domingo, 31 de diciembre de 2023

 

                                           El AVE de Granada. Alberto de Juan

UN AÑO PERDIDO

 

Tito Ortiz.-

 

Sé que éste es un balance muy subjetivo, tal vez producto de la experiencia de los años vividos y, el deterioro progresivo –sino regresión- de las leyes no escritas de buena convivencia, que en lugar de cohesionar el país, lo desmiembran dando lugar a un enfrentamiento fratricida en el que emergen los cantonalismos, nacionalismos, radicalismos y, en definitiva, la sensación de agravio constante que tanto desanima al electorado con respecto a la clase política, infundiendo una desconfianza en el ciudadano, que abarca incluso a los que militan sobre las siglas del que siempre fue su partido.

Vivimos momentos en el que los partidos defienden solo sus postulados, sin tener en cuenta lo que piensan los ciudadanos, incluso sus propios militantes, que ven atónitos como se atrincheran y encapsulan los líderes, dispuestos a tensionar un sistema democrático, que cada día lo parece menos, poniendo a prueba la paciencia de una sociedad expectante y sorprendida, porque observa con incredulidad, que mientras la derecha se une sin remilgos con todo su espectro, la izquierda se muestra cada vez más desunida, dando lugar al hecho histórico y repetitivo, de que para desmembrarla, no es necesaria la acción de la derecha, sino dejarla sola, que ella misma corre al abismo sin que nadie la precipite.

ELLOS VAN A LO SUYO

El país se desangra sin conseguir reducir las muertes por violencia machista, en flagrante fracaso de un sistema que no funciona, pero los políticos tranquilizan sus conciencias, tras una pancarta guardando un minuto de silencio. Pagamos un gran sueldo a sus señorías para que legislen lo que no funciona y, sobre todo, para que doten del presupuesto necesario, lo que en este sentido podría funcionar y, el metálico no alcanza. Que las cifras de mujeres asesinadas cada año, no bajen, y que suban la de los hijos asesinados, me parece suficiente motivo como para sonrojar a un país y, hacérselo mirar cuanto antes. Esto es intolerable e inaguantable.

Que el sistema sanitario esté desbordado en toda la nación, hasta el punto de que no hay una sola comunidad autónoma donde funcione, en condiciones normales para los usuarios, es propio de una república bananera, en la que, por lo visto, la panacea de las soluciones, es derivar a los pacientes a la privada, que a base de admitir todo lo que desde la pública le remiten, ya está colapsada como la anterior. La inteligencia al poder…por favor. Esto es una pesadilla para los usuarios de listas de espera interminables, a los que la cita les llega cuando ya han muerto, emulando a lo que ocurre con la valoración de la ayuda domiciliaria.

El sistema educativo español es tan original, que es el que más ha cambiado en los últimos decenios en toda Europa, hasta el punto de que, es el que más fracaso escolar arrastra, con la cifra escalofriante del abandono escolar, a la cabeza del viejo continente, mientras somos el país que más estudiantes de Erasmus admitimos, algo de locos. Por cierto, que también estamos a la cabeza del mayor número de suicidios de toda Europa, con la preocupación especial del aumento en jóvenes adolescentes, pero los políticos están preocupados en otras cosas. Ellos, a lo suyo.

¿Y DEL AGUA, QUÉ?

Aquí nadie se acuerda de santa Bárbara, hasta que truena. Lo de la pertinaz sequía es un hecho, hasta el punto de que nuestros pantanos están casi vacíos, y para rizar el rizo, tenemos la presa de Rules hasta arriba de agua, esperando desde hace un cuarto de siglo, unas canalizaciones para aprovechar el líquido elemento. Tres decenios para dar luz verde a un proyecto que tanto puede beneficiarnos, me parece una negligencia política, digna de ser reclamada por la ciudadanía y pedir las justas responsabilidades por tanta inoperancia. Ahora, ya era hora, estamos pensando en montar plantas desaladoras en la costa andaluza para paliar, la falta de agua de lluvia.

Llevo años diciendo que el puerto de mar más cercano a Madrid, es el de Motril, que sigue sin contar con una salida de ferrocarril hasta la meseta, con lo que esto supondría para el transporte de mercancías, desde hace dos siglos.

Granada es la única que cuenta con una circunvalación, que no circunvala la ciudad, -que dicho así-, parece un chiste de mal gusto, pero es la realidad. Lo del segundo anillo, se ha tomado con tanta calma, que ya se parecía mucho al proyecto del tren a Motril, del que por cierto y según las últimas noticias, no tendremos planes hasta 2050, así que me quedo sin ver el proyecto de mis abuelos. Y si hablamos de trenes, somos los únicos en tener un AVE tan lento como un mercancías a carbón, que además nos conecta en una sola dirección, con una variante proyectada en Loja, que se prolongará en el tiempo, según las últimas catas realizadas, como el soterramiento de las vías para llegar a la estación capitalina. Unos proyectos para los que se necesitan vivir varias vidas, porque con una sola, no los veremos. Seguimos sin conectar el Albayzín con la ciudad mediante un medio mecánico, que tanto facilitaría su reactivación, incluyendo al Sacromonte. Seguimos sin darle una solución a la carretera de la sierra, que mantiene en el tiempo el mismo trazado desde que el Duque de San Pedro de Galatino la imaginó, y desde entonces, sí que ha llovido. Seguimos esperando que nuestros políticos, trabajen por nosotros y, por esos vecinos de la zona norte, que todavía padecen los cortes de luz, ante la inoperancia de quienes nos gobiernan.

Me voy a ir de este mundo sin ver tantas cosas a cuyos proyectos asistí, en la confianza de ir a su inauguración, que me voy con un berrinche de toma pan y moja.

domingo, 24 de diciembre de 2023

 


DE MAYOR, QUIERO SER JOVEN

 

Tito Ortiz.-

 

Cada vez estoy más convencido que, esta sociedad que nos ha tocado vivir, se venga de los viejos, como si quisiera resarcirse de todas las frustraciones en los que menos poder y contundencia tenemos en la respuesta. En ciudades como la nuestra, se nos castiga sin poder sentarnos en la calle. La capital granadina es la única que en su arteria principal – desde el Camino de Ronda al Triunfo – no hay un solo banco para descansar, echarle migas de pan a las palomas o ver la vida pasar. Recogidas, Reyes Católicos y Gran Vía, son las calles principales, en las que paradójicamente, si te da un vahído, vas directamente al suelo, sin tener donde sentarte.

Echo de menos aquellos baños públicos de la plaza de Bibarrambla, con su guardia de la porra en la puerta. Si vas por la calle y te da la punzada, entras en un bar y, cuando sin parar en la barra te diriges a los servicios, el camarero te persigue para ver qué quieres consumir y, cuando le dices que tienes la próstata como el tambor de granaderos, amablemente te coge del brazo y te deposita de nuevo en la calle, donde como todo el mundo sabe, miccional está multado, además de mal visto e indecoroso.

En los últimos tiempos, cuanto mayor eres y vas torpeando por libre con algunas o muchas lagunas de memoria, la vida cotidiana se convierte en una yincana maldita, pese a no ser analfabeto digital del todo. Tú banco es el primero que te pone a prueba, y todo es para que no saques tu dinero. Pongo por ejemplo este año que agoniza, en el que, Unicaja ha cambiado a sus clientes hasta en tres ocasiones, la aplicación para acceder a sus cuentas. De tal manera, que no modifican esta labor para hacerla más sencilla, sino todo lo contrario, te la complican de tal forma, con nuevos accesos, nuevas contraseñas y más iconos innecesarios, con mayores pasos a realizar, que echar un vistazo al saldo, para ver si has cobrado la pensión, sin equivocarte puede llevarte una mañana, si es que no erras con cualquier contraseña, que te manda a la casilla de salida, mientras juras y maldices en arameo.

PIEDAD PARA LOS ANCIANOS

Mi generación no se lo puso tan difícil a sus mayores. Muy al contrario, les ayudábamos en todo para hacerles la vida más fácil, a medida que sumaban trienios a su calendario vital. Los de ahora, quieren acabar con nosotros, estoy convencido, Cuantas menos pensiones paguen, menos ruina habrá en la caja única que, ahora parece se va a desgajar un poco. A medida que las entidades bancarias van cerrando oficinas, los cajeros automáticos para sacar dinero están más lejos. Si sacas efectivo en uno que no es de su cuerda, te cobran una comisión que te dejan tiritando, aunque también puedes tener la “suerte” de ser atracado in situ, y ese mes te conformas con sopa de maimones. Si pretendes evitar el atraco, entras a la oficina, donde no te atienden si no tienes cita previa, han copiado de los médicos, pero todo es para que no te lleves el dinero. Una vez que suplicas de rodillas que se apiaden de ti y te permitan sacar tu dinero para comer, los amigos de lo ajeno tendrán un compinche dentro que, observa cómo te dan el dinero y en cuanto salgas por la puerta, tu dinero habrá volado en una motocicleta a todo gas. Normalmente –salvo excepciones, que las hay- ni recuperas el dinero, ni el banco se hace responsable. Debes dirigir tus pasos al comedor social más cercano, o al banco de alimentos, con el que, por otra parte, en estos días deberíamos colaborar todos.

TARJETAS PARA TODO

Nuestra vida ha pasado a depender de diversas tarjetas y contraseñas, abocándonos al caos más absoluto y a la demencia adelantada. Tengo un televisor de última generación que, cuando estás en lo más interesante del partido o la película, se va a negro y le salen unos circulitos de colores dando vueltas, señal inequívoca de que él solito y por su cuenta se está reseteando, según dice mi nieto, así que durante unos minutos te quedas sin tele en lo más interesante. Es entonces cuando maldigo que una vez más, y van tropecientas, Movistar me ha cambiado el acceso a mi cuenta, para ver el desglose de mi factura y, averiguar qué le pasa al televisor.

A estas edades dependemos vitalmente de otra tarjeta que es la sanitaria, que por cierto tardan semestres en dártela porque en la Junta, no tienen chip para hacértela. Que te obligan a que la metas en un cacharro cuando vas al hospital del PTS, para que el médico sepa que ya estás allí, pero el artefacto nunca funciona, con lo que debes aguardar cola inmensa en el mostrador, para que le comuniquen que tú ya has llegado. Es la misma tarjeta que cuando vas a la farmacia a por tus medicinas, el lector no funciona o se “ha caído el sistema”, que es una frase recurrente para que vuelvas otro día. Y si eres usuario del Parquin de Pedro Antonio de Alarcón, ya puedes tirarte al suelo y dar “chillios”. Es tan moderno que no te dan papel, así que, a la hora de pagar, con solo meter tu matrícula, el bicho te cobra y te puedes ir. Yo por más que lo intento, no hay manera. Tengo que bajar a leer mi matrícula para recordarla, pero cuando voy por la escalera, ya la he olvidado. A veces me cuesta dos y tres viajes al sótano. ¡Que alguien se apiade de nosotros!

domingo, 17 de diciembre de 2023

ENTRE DICIEMBRE Y FEBRERO

 

ENTRE DICIEMBRE Y FEBRERO

 


Tito Ortiz.-

 

Al igual que la iglesia instituida, nos cambia de fecha algunas celebraciones, como, por ejemplo, San Rafael o el día de La Madre, también los políticos nos marean de vez en cuando. Hubo un tiempo en que todos los andaluces dimos por hecho que, el día de Andalucía se iba a celebrar el cuatro de diciembre, pero la realidad es que al final, acordaron que la efeméride se celebrara el 28 de febrero, quedando la fecha inicial como la elegida para festejar la bandera andaluza. Los que vivimos aquella junta pre-autonómica con la prestigiosa figura de Plácido Fernández Viagas, bien sabemos lo que se ponía en pie con la firma del histórico Pacto de Antequera, donde, por cierto, también se habló de que la futura sede del gobierno andaluz, estaría en la citada ciudad malagueña, considerada el epicentro equidistante de toda Andalucía, aunque al final, pudo más la opción sevillana. Y es que aquí, todo cambia en función de unas fuerzas telúricas –no escritas- donde las cuerdas se rompen por lo más débil, llegándose entonces a prometer que, si la sede gubernamental autonómica se iba definitivamente a Sevilla, como así fue, Málaga sería compensada con la sede económica y, Granada con la cultural. Han pasado muchos años de aquello y tengo la impresión de que lo nuestro, se debió quedar en algún tramo de la A-92.

Esto viene a cuento, porque he tenido conocimiento de que el primer presidente andaluz elegido, Rafael Escuredo, ha entregado formalmente su fondo histórico a, la Fundación Andalucía, Socialismo y Democracia, con el objetivo de abrir su legado a la consulta y el estudio "para que nadie reescriba la historia de la lucha del pueblo andaluz por la autonomía plena". Así lo ha asegurado el presidente del PSOE-A y vicepresidente de la citada fundación, Manuel Pezzi, quien ha explicado que el legado cedido por Escuredo, es una valiosa compilación de todo tipo de información digitalizada sobre su actividad pública como consejero preautonómico, presidente preautonómico y primer presidente estatutario de la Junta. Y digo yo que, en esos papeles, se encontrarán las justas referencias a lo que anteriormente he expuesto. A veces, la historia se reescribe, incluso antes de escribirla, que no es poco. La deuda con Granada, sigue existiendo.

PUEBLO A PUEBLO

Lo cierto es que, Rafael Escuredo estuvo en el proyecto de gobierno andaluz desde sus inicios, llegando a ser como queda para la historia, el primer presidente andaluz elegido por el pueblo. Un pueblo que él conoció al detalle, visitando los rincones más alejados de aquella Andalucía de entonces, tan falta de autovías y de carreteras.

El legado de Escuredo se compendia en un total de más de 4.300 unidades entre documentos (2.566), fotografías (1.682) y archivos (87 cajas) que ocupan dos tetrabytes, que se van a poner a disposición de todos los andaluces, para que conozcamos de primera mano, como se gestó lo nuestro y, cuáles eran las ideas primigenias de lo que ahora conocemos como, Junta de Andalucía. No hay que olvidar que Rafael Escuredo, se enfrentó a sus propios compañeros, Felipe González y Alfonso Guerra en su momento, con el fin de lograr una autonomía plena para Andalucía.  Escuredo llegó a plantear una huelga de hambre, con Adolfo Suárez en el Gobierno, y los enfrentamientos con los suyos por defender su idea de Andalucía no cesaron nunca, hasta el extremo de que, dimitió como presidente andaluz en 1984, 18 horas después de una reunión con Guerra en la Moncloa. Rafael acabó fuera de la Junta, allá por 1984. Dos años antes, el político sevillano había conseguido una mayoría absoluta de 66 escaños.

UN ANDALUZ ORGULLOSO DE SERLO

Nacido en Estepa, se licenció en Derecho por la Universidad de Sevilla en 1967, donde daría clases de Derecho del Trabajo hasta 1976. El año que comenzó a dar clases se afilió al PSOE, y el año siguiente fundó un despacho laboralista en Sevilla, junto a Felipe González y otras personalidades políticas en ciernes, entre las que se encontraba Pepe Vida Soria. Fue diputado tras las elecciones de 1977 (repetiría dos años más tarde), período durante el que negociaría las condiciones de la preautonomía andaluza. El 2 de junio de 1979, Rafael Escuredo es elegido presidente de la Junta de Andalucía, sustituyendo a Plácido Fernández Viagas, en 1982 gana las primeras elecciones autonómicas y vuelve a ser presidente, cargo que ocuparía hasta 1984, desde entonces ejerce como abogado y escritor.

La figura de Rafael Escuredo está asociada al referéndum del 28 de febrero, pues fue quien abanderó la lucha de Andalucía por equipararse a las comunidades autónomas consideradas "históricas", objetivo que se consiguió tras muchas dificultades incluida una huelga de hambre que tuvo que protagonizar como antes quedó dicho. Rafael recorrió Andalucía, explicando las ventajas de acceder a una autonomía por la vía del artículo 151 de la Constitución, consiguiendo una enorme movilización popular que se materializó en el éxito de la consulta. También mantuvo un diálogo exigente y leal con las instituciones del Estado e impulsó, ya como presidente electo, la construcción de las recién nacidas instituciones de autogobierno.

Es un hombre que, por defender Andalucía, llegó a enfrentarse en varias ocasiones a los suyos, y que llegado el momento, cuando no hacían más ponerle palos en las ruedas, no dudó en apearse del proyecto, entre otras cosas, porque antes de ejercer la política, ya tenía un oficio y podía subsistir fuera de ella sin ningún problema, cosa que muchos políticos de hoy no pueden decir. Ahora solo nos queda, acceder a sus documentos y arrojar luz sobre nuestra historia. Rafael sigue ejerciendo la abogacía y escribiendo.

 

domingo, 10 de diciembre de 2023

ORGULLO DE CONVIVENCIA

 

ORGULLO DE CONVIVENCIA


 

Tito Ortiz.-

 

Granada es un ejemplo mundial de convivencia entre payos y gitanos, desde el siglo XV hasta nuestros días. De tal forma que, si alguien quiere explicar lo que es ésta tierra nuestra, no puede obviar las ricas aportaciones que estas dos culturas mantienen desde entonces. En Granada cavemos todos, nutriéndonos y enriqueciéndonos los unos de los otros, a través de los siglos. No olvidemos que los gitanos llegaron hasta aquí, en la retaguardia de los ejércitos cristianos que llevaron a cabo la reconquista con los reyes católicos, encargados principalmente del herraje de las cabalgaduras y la reparación del armamento, protecciones y armaduras, gracias a sus conocimientos de los metales en el arte de la fragua. Un oficio que una vez asentados aquí, reconvirtieron en tiempo de paz, para la realización del trabajo de calderero, con un manejo especial del cobre y del hierro forjado a mano.

Conviví durante muchos años con, Antonio, hijo de “La Faraona”, casado con Patro, componente del Ballet de Londres, que vino a actuar a Granada, lo conoció y jamás volvió a su tierra, formando con él una familia modélica, en aquella casa de vecinos que compartíamos en el bajo Albayzín. Pues allí, al ser de día, cada mañana, Antonio encaminaba sus pasos hasta su fragua del Sacromonte, para hacer entre otras habilidades, las mejores alcayatas gitanas que yo he visto en mi vida. Y que decir de su hermano Luís, el gran escultor gitano, conocido internacionalmente por su obra, con especial dedicación al modelado en barro. De sus manos salieron obras de arte imperecederas, trabajadas desde su casa en la calle Oidores, frente a la iglesia de San Miguel El Bajo.

LOS MOSQUEROS

Los gitanos granadinos han trabajado como nadie la cestería de caña, el esparto, los elementos de cobre decorativo o del menaje de la cocina. Durante muchos años tuvieron en exclusiva el noble oficio de esquilador, y que decir de la fabricación a mano de tantos utensilios como el famoso y utilísimo “mosquero”. Un artilugio confeccionado principalmente por las gitanas del Sacromonte, que los bajaban a “brazaos” por la Calderería, camino de la Romanilla y el Callejón de Los Franceses, donde los vendían a peseta.

Una caña como de un metro de larga, de cuya punta, amarradas con alambre fino, pendían al viento unas tiras de papel fino, manchadas con salpicaduras de anilina roja, eso era un buen mosquero, que servía para espantar a las moscas. No las mataba, pero las asustaba mucho, haciéndolas cambiar de posición. Eran los tiempos en que no todo el mundo podía permitirse el lujo de ir a la droguería para comprar “Flies”, que echábamos en aquel tonelito metálico, adosado a un cilindro con émbolo, que te permitía rociar a las moscas con veneno puro mal oliente. Las mataba, sí, pero te dejaba un olor en toda la casa, que ya no sabías si era peor aquello o aguantar a las moscas.

Aquel humilde utensilio fue precisamente el que utilizó el escultor Pepe Castro Llamas, para ponerle nombre a la tertulia que mantuvimos durante años en la “Trastienda” de Fernando Miranda en la placeta de Cuchilleros. Sostenía Castro Llamas que, la cultura de Granada estaba un poco como esas moscas que giran en círculos a la entrada de algunos lugares, en constante movimiento, pero sin ir a ninguna parte, y, por lo tanto, nosotros éramos los llamados a darle una buena dirección a tanta creatividad, para que llegara a su destino y no se quedara en proyectos no nacidos.

HAGUERTY Y PEPE HEREDIA

Imposible dejar constancia aquí, de todos los que en alguna ocasión o asiduamente, pasaron por éste Claustro apócrifo, al que se accedía después de meritoriaje, tras la lectura de una tesis doctoral, con clase práctica. De entre las que allí se llevaron a cabo los domingos, en que Fernando cerraba al público, y solo asistíamos los pertenecientes a dicho estamento, quedan en el recuerdo, la impartida por el profesor de la Universidad de Granada, y traductor de árabe, Miguel José Haguerty,  - gitano norteamericano de ascendencia irlandesa - sobre como encalar debidamente una cueva del Sacromonte, cuyo ejercicio consistió tras la exposición oral en, provisto de mono azul, pañuelo atado a la cabeza con cuatro nudos, cubo de cal, no de pintura blanca, sino de auténtica cal, velada durante la noche en el patio, como lo hiciera con las armas el caballero de la triste figura, encalar el retrete del establecimiento situado en patio del local, con brocha de esparto escobero, a la tradición más ajustada.

De igual manera, consiguió su doctorado, el profesor de la Universidad de Granada, el poeta, José Heredia, nuestro Pepe Heredia, recitándonos por primera vez los versos inéditos de su obra. Pepe fue el primer gitano español catedrático de Universidad. Escritor, dramaturgo y poeta, José Heredia Maya, alcanzó metas insospechadas para los de su raza, dando además muestras de una creatividad, en la que nunca fue ajena su condición de nacimiento. El autor de “Camelamos Naquerar”, se adelantó a su tiempo, y contemporáneos.

BARRO PARA LA HISTORIA

La gran Familia Jiménez Mariscal, unió para siempre en Granada el barro de sus obras de arte, rindiendo tributo a la raza calé, con la realización de obras imperecederas, dignas de cualquier museo. La tradición barrista granadina arranca a finales del siglo XVI, pero sería en el siglo XIX cuando la ciudad se convirtió, con el impulso del Romanticismo, en uno de los centros españoles de mayor producción de figuras para el nacimiento, así como de barros devocionales y de costumbres o tipos populares, y en estos últimos incluimos a los gitanos, con auténticas obras de arte como la que ilustra esta crónica.

domingo, 3 de diciembre de 2023

YO PASEÉ CON KISSINGUER

 


YO PASEÉ CON KISSINGUER

 

Tito Ortiz.-

 

Durante los años de mi pre-adolescencia y madurez, la figura de Henry Kissinger, estuvo omnipresente en toda la actualidad internacional. En la segunda mitad del siglo XX, es muy difícil encontrar un personaje con tanta influencia, en todo lo concerniente a la actividad política mundial. Éste mandatario estadounidense, Intervino en toda clase conflictos – bélicos o no – procurando la paz, defendiendo los intereses de su país y la de sus aliados, entre los que se encontraba España. Su cara estuvo a diario en la prensa mundial, nuestro NODO y las televisiones emergentes, por aquellos años. No ver un día en el periódico la cara de Kissinger o la de Golda Meir, se te hacía raro. Pero la importancia del personaje era tan grande, que incluso llegó a sobrepasar las figuras de los presidentes a los que sirvió. Algo que hoy día no se le consiente a nadie.

Hace tres días que, con un siglo de vida se ha muerto Henry, y es bueno que recordemos los mayores, y sepan los más jóvenes, algo de su extraordinaria trayectoria. Kissinger fue consejero de Seguridad Nacional y secretario de Estado con los presidentes republicanos Gerald Ford y Richard Nixon y, por un periodo de tiempo, las dos cosas, entre enero de 1969 y enero de 1977. Su mayor legado es el deshielo entre Estados Unidos y China, que llevaban sin relaciones diplomáticas desde que en 1949 los comunistas de Mao Zedong habían llegado al poder, y a quien el entonces presidente Dwight D. Eisenhower consideró atacar con bombas atómicas para salvaguardar la independencia de Taiwán en la década de los cincuenta. Consolidó así el cisma del mundo comunista - la Unión Soviética también había estado a punto de lanzar una guerra atómica contra China a finales de los sesenta - y atrajo a Pekín hacia el capitalismo en el que ahora ese país amenaza con superar a su maestro, Estados Unidos.

SUS SOMBRAS

Otras acciones de Kissinger no tuvieron tanta transcendencia, pero sí mucho más derramamiento de sangre. Su frase "no sé por qué tenemos que quedarnos quietos y ver cómo un país va hacia el comunismo por la irresponsabilidad de su propia gente. Lo que está en juego es demasiado importante como para dejárselo a los votantes chilenos para que lo decidan ellos" fue la luz verde al golpe de Estado de Pinochet en Chile en 1971. En 1971, había dejado que Pakistán llevara a cabo más de un millón de asesinatos y de 200.000 violaciones en Bangladesh, que entonces era parte de ese país, para poder seguir usando el canal de comunicación de Islamabad como parte de su aproximación a China. Kissinger mintió al presidente Gerald Ford para que Marruecos pudiera ocupar el Sáhara Occidental, abriendo así un conflicto que sigue sin resolverse. Promovió la guerra civil de Angola, que duró dos décadas y media, para contener la expansión del comunismo en ese país. Autorizó el golpe de Estado militar de Argentina de 1976 y la posterior represión, en la que desaparecieron entre 10.000 y 30.000 personas. Y, lo que para muchos en Estados Unidos resulta más imperdonable: fue el gran apoyo del presidente Richard Nixon para que éste lanzara una invasión por tierra acompañada de la mayor campaña de bombardeo de la Historia sobre Camboya, en la que murieron más de 100.000 personas, en gran parte civiles. Pero también ganó el Premio Nobel de la Paz por sus negociaciones para la retirada estadounidense de Vietnam. Kissinger, como todo ser humano, fue difícil de resumir en una frase, como afirma el compañero Pablo Pardo.

GRANADA

Tiempo antes de que Henry Kissinger llegara a Granada, lo había hecho el embajador estadounidense en Madrid, Terence Todman, que era miembro de Alpha Phi Alpha, la primera fraternidad de letras griegas establecida para afroamericanos. Se había graduado en la Universidad de Siracusa y peleó en la Segunda Guerra Mundial. Cuando mi redactor jefe en Patria, José Luís Kastiyo, me envió a cubrir su visita, yo, aprovechando contactos de mi anterior profesión, me puse al habla con el agregado cultural de la embajada en Madrid, que no era más que un distinguido miembro del FBI, camuflado como tal, y me permitió entrevistar a Todman, en el salón del hotel Alhambra Palace, junto al piano, en presencia de Gervasio Elorza. Aquella visita del embajador, tenía mucho de allanamiento del camino, para la siguiente de Kissinger que se fue retrasando en el tiempo, porque su agenda era de locos.

Los norteamericanos –ya se sabe- están acostumbrados a ir en coche hasta el cuarto de baño, y más si son políticos amenazados, pero lo cierto es que Henry se relajó en Granada, incluso pudo andar no solo por sus monumentos, sino para ir a comer. Yo mismo formé parte de los periodistas autorizados a pasear junto a él, eso sí, a una distancia prudente y sin darle la lata. Horadamos las calles del centro granadino y, como recordará mi entrañable amigo, Juan Luís Álvarez, Kissinger degustó el famosísimo cordero a la pastoril en su Restaurante “Sevilla”, frente a la Capilla Real, siendo Juan Ortiz Fernández, quién inmortaliza el momento en que llega la comitiva a tan acreditado lugar. A la derecha va Henry, tras él, con traje claro, Antonio Gallego Morell, el último de la fila es mi compañero, Juan Enrique Gómez. Hoy que Kissinger lleva tres días muertos, he querido sacar del álbum sepia nostálgico, esta foto que demuestra, no solo que los personajes más importantes del mundo han estado aquí en Granada, sino que lo han hecho con la naturalidad propia de personas humanas, que en los tiempos que corren, no es cuestión baladí.

domingo, 26 de noviembre de 2023

 


… SU SAN MARTÍN

 

Tito Ortiz.-

 

Que a todo cerdo le llega su San Martín, es una sentencia popular de nuestro sabio refranero español, que más o menos viene a decir que, si obras mal, tarde o temprano la vida te pasará factura por ello, teniendo en cuenta que los cerdos suelen ser sacrificados, más o menos, por la fecha que la iglesia católica celebra la festividad de éste santo. San Martín de Tours, fue un obispo católico elevado a santo y patrono de numerosas localidades. Nacido en Panonia, se convirtió al cristianismo a una temprana edad. Se hizo soldado en la caballería romana en la Galia, pero abandonó el servicio militar en algún momento antes del año 361, cuando se convirtió en discípulo de Hilario de Poitiers, estableciendo el monasterio en Ligugé. Fue consagrado como Obispo de Caesarodunum (antiguo nombre de Tours) en el año 371. Como obispo, fue importante en la supresión de los restos de la religión galorromana, si bien se opuso a la persecución violenta contra la secta ascética priscilianista.

Se le recuerda particularmente por el relato, según el cual, usó la espada para cortar su capa en dos, y darle la mitad a un mendigo que vestía solo trapos en medio del invierno. De ahí que sea el patrón de todos/as aquellos/as – que como yo – vestimos habitualmente la capa española.  Su santuario en la ciudad de Tours se convirtió en un punto de parada famoso para los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela. El culto a Martín de Tours fue revivido en el nacionalismo francés durante la Guerra francoprusiana de 1870 y 1871, y en consecuencia se le consideró un santo patrono de Francia durante la Tercera República francesa.

EL TESTAMENTO

Aclarado el refrán por todo lo antes expuesto, y añadiendo que incluso, está recogido por el mismísimo Cervantes, en la segunda parte del Quijote, conviene aquí recordar que, en el desaparecido Callejón de Los Franceses, hoy inicio de la plaza de la Romanilla entrando por San Jerónimo, no ha mucho que existía la famosa “Casa de Las Matanzas”, de extraordinaria reputación en toda la provincia, por expender todos y cada uno de los productos necesarios para realizar la matanza del cerdo. Desde las tripas secas para embutir los chorizos, salchichones y morcillas, a todas las especias imprescindibles para el aliño y conservación natural de todos los productos del cerdo. Desde la pimienta al comino, del pimentón a los piñones.  Y a todo ese conjunto de ingredientes, eufemísticamente, la historia le ha llamado de siempre, “El testamento”, como si eso fueran las últimas voluntades del cerdo a sacrificar. Del cochino ya se sabe que se aprovechan hasta los andares, por eso durante las tareas propias del sacrificio animal, se consumen por los presentes los inigualables “chicharrones”, se preparan los jamones para salar, y –cosa importante- se remueve continuamente la sangre, mientras se aliña, para hacer exquisitas morcillas en todas sus variedades: la de cebolla, la que se consume posteriormente seca, o la llamada de “lustre”, que frita con tomate es un manjar exquisito, solo al alcance de los escogidos con paladar fino.

MANOLO CARRILLO

Pues a principios de la década de los años ochenta del siglo pasado, se hizo presente en Granada, la figura de un hombre emprendedor en materia gastronómica, con nuevas ideas, basadas en nuestra propia historia y tradiciones. Manolo Carrillo irrumpió en un mundo hasta entonces acomodado, y vino a dinamizar un panorama que abarcaba desde la tapa tradicional a la moderna, de la cultura de la cerveza, a potenciar nuestros propios vinos. Carrillo recuperó nuestra cocina más tradicional, la de nuestras abuelas, y la puso a la altura de los modernos platos y menús que venían de fuera a colonizarnos.

Una vez teniendo claro que lo que debíamos promocionar era lo nuestro, había que ponerlo a la misma altura de las novedades que nos venían impuestas. Había que cambiar la presentación y sin ningún tipo de complejo, poner lo nuestro en el mismo nivel de lo exportado. Manolo Carrillo comenzó a hablar de mejorar nuestra Escuela de Hostelería, de crear la Academia Gastronómica granadina, de formar a los cocineros en la riqueza de nuestros productos autóctonos naturales, de recuperar sitios emblemáticos para el disfrute de la comida, y ahí fue como nos dio a conocer el hoy famoso “Molino de Dúrcal”, edificio histórico recuperado y rehabilitado para ofrecer al comensal, una carta personalizada con lo mejor de nuestra tierra, sin que echara de menos otras alternativas gastronómicas, en un lugar encantador con un paraje irrepetible.

Convirtió el viejo molino en, lugar de encuentro de periodistas e intelectuales, con representantes de toda la sociedad granadina, donde además de unos platos únicos, con un servicio esmerado, se ofrecía a los presentes, la oportunidad de una sobremesa en ambiente cálido, donde el centro de la conversación era el disfrute gastronómico y la recuperación de nuestra cocina de toda la vida, presentada de cara a un nuevo siglo lleno de exigencias para la hostelería en general, como así ha sido.

En el Molino se dieron cursos para profesionales y aspirantes, charlas y conferencias en torno a nuestros manjares y vinos, o demostraciones prácticas de nuestro arte culinario, como recoge Juan Ortiz en la foto que ilustra ésta crónica, donde unas lugareñas proceden a la matanza del cerdo, con la posterior elaboración de todos sus productos, mientras los invitados disfrutan de una amena e interesante conversación. Manolo Carrillo refresca el gaznate, que diría un castizo, bebiendo de un no menos tradicional porrón, junto a él, Ángel Díaz Sol, ríe solemnemente, en una mañana de matanza, en la que todos aprendimos mucho más de lo nuestro, que es de lo que se trataba.

 

domingo, 19 de noviembre de 2023

 


SETENTA AÑOS SON NADA

 

Tito Ortiz.-

 

Era aquella Granada de los años cincuenta, una ciudad subsidiada por las ayudas de los Estados Unidos, donde la leche en polvo y el queso americano en los colegios, apartaban del raquitismo a los infantes de la época. Una ciudad que se afanaba por conseguir vacunas contra la Poliomielitis, en la que el sarampión y las payuelas, campaban a sus anchas, donde la temida Tuberculosis arrastraba a la tumba a jóvenes en edad de merecer, por muchas pastillas de Hidracida que se tomaran. Urbe en la que la caridad cristiana trataba de salvar la vida de los más pequeños en, “La Gota de Leche”, y en la que los accidentes se atendían gratis en “La Casa de Socorro” situada en los bajos del Ayuntamiento, lugar en el que también te podían vacunar contra el Tétanos, La Tosferina o La Viruela, una enfermedad que por sus secuelas en el rostro podía dejarte estigmatizado de por vida. Una sociedad en la que la asistencia sanitaria no era gratuita, ni para todo el mundo, en la que La Beneficencia suplía carencias de primera necesidad alimentarias y sanitarias, avaladas años antes por las cartillas de racionamiento y El Cartón de Pobre. No eran los años de las hambres, pero costaba la misma vida salir adelante, aunque pudieras comprar lo básico en un economato, pasar la enfermedad en San Juan de Dios, o si ocurría lo peor, te adjudicaran “La Caja de Las Ánimas”.

Pero esa Granada deprimida de los años cincuenta, tenía un alcalde extraordinariamente preocupado por su ciudad y sus gentes, que no paró durante mucho tiempo en promover los contactos necesarios para conseguir un gran hospital para su ciudad. Antonio Gallego Burín, meses antes de que finalizara su mandato, tuvo la satisfacción de ver como en 1950, dentro del Plan de Instalaciones del Instituto Nacional de Previsión, con proyecto del arquitecto, Aurelio Botella Enríquez, para su integración en la red del entonces Seguro Obligatorio de Enfermedad, donde se identificaba como Residencia Sanitaria de Granada, se compraron los terrenos.

 

RUIZ DE ALDA

El 14 de junio de ese año se colocó la primera piedra, y desde aquel día, esa zona de expansión de la ciudad, al final de la avenida de Calvo Sotelo, que todos conocíamos como “La Caleta”, se fue llenando de andamios, albañiles y curiosos desocupados, que vigilaron pacientemente como se levantaba el gran edificio, de los más grandes de entonces en Granada.

Las obras se prolongaron durante tres años, y la inauguración oficial se realizó el 26 de septiembre de 1953, por el yerno de Franco, Cristóbal Martínez-Bordiú, que para eso era médico. En sus inicios fue denominada como "Residencia Sanitaria de la Seguridad Social Ruiz de Alda", en homenaje al aviador y militar Julio Ruiz de Alda. En 1986, pasó a denominarse "Hospital General de Espacialidades Virgen de las Nieves", posteriormente en 1996, "Complejo Hospitalario Virgen de las Nieves" y a finales de 1996 "Hospital Universitario Virgen de las Nieves". Hoy para nosotros es el, Virgen de Las Nieves y ha cumplido setenta años, un asunto éste que no ocurre todos los días, y menos, arrastrando el prestigio de sus profesionales, pioneros en tantas ramas de la medicina. El Virgen de Las Nieves, a lo largo de su historia es hospital de referencia, no solo de Granada y su provincia, sino de las hermanas de Jaén y Almería. La formación continuada de sus profesionales en todas las ramas de la medicina, le han granjeado un prestigio más que merecido, con estudios avanzados y técnicas actuales, que les hacen merecedores del mayor de los reconocimientos.

VOCACIÓN DE SERVICIO

La inquietud profesional de los hombres y mujeres que componen su plantilla, -nunca la deseada en número y dotación-, dejan ver a las claras que, la medicina es una vocación de servicio a los demás sin límites, que, desde el primer componente al último, se entregan al más difícil de los oficios…El de salvar vidas, y eso no está pagado con nada.

Han pasado setenta años desde que, los buenos auspicios de Antonio Gallego Burín dieron su fruto. Juan Ossorio Morales, que le sucedió en el cargo de Alcalde, tuvo el honor de inaugurarlo, y Manuel Sola, comenzó a proyectarlo al desarrollismo. El Virgen de Las Nieves es algo tan nuestro, tan incrustado en el paisaje, que se eleva como La Fundación Rodríguez Acosta, o el Hotel Alhambra Palace. Es un edificio más que, forma parte de nuestro recuerdo y referencia urbanos, y lo que es mejor, de la asistencia sanitaria de tantas criaturas, a lo largo de siete décadas, que hemos pasado por sus instalaciones, y gracias a la asistencia recibida, estamos aquí contándolo.

Necesitaría el periódico entero para, hacer justicia a tantos excelentes profesionales que, a lo largo de estos años, han desempeñado su labor en el Virgen de Las Nieves, de las especialidades abordadas con éxito, de los estudios publicados y galardonados, del trato recibido por los pacientes, de las vidas que se han salvado, y de las que tanto han mejorado, tras recibir las atenciones de estos profesionales de la medicina, que un día decidieron por vocación dedicarse a los demás, y lo han hecho en este edificio emblemático de Granada, donde el prestigio de su pericia y acierto, les ha otorgado la admiración de una sociedad, que los quiere y reconoce en toda su valía. Setenta años son nada. Si ellos y ellas me siguen cuidando, dentro de otros setenta años, volveré a escribirles mi agradecimiento, en nombre de todos los granadinos. Me voy que llego tarde a la consulta.

domingo, 12 de noviembre de 2023

 


DE OTROS TIEMPOS

 

Tito Ortiz.-

 

Pues eso, que soy de otros tiempos. Que me cuesta coger el paso y ponerme a la par con todo lo que está ocurriendo. Si hablo de las nuevas tecnologías, no soy un zote, pero voy con la lengua fuera. He perdido la cuenta de las contraseñas que tengo que memorizar para ponerme al día, desde la del ordenador, el correo electrónico, la cuenta del banco, el fabricante de mi coche, el seguro de la casa. Y ya que hablo de contraseñas, héteme aquí, la tragedia en que vivo desde hace tres días. Me han cambiado el rúter de casa y, debo meter su contraseña en todos los aparatos que tenemos, así que llevo para cuatro lunas que no doy con la tecla. Resulta que la nueva contraseña es más larga que un día sin pan y, además, para torpes como yo viene aderezada de una especie de yincana mental, encaminada a la locura, o la rendición. El dichoso código de barras para tener wifi trae letras mayúsculas, minúsculas, números, guiones bajos, medios y altos, todos mezclados por una mente superior e inhumana que te aboca al fracaso, sobre todo cuando llegas a la o, letra vocal cuarta de nuestro diccionario, que yo no consigo descifrar si es la dichosa letra, o un cero. Tres días desconectado del mundo, desesperado hasta el punto de que mi familia me ha sujetado, cuando me han sorprendido en la baranda del balcón, rúter en mano, dispuesto a estrellarlo contra el asfalto. Soy un niño de los cincuenta, señores de las nuevas tecnologías, tengan piedad de esta generación, a la que estas cosas nos han cogido con el pie cambiado, que ya no nos atienden personalmente ni el banco donde tenemos domiciliada la pensión y nuestros ahorros, exigiéndonos una cita previa telefónica, en la que te atiende un ordenador que no para de hacerte preguntas que debes contestar pulsando un número del teclado telefónico, que en ese preciso instante no aparece en la pantalla. Esta sociedad nos ha dado de lado.

TODO SE ADELANTA

Y no solo nos han dejado al margen, sino que pretenden llevarnos a la locura cuanto antes, adelantándonos las fiestas sin que todavía lo anuncie el calendario. Iba yo en el metro en agosto, con 46 grados, cuando los ojos se me salían de las órbitas al comprobar atónito, como empezaban a montar el árbol de navidad luminoso que reina en el parkyng del Centro Nevada. Tuve la sensación de que no habían desmontado el del año pasado. Menudo repullo. Pero ahora comienzo a leer, que el alcalde Vigo, quiere iluminar la ciudad cuanto antes y con más bombillas que el año pasado, porque teme que otra ciudad se le adelante ¿más?.  En Estepa comenzaron a hacer mantecados en agosto y, los han vendido, están haciendo más. Los escaparates de las grandes superficies y otros establecimientos, han quitado los disfraces de Halloween, reemplazándolos por los adornos de navidad, en algunas estanterías ya he visto panderetas y pastores. Cada año la navidad se nos adelanta más en el tiempo, para convencernos de que tenemos que comprar cuanto antes los regalos, que, de lo contrario, si vamos en las fechas adecuadas de toda la vida, ya no habrá lo que queremos. Mis padres nunca nos compraron los reyes en mangas de camisa, iban con los abrigos y las bufandas, ¿quién nos empuja a éste desatino? Y si es por el cambio climático, vale, lo compro, pero en su fecha, porque como el juguete lleve las pilas puestas, cuando el niño lo ponga en funcionamiento el seis de enero, ya no funciona.

GENERACIÓN PERDIDA

Pertenezco a una generación que, no comenzaba a hablar de la navidad hasta pasado el ocho de diciembre. Entre otras cosas, porque ese era entonces el día de la madre, y no el primer domingo de mayo como nos han impuesto, lo mismo que San Rafael se celebraba el 24 de octubre, y no el 29 de septiembre. Desde que los del cincuenta nacimos, no han pretendido otra cosa que volvernos locos, desde cualquier instancia o institución, sin hablar del cambio de la hora, que eso ya es un choteo aparte. En mis tiempos, días antes del sorteo de la lotería de navidad, se ponían los puestos en la plaza de Bibarrambla para ir comprando las figuras del belén que te faltaban. En los soportales de correos podías ir comprando una buena zambomba y unas “carrañacas”, y en la plaza de La Trinidad, en un corral improvisado con tela metálica, ya podías observar una manada de pavos, con su peculiar glugluteo, que los niños imitábamos para que ellos nos respondieran. Los Hermanos Obreros de María, sacaban a la calle su coro revestido de pastorcillos, con unas cuantas ovejas, y cantaban por las calles para ir recogiendo donativos, con los que luego representarían su belén viviente en la sede de San Juan de Los Reyes. Eso sí, solo los días de la navidad hasta reyes. Todo se ajustaba al calendario. Ahora no. En los tiempos que corren empezamos a vivir la navidad en Julio, porque te vayas de vacaciones donde te vayas, ya te ofrecen la lotería de la navidad, no vaya a ser que el 22 de diciembre toque, y tú lo habías tenido a huevo, ya que pasaste allí las vacaciones de verano. Y ojo que, ya nadie hace participaciones, desde la peña del fútbol al tendero de la esquina te endiñan un décimo como mínimo a 23 pavos. Por cierto, ya que hablo de pavos, quiero que vuelan los pavos a la plaza del Carmen, como en la foto que ilustra esta crónica. Que nadie nos robe la infancia a los del 50.

domingo, 5 de noviembre de 2023

 

UN FESTIVAL MUY FLAMENCO

 

Tito Ortiz.-

Cronista Oficial de Granada.

 

 

Setenta y dos ediciones de nuestro Festival Internacional de Música y Danza, son un número suficiente como para albergar una historia extraordinaria de éxitos y aciertos que, pocos eventos pueden atribuirse, dentro y fuera de la piel de toro. No olvidemos que, de alguna manera, nuestro festival recoge el testigo de una sucesión de conciertos que ya se venían celebrando, con motivo de las fiestas del Corpus, y otras celebraciones, desde 1883, aunque el festival internacional, como tal, naciera en 1952, bajo la dirección de Antonio Gallego Burín, gran conocedor de nuestra música y folklore. Precisamente por eso, ya en aquella primera edición, el festival acoge al flamenco con dos de los máximos representantes del momento, el gran bailarín, Antonio, y su compañera inseparable en el escenario por aquellos años, Rosario. De esta manera el flamenco entra por la puerta grande del festival, con insuperable representación del más alto nivel artístico.

Gallego Burín tiene 27 años y asiste como espectador de privilegio a un acontecimiento que marcará su interés por el flamenco, la celebración del Concurso de Cante Jondo, convocado en 1922 por Federico García Lorca, Manuel de Falla y otros intelectuales y artistas de la época como Andrés Segovia, Fernando de los Ríos, Zuloaga, Manuel Ángeles Ortiz, Joaquín Turina o Santiago Rusiñol. Apoyó los actos preparatorios del Concurso del Cante Jondo, en el Hotel Alhambra, y fue él quien leyó el folleto anónimo sobre cante jondo (escrito por Falla), antes de las actuaciones y de la lectura de poemas de Lorca. A él se dirigió Federico cuando estaba escribiendo Mariana Pineda para reunir datos históricos.

Años más tarde, su hijo, Gallego Morell, me confesará la amistad que unía a la familia con Federico, visitante asiduo de su casa, recordando como éste le cogía en brazos y lo aupaba sobre su cabeza cuando era un bebé de meses. Me consta que su padre, también era un admirador de nuestra Zambra del Sacromonte, de sus cantes y bailes únicos e incomparables, dentro de la rama del flamenco.

Con estos espartos, no es difícil adivinar por qué desde la primera edición, el flamenco forma parte del Festival Internacional de Música y Danza de Granada, en mayor o menor medida, dependiendo del comisario o director de turno, pero su presencia siempre se aseguró. Uno de los responsables del mayor peso específico de nuestro arte andaluz en su programación es, precisamente, Antonio Gallego Morell, que impulsó la presencia del flamenco en la programación de manera notoria. Recuerdo cuando siendo comisario del festival, fui a entrevistarlo a la sede que este tenía en la Carrera del Darro, para el programa, “Festival Internacional al Día” que en radio Popular de Granada, dirigió y presentó con acierto durante muchos años, José Antonio Lacárcel, ahora crítico musical del Diario Ideal. Me argumentó con entusiasmo que, en todos los festivales internacionales de Europa, de especial relevancia como el nuestro, siempre se incluía en su programación, un apartado en el que estuviera presente el folklore de la tierra, por eso él quería que el flamenco no desapareciera nunca de nuestro festival, sino todo lo contrario, potenciar su presencia con las máximas figuras del momento.

Es cierto que el flamenco en el festival, entra por la puerta que le abre su epígrafe de “Danza”, pero no lo es menos que, con el transcurrir de las ediciones, esa presencia abarcó al cante y al toque en solitario de las primerísimas figuras del momento. Cualquier artista importante del arte gitano andaluz que ustedes tenga en el recuerdo, ha pasado por los distintos escenarios de nuestro festival, llegando incluso a ocupar el recinto joya de la corona, el Palacio de Carlos V reservado a las grandes orquestas sinfónica del mundo. Pues ahí han actuado los más grandes del flamenco también.

Antonio Gades, “El Güito”, Mario Maya o Manolete. Manuela Vargas, Mariquilla, Eva La Yerbagüena, Morente, Camarón, Fosforito, Menese, Mairena, Habichuela o Manuel Cano, por nombrar a unos pocos, han marcado la historia del Flamenco y de nuestro Festival, sin olvidarnos de Curro Albayzín y la Zambra del Sacromonte, única en el mundo del flamenco, que conserva la esencia de nuestro arte más genuino y enraizado.

Tanto el Ballet Nacional como el Andaluz, han estado en el festival con lo mejor de su flamenco, junto a otros creadores de primer orden, haciendo honor al enunciado de “Música y Danza” en toda su dimensión, ahondando siempre en esa parcela tan extraordinaria de los músicos nacionalistas como, Falla, Granados, Turina, Albéniz y otros, que inspiraron su creación en el mundo del flamenco, engrandeciendo este arte al honor del pentagrama.

Para programación flamenca de insuperable categoría, el festival buscó la colaboración de la peña flamenca “La Platería”, decana de cuantas existen en el mundo dedicadas a nuestro arte andaluz, y esto propició unos carteles cuajados con las máximas figuras, especialmente durante los años que José Delgado Olmos, fue presidente de los plateros, formando triunvirato con, Pepe Manzano y Victoriano del Cerro. Este trío de ases dio un brillo especial a la colaboración y asesoramiento de los flamencos al festival, y aunque esa relación en el tiempo, siempre dependió de la más o menos sensibilidad flamenca del director o directora de turno, creo que se alcanzaron cotas de interés con la dirección de, Antonio Martín Moreno en el festival, sin menospreciar en absoluto, otras épocas y a otros responsables. Lo importante es que el flamenco está en nuestro festival desde su primera edición, como lo demuestra la de este año, con veteranía y juventud en sus intérpretes.

 

ANECDOTARIO COFRADE GRANATENSIS

 

Tito Ortiz.-

Cronista Oficial de la Ciudad de Granada

 

La década de los setenta del siglo pasado, la semana santa de Granada, vivió lo peor y lo mejor de su historia. Primero fue la decadencia total, con hermandades que no salían para hacer su estación de penitencia, cortejos ridículos en otras, con hábitos rabicortos, manchados y zapatillas de deporte de lona azul marino, sin guantes y el capirote  doblado. A lo que se añadía la espalda de la autoridad eclesiástica, que no permitía entrar en la Catedral a las Hermandades, obligándolas a quebrantar sus estatutos, donde reza que, la salida de penitencia solo se justifica si se hace, hasta el interior de la santa iglesia catedral metropolitana. Actitud de la iglesia instituida tan incomprensible, dio lugar a uno de los hechos anecdóticos, más singulares de las cofradías granadinas. La realización de un mazo de madera, bien ornamentado, que la hermandad de Las Penas, hacía portar en el cortejo sobre un cojín de terciopelo, bellamente engalanado, y que cuando el desfile penitencial llegaba a las puertas catedralicias, el hermano mayor asía el martillo con fuerza, y golpeaba tres veces la cancela de la seo que impedía el paso a un templo con las luces apagadas y las puertas cerradas, como si con ellos no fuera la semana santa. Protesta tan sutil jamás imaginada, o petición clemente de que la iglesia se diera por enterada de que la semana santa existía en Granada, desde el siglo XV, y que el respaldo eclesiástico en otras provincias era muy distinto, a favor de las hermandades.

La situación llegó a ser tan alarmante que, el propio Consejo de Hermandades sevillano, abrió una cuenta corriente en una entidad bancaria de la calle Sierpes, para salvar la semana santa de Granada. La cosa pintaba mal, a lo que se unía el chantaje continuo de los costaleros profesionales, cuyas exigencias económicas dieron más de un disgusto a las juntas de gobierno, que se vieron con los pasos a tierra en mitad del recorrido, si no se accedía a sus exigencias, que nada tenían que ver con lo pactado por el recorrido. Pero el milagro para levantar la semana santa de Granada, surgió de una juventud que de pronto tomó conciencia de que hacía falta su colaboración para solucionar el conflicto. Esa juventud se puso una camiseta, una faja, calzó alpargatas de esparto, se metió debajo se los tronos para desplazar a los profesionales, con la mejor de las acreditaciones: Se convirtieron en cofrades costaleros, llegando incluso a fundar nuevas hermandades que sirvieron de revulsivo para recuperar las que ya no salían, y desde entonces, la semana santa de Granada es otra muy distinta.

EL SOTA

Aquella era una noche más de verano, en la taberna de “El Sota” en el barrio del realejo, donde se daba cita la emergente costalería de Granada, principalmente de La Santa Cruz y La Concha, con marchas cofrades a toda pastilla en el radio-casete, y las copas finas posadas sobre la barra. Al dar las doce, José Ocaña, bajó la persiana del local para cumplir con la normativa de los ruidos, se salió de la barra, dejando a cargo de escanciar a Jesús Ortiz, cofrade número uno de La Concepción, uniéndose a la reunión de una treintena costalera de primer orden, aunque lo que reinaba en el local, eran los efluvios y proyectos ilusionantes de la nueva semana santa de Granada.

El volumen de la charla iba en aumento y el de la música cofrade también, así que a eso de las tres de la madrugada, ignorando que el vecino del tercer piso había llamado a la policía para que acabara con el tumulto, los allí convocados, subieron a la mesa de billar a, José Carranza, “El Willy”, cofrade y capataz de reconocido prestigio, descolgaron la cortina alpujarreña que daba acceso al patio interior del local, se la echaron por encima a modo de clámide, le juntaron las manos a la cintura haciéndole sostener la caña de la escoba, y a la voz de, “vámonos abriendo calle”,  alguien levantó la persiana, la mesa de billar salió en volandas hacia la calle, con el Willy encima, y a los sones de “Nuestro Padre Jesús” aquel trono improvisado, a hombros de nuevos costaleros, se hizo a las calles del realejo, con euforia y regocijo. Lo que no esperaban los protagonistas de tan inusual procesión es que, al llegar a la plaza de Fortuny, un coche de policía con dos agentes y las señales luminosas activadas, iba a parar el cortejo en seco, deteniendo el tráfico rodado para permitir que los componentes de la procesión, dieran la vuelta al paso y regresaran a “su templo”, ante el regocijo del vecino del tercero, que observaba la escena desde el balcón, relamiéndose de la tremenda sanción que nos caería encima.

Puesto que dos policías y un solo coche patrulla no eran suficientes para detener a más de tres decenas de criaturas, El Willy y yo decidimos hacernos responsables, siendo detenidos e introducidos en el coche patrulla, mientras el vecino aplaudía desde el balcón. Lo que nunca supo el denunciante, es que los policías, lejos de trasladarnos a comisaria y ponernos a disposición judicial, nos llevaron a nuestra casa, sin mayor repercusión sancionadora. Ambos eran, costaleros de los nuestros.

SAETAS

Ha de antigua la costumbre, de que, al paso de alguna imagen sobre trono, el mundo del flamenco rinda pleitesía a lo representado, y aborde la ejecución de un cante por saetas. Durante mucho tiempo, en Granada hubo un cantaor especializado en saetas, que se prodigaba mucho en su interpretación, haciendo muy popular una letra en la que se le daba una patada en los riñones a la historia sagrada. El asunto venía de antiguo e incluso hay grabaciones de este error. La saeta decía que, Moisés y su hermano Aarón, fueron a pedir clemencia a Pilatos, para que perdonara a Jesús. Lo que nadie advirtió durante muchos años es que el asunto era del todo imposible, si tenemos en cuenta que tanto, Moisés como su hermano, nacieron catorce siglos antes que Jesús.

Al final de la década de los setenta del siglo pasado, en plena transición democrática, hubo un cantaor, que con cierta frecuencia y solo a las imágenes de su devoción, se prodigaba en la interpretación de valientes saetas. En aquellos tiempos reivindicativos políticamente, las letras también se impregnaron del aire de libertad reinante en la sociedad. Este cantaor solía interpretar una saeta en la que, en su tercio final, decía: …” A los ciegos dales vista, y a los presos libertad”. El caso fue que, en lugar muy concurrido y ante una imagen muy venerada, el cantaor, afligido por la responsabilidad de la ejecución ante el público y, ante el silencio sepulcral que se hizo nada más escuchar su voz cantaora, atenazado por los nervios, alteró el orden de la letra inconscientemente, para finalizar diciendo: … A los presos dales vista, y a los ciegos libertad.

FIGURAS VIVIENTES

Granada también tiene en su semana santa, una larga tradición de que formen parte de algunos cortejos, figuras representativas de los años treinta de nuestra era. Un ejemplo clásico son las escuadras de romanos que, con algunos años alternos de ausencias han formado parte del cortejo de la hermandad oficial de la semana santa de Granada. A ellos se refirió en su día, el mismísimo Federico García Lorca, en lo que podríamos considerar como el primer pregón radiofónico de la semana santa de nuestra ciudad, pronunciado en una emisora madrileña. En su discurso, Federico advierte de como ensayan la marcialidad requerida para la ocasión, días antes de la semana santa, en la calle de La Colcha, un puñado de mozos de cuerda, de la tercena y la pescadería, que, en la tarde del Viernes Santo, acompañarán al paso del Entierro, revestidos de soldados romanos, y como acompasan el desfile, golpeando en el suelo con la contera de las lanzas. Pues en los albores de esta nueva semana santa, se desplazaron desde un pueblo del cinturón, una veintena de voluntariosos vecinos, que, ataviados con unos leotardos marrones y zapatillas deportivas de lona blanca, más petos de plástico, ya de por sí, resultaban grotescos para acompañar el paso más serio y solemne de nuestra semana santa. Pero el asunto no quedó ahí, porque ya se sabe que todo es susceptible de empeorar.

Cuando la citada escuadra de romanos, daba sus primeros pasos en Plaza Nueva, acompañando al Señor en la Urna, el que hacía las veces de centurión, advirtió que uno de los componentes, no desfilaba con la seriedad y marcialidad requeridas, para dar visos de realidad a lo representado. Así que se aproximó a él, y le requirió para que desfilara con mejor talante. Al aludido no le debió sentar bien aquella advertencia porque, inmediatamente se comenzaron a escuchar voces altisonantes plagadas de insultos, ante la sorpresa del gentío que hasta entonces solo escuchaba la marcha fúnebre que interpretaba la banda municipal. Pero la cosa no quedó ahí, porque de los insultos pasaron a las manos, utilizando las propias lanzas que portaban y de los dos protagonistas, la trifulca se convirtió en casi la totalidad de los componentes de la escuadra, hasta el punto de que tuvo que intervenir la policía, dando como resultado del incidente, varios heridos atendidos en el Clínico, y otros tantos detenidos en comisaría.

ABRAN PASO

En 1928 se fundó la Hermandad de Santa María de La Alhambra, en el seno del monumento nazarí, pero pronto surgieron ciertas desavenencias entre sus fundadores, lo que originó que una escisión de los mismos, bajara la cuesta de La Cremallera, para fundar otra hermandad en la parroquia “realejeña” de San Cecilio, Patrón de Granada. Así surgió la Cofradía del Santísimo Cristo de Los Favores y María Santísima de La Misericordia. La rivalidad y las tiranteces entre los miembros de ambas corporaciones no desaparecieron hasta años más tarde, como lo demuestra el hecho de que, en una ocasión, bajando la hermandad alhambreña por Reyes Católicos, camino de la tribuna oficial, se encontró con el cortejo de Los Favores, accediendo al mismo lugar, para girar en la calle de La Colcha, camino de su barrio. Los responsables de los dos cortejos, se negaban a ceder el paso al otro, y dado que el asunto se estaba enquistando en plena calle, en un momento, uno de los mayordomos de la hermandad de Los Favores, se metió la mano bajo el capillo, desabrochó su hábito y sacó una pistola marca Star del nueve largo, que no dudó en montar, cuyo cerrojazo sonó en toda la calle, ante el asombro de penitentes y transeúntes. De pronto, la voz del capirote armado retumbó amenazante: ¡Abran paso! Y al instante, el cortejo penitencial de La Alhambra se hizo a un lado, y la hermandad de Los Favores prosiguió su recorrido. La cosa no pasó a mayores.

UNA PALOMA BLANCA

Una vez que el trono de Santa María de la Alhambra, había traspasado la Puerta de La Justicia, en su descendimiento a Granada, fue costumbre durante muchos años, el encendido de bengalas y la suelta de palomas blancas frente al paso, en un ceremonial de luz y color únicos. Dado que el exorno floral era de color blanco, a veces los chiquillos, jugábamos a encontrar esa paloma blanca que jugueteaba a la altura de la peana de la imagen de Torcuato Ruiz del Peral, y que “milagrosamente” nunca se despegaba del conjunto escultórico, a pesar del largo recorrido. Ya de mayor, descubrí que la hermandad tenía un mayordomo encargado de este menester, delicado y asombroso. Con un hilo de algodón blanco, y previo vendaje de una pata del animal, para no lastimarla, se le sujetaba de esta forma cerca de la talla, pero sin la posibilidad de ir más lejos. Al final del recorrido, la paloma era liberada sana y salva.

TINTORERÍA MUY CARA

 

Aquel año, la cera salpicada de los brazos de cola y la de las marías, se habían cebado sobre el manto de la Virgen de La Misericordia, lo que hizo que su hermano mayor, pidiera presupuestos en varias tintorerías de Granada, para su limpieza y reparación, pero los que le dieron, eran desorbitados para las arcas de la hermandad.

Pasó la primavera, llegó el verano y, una tarde calurosa de domingo, me despertaron de la siesta, las voces de mi amigo José Carranza, bajo el balcón de mi dormitorio en la calle San Matías. Cuando me asomé ante tan alarmante urgencia, me dijo: ¡Vístete, coge las llaves de tu coche, que nos vamos a reparar una tragedia!

Siguiendo sus instrucciones, conduje hasta un pueblo del cinturón y, pare a las puertas de un chalet familiar. Nos abrió el hermano mayor aludido, con la cara descompuesta, y rogándonos por todos los santos de la corte celestial, que aquello queda entre nosotros como secreto de confesión. Nos dirigió hasta la piscina y la imagen era dantesca. Para solucionar de una manera barata la limpieza del manto, había comprado un tambor de cinco kilos de detergente “colón”, lo había vertido sobre el agua, y cuando la espuma estuvo a punto de nieve, echó extendido el manto en cuestión, para limpiarlo de una manera económica y “eficaz”, con un cepillo de raíces.

Armados con palos de escoba, cepillos de barrer y de fregona, nos lanzamos al agua para el rescate del manto. De lo que ocurrió a continuación, solo los tres y una comunidad de religiosas del Realejo sabe lo que pasó. Al año siguiente, el manto lució impoluto. Creo que, de todos los intervinientes, el único que vive soy yo.

LOS GITANOS

 

Ansioso por dar a conocer a nivel nacional nuestra semana santa, cuando los directores de Madrid, me dieron la posibilidad de transmitir en directo para todo el país una sola procesión, aquella semana santa les propuse, narrar desde la tribuna oficial de la plaza del Carmen, la de Los Gitanos. Una Hermandad que tenía atractivos suficientes, como para ser entendida en toda la piel de toro.

Acordamos que la conexión en directo la llevaríamos a cabo el miércoles santo a las siete de la tarde, que era la hora en la que la hermandad sacromontana, -según el programa oficial- debería entrar en tribuna.

Aquel año, la cofradía salía de un garaje en la placeta de Cuchilleros, pero la organización tuvo grandes problemas para poner el cortejo en marcha, de tal manera que cuando el reloj del ayuntamiento daba las siete de la tarde, desde Madrid me dieron paso para iniciar la trasmisión, contando el discurrir de la comitiva que debería estar pasando ante mis ojos. Tras los saludos protocolarios, para hacer tiempo fui contando la historia de la hermandad del Cristo del Consuelo, mientras mi compañero operador de sonido, Pepe Campos de España, me hacía gestos de que la hermandad ni siquiera estaba entrando en calle Navas. Agotados todos los recursos posibles, Pepe cogió dos destornilladores de su caja de herramientas y, aprovechando que las sillas de la tribuna eran metálicas, y, además, él había hecho la mili en la banda de cornetas y tambores en San Fernando, comenzó a redoblar el paso del tambor procesional, como si el cortejo estuviera pasando ante nosotros.

Mi condición de cofrade desde la niñez, me permitió sacar de mi cabeza, hurgando en mi memoria, la composición del mismo, desde la Cruz de guía hasta la banda que cerraba la procesión. Fui narrando despacio para dar tiempo a que llegaran los penitentes, pero el caso fue que relaté el desfile completo y la hermandad no había llegado, dando por concluida la transmisión sin que hubieran aparecido en la plaza. Recogimos los cables, nos fuimos al cercano Club Taurino a tomarnos una cerveza para pasar el mal trago, y cuando nos íbamos, comenzaron a llegar los primeros componentes del cortejo cofrade.

A la mañana siguiente, nada más llegar a la emisora, la secretaria Encarnita, con gesto serio nos dijo: Pasad al despacho del director que os está esperando. Los dos entramos con las piernas temblando y pensando que sobre la mesa estarían las cartas de despido, pero había otro papel. Era un fax del director general, Jesús Gago, felicitándonos efusivamente por la magnífica transmisión en directo para toda España de la procesión de Los Gitanos.