sábado, 17 de agosto de 2019

EL ALPARGATÓN

EL ALPARGATÓN

Gramada siempre fue proveedora oficial del calzado más higiénico y barato de todos los tiempos.

Tito Ortiz.-

Aquella alpargata enorme, del tamaño aproximado del gigante de siete leguas, pendía de la fachada a la altura del primer piso entre el Arco de Las Cucharas y la calle Boteros, junto a la de Bodegones. Uno de los lugares más transitados de la ciudad, en aquella Granada de posadas, abacerías y colmados. Éramos entonces una capital de provincias, donde los parroquianos venían a abastecerse de alpargatas. Cáñamo trenzado para la suela es su principal material, aunque hoy día se admiten otros. Las alpargatas se fabrican empleando una lona fuerte, con suela de cuerda de yute o cáñamo. Las alpargatas son muy livianas, con buen agarre al suelo y muy delgadas. Actualmente se ha industrializado su tejido y se utilizan hilos de nailon y suela de caucho, así como también con cubierta de lona y base de cocuiza u otra fibra vegetal. La alpargata se teje artesanalmente en telares triangulares caseros utilizando pabilo (hilo de algodón), combinando distintos colores. La suela puede ser de cuero curtido o de cocuiza. Se compone de la capellada o capellá (parte superior que cubre al empeine y la parte delantera del pie), «talonera» (parte que forma el arco del talón) y el «atadero» (también llamado «correíta», que sirve para sujetar la capellada a la talonera).  Tradicionalmente las mujeres las usaban de atadero, y los hombres, sin cinta.

DE TRABAJO Y PARA VESTIR

Existe una gran variedad de tipos de alpargatas, fundamentalmente divididas en dos clases: las que se ajustan con cintas y las que no. También se puede dividir entre planas, como las tradicionales, y las de talón alto, que suelen incorporar una cuña. En la actualidad es frecuente que la suela de esparto esté recubierta total o parcialmente de una fina capa de caucho, para protegerlas de la humedad y el desgaste. En mi niñez, algunas con suela de cubierta de automóvil, se utilizaban para el trabajo diario, ya fuera en el campo o la ciudad, las de cáñamo para vestir de limpio los domingos, estando extendida también como, calzado obrero urbano o incluso como calzado para los soldados, y en la actualidad se usa corrientemente como prenda informal en los meses más calurosos. El ejército la tuvo como calzado reglamentario en distintas ocasiones, y hoy día se conserva en el uniforme de ceremonia de la policía autonómica catalana. En Granada fue famosa hasta hace pocos años que cerró sus puertas, la existente en la Acera del Darro, conocida como Calzados Zamora, en cuyo interior llegue a contar más de cien modelos distintos de alpargatas, en sus múltiples variedades y formas.

HISTORIA Y TRADICIÓN

Muy avanzados estudios afirman  que, la alpargata tuvo su origen en la sandalia egipcia, en la que luego se inspiraron los romanos para elaborar una pantufla cubierta y proteger el pie del sol y el calor. En Europa están documentadas desde al menos 1322, año en que un documento redactado en catalán describe las espardenyes «alpargatas» y las menciona con su nombre actual en catalán. En catalán "pantufla" también se llama espardenya. Paralelamente se usaban en América ya antes del contacto con Europa. El registro más antiguo en América de una alpargata hace parte de una colección de artículos de la cultura Anasazi en Nuevo México (EE UU). Existen gran cantidad de trajes regionales de nuestro folklore, que aún conservan las alpargatas como el calzado reglamentario de la vestimenta de gala. Tradicionalmente ha formado parte del traje típico en buena parte de países de América y distintas regiones de la península ibérica y el sur de Francia. Concretamente en España su uso estaba especialmente extendido de los territorios de la antigua Corona de Aragón (Aragón, Cataluña, Comunidad Valenciana e Islas Baleares) así como las de origen Castellano como Región de Murcia, Almería, Granada y en La Rioja y el ámbito cultural vasco (País Vasco, Navarra y País Vasco francés). Es tradicional también en Occitania (país del sur de Francia), teniendo su gran centro de producción en Mauleón, capital de la región francesa vascófona de Sola. Su uso, ha hecho que se distinga y personalice a quienes se han calzado con las alpargatas, pues no hay que olvidar que, las alpargatas entraron en el escenario político argentino durante los momentos previos a los períodos presidenciales de Juan Domingo Perón al asociársela con la clase obrera. En 1943 y 1944 el movimiento estudiantil opuesto a Perón y los sindicatos que apoyaban sus medidas laborales, empezaron a utilizar el lema: «no a la dictadura de las alpargatas»​ que fue a su vez respondido con el lema «alpargatas sí, libros no». Aquí nos hemos limitado a cantarle: Rociero de alpargatas…

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