martes, 3 de septiembre de 2019

NATALICIO Y ATENOR

NATALICIO Y ATENOR

Tito Ortiz.-

Lo que yo me ahorro en psicólogos, eso no lo sabe usted muy bien. Calculo que una verdadera fortuna, con la que podré reforzar la pensión, que al paso que va la caja común de todas las Españas, no vamos a tener ni para pipas. Esto viene a cuento de que no sé si se han dado cuenta, pero septiembre se nos ha echado encima. Así, como lo oyen, que hace horas este país estaba de vacaciones en Benidorm, junto con otras naciones, y que en menos que tarda en persignarse un cura loco, estamos en el mes noveno del calendario, con la vuelta al trabajo, el regreso al cole, los políticos insultándose para justificar la nómina, y los problemas de los ciudadanos cronificándose en fase aguda, a pique de que nos de algo. Que de seguir así. Nos va a dar. De eso que a nadie le quepa la menor duda. La situación es tan triste y desesperada, que el personal ha decidido bajar la guardia, resignarse y esperar lo que tenga que pasar, porque de lo contrario, si de verdad eres consciente de lo que están haciendo estos maleantes, te echas a la calle con una servilleta a cuadros atada con cuatro nudos a la cabeza, y el cuchillo del pan, que tiene dientes de sierra y hace más daño, y no dejas títere con cabeza.

Que nadie en el viejo continente haya sido capaz de parar, al inglesito ese que parece el doble de  Donald Trump, que se está pasando por el forro de las entretelas a toda la Unión Europea, poniendo en peligro el mayor proyecto internacional desde la segunda guerra mundial, es una tragedia para la que no estamos preparados. Que Pablo Iglesias, Casado y Rivera -que dicho así parecen un trío cómico de los setenta- lleven a esta nación a unas nuevas elecciones, es para llorar en el Partenón, hasta que se inunde. Que la triste estadística de las mujeres asesinadas no pare de crecer, no hace más que dejar a las claras, el gran fracaso de esta sociedad tan moderna, que tiene como asignatura pendiente, algo que viene ocurriendo desde que vivíamos en las cuevas de Cromañón, y que un partido de extrema idiotez y mala leche, tilda eufemísticamente de, simple violencia doméstica. Se necesita tener estómago para eso. El mismo para comprobar, que no se ha iniciado – prácticamente- la legislatura en el convento de la Plaza del Carmen, y ya hay quién reclama la alcaldía para dentro de dos años. Pero, ¿Estaremos vivos entonces? A qué viene tanto revuelo por un supuesto pacto entre caballeros, cuando una de las partes sostiene que no solo, ni hablaron de ello, sino que ni siquiera se apretaron las manos, después de haberse escupido en las palmas, que es como se sella un pacto entre caballeros en el Albayzín, de toda la vida… Vamos hombre. Se necesita ser un niño mal criado, para reclamar eso a estas alturas, cuando nada sabemos de un presupuesto que dé continuidad a este acuerdo a tres bandas que, ha dejado al partido más votado en Reyes Católicos, esperando el semáforo para echar la primitiva donde siempre. Es por ello y por lo que está por venir, que desde el pasado domingo, barruntándome yo como se iniciaba septiembre, a traición y con el enemigo en casa, planté el tocadiscos en la mesa de camilla, y desde entonces no paro de escuchar a “Los Indios Tabajaras”, aquellos dos sabios brasileños, que son los únicos que sin tener que darle patadas a un balón, han hecho de la vida un paraíso. Gracias a los hermanos Natalicio y Atenor, he tirado los ansiolíticos por la ventana. Y ahora que venga Paco Cuenca y me lo cuente.

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