CUANDO SE VA DE LAS MANOS
Tito Ortiz.-
Conocí la central lechera en el Camino de Ronda, con aquellas botellas de tapón de papel de aluminio, plata para la leche de vaca y azul metalizado para la de cabra. Después vino la de gollete estrecho, con tapón metálico al estilo de los refrescos y cerveza, que contenía la leche pasteurizada, todo un signo de distinción para la época. Aquella estrella bien diseñada como escudo distintivo, puso a Uniasa en todas nuestras mentes. Estaba a punto de nacer Puleva, a iniciativa de don Rafael Pérez – Pire (padre) que junto a un puñado de agricultores y ganaderos de la vega granadina, y los buenos auspicios de Luís de Angulo al frente del Consejo de Administración, pondría esta industria en el mapa de España, algo impensable para la Granada de los cincuenta. Pero las canas y los trienios en la profesión de contar lo que pasa, me dice que estas empresas de éxito, van dejando por la cuneta un reguero de cadáveres, adobados con cierta ingratitud, al no reconocer los servicios prestados. Yo asistí al entierro del fundador de Puleva en el cementerio de Armilla, y pasé lista. Faltaban algunos, se lo puedo asegurar. A principio de los años ochenta, desde el barco de Rafael en las aguas granadinas, transmití por primera vez en la historia en directo, a través de Radio 80, una competición de vela categoría infantil, que patrocinaba la marca. Pérez- Pire (Hijo) iba al timón eran días felices. Años más tarde, viví la salida de la compañía de gente imprescindible hasta entonces como, Salvador Frutos, el propio Rafael, incluso Gregorio Jiménez y me sigue dando la impresión de que, cuando las empresas crecen, necesitan de otros emprendedores capaces de adaptarse a los nuevos tiempos y otros mercados. No es la primera vez que una empresa familiar, se nos convierte, de la noche a la mañana, en una multinacional y hay fundadores que tienen que dar un paso atrás por la buena marcha del negocio.
El pasado sábado, mi compañera Amparo Estrada nos contaba el momento por el que pasa El Corte Inglés: El año de la batalla familiar los grandes almacenes han incrementado su beneficio neto un 27,7% en el último ejercicio (febrero 2017-febrero 2018) hasta los 258 millones de euros con una cifra de negocio de 15.783 millones de euros, la mejor de los últimos años. La gestión de la empresa en el último ejercicio ha estado marcada por el conflicto familiar entre Dimas Gimeno -sobrino de Isidoro Álvarez y su sucesor en la presidencia hasta que fue destituido en junio de 2018 por el Consejo- y sus primas Marta y Cristina Álvarez -hijas adoptivas de Isidoro Álvarez que controlan el 60% del capital-. Una batalla familiar que también se da en los tribunales y que hasta ahora se ha venido decantando a favor de las hermanas Álvarez. Parece estar claro que el asunto se les va de las manos.
Algo así parece que está pasando en la Cooperativa granadina, Virgen de las Angustias, que tuvo sus comienzos con humildes tiendas de barrio, y que con el paso de los años, se nos ha puesto a competir con grandes multinacionales del sector, y pese a ello, no ha renunciado a su expansión internacional. Entre ceses y dimisiones irrevocables, Covirán lleva unos meses poco alentadores para su proyección, máxime cuando los observadores del sector, indican que, mientras se atienden las disputas internas, la competencia campa a sus anchas, comiéndole un terreno que ya estaba conquistado. Además me cuentan que se están haciendo las cosas con poco estilo, y con cierto tufillo de vendetta
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