martes, 1 de enero de 2019

HOY, UNO DE ENERO

HOY, UNO DE ENERO… Tito Ortiz. - Anoche, mientras me tomaba las uvas con los míos, me asaltaron a la mente infinidad de pensamientos, y algunos no eran buenos. A las puertas de que Andalucía tenga por primera vez en esta democracia, un nuevo gobierno de distinto color no soy optimista de que los ciudadanos de a pie, los de sueldo ramplón y pensiones de miseria, vayamos a mejorar en nada. Si alguien piensa que el revanchismo político va en beneficio de la sociedad en general, es que no conoce a todas las Españas que contiene la piel de toro y los archipiélagos. Esto es un, quítate de ahí que ahora me pongo yo, y si no, al tiempo. Por cierto, que, no se que ha sido de aquella frase lapidaria pronunciada por Casado durante la campaña de los populares, que repitió hasta la saciedad, que debería gobernar tras las elecciones, la lista más votada. Su partido va a presidir la Junta de Andalucía, habiendo perdido hasta siete escaños, con respecto a las votaciones anteriores. Lo lamento, pero ya soy mayor, y como dice Serrat: Los viejos nos convertimos en fantasmas con memoria. Y esa todavía me funciona. No soy más pesimista ante la nueva etapa política en Andalucía, porque cada vez tengo menos futuro. De lo contrario, me encontraríais a bordo, ligero de equipaje, sin billete de vuelta. Empiezo a pensar que esto no tiene remedio, y que estamos haciendo una regresión, que tarde o temprano, nos llevara e revivir los años treinta del siglo pasado. Ojalá me equivoque, pero eso sería como confiar en que determinadas personas, a estas alturas del funcionamiento del metro, viajen pagando. Soy usuario de esa infraestructura a diario, y cada día, observo con pavor como hay gente que entra y no tica billete. Se sitúan en el primer vagón disimulando con el móvil en la mano, pero con la vista puesta en ver quién sube en cada parada, y si accede un vigilante jurado o un revisor, entonces sacan la tarjeta y la pasan por el visor. Es la España de la picaresca diaria. La que cada día se radicaliza más, huyendo hacia los extremos, propiciando el ascenso imparable de la extrema derecha, que ya ha comenzado a enseñar la patita para derogar leyes progresistas que tantos años nos ha costado conseguir y pronto serán papel mojado. Hablan con desparpajo de acabar con instituciones, devolver competencias al gobierno central, reducir el papel de la mujer al de un ser desprotegido y tutelado por el hombre como en la dictadura, y aquí nadie mueve un dedo, cuando si fuéramos conscientes de lo que se nos viene encima, estaríamos todos gritando en las calles las 24 horas del día, y serían pocas, lo aseguro. La vejez y la experiencia me conceden a veces la visión de una bola de cristal, con la desgracia de que ya lo he vivido, que no es un futurible, nací bajo una dictadura y sé de lo que hablo y no hay más ciego que el que no quiere ver. Andalucía se va a convertir en los próximos días, en el conejillo de indias de un país que lleva meses a la deriva, enfrascado en corrupción y separatismo. Que nada bueno va a salir de ahí eso ya lo digo, solo espero – no de los políticos – de los ciudadanos, que seamos capaces de darles a quienes nos representan, una lección de coherencia, civismo y convivencia pacífica, evitando que nos impregnen con su hostilidad y enfrentamientos partidistas, de esa manera interesada por quienes solo quieren su propio beneficio y, los ciudadanos le importamos tres pitos.

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