martes, 21 de abril de 2020

CORONAGILIP…

CORONAGILIP…

Tito Ortiz.-

Según la experiencia vivida, desgraciadamente hemos podido comprobar que, el Estado de Alarma, tiene tantas interpretaciones de lo que se puede y, no hacer, como lectores del texto. Sin salir de esta ciudad, hemos vivido ejemplos desternillantes, de lo que es hacer el ridículo, que han sido noticia internacional en los telediarios europeos. Un arzobispo, desconociendo la última vigencia de la norma, permite una eucaristía con una veintena de incondicionales en la señal de la Fe, a pesar de que su jefe, o sea el mismísimo Papa Francisco, oficia para todo el mundo en soledad. Si mi jefe lo hace solo, ¿por qué permito yo compañía en el templo? Éste mismo arzobispo, se apresura ante la presencia policial a dar la comunión a sus ovejas, antes de que tengan que abandonar la Catedral, recinto que por lo tanto, queda desalojado en la más absoluta de las tranquilidades por la policía nacional, el mismo cuerpo que cuando la noticia se hace viral, niega que hubiera desalojo catedralicio, o sea, es como un Sketch de Tip y Coll, pero sin gracia, sin ninguna gracia. La iglesia instituida, una vez más ha interpretado a su conveniencia la norma del Estado, para de manera sibilina, salirse absurdamente con la suya, dando un triste ejemplo de ignorancia, de soberbia, o las dos juntas. Cuando la lideresa de Vox, a nivel local, dice en su jactancia que eso es anticonstitucional, aparte evidenciar una ignorancia abundante y exquisita, nos hace preguntarnos, cuál es su misión en este mundo y, para qué, milita en política. Su falta de entendimiento está claro como el caldo de un asilo. No le va a la zaga el alcalde de la capital, que con tal de salir en la foto, se permite apostar por causas perdidas, ya sea la presencia de la policía en la catedral, o la prohibición no prohibida, de que los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, participen de manera graciable en los cumpleaños callejeros infantiles, asuntos estos en los que le debe ir la vida al regidor, a tenor de la contundencia de sus argumentos en cuestiones fatuas.
No me extraña que tanto la lideresa de vox en la tierra, como el salvador de la Alhambra en Granada, coincidan en meterse en los charcos, con minutos de diferencia, para así compartir el protagonismo en los medios, aunque sea por banalidades excelsas, que solo despiertan  el interés en, mentes aisladas del conocimiento y la realidad perentoria. Con la extraña prohibición de que los agentes no participen en los cumpleaños infantiles, la cadena de mando ha sido un desastre, porque me recuerda mucho aquel chiste del inmortal humorista catalán, Eugenio, en el que por orden del señor coronel, se cita a la tropa en el patio de armas en traje de campaña para presenciar un eclipse de sol. Cuando la orden va de boca en boca, descendiendo del teniente coronel al comandante, del capitán al teniente y de este al sargento, el resultado es un desastre. Como aquí, más o menos… Si Miguel Gila levantara la cabeza.

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