AMAZONÍA, ORA PRO NOBIS
Tito Ortiz.-
Se han reunido los que de esto saben, y por fin se han dado cuenta de que, lo de la crisis de vocaciones en la iglesia católica, apostólica y romana va en serio, como la vida. Yo que viví el Concilio Vaticano segundo, y la luz que salió de aquellas reflexiones, sufrí tras la muerte de Juan XXIII, el apagón paulatino de aquella luz de liberación y puesta al día de la iglesia instituida, que los que le sucedieron en la silla gestatoria y sus allegados, se encargaron en dejar en agua de borrajas, llevando a cabo una regresión a las cavernas de la iglesia más añeja y casposa que se recuerde, desde los Borgia hasta nuestros días. Juan Pablo I, que iba en la línea de la puesta al día, murió convenientemente, y Francisco se deja el pellejo para actualizar a una clase dirigente del Vaticano, que no quiere perder prebendas, y sobre todo, desea que los cristianos de a pie, seamos dóciles, maleables y manejables, cuán indígenas conversos. De nada sirve que a las puertas de la basílica de san Pedro, se agolpen cristianos pregonando a los cuatro vientos, que la institución necesita una actualización y puesta al día, pero sobre todo, es de suma urgencia, llevarla a sus inicios, cuando Jesucristo eligió a sus apóstoles y, emprendió la tarea de evangelizar otras tierras y otros universos, desde la normalidad de personas de su época y extracción social, acorde con la sociedad de la época.
Lo del celibato, es un invento posterior, que nada tiene que ver con la doctrina de Cristo, ni con lo que él predicó. Y ahí radica la mayor parte del retraso de su iglesia, que se ha dejado ganar la batalla por otras religiones, que en el aspecto social y familiar de sus representantes, están mucho más actualizadas sus figuras, restando importancia al hecho de que un ministro de la iglesia esté casado, viva con sus padres, o comparta piso con su loro frasquito. Lo que importa de ese representante de la iglesia, es que sea un buen ejemplo para sus feligreses, un hombre de Dios que haga el bien y trabaje por sus parroquianos. ¿Con quién se acueste, a cuantos niños mantenga, o cuantos gatos tenga en casa? No debe importarle a nadie, y menos a los componentes del Sínodo. El celibato debe ser elegido libremente por el representante de la iglesia, pero no impuesto por razones que hoy día no se sustentan, si no abordamos la cerrazón de unos postulados, a los que nadie en su sano juicio puede recurrir, para justificar una vida equivocada. Asunto distinto es que el eclesiástico elija libremente el celibato. De ser así, debe ser admirado por su sacrificio añadido, a una vocación que no es nada fácil llevar a la práctica con dignidad y coherencia.
Ser sacerdote no es una cuestión baladí. Por eso se debe dejar en libertad de elección, a quienes deseen entregar su vida a los demás. Según las últimas noticias, parece que la necesidad de sacerdotes es tan acuciante, que la iglesia de Roma va a permitir curas casados en El Amazonas. Quiero recordar aquí, que la mayoría de los apóstoles elegidos por Jesús, eran hombres casados con mujer e hijos, y que eso no les impidió llevar a cabo su labor evangelizadora por todo el mundo. Pero los señores mitrados deberían ser valientes de una vez, y permitir a la mujer ser ordenada sacerdote. A lo mejor así ya no tenían tanta escasez de vocaciones. La iglesia de Jesús, no puede ser machista de por vida. Él no lo era.
No hay comentarios:
Publicar un comentario