asalto al Banco central en Barcelona, y otros con menor repercusión mediática o abortados por los servicios de inteligencia, que nunca vieron la luz, pero que están registrados a buen recaudo. Nostálgicos del antiguo régimen los hubo, los hay y los habrá, sobre todo porque para ellos acabaron multitud de prebendas, entre otros, los economatos, que tan buena vida les proporcionaba a los suyos, mientras la población carecía de lo más elemental.
Dije y mantengo, que el afán del Gobierno por sacar el cadáver del dictador a toda prisa de su tumba, cuando el país vive una situación económica, social y política tan convulsa, con la amenaza del secesionismo catalán y la provisionalidad del ejecutivo, no me parecía adecuada a las circunstancias, porque considero que ahora mismo, deberían ser otras las prioridades de quienes nos gobiernan. Pero de ahí, a que se formen colas en el Valle de Los Caídos, o más de un centenar de militares salga al paso con un manifiesto en defensa de las “virtudes”, de un señor que protagonizó un golpe de Estado en 1936, sembró España de cadáveres de personas que defendían un Gobierno legalmente salido de las urnas, y que no le tembló el pulso cuando a pocos meses de su fallecimiento, firmó sentencias de muerte de su puño y letra, me parece que es asunto merecedor de mejor reflexión, y sobre todo, debe impedirse que unos pocos rehagan la historia, confundiendo a una mayoría de españoles que no vivieron aquellos años, y que pudieran pensar que los que traicionaron la libertad, son los que la defienden a toda costa.
No es de recibo que, 29 generales, un almirante, 105 coroneles, 15 tenientes coroneles, 12 comandantes, 2 capitanes, 11 capitanes de navío, 1 capitán de fragata y un sargento primero, protagonicen un manifiesto público, ensalzando las bondades del “soldado de España”, y su derecho a permanecer presidiendo un lugar, donde yacen los que murieron construyéndole tan descomunal mausoleo, entre otras cosas, - ya que pretenden darnos lecciones erróneas de historia- porque fue el propio generalísimo quién nunca mostró deseo de ser enterrado donde se encuentra. En esto, también ocurre a ojos del observador político imparcial, que toma cuerpo la famosa frase de que, en ocasiones, fueron peor los franquistas, que el propio Franco. Es verdad que todos tenemos derecho a expresar libremente nuestras ideas, para eso nos dimos una Democracia, faltaría más. Pero parece mentira, que tras los esfuerzos de tanta gente generosa que cedió durante la transición, para recobrar la paz y la libertad, no hayamos sido capaces en cuarenta y tres años, de convivir sin sobresaltos unos y otros, enterrando el hacha de guerra y la revancha intelectual que, pretende reescribir la historia para no iniciados, confundiendo a una sociedad que, ni vivió aquellos tristes años, y lo que es peor, ni le interesa saber lo que ocurrió. Esto último si que debería preocuparnos. Estamos criando una juventud acéfala, sin conocimiento ni conciencia de su propia historia, que piensa que este país fue siempre libre y democrático, cuando la sombra del involucionismo político, está acechando detrás de la puerta, con medallas y sables oxidados.
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