jueves, 18 de diciembre de 2014

CONSULTE A SU FARMACÉUTICO

CONSULTE A SU FARMACÉUTICO Tito Ortiz.- Básculas de precisión de la diezmillonésima parte de un gramo, pipetas, mecheros, probetas, peras de succión, pisetas, frascos lavadores, en fin, que aquel mostrador de la rebotica, era un laboratorio en perfecto funcionamiento, donde las fórmulas magistrales se preparaban con la naturalidad, con la que se servía fuera, en la oficina de farmacia, un sobre de bicarbonato sódico puro, dos optalidones, una pastilla de Okal y tres de Calmante Vitaminado, porque las grageas se vendían sueltas, algo que ahora quiere implantar el sistema de salud, y no alcanza a poner en marcha. Un parche Sor Virginia, unas pastillas Juanolas, y una botella de Agua de Carabaña, podían ser una compra habitual. El alcohol y el yodo a granel, el algodón enrollado en papel azul azafata. Era aquel un entorno de confianza, donde el boticario era mi amigo. Don Pedro Luque del Moral, me conocía desde que nací. A su Farmacia de La Placeta de San Gil, me llevó mi madre, aún sin bautizar, para pesarme. Allí nos dio el farmacéutico una libretita, donde anotaba los gramos que yo ganaba cada semana, y las botellas de Calcio 20, o de Ceregumil que me endiñaban, pues siempre tuve aspecto de raquítico, de ahí mis cucharadas diarias, de aceite de hígado de bacalao con un terrón de azúcar, y más tarde mis chupitos de quina Santa Catalina, o San Clemente. Fui un infante esquelético criado con Pelargón y papillas de harina tostada en la sartén de mi casa. Y don Pedro Luque, era como de la familia, pues no había día que al pasar por la puerta, o nos saludara, o entrábamos a comprar unos caramelos de eucalipto, para la tos de mi padre, o un bote de linimento Sloan (El tío del bigote) para unturas, friegas y dolores varios, pues lo alternábamos con el alcohol alcanforado, o en su defecto, alcohol de romero. El matraz y el espectrómetro, el mortero y el embudo, son artilugios de mi infancia, pues en aquella rebotica, Pedro Camacho, practicante y mancebo ejemplar, nos ponía las inyecciones cuando estábamos malos, con un cariño y un sentido del humor envidiables, mientras hervía la jeringa y la aguja, con un poco de alcohol, en el estuche metálico que servía para transportarla. Inolvidable aquella diminuta balanza de platillos, la cucharilla o el termómetro de bulbo, el viejo microscopio, y los tarros de cerámica con aquellos nombres tan raros, a los ojos de un niño enclenque, que estuvo siempre más enfermo que sano, y contó con el cariño de los dos pedros. Don Pedro, el boticario alto de pelo blanco, educado y amable. Y Pedro Camacho, su fiel auxiliar, más bajito, pero más simpático y cariñoso, que ponía las inyecciones como los ángeles, o como los arcángeles, porque para eso es de Córdoba. La farmacia de San Gil, con su peso de hierro macizo esmaltado en blanco, con sus pesas cilíndricas a la izquierda, de aquel tallado mostrador con piedra de mármol blanco, veteada en tonos grises, era para nosotros la catedral de la salud, regida por dos hombres buenos. Sus sabios consejos siempre nos vinieron bien, pues era nuestro primer paño de lágrimas en torno a los males. La Farmacia de don Pedro, siempre fue la casa de Socorro más cercana ante los accidentes caseros, como el corte con un cuchillo guisando, o la caída del niño jugando que se saldaba con un chorro de agua oxigenada, una gasa y un esparadrapo, con unos polvillos de Azol, para que no se infectara. Pero antes de ir al médico, la visita obligada era al farmacéutico, para que don Pedro nos dijera si era conveniente o no visitarlo. La familia confió en él ciegamente, porque siempre acertaba, y en no pocas ocasiones, evitó que acudiéramos a consulta, con el sólo hecho de comunicarle lo que nos pasaba. Mi abuela decía que con sólo ir a que don Pedro le tomara la tensión, ya salía buena de la farmacia, sin necesidad de ir al médico, tal era la conversación con el boticario, y la sabiduría que manaba de sus palabras. Ese trato cercano y profesional es el que hoy están recuperando los farmacéuticos granadinos, que se esfuerzan por dar un servicio a la sociedad, aparte de facilitarles las medicinas, pues no son pocas las campañas en la que están implicados, desde la violencia de género, hasta la fibromialgia, nada escapa al sabio consejo de los herederos de Dioscórides, que a pesar de no contar con tertulias culturales, políticas o artísticas en sus reboticas, mantienen el dogma de servicio a la sociedad, cuán juramento hipocrático. Tal vez las reboticas no cuenten ya con el comandante de puesto, el alcalde, el cura y el boticario, para chequear la actualidad del país ante un café vespertino, pero están esperando a sus vecinos, para informarles del banco de medicamentos, el sistema Sigre, para no almacenar en casa, dosificar y aconsejar como tomar sus medicamentos, cuidar su piel, sus ojos y su correcta y equilibrada alimentación. Al pasar de los años, los boticarios han tenido que reciclarse - como todos nosotros – y han pasado de recomendar algo para abrir las ganas de comer, a aconsejar sobre dietas sanas que eviten la obesidad, por mor de los desequilibrios gastronómicos vigentes, en la sociedad de las prisas y los estresses, que nos ha tocado vivir. Desde las sales de fruta, a la dieta mediterránea, su farmacéutico le dirá los pasos a seguir, sin necesidad de convertirse en un kamikaze ante la ingesta de una comida, que debe ser saludable y apetitosa. Por cierto: Lea las instrucciones de éste artículo, y, consulte a su farmacéutico.

martes, 9 de diciembre de 2014

¡ VA POR USTEDES !

¡VA POR USTEDES! Tito Ortiz.- Ahora que tan de moda está denostar la fiesta de los toros: Ahora que algunos de aquellos “modernos” que no sabíamos que pintaban en la barrera de sombra ya no están. Ahora que algunos políticos que gustaban de ir al callejón para sentir así mejor la emoción del ritual taurino, hacen declaraciones diciendo que jamás pisaron una plaza de toros, y que hay que acabar con ésta barbarie cuanto antes, ahora, es cuando más me esfuerzo por defender nuestras tradiciones y señas de identidad. Desde la izquierda mental en la que milito desde que nací, sin avergonzarme de nada, sino de aquellos que hace años fueron compañeros de viaje en lo taurino, y ahora se apuntan a los vientos catalanes, dándoselas como entonces, de “modernos”, porque son los mismos que sirven para el blanco o para el negro, ellos siempre van con la moda, no tienen ideas, ni ética, ni moral, pero siempre están en las vanguardias del pensamiento, situados en la foto de lo que toca, y rechazando frontalmente lo que defendieron antes. Sirven para un roto y un descosido, siempre están en la pomada mediática, y son capaces -si tiras de hemeroteca-, de defender los hornos crematorios hitlerianos, o a Mahatma Gandhi, les da lo mismo, ellos siempre están con el ganador, con el “moderno” y sobre todo, con lo que se lleva ahora. Hace muy pocos años, la barrera de sombra de Las Ventas, o de La Maestranza, era un escaparate de la sociedad española en su conjunto. Desde escritores, a pintores, cantantes, políticos, modelos, toda una pasarela de la “beautiful people”, de todas las diferentes españas, puro en mano, disfrutaban de las faenas de los toreros de moda. Hoy, muchos de aquellos reniegan de un espectáculo como los toros, y afirman sin pestañear – insisto - que jamás pisaron una plaza de toros, pese haber mantenido durante años su carnet de abonado, para departir con quienes podían, dogmatizando en su saber taurino al más puro estilo de Frascuelo, y dando glamour al asiento, con almohadillas de diseño firmadas por el mejor talabartero del país. Son los mismos que ahora escupen sobre la fiesta, los que han desaparecido de los tendidos, pregonando a los cuatro vientos que jamás fueron aficionados, ni les gustó aquello de los toros. Los que llaman analfabetos a los toreros, porque creen que todos nacieron al oficio, como única salida al hambre y la ignorancia. Pues sepan, que generaciones de matadores de toros, han pasado desde siempre por las aulas de la universidad, y algunos con brillantes expedientes. Roberto Domínguez, Vicente Barrera, Chamaco, Litri, Cepeda, Aparicio. Podría relatar aquí una larguísima lista de matadores con estudios universitarios, y no de últimas generaciones como sería fácil argumentar. A lo largo de toda la historia del toreo, la cultura y la educación, junto con la formación universitaria, han ido de la mano de auténticos figurones del toreo. No olvidemos a Ignacio Sánchez Megias, llorado por Federico García Lorca, que no sólo fue hombre culto sino que, destacó como brillante autor teatral de la época. Pero antes que él, y sin ánimo de aburrir, encontramos en el siglo XIX, al gran Luis Mazzantini, hijo de ingeniero italiano y madre donostierra, que estudió Bellas Artes en Italia y tras conseguir fama y dinero como matador de toros, llegó a ser concejal en el ayuntamiento de Madrid, Diputado provincial, y Gobernador Civil de Guadalajara y Ávila. Sólo aporto unas pinceladas de formación y nivel cultural, de gran número de matadores de toros a lo largo de toda la historia, que desmontan los arquetipos erróneos, de quienes desde el desconocimiento, desprecian la extracción social de los toreros, apuntándolos a la marginalidad social del hambre, la miseria y el analfabetismo. No digo que alguno sí, pero no se puede generalizar con toda una profesión cinco veces centenaria, en la que a lo largo de la historia, siempre hubo una completa representación social. No olvidemos que el principio de la tauromaquia, es de nacimiento noble, pues son los cortesanos los que comienzan alanceando toros en las plazas mayores de las villas, con motivo de festejos reales o plebeyos. Erran por ignorancia, los que se apuntan a los nuevos aires de despreciar la fiesta, solo por el hecho de incorporarse a las nuevas corrientes fundamentalistas, que pretenden acabar con un ritual tan antiguo como nuestra propia historia. Esto es algo que hay que abordar desde la sapiencia, con el don de la palabra, y no con el insulto pancartero, o la desnudez de tetas y culos manchados de rojo a las puertas de las plazas. El futuro de la fiesta se debe enjuiciar desde la culta palabra, única herramienta que debe utilizarse en el dispar parecer de ésta cuestión, y a ser posible, desde la tranquilidad de una taza de café alrededor de una buena tertulia, en la que todos participen, como han hecho los toreros a lo largo de la historia, con los intelectuales, políticos y periodistas de la época. Tiren otra vez de hemeroteca, y vean a Juan Belmonte, debatiendo con los cultos de su generación y a tantos y tantos toreros, que en tardes de no paseillo, cultivaban la amistad de la España vanguardista de todas las artes, alrededor de una mesa, con agua, azucarillos y aguardiente, junto a un tenor de moda, o un cantaor de solera. Esa es la mejor representación de que todas las españas, convergen en una sola: La de la tolerancia y la palabra, con el respeto por montera. ¡Va por ustedes!

miércoles, 26 de noviembre de 2014

EL DUQUE DEL ALBAYZÍN

EL DUQUE DEL ALBAYZÍN Tito Ortiz.- Era su consulta, un remanso de paz en la bulliciosa calle Pagés, del Albayzín. Cuando entrabas, el recibidor era humilde, con las revistas atrasadas de la época, pero cuando, don Antonio, “el médico del Albayzín”, te hacía pasar, aquello era otra cosa. Su primer consejo era siempre, que había que tranquilizar los nervios. Que la vida había que tomársela con otra filosofía, que debíamos esforzarnos en aplicar a la cotidianidad, otro “tempo”, para poder sobrellevar la vida de gente pobre y, estresada por el pluriempleo y las obligaciones en casa. Don Antonio, fue un adelantado a su tiempo, detectando en los años sesenta lo que ya iba a ser el mal de nuestros días, el maldito estrés, por mucho trabajo, por muchas obligaciones familiares, por penurias económicas, o por paro contumaz, que prolonga el desempleo y el desaliento en las gentes de bien, machacados por una crisis inventada por banqueros, con la complicidad de unos políticos corruptos, a cuyas casas no ha llegado la estrechez monetaria, porque bien que se han guardado sus señorías, de que los únicos que paguen ésta crisis inventada por ellos, seamos nosotros, los pobres de a pie, mientras ellos nos prometen durante lustros, que nos vana sacar de ésta. ¡Dios nos libre de ésta y de ellos!. Decía don Antonio, cuando te sentaba en su consulta, que ya estaba bien de Optalidones y Bellergal. Que escucharas la música, porque sonaba en el ambiente, un viejo tocadiscos, con un vinilo de 33 revoluciones, con los acordes de los grandes clásicos, antes de que Argenta los hiciera populares en las ondas. Era la de don Antonio, la única consulta de médico con música clásica de fondo, y era además, una consulta barata, porque listo como el hambre de sus pacientes, don Antonio cobraba según veía el nivel adquisitivo del enfermo, así que más de una vez salí de la mano de mi abuela de aquella consulta, sin que nos cobrara un duro, y además, con el cesto lleno de medicinas gratis, para que no tuviéramos que gastar en la farmacia. Era don Antonio un santo, al que media Granada le debe homenaje de cariño, y sobre todo, su barrio del Albayzín, al que tanto sirvió, con el ejercicio de su consulta privada, para pobres de solemnidad de aquellos tiempos, que éramos casi todos. Era don Antonio, un ciudadano ejemplar, con una vocación extraordinaria, por el ejercicio de la medicina enfocado a los más necesitados, y que solía disfrutar cada domingo desde la tribuna cubierta del viejo Los Cármenes, del juego de su Granada. Sólo en éste espacio y, cuando se trataba de sus colores del alma, se permitía don Antonio, sufrir la transformación del doctor, Yekyll a Mister Hyde, y soltar a los aires de Granada, su visión de la actuación arbitral, o de la contundencia física de algún defensa visitante, como por ejemplo, Benito, o el trencilla, Franco Martínez, que fueron objeto de sus decires, en presencia del que esto escribe, que se asombraba por el comportamiento de aquel aficionado enfervorecido, que durante dos horas, hacía olvidar de repente, aquel galeno tan bondadoso, que ejercía la caridad con los pobres en su consulta albaycinera y que tanto bien hizo, desde la generosidad más absoluta, por lo que yo pido para él, reconocimiento noble de que le sea concedido, el Ducado del Albayzín, por haber sido un gran médico, pero sobre todo, por haber dado testimonio con su prójimo, de ser sobre todo, un hombre bueno. Honor y gloria siempre, por los siglos de los siglos a Don Antonio, Él Médico del Albayzín, al que tantos vecinos debemos tanto, algunos, incluso la vida. Y junto a él, quiero también rendir homenaje de reconocimiento a un médico ejemplar de la seguridad social, del ambulatorio de Postigo Velutti, don Faustino, que vivía en la calle del Beso, junto a Plaza Nueva, en la puerta de al lado del Bar de Julio, y que si ya no era hora de consulta, te atendía en su casa a la que fuera, incluidos los Sábados y Domingos, y si además no podías permitirte un practicante, él mismo te ponía las inyecciones, e iba a tu casa si no te podías levantar de la cama. Y todo gratis y con una sonrisa. Como la que te ponía don Juan, Médico militar, que por la tarde pasaba consulta en su casa de calle Elvira, esquina a Joaquín Costa, en el piso que había sido de mí abuelo, Rafael Rubio. Don Juan, te atendía, te cobraba una miseria, o no, dependiendo de sí los semaneros habían pasado ya por tu casa, y no te quedaba ni para comer. Te daba las medicinas que sacaba de aquella vitrina blanca de su despacho, te ponía las inyecciones, te pasaba por la pantalla de rayos X, y te despedía en la puerta con una sonrisa, bueno, media sonrisa, porque don Juan vivía con la pena de no poder tener hijos, y aquello afectaba a la alegría de su rostro, pero no mermó nunca su bondad y generosidad, para con los vecinos pobres del Albayzín y los aledaños de plaza Nueva. Cuanto bueno hicieron los tres por los humildes, y que poco se les ha reconocido. Pero éstas tres batas blancas, merecen un lugar de honor en nuestro recuerdo. ¿Verdad vecinos?.

domingo, 23 de noviembre de 2014

“POLITERCOS” COMO UNA MULA

“POLITERCOS” COMO UNA MULA Tito Ortiz.- Como añoro aquel pesoe ecuménico, de la calle Águila, en el que lo mismo tenían cabida un viejo militante del Partido Comunista en la clandestinidad, perseguido y encarcelado por la Brigada Político Social de Franco, como Antonio Cruz, y la no menos socialista, Virginia, hija del teniente de la Guardia Civil, Prieto, que persiguió a tiros a los hermanos Quero por las calles de Granada, y que la noche del 23 F, vistió gabardina sobre el uniforme frente al Congreso. Un pesoe en el que se abrieron los brazos –entre otros- a los Guevara, y Quero, procedentes del PSP de Tierno Galván. Era aquel pesoe granatensis, un partido en el que todos los socialismos tenían su puesto, todos eran oídos, todos aceptados y todos en apuesta común por los dictados de Pablo Iglesias, - el de Casa Labra de Madrid, digo, no el capitán Poldark,- y la sociedad granadina que entusiasmada, despegaba hacia la etapa más brillante post dictadura. Un pesoe en el que los no militantes, éramos escuchados y consultados, en igualdad de condiciones, a la hora de valorar nuestros juicios y argumentos, sobre los temas más dispares, pero así se tenía en cuenta la voz de la calle, esa que ahora no llega a la Torre de La Pólvora, por el concepto endogámico de no tratarse más que entre ellos, sin admitir el contraste de pareceres como riqueza política e idearia, de las soluciones sociales a los problemas de los ciudadanos. El desconocimiento que de la realidad granatansis hacen gala ahora, es el producto de no rozarse con el contrario, o lo que es peor, no hablarse con el compañero que difiere. Pero el asunto comenzó a torcerse con la revolución de los catetos, y es que, los lados que forman el ángulo recto en un triángulo rectángulo siempre lo fastidian todo, incluso dan lugar a partidos unipersonales, hechos a imagen y semejanza de los mesiánicos disidentes, esos que yo he dado en llamar, “politercos” como una mula, que no admiten disciplina democrática de una organización, y registran la suya propia para eternizarse en la actividad política, rodeados de una corte plebeya, ayuna de inteligencia, y por lo tanto, dúctil como la plastilina, para ser moldeada a imagen y semejanza del guía omnipotente de las siglas. Que algún ejemplo de esto, nos queda por la costa granadina, reivindicando conducciones de la presa ruleña... por ejemplo. Cuando el pesoe pierde la calle – como ahora – ésta cae rendida en los brazos de la derecha. Ya lo dijo Fraga en 1976: “La Calle es Mía”, y aquel ministro de la dictadura que fundó Alianza Popular, para que la heredara su delfín, Antonio Hernández Mancha, era el mismo candidato con el que compartí un plato de morcilla en “Bienvenido” de Huétor Vega, donde nos llevó Kiki Díaz Berbel, para que don Manuel probara el mosto, en presencia de África Gran, Jorge Verstrynge y Kirkpatrick, con su sombrero de ala ancha, que le caía como a un santo dos pistolas, pero es que José Gabriel era así. Y a eso de la hora vespertina, cuando don Manuel había probado la salchicha, los chicharrones, las migas y los alcaparrones en vinagre, todo bien regado del caldo asalmonado de la tierra, vino en gracia el Kiki en imitar a Fraga, hasta tal punto acertado en tono y modismos, que el propio Fraga a punto estuvo de atragantarse con un torrezno, que por poco nos da la tarde. Eran los tiempos de Eladio Fernández Nieto y Arturo Pérez Arcas en el PSA, los de ballesteros o Javier Terrientes con mi inolvidable Pepe Guardia en el PC. Los de, Juan Tapia concejal en el ayuntamiento, de voz recia, que siempre tenía un caramelo a mano para ofrecerte: Niñico, toma un caramelo, niñico. Señores de la política sin distinción de partidos. Personas humanas con la educación por bandera, que sin renunciar a sus convicciones políticas, hacían gala de un comportamiento ejemplar entre iguales y con los contrarios. Ahora los políticos no difieren en sus argumentos, ladran, cada cual, con mayor potencia y desvergüenza, porque ahora no hay que convencer con la razón, hay que humillar al contrario con el ensañamiento propio de quién sin educación ni respeto, se hace oír más por el volumen de su voz, y sus incívicos ademanes, que por lo acertado y conveniente de sus razonamientos. Ahora en política, no priman los argumentos, lo que se lleva es un buen despacho de abogados, para salvar a tanto político corrupto de las garras de la justicia, siempre tan lenta, pero siempre tan segura. Tan falta de medios, premeditadamente, porque al carecer de ellos, y depender éstos de los políticos, no les son concedidos a los señores de la toga, para así, impedir mayor diligencia en sus actuaciones contra la clase política, que es ahora mismo la que copa los juzgados, de un país que ha sido esquilmado por ellos y en compañía de otros, otorgando así a las criaturas de bien tal descreimiento y desconfianza en sus políticos, que algunos ya preferimos ser gobernados por Diego Corrientes o José María “El Tempranillo”. Al menos éstos, robaban a los ricos y lo repartían entre los pobres. Honor y gloria a los bandoleros, antes que a ciertos políticos.

jueves, 16 de octubre de 2014

¡ESCOLTA NOI!

ESCOLTA NOI Tito Ortiz.- Sabido es que, cualquier nacionalismo es nacido de mentes abecerradas, atrincheradas en lo propio, cegatas al exterior del otro en cuya diversidad se contiene el progreso, y la riqueza intelectual. El miedo a lo diferente, -propio de enanos mentales- es el mejor caldo de cultivo nacionalista a las finas hierbas, con una reducción a lo jíbaro neandertal, cuya corriente se ha transformado en moda muy ponible, en la actual Cataluña que habla inglés mejor que español. Parte de los sardaneros se quejan de no sé qué agravio del gobierno central con respecto a ellos, que siempre son el sol en cuyo derredor gira la vida y todo. El victivismo mediático es utilizado desde la Fuente de Canaletas, para pedir más, incluso frontera y pasaporte. Lo que ningún Artur Mas ha explicado a los suyos, es que si el resto de España no consumiera el 85% de lo que ellos producen, lo tendrían muy crudo para terminar La Sagrada Familia. Bastaría con que el resto de los españoles cerráramos el grifo de lo que consumimos hecho por ellos, para que los independentistas catalanes se pensaran de qué iban a comer. Si no fuera por España, por muchos brindis en inglés hacia Europa que su presidente haga, Cataluña lo tiene muy crudo para salir adelante con sueños de independencia, a no ser de que sea capaz de comerse todo lo que produce. Los escoceses, -juiciosos ellos- reconocieron a tiempo, que no eran capaces de beberse solos, todo el whisky que producen, y han recapacitado a tiempo. Artur, “El empecinado independentista”, cuya lengua Alá confunda, no sólo está llevando a su pueblo a una frustración, en un momento que no tocaba, pues parece que empezamos a sacar la cabeza de la crisis y deberíamos estar todos a otra cosa, sino que, sospecho se está fraguando ante él, un futuro político tan apasionante, como el que la historia le ha deparado al ex lehendakari, Juan José Ibarreche, todo un estadista, que pasará a la historia por demostrar al mundo que, bajo la chapela, sólo se le atisbó, un hermoso adoquín por sesera, incompatible a todas luces con la vida inteligente. Nacionalista y cateto, es algo indivisible. Aquel individuo que más próximo a un primate, saca pecho de sus limitaciones internas, y cuando el mundo no las comparte, opta por pararlo y apearse de el, incapaz de admitir que el ajedrez es también un deporte, pese al levantamiento de piedras, ese es uno que desde la intolerancia nos pretenderá someter, o echarnos. Lean sino al gran, Sabino Policarpo Arana, inventor del racismo y la xenofobia, y eso que sólo vivió 38 años, que sino, hubiera acabado con todos nosotros antes de nacer: Lo que se dice, todo un progresista... vamos. Pues los del “pan tumaca”, moderados en las formas, pero no en el fondo, pretenden sacar de la historia al millón de andaluces y extremeños que desde la posguerra a nuestros días han hecho posible la grandeza de esa tierra, y sin exigirles ocho apellidos como los vascos, si miran con lupa la limpieza de sangre, que debe estar como mínimo en dos generaciones, o tres, si son pequeñas. Tampoco es cuestión baladí observar aterrados, que muchos de los recalcitrantes nacionalistas, que no dudan en ceñirse al cuerpo la señera, son hijos de emigrados de otros puntos de las españas. Siempre pongo el ejemplo del honorable, José Luís Carod-Rovira, otrora presidente de Esquerra Republicana de Cataluña, hoy desaparecido de la escena política, por conveniencia de imagen, nacido de un Guardia Civil mañico. Quién se lo iba a decir al del benemérito instituto. Los hijos a veces se nos tuercen de una manera sonrojante, a mí el primero. Pero en éste devenir catalán, sin venir a cuento, en un momento “dulce” de la recuperación económica, cuando los esfuerzos deberían estar dirigidos a luchar contra el paro y la pobreza galopante, pues... que quieren que les diga, que un sector del pueblo catalán pida la independencia, es que me parece una grosería fuera de lugar y tiempo. Deberíamos estar todos a otra cosa que nos llevara a adelgazar las listas del paro, engordar un poquito las nóminas, de tal manera que los comedores sociales y los atendidos por Cáritas, no sean los únicos que crecen en éste país. Me parece éste un asunto inoportuno, planteado en un momento que no tocaba, y lo que es peor en democracia, sin haber agotado las vías del diálogo o reformado la Constitución, que ya va siendo hora de meterle mano. Y hablando de meter mano y adelgazar el déficit público, no deberían demorar más sus señorías, el decreto por el que desaparezcan instituciones inútiles para la ciudadanía, que nos cuestan un riñón y que sólo enriquecen al cementerio de elefantes de sus componentes. Hablo de cerrar para siempre los diferentes consejos consultivos, cuya pírrica memoria anual, enrojece a cualquier persona inteligente, no así sus sueldos, a todas luces vergonzantes en época de vacas flacas como es ésta. Hablo de cerrar los distintos consejos audiovisuales, que en nada inciden en la sociedad, solo en la buena nómina de sus componentes. Hablo de cerrar las diputaciones, duplicadoras del gasto y cobijo de amistades, dependiendo del partido que gobierne, y hablo finalmente de cerrar el Senado, como ejemplo preclaro y palmario de la ineficacia social, sin que el alto sueldo de sus señorías, se vea reflejado en beneficio de los ciudadanos. ¿Se me entiende?

miércoles, 15 de octubre de 2014

ENFURRUÑADO

ENFURRUÑADO Tito Ortiz.- Estaba yo enfurruñado con la clase política, ensimismado en mis pensamientos, harto de corrupción e ineptitud, ya sea por acción o por omisión, y en esto llegó como a zarandearme, el capitán Poldark. Aparecido como fantasma en la noche de difuntos, con el nombre del fundador del pesoe, heredero de los indignados del 15-M, tamizado por Stéphane Hessel, con pinta de no haber cogido un amocafre en la vida, utilizando un lenguaje entendible. De tal guisa que no es extraño, que a las primeras de cambio, Pablo Iglesias haya arrastrado tras de sí, y sin mucho esfuerzo, millón y medio de votos en europeas, que ha metido sin dudar a la remanguillé en la buchaca, y ahora sea seguido por las redes sociales, como el mesías prometido, que expulsará a los mercaderes del templo a golpes de látigo mediático. El coletudo líder, barbilampiño en la arena política al uso, rompe moldes y les canta las cuarenta a sus señorías, desde la legitimidad que nace de tener las manos limpias, y no haberlas metido en el cajón del pan, entre otras cosas, porque nunca lo ha tenido a mano, que así es muy fácil presumir de honestidad. Lo meritorio es tener el cajón abierto al lado, y que pasen los años sin que se te ocurra meter la mano dentro. Ahora, si en toda tu vida no has tenido el cajón cerca, el mérito es mucho menor, porque no has tenido oportunidad de ser tentado, como Cristo en el desierto después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, y esto no es de Sabina, lo digo para los modernos. Como analista político en el ejercicio de la profesión, observador social, y periodista en activo, juro ante dios y ante los hombres, que ver de la noche a la mañana, millón y medio de indignados tras un solo líder, como su dios único y verdadero, es algo que me preocupa, y me ocupa mentalmente hasta el cansancio, porque no vaya a ser que, como las ratas que siguieron al flautista de Hamelin, acabemos todos ahogados en el limbo político de la progresía fina e inexperta, y ya no nos queden fuerzas ni para nuevas acampadas. Sabed modernas criaturas, que nada me haría más feliz que poder pasarme a vuestro bando, pero la herencia genética de una saga familiar masacrada por votar libremente a la república, que después recibió varios tiros en la tapia del cementerio, me impide salirme de la senda, pese a que en la torre de la pólvora, haya miserables a los que con gusto escupiría en la cara, y les quemaría el carnet de socialista, del que no son dignos, por sus actitudes predemocráticas. Lo bueno es que sólo son dos, pero su cáncer ha creado metástasis. De éste y otros ejemplos, se nutre el ayatolá Iglesias, pues nadie puede pensar que sus votos provienen de la derecha, ni van a provenir, por mucho que el opus quiera castigar con la boca pequeña a Rajoy, por no haber dejado que Gallardón nos devuelva a las cavernas con su proyecto de ley, nacido de una mentira para sumar votos, los mismos que se intenta desde el poder no perder, guardando la dichosa ley hasta que pasen las elecciones. Enfurruñado sigo, sin saber para donde tirar. Si coger el palustre y echar mas mezcla a los ladrillos, o por el contrario, aventar en la era el trigo trillado para separar la parva. No sé si, como don Quijote, ponerme en vigilia por la noche, al raso en el patio de la posada, a velar las armas, ceñirme luego el Yelmo de Mambrino, a y lomos de mi Triumph, salir veloz hacia los molinos combatiendo a los gigantes. No sé si acercarme al senado, y en su puerta, gritarle a la bestia de Granada, o bajar a la costa, y retorcer la veleta de los vientos, aquella a la que Federico decía: Aire del Norte, ¡oso blanco del viento! Llegas sobre mi carne tembloroso de auroras boreales, con tu capa de espectros capitanes, y riyéndote a gritos del Dante. ¡Oh pulidor de estrellas! Pero vienes demasiado tarde. Mi almario está musgoso y he perdido la llave. Ya lo dice el cante flamenco, que siempre tiene una letra para cada historia: Yo voy tirando piedras por la calle, y al que le dé, que perdone. Tengo mi cabecita loca... de tantas cavilaciones.

miércoles, 8 de octubre de 2014

EL TONTÓDROMO

EL TONTÓDROMO Tito Ortiz.- Sepan aquellos que no estén al corriente, que pese a menesterosos historiadores, que han oído campanas y no saben dónde, “El Tontódromo” granadino, comprende la longitud exacta que va, desde la puerta principal del edificio de Correos,- en el kilómetro cero de la malafollá granaína - hasta los plátanos de sombra del Campillo, junto a cuya fuente, se escucha aún la voz melodiosa de la animadora vocalista de la orquesta del café, “Alameda”, a las puertas del Teatro Cervantes. Así que en saliendo de Correos, se gira a la izquierda, se baja lo que el vulgo conoce como, Acera del Casino, se pasa por la pecera del Centro Artístico, Literario y Científico de Granada, por la puerta del Isabel La Católica, por las ventanas abalconadas del Real Aeroclub y se llega a la plaza frente a la tertulia “El Rinconcillo”, y esos metros exclusivamente, eran los que tenían las chicas y chicos granadinos para cruzarse calle arriba, calle abajo, hasta cansarse, ponerse ojitos, giñarse, sonreirse, en fin, para tontear dejando a las claras quién te gustaba, y quién podía ser el candidato o la candidata a pretendiente/a, que es la dignidad mínima del escalafón, que culmina con el casamiento por todo lo alto, incluido el traje de Almacenes “Los Muñecos”. Yo no llegué a tiempo de escuchar, la vieja orquestina en el Hotel Colón, reconvertido inmediatamente en los Almacenes “La Paz”, pero si se educaron mis oídos con, José Luís y su Guitarra, cantando Mariquillla Bonita o, la cumbia del barrio de San Antón. Aunque comencé a bailar en la discoteca del hotel Casa Blanca, con las canciones de Adamo, ya me había curtido en casa, escuchando en el pick-up de mi tío Ñoño al gran Beni Moré, a Nac King Kol, o Renato Carosone, Torcuato y Los Cuatro, Los Cinco Latinos, y Marino Marini. Soy un producto musical de aquella época, en la que primaba en la música internacional, una cosa que al parecer hoy día no está de moda: Tener buena voz, educación musical y saber cantar. Hoy, a juzgar por lo que trasciende en televisión, resulta más efectivo que tener hermosa voz y cantar como los ángeles, presentarse embutido en un vestido de mujer y con barba de varios días. Esto es lo que de verdad se premia ahora en los grandes festivales de la canción. Si cantan o no, si saben lo que es un Fa sostenido, o por donde se sale al escenario, eso es lo de menos. Lo que importa es que sea un bicho raro, y si tiene tres piernas y dos cabezas, mejor aún, para el circo mediático. Que cante de verdad, sabiendo lo que dice y hace, eso, carece de toda importancia. Por eso el tontódromo ya no existe. Porque las relaciones ahora no se hacen, cruzándose por la calle con mirada embelesada. Ahora lo que prima es entrar en las redes sociales y mandarte un wasap. Coger el móvil y mensajearte con el candidato a todo trapo, con un lenguaje ortográfico de pena, donde el idioma es masacrado hasta la muerte. Antes las salidas con los amigos y amigas, se convertían en reuniones interminables junto a los toneles del “Cortijo Las Cruces “ de la calle Recogidas, en torno a unos vinos, mientras Manolito Orellana, descolgaba la guitarra de la mugrienta pared, y atacaba las rumbas de Los Payos, con sus pantalones de campana y sus picos del cuello de la camisa, hasta la mitad del pecho. En eso que, alguien sacaba un paquete de “Sissi”, tabaco que cada cigarrillo venía de un color distinto, aunque siempre había un valiente que arrojaba sobre la mesa uno de “Habanos”, para que alguna despistada se lo llevara a la boca, y a la primera ganchada, echara los quirios junto con la primera papilla, era como la tapa “escondida” del San Remo, en la calle, Puente de Castañeda. Pero nos divertíamos así, con inocentadas de andar por casa. Ahora lo moderno es, -ya que se han agotado los geroglíficos del castellano hablado y escrito-, reducirlo todo a un emitocono para colmo de la síntesis parlante. Alguien te manda una cara amarilla realmente deplorable, que dependiendo de si sonríe o llora, debes interpretar que lo mandado por ti, es bueno o malo, y san selerín del monte. Ah, y no hace falta que nos juntemos físicamente en algún lugar agradable, o en plaza pública al uso. No, no, que barbaridad. Ahora lo que hay que hacer es que, cada uno en su casa, a ser posible encerrado bajo llave en su habitación, nos conectemos en lo que se ha dado en llamar, un party line. O sea, que con el ordenador y la West Camp, nos vemos el careto y hacemos una reunión virtual, en la que no nos olemos – eso que nos ahorramos – teniendo en cuenta que los modernos tiran poco de ducha, porque nos han salido todos/as muy ecologistas y por lo tanto, ahorradores/as de agua. Es la panacea de la comunicación moderna. Como una tormenta de ideas, al más puro estilo del marketing básico norteamericano, sin rozarnos, y cada uno bebiendo de lo suyo y fumándose su tabaco sin tener que invitar. Vamos un chollo, paradigma actual de la intercomunicación humana en régimen de aislamiento, o sea, un caso para mí admirado profesor, José María López Sánchez, de quién tanto aprendí en el pabellón psiquiátrico del clínico, a las órdenes de Carlos Ruiz Ogara. ¡¡¡ ¿Qué hemos hecho con nuestras vidas, dios?!!!

ME ENCONTRARÉIS ABORDO, LIGERO DE EQUIPAJE

ME ENCONTRARÉIS ABORDO, LIGERO DE EQUIPAJE Tito Ortiz.- Si por aquellas cosas de la vida, has notado ya, que tus articulaciones pronostican el tiempo mejor que los meteorólogos, date por acabado. Has entrado en esa fase de la vida, en la que debes prepararte a bien morir. No le des más vueltas y cuanto antes lo asumas, mejor para ti. No te resistas, o tu cabeza irá por un lado y tu triste osamenta por otro, dando un espectáculo dantesco. Acércate con precaución al andén señalado, y aguarda tu tren ligero de equipaje, que parará a tus pies, mientras la parca con su guadaña te saluda desde el estribo. No intentes hacer todo lo que tenías pendiente a lo largo de tu vida, porque aparte de ser agotador, té estressará hasta límites insospechados, acelerando si cabe, el fin de tu existencia. Ten en cuenta que has pasado, de ser considerado por todos un hipocondríaco, a estar enfermo de verdad. Lo tuyo es lamentable. Que cerca estás ya de la sala del adiós, con sus discos dedicados y su crematorio adyacente. Para yacer... ¿comprendes?. Y aunque no te sirva de consuelo, recuerda aquello de... Mal de muchos, consuelo de tontos. Porque, tus secretos están seguros con tus amigos, ya que ellos, tampoco los recuerdan. ¿Dónde están las llaves?, y ¿Las gafas?. Puedes pasar sin sexo..., ¡¡pero no sin tus gafas!!. ¡Que poco té queda muchacho!, Apenas tres telediarios. ¿Desde cuando tus vecinos no protestan por una fiesta tuya? Ahí tienes la prueba. Estás más acabado, que Falete en un restaurante vegetariano. Lo tuyo ya es irrecuperable. Con lo que tú has sido, y en lo que te estás quedando. Yo que tú, para que luego no te metan en la primera caja de arenques a mano, me iría sin prisa pero sin pausa, a la funeraria del Moral, a la calle san Jerónimo, y les pediría el muestrario de las últimas tendencias en ataúdes, para escogerlo a tu gusto y que luego no te metan en el primero que se les ocurra. Que hay cuñadas, escúchame bien: Que hay cuñadas que te encasquetan en el más barato, con tal de que el seguro les devuelva unos euros para pasarlo pipa a tu costa, una vez que estés incinerado y ya no puedas ser oído en el mundo de los vivos. Y con un poco de suerte, en el de los muertos tampoco. Todo esto comienza el día en que la ropa que te compras, ya no pasa de moda. Ahí está la señal, ese es el principio del fin. Estás más acabado que Sabina en un autoclave. Lo haces de una manera inconsciente, y así, sin darte cuenta te vas preparando una bonita mortaja en tonos adecuados a tu edad y clase social. Olvidas lo que significa lujuria, para dar la bienvenida a la gula, sobre todo si es la del norte con su ajito y guindilla. Te importa un pepino tu currículum, es más, no recuerdas cual es y que contiene, para lo que te va a servir ya. Hay una cosa buena: Por fin tus neuronas activas, son una cantidad manejable, y no esa desproporción de antaño. ¡Que barbaridad!. Ésta si es ya una cantidad razonable. Llegado éste momento hay sólo que saber lo justo para pasar el día, que esa es la inteligencia correcta. No te metas en camisa de once varas. Si estás a punto de espicharlas. ¿Te vas a preocupar ahora, hombre de dios?. Asume que tu vida ha sido una idiotez, que no ha servido para nada, que aunque naciste en una dictadura militar con un general bajito del Ferrol, mueres ahora con otra dictadura. La de la economía, esa que deciden unos señores dentro de un edifico europeo inteligente, que visten de Armani, unos trajes que tu no podrías costearte en toda tu vida, o en varias. Individuos que deciden que tipo de sueldo y de prestaciones sociales te corresponden, independientemente de tu formación y capacitación, de tu familia o de tu perro. No te meten en la cárcel por tus ideas, pero te dejan en el paro, te echan de tu piso, y te obligan a ir a los contenedores de los supermercados, para no morir de inanición. Te aseguro que después de tantos años, todavía no he decidido, cual de las dos dictaduras es peor, y sobre todo, cual de ellas tiene las peores consecuencias para la humanidad y, las futuras generaciones. ¿Qué sabrán los banqueros del Gobierno, que son los primeros en ser rescatados, y si sobra alguna migaja, para el pueblo, tarde, mal y nunca?. No consigo recordar quién me mandó éste email. A cambio, espero que tu olvides ahora mismo que has leído éste artículo, no vayas a ser la excepción. Una generación perdida, es y debe ser siempre, una generación perdida. Seriedad... leñe. Murámonos todos de una vez, y a su debido tiempo. Debemos hacerlo antes de pasar a ser pensionistas, entre otras cosas, porque cuando nos toque cobrar la pensión, ya no habrá dinero para pagárnosla. Vamos a ser la primera generación sin derecho a pensión, pese haber cotizado cuarenta años. Que nadie pueda decir nunca, que fuimos incorregibles. ¡Señores! Seriedad. La campana de La Vela da el toque de ánimas... es la hora de morir.

LAS VACACIONES, ¿BIEN O EN FAMILIA?

LAS VACACIONES: ¿BIEN, O EN FAMILIA? Tito Ortiz.- La pérfida intención de Andrés Cárdenas, que desde éstas mismas páginas se empeña año tras año, en hacernos creer, que el estado ideal del hombre es pasar las vacaciones con la familia en la costa de Granada, a ser posible en las proximidades de un chiringuito, es hora de que sea desenmascarada. Que el afamado periodista, se nos muestre feliz de compartir un tinto de verano con, Orfer en La Herradura. Un espeto plateado con, Pepe Ladrón de Guevara en la Costa Tropical, o un vermut Zinzano, con Mayor Zaragoza, desde su balconada al mar, no debe confundirnos. Cárdenas es un topo infiltrado por la parte oscura del gobierno, para que dentro de ésta crisis, los pobres de espíritu veamos un poco de luz al final del túnel... de La Gorgoracha, si no hemos vomitado antes, en los caracolillos de Vélez, de Benaudalla, claro. Es imposible – y no sé a quienes pretende engañar – que un individuo ataviado de chanclas, bañador, camisa de cuadros de manga corta y sombrero de paja de los chinos, intente hacernos creer, que cualquier punto de la playa granadina, es un trocito de paraíso, donde la temperatura no pasa de 22 grados. Por la noche te tapas con un cobertor de, “Los Vázquez “ de la calle Hileras, y la paella sabe mucho mejor porque, a la hora de cocer el arroz, le echan dos piedras cogidas del rebalaje, de madrugada a la luz de la Luna en cuarto creciente, mientras tu suegra y tus cuñadas entonan el “jaguaibombai”, embutidas en biquinis a punto de estallar, con pareos y pay pay’s del todo a cien. Menos mal que es de noche. Lejos de que las vacaciones sean la panacea del amor, como nos hace creer el autor de “ El Cántaro Roto”, la realidad es que desde que comienzas a rellenar el coche, a base de colchones inflables, mujeres, niños, suegras, cuñadas y botijos, cuando enristras para la playa, tu ya juras en arameo entre dientes, sabedor de que el infierno no ha hecho más que empezar, y todavía quedan treinta días por delante, en los que tu serás el esclavo, convertido en mayordomo y asistente de toda la saga. Mientras todos/as descansan a la pata la llana, a ti te tocará madrugar para ir a por los churritos, porque lo suficiente de que estén en la playa, para que les apetezca desayunar unos churritos, hombre, ¿y quién va a ir a por ellos?, pues tú que eres el esclavo vacacional a tiempo completo. A eso de media mañana, cuando te disponías a leer el periódico tranquilo, tu parienta se acercará melosa acariciándote la oreja, con un papel, en el que constan todos los alimentos y complementos, que sin dilación debes traer inmediatamente del supermercado, si es que quieres comer a medio día. Mientras todos/as se bañan en la playa, tu descargas la compra del super y la colocas. Aprietas un poco el paso, para que te dé tiempo de tomarte algo en el chiringuito, ese lugar que por lo visto es la casa veraniega del señor Cárdenas. Cuando por fin te haces con un hueco en la barra para apoyar el codo, te dan una cerveza caliente, un jurel frito y frío, espolvoreado de arena de la playa, porque hace rato se levantó el poniente, que es un señor con tanta malafollá como yo... o más. Aunque siempre me he preguntado, ¿de donde sale la arena de las playas granadinas?, cuando los chinos más pequeños que tenemos son como pelotas de ping pong. Cuando rellenas la pipa y vas a encenderla, para pedir la segunda cerveza, rogando por caridad que ésta sí esté fría, aparece una de tus encantadoras cuñadas, ordenándote que recojas tú las sombrillas y todos los aparejos de la playa, porque ellas tienen que ducharse antes de hacer la comida. Cuando logras subir las tumbonas y todo el atrezzo al quinto piso sin ascensor, tocas a la puerta pidiendo la muerte, pero una voz femenina desde la cocina te ordena que pongas la mesa inmediatamente, que los niños tienen hambre. Tu por lo visto no. A la tarde, cuando pensabas disfrutar de una siesta ejemplarizante, te toca vigilar a los pequeños durante el baño y juegos de agua. Tu suegra, con la misma voz de Tejero cuando entró en el Congreso, te dice con retintí, que: sería muy conveniente que a los niños no les pasara nada. Tú en cambio, si deseas que a ella le pase... el AVE, como mínimo. Llega la noche. Mientras todos/as salen a pasear antes de cenar, tu recoges el apartamento, rellenas el frigorífico de bebidas, y preparas la cena para cuando lleguen. Por favor que no vaya a faltar el yogur de “Abejorronchos en su tinta,” que tanto le gusta a “mamá”, y su cuchara del dibujito en la pala, que si no, menudo disgusto se llevaría... la pobre. Cuando se van a dormir, recoges la mesa, friegas los platos, y te sales a fumar a la terraza frente al mar. Miras al cielo, ves la luna que aparece por el horizonte, marcando de plata las aguas mediterráneas, sueltas la primera bocanada de humo, llenas los pulmones, suspiras, y te preguntas que has hecho tú para merecer esto, cuando lo que pretendías era, pasar unas vacaciones en familia. En ese momento de cansancio y hastío, cuando Morfeo se acerca para abrazarte, tu fiel amigo te pone la mano en la pierna, recordándote con el cariño más entrañable, que no lo has sacado en todo el día, y que está reventando por coger un arbolito y humedecerlo. Sacas fuerzas de donde no hay, té bajas los cinco pisos hasta la calle y mientras él va haciendo sus “cositas”, tu le cuentas lo bello que es vivir en la costa de vacaciones - según Andrés Cárdenas - y en ese instante, sin poder reprimirte, le ordenas al chucho: ¡Busca a Cárdenas! Corre, busca, busca.