CORONAPULSO
Tito Ortiz.-
Este Gobierno al que le crecen los enanos, y que sin precedentes en la historia, se desdice o rectifica entre sus miembros y miembras, que para acabarla de empatar, no hace más que comprar partidas de test para el covid-19 en los chinos, bastante tiene con prestar toda su atención a la pandemia, y claro, mientras ellos se centran en la enfermedad y sus consecuencias, otros aprovechan que miran para otro lado y le echan un pulso al más pintado. Es el caso de los responsables del fútbol en Hispania, un costarricense y un motrileño, que rivalizan a ver quien la tiene más grande y cual aleja más miccionando. La Federación y La Liga, llevan meses y meses dando un espectáculo bochornoso, que en cualquier país civilizado, ya hubiera terminado con la destitución de ambos, por el procedimiento más abreviado posible, pero aquí hay en juego tantos intereses, que da miedo tirar de esas dos alfombras y comprobar con pavor que nos podemos encontrar, y a cuantas altas esferas implica. Para bochorno de estos dos gallitos, ha tenido que ser una mujer quién los humille, desde el Consejo Superior de Deportes, y les haga firmar – no la paz – porque entre ellos eso es imposible, pero si una tregua, con la promesa de que durante el tiempo de pandemia, ninguno se va a desabrochar la bragueta, y va a querer medirse sus vergüenzas frente al otro.
Esta es una situación esperpéntica que, solo en un país asilvestrado como el nuestro es posible, aunque todo esto es susceptible de empeorar, ya que el de Leganés, no el del lago, sino el de Madrid que representa a los futbolistas, y con el que no se ha contado en esa reunión de foto equidistante, es muy posible que ponga peros al acuerdo de reanudación de la liga, debido a las dudas que muestran muchos, en torno al temor de infectarse, aunque solo sea en el hecho tan simple como el de ir a entrenar. Cuando los señores multimillonarios se vuelven aprensivos, no hay quién dé marcha atrás. Qué pena que, los sanitarios, los de los andamios, los transportistas, los que visten uniforme, no puedan ser tan temerosos del contagio, y estén pagando con su vida, el sacarnos adelante.
Pero no solo el deporte está revuelto, ante la ausencia de alguien que los controle. El sainete es completado con el mundo de la cultura, y más concretamente, con la Sociedad General de Autores, sumida desde hace más de medio siglo, en un escándalo continuo de gestión económica, donde algunos se hacen ricos, y no hay forma de que devuelvan el dinero que se llevan. Es algo muy parecido a los políticos condenados por corrupción, el dinero nunca aparece. La esgae, es un nido de perversión que hace decenas de años ya se le fue de las manos al Gobierno, y que desde entonces, naufraga buscando un puerto decente que aún no ha encontrado. Entre “artistas” anda el juego.