Martes Santo
JACINTO MORENTE
Tito Ortiz.-
En 1989, entrevisté para Canal Sur TV a mi admirado, Francisco González Arcas, que me explicó con todo lujo de detalles, los orígenes de la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús, conocida popularmente como, “Los Facundillos”, que allá por los felices años veinte tuvo sus orígenes, adscrita a la de Jesús de la Humildad y Soledad de Nuestra Señora. Paco Arcas, me contó como aquella canción popular del siglo XIX, que preguntaba: ¿Quién por la calle va? Y se respondía: Facundo con un farol. Fue el origen del famoso sobrenombre que ha trascendido hasta nuestros días. Y que los niños cofrades, al salir a la calle con un farol, en lugar de con un cirio, fue este el motivo por el que la gente les comenzó a llamar, “Los Facundillos”. Arcas, y gran parte de su familia han tenido siempre un contacto muy directo con la hermandad de “La Cañilla”, como se le conoce en el Realejo, y él representó durante muchos años, esa historia oral y escrita sobre los orígenes de su hermandad y todo lo concerniente a su acervo cultural. En aquellos años era hermano Mayor, Jacinto Morente, hombre, un hombre entregado a la causa y a su hermandad en particular, que supo adaptarse a los nuevos tiempos exigidos en la semana santa, pero que además, supo rodearse en su junta de gobierno de personajes imprescindibles para conocer la trayectoria de ésta hermandad.
Al imprescindible Paco Arcas, hay que añadirle varios nombres entre los que destacan. Por un lado, Manuel Padial, mi amigo “Manolón”, impulsor de la primera vocalía de La Juventud en toda la historia de la semana santa de Granada, creadora del Pregón de La Juventud, un hito histórico con el paso de los años, y que convirtió en su momento a la cofradía en una auténtica escuela de futuros cofrades, que después han copiado otras con desigual suerte. Jacinto hizo piña con buena gente a su alrededor, de ahí que otra imprescindible de ésta hermandad fuera mi amiga, Ana, florista de la plaza de Bibarrambla, que involucró a toda su familia, bajo la mirada de La Soledad de Santo Domingo. Antonio Sánchez Osuna, “Antoñín”, capataz perpetuo desde los cielos eternos de Granada, fue otro de los captados para la causa, engrandeciendo el martillo de la Señora que, visita el Campo del Príncipe en la tarde del Viernes Santo. Y éste a su vez, tiró de José Carranza, “El Willy” para unirlo a la causa. Antes estuvo Pepe Barrales y José Ibáñez (Chico Barrales), porque lo bueno de esta hermandad, es que siempre acogió a las familias enteras, en buena armonía, como la que se vivía en aquella casa de hermandad, de la calle Escutia, a la que se accedía por un patio de vecinos con soberbias columnas en piedra de Sierra Elvira.
Jacinto Morente, durante sus años de mandato, supo reunir en torno a “La Cañilla”, a lo mejor de cada casa. Después, sus años en Federación, dejaron ver la cochura de un alma buena, con eterna voluntad de colaboración, con la palabra de conciliación justa.
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