martes, 24 de noviembre de 2020

UN CANDADO A LAS PENSIONES

 UN  CANDADO A LAS PENSIONES


Tito Ortiz.-


Desde la transición española, partidos y sindicatos no habían encontrado una apuesta común, que de manera sensata, los llevara a aparcar diferencias con los contrarios, apoyando algo que a todas luces parece sensato y de justicia. Resulta sorprendente, dado el grado de enfrentamiento que se aprecia en el Congreso de los diputados, que cuarenta años después, el sentir político, sindical y social, converjan en apoyar una causa, tan digna y necesaria, como el hecho de que nadie pueda jugar con nuestras pensiones. Es cierto que algunas "minorías" aún no se han pronunciado, pero sería bastante impopular, no facilitar que las pensiones sean blindadas en la Carta Magna, de tal manera que los mayores puedan dormir tranquilos sus últimos años, sin preocuparse porque el sustento mensual que se han ganado con el sudor de su frente, no vaya a ser congelado, disminuido, o privatizado, como algún desalmado político tiene en mente.

La caja de las pensiones es de los pensionistas, que ya bastante tienen que aguantar con que, cada vez que el gobierno de turno se queda sin "chas", mete la mano en el cajón, y sufraga con nuestro dinero, incluso a entidades de ahorro, que pasan por mal momento. Y eso es algo punible que debe ser castigado con cárcel. Menos mal que en estos días, y pese a la pandemia, la mayoría de las personas sensatas en este país, que un día fue nuestra patria, apuestan decididamente por el blindaje de las pensiones, algo que hace diez años ya solicitaban los de Recortes Cerro, pero que nadie quería prestar atención a su mensaje, salvo los afines a la causa. Ahora que el censo de pensionistas ha bajado en tantos miles, por obra y gracia de la pandemia, es cuando en lugar de asegurar las pensiones, el Gobierno se muestra en cierta manera esquivo a tomar esta decisión, con la anuencia de la derecha opositora, más otros que se ponen de perfil para no salir en la foto negacionista de asegurar las pensiones, e incluso, subirlas el IPC como a cualquier otra criatura humana.

Esto demuestra que, el Gobierno solo nos quiere durante nuestro periodo de cotización, mientras trabajamos y aportamos a la caja común. Pero cuando nos jubilamos y tienen que darnos eso que nos pertenece, el gobierno juega peligrosamente con lo que es nuestro, congelando, depreciando, e incluso amenazando a través de algún sesudo economista, que siempre sale en la tele, amargándonos la comida o la cena, jurando a pie juntillas que, dinero para las pensiones solo queda para unos pocos y por poco tiempo. Por eso tenemos que ponerle un candado a las pensiones, y la única forma de hacerlo es que no dependan de ningún gobierno, sino que estén garantizadas en la Constitución, para que ningún desaprensivo tenga la tentación, de tocarlas, depreciarlas o privatizarlas al mejor postor para ganar dinero a nuestra costa. Bastante tenemos con ser los peor tratados de toda la comunidad europea, por nuestro gobierno, que no duda en asustarnos para que no protestemos. Blindemos las pensiones, nos va en ello la vida.

martes, 17 de noviembre de 2020

CANGUELO

 CANGUELO


Tito Ortiz.-


Quiero recordar que, allá por el segundo lustro de los años setenta del siglo pasado, yo que soy de letras y torpe acreditado, me atreví a escribir con los datos históricos que había recabado, un artículo en el diario Patria, o en La Hoja del Lunes, en el que hablaba sobre la viabilidad cierta de un tren Granada-Motril, y aquello fue suficiente como tema de conversación y chascarrillos varios, de los sesudos inquilinos de la pecera del Centro Artístico, entre los que se encontraban algunos miembros de la corporación municipal capitalina, que después siguieron la chanza en la cercana, Peña de Los Monteros, en la calle Ganivet, esquina a Comandante Valdés. Durante decenios, el proyecto del ferrocarril a la costa que tan concienzudamente se planeó en el siglo XIX, había llegado a estar enterrado en el subconsciente colectivo, y solo emergía cuando se trataba de hablar con mofa de un imposible. Perecía que se trataba con humor, lo mismo que aquella célebre petición de los ciudadanos de Pitres, cuando a voces solicitaron  a un diputado que los visitaba, que su pueblo fuera puerto de mar, y teniendo en cuenta que Pitres está a 1.200 metros de altitud sobre el nivel del mar, el reputado caballero desde el balcón del ayuntamiento les gritó sin empacho: ¡Eso lo tenéis concedido, podéis echaros a mear!


Pues con el tren de Granada a la costa ha pasado siempre lo mismo, por esa tacañería histórica provinciana de, no apostar por aquello que es caro. El proyecto siempre ha sido viable, con lo que nunca se contó, fue con la valentía de unos presupuestos estatales, o con la iniciativa privada suficiente, pero aquel proyecto nunca llegó a buen puerto. “La propuesta fue desestimada, aun reconociendo la Comisión el interés por ofrecer a las provincias de Granada y Jaén un puerto más cercano que el de Málaga y Almería. Se terminaba diciendo  que, el desarrollo comercial que se produjera en la zona, no justificaría el importante desembolso en la construcción del ferrocarril y del puerto motrileño”. Así que desde 1864, la autoridad portuaria, la cámara de comercio, la diputación, los ayuntamientos implicados y la universidad cinco veces centenaria, siempre han coincidido en las bondades del proyecto, pero nadie se ha metido la mano en el bolsillo para comenzar su construcción, no olvidemos que papá Estado, siempre ha mirado para otro lado cuando se le ha planteado la viabilidad del trazado, algo que ya ocurrió con la famosa T invertida de la autovía del Mediterráneo, a la que fuimos los últimos en incorporarnos, cuando era un clamor su necesidad y utilidad. Con el tan ansiado ferrocarril de Granada a Motril pasa lo mismo. Nunca hubo voluntad política de llevarlo a cabo, debido al coste de la inversión, pero de su utilidad nadie en su sano juicio puede dudar. No olvidemos que el puerto de Motril, es el más cercano a Madrid, de cuantos existen en nuestras costas, y eso tanto en transporte de mercancías, como de personas, es un hecho incontestable, solo falta que alguien ponga el dinero.

martes, 10 de noviembre de 2020

NADA CAMBIA

 NADA CAMBIA


Tito Ortiz.-


He consultado los portales de transparencia oficial, las estadísticas gubernamentales y las de organizaciones no gubernamentales, lo que me ha sumido en una terrible decepción, al comprobar que en esta bendita provincia, no hay nada nuevo bajo el sol. En este periódico está publicado a bombo y platillo, como en los últimos años del franquismo, cuando Granada tenía a la mitad de su gente en Alemania, la otra en Barcelona y los restantes se iban a la vendimia con una maleta de cartón atada con cuerdas, la Excelentísima Diputación Provincial, devolvió al Estado del generalísimo más de doce millones de aquellas pesetas, como superávit de la institución al servicio de la Patria, resultado de una magnífica gestión económica. La provincia entonces, carecía de infraestructuras, de sanidad, educación y los únicos que sobrevivían a la pobreza eran los que tenían economato, pero aquella corporación provincial se ganó el más alto reconocimiento de su excelencia.

Granada, era y es, una provincia subsidiada, con decenas de criaturas sin techo durmiendo en las calles, largas colas en los comedores sociales, los albergues colapsados, gentes que aún no han cobrado el ERTE de la primera oleada, con aumento de desempleados y descenso en las altas de la seguridad social, por mucho humo que nos vendan desde las asociaciones empresariales, más pendientes de salir en los medios, que de trabajar por la provincia. Y no son los únicos que miran para otro lado en tiempos tan difíciles.

Se proyectan unos presupuestos en los que un año más, las canalizaciones para la presa de Rules, ni están, ni se les espera. Pero eso sí, se nos vuelve a ilusionar con la zanahoria del acelerador de partículas, que por lo visto, será – en caso de que venga – la solución a todos nuestros problemas, nadando en la abundancia todos a partir de su llegada. Las Carmelitas Calzadas han recuperado su acetre en subasta pública, los caballeros del santo sepulcro han comprado y donado un cuadro importante, y yo no dejo de preguntarme si estas personas- todas hijas de Dios- ven los telediarios o leen el periódico, porque mis amigos de Cáritas, estoy seguro de que hubieran dado un buen destino a esos miles de euros. En tiempos tan convulsos como estos, en los que la atención primaria de la salud ha volado por los aires, provocando que la máxima atención prestada a la pandemia, deje muertos de cáncer y otras patologías sin diagnosticar, por falta de recursos, me pregunto si el Señor verá con buenos ojos, invertir en estas cosas para su mayor honor y gloria. Creo que estos caritativos cristianos, deberían pasarse por el Banco de Alimentos, antes de invertir en estas cosas. Creo que su postura es llevar al límite, pero muy al límite, aquello famoso de: “Que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha, (Mateo 6:3-13)”. Claro que la iglesia instituida ya tiene experiencia de siglos en dicotomías como esta. Dice la historia, que en tiempos de hambrunas, epidemias y otras calamidades varias, no dejaron de construirse templos con oro, e imágenes revestidas de joyas. Yo ahí lo dejo.

miércoles, 4 de noviembre de 2020

DÍA A DÍA

 DÍA A DÍA


Tito Ortiz.-


Día a día, La Caixa, va dando peor servicio a sus clientes, cerrando oficinas, y por lo tanto, obligándonos a sus clientes a desplazarnos grandes distancias, ya sea para hacer alguna gestión o simplemente para encontrar uno de sus cajeros. Día a día, tenemos que hacer grandes colas para ser atendidos. Día a día se nos obliga con el cuento de la banca online, a que hagamos nuestras operaciones, esas que antes hacían ellos, y que ahora nos condenan a la autogestión, hablando con un ordenador, o trabajando en un cajero en plena calle, para ser atracado convenientemente.

Y esto lo hace la Caixa, con aquellos que tenemos la nómina domiciliada, una circunstancia que no nos exime de ser agraviados y agravados con todo tipo de comisiones, alguna incluso por estar vivo y respirar. La última que me han cargado ha sido una muy graciosa que La Caixa denomina eufemísticamente, “Día a Día”, y que consiste en cobrarte quince euros de comisión – aun teniendo la nómina domiciliada – por no hacer tus pagos con la tarjeta que ellos te facilitan, o por no tener algún recibo domiciliado. ¿Se puede tratar con mayor usura a un cliente? Esto debería estar penado por ley.

Una entidad que presume de su “independencia”, que ha colonizado el suelo andaluz para jugar con nuestro dinero e invertirlo, vaya usted a saber, a cuantos cientos de kilómetros de distancia, va castigando cada vez más a sus incautos clientes, primero dejando de hacer sus gestiones, para que las asumamos nosotros. Segundo, cosiéndonos a comisiones hasta por respirar, y tercero, reduciendo cada vez más su plantilla y sus servicios. Luego con traer una carpa de plástico al Violón, con una exposición cada dos años, ya cumplen con sus actividades culturales para los pobres. Es caridad cristiana en catalán.

El último detalle de la Caixa para con los andaluces, consiste en absorber a Bankia, que ya da beneficios con los millones que les dimos todos para su rescate, unos millones que no han devuelto y con los que sacan pingües beneficios. El próximo capítulo de la entidad catalana, será cerrar más oficinas, un expediente de regulación de empleo y mandar al paro a cientos de trabajadores, mientras siguen cobrando comisiones a sus clientes con nómina domiciliada, simplemente por pestañear o dar los buenos días. Yo propongo iniciar un movimiento ciudadano y solidario con todos los damnificados de la Caixa, de tal manera que, desde Cádiz hasta Despeñaperros, siquiera, vayamos presionando para resarcirnos de tanta insensibilidad catalana en tiempos de pandemia. No m'agrada aquesta gent.

martes, 3 de noviembre de 2020

ESTADO DEL MALESTAR

 ESTADO DEL MALESTAR


Tito Ortiz.-


Este país hace ya varios años que dejó de ser, una nación optimista inmersa en el estado del bienestar, para convertirse en el del malestar. Los españoles, al día de hoy, nos dividimos en cabreados crónicos, y los mala leche agudos. Ese ha sido el gran triunfo de la clase política en el último decenio: Transmitir todo su odio a la sociedad en general, de tal forma, que el espectáculo bochornoso de falta de respeto, educación y urbanidad que se aprecia en las sesiones del Congreso, ya está instalado en los ciudadanos que, estamos perdiendo nuestra capacidad de análisis, convirtiéndonos en masa borreguil acéfala, que lejos de reflexionar o dialogar, echamos por el camino más corto del enfrentamiento fratricida, el insulto y la violencia.

Hoy la gente no habla, la gente se pega, como pertenecientes a unan camorra que odia al vecino. Ese que te encuentras en el portal cogiendo el ascensor, y al dirigirle los buenos días, vuelve la cara despectivamente girando el cuello nada más, te echa un vistazo de arriba abajo y te espeta: ¡Buenos día de qué! Y se queda tan pancho. Tal es el grado de crispación que los políticos han conseguido inocularnos con su despreciable comportamiento. Y nadie está viendo, que esto nos conduce al caos y a la deflagración de las ideas en beneficio de las armas.

Como ciudadanos simples, nuestras armas son las papeletas que cada cuatro años – aproximadamente- depositamos en unas urnas, y que poco antes de la media noche dan como resultado, los nombres de aquellos que nos van a representar en el ejercicio de la política, y que a partir de ese momento, como es fácil constatar en los últimos cuarenta años, se olvidan de nosotros para obtener cotas de poder y beneficios que nada tienen que ver con los votantes. Y claro, al comprobar el desastre de la desconexión existente entre nuestros representantes y los representados, algunos ciudadanos se han inventado una reacción, cuyo remedio es mucho peor que la enfermedad. Se trata del llamado voto de castigo, que consiste en votar como si de un efecto pendular se tratara, y otorgarle tu confianza al partido contrario, ese que siempre juraste que jamás votarías. Con lo cual, creas en la cámara una falsa representación de lo que piensa la calle, y lo que es peor, de lo que tú mismo piensas, pero que llevado por la frustración, te has dejado guiar por el impulso primigenio, y has armado un cisco, contrario, incluso a tus propias ideas y deseos. La experiencia nos dice que, el voto de castigo, nos lleva a una legislatura frustrante en la que el receptor de esos votos inmerecidos, se crece creyéndose el rey del mambo, atreviéndose incluso a presentar mociones de censura a sabiendas de que no van a tener recorrido alguno, pero se aseguran minutos de televisión, para seguir alimentando a un sector de la sociedad, que no resistiría el menor análisis clínico psiquiátrico, ya que se definen como franquistas, y por razones de edad ni lo conocieron. Ya nacieron huérfanos de ideología, y así nos va.