martes, 16 de marzo de 2021

NO A LA HOSTELERÍA

 NO A LA HOSTELERÍA


Tito Ortiz.-


Cuando en un gobierno – como el nuestro – no hay gente capacitada para gestionar una crisis, ocurren incongruencias, faltas de sintonía, e incluso, posturas absolutamente contrarias a lo que sucede en otros  europeos. Vengo en señalar aquí, lo que el resto de Europa ha resuelto con total diligencia, mientras que en España sigue siendo una asignatura pendiente. Me refiero a la tragedia económica y social que durante la pandemia sufre el sector de la hostelería, mientras que un gobierno incapaz, como el nuestro, mira silbando para otro lado, al tiempo que caen las persianas de bares y restaurantes, cuyos dueños y empleados engrosan las filas de los peores damnificados de la pandemia. Algo que tiene consecuencias directas en el empleo: la hostelería ha perdido un 13,3% de sus puestos de trabajo, incluidos fijos y temporales. Sin perjuicio de un aumento diario en la estadística, desde que es consultada.

Ante esta crítica situación, las plataformas de la hostelería llevan meses exigiendo ayudas directas y exenciones fiscales. España se ha convertido en el único país europeo sin ayudas directas del gobierno central a la hostelería. Las únicas ayudas -que van de lo insuficiente a lo raquítico- son las de algunas comunidades autónomas y ayuntamientos. Nuestro país se precia de sus bares, sus restaurantes, su ocio y su hostelería. Por eso, la ausencia de ayudas directas a este sector es aún más escandaloso si lo comparamos con los países europeos. Desde los restaurantes de alto copete con estrellas Michelín, a los bares de barrio más humildes, el virus se ha llevado por delante, negocios con decenas de años muy prestigiados, y otros que por ser familiares, ha dejado en el umbral de la pobreza a toda la célula conviviente.


Solo las subvenciones al sector en seis países europeos superan los 40.000 millones de euros. Desde finales de 2020, los gobiernos de Alemania, Francia e Italia tomaron medidas para sostener a bares y restaurantes, justo cuando se endurecían las restricciones con el empeoramiento de la tercera ola. El gobierno holandés ha sido el más generoso con las ayudas directas: 15.000 millones en total, con aportaciones a fondo perdido que superan los 2.500 euros por establecimiento y mes. La segunda en el ranking es Alemania, que ha destinado 10.000 millones en ayudas hasta junio de 2021. Dependiendo del tamaño de la empresa, se puede conseguir hasta 200.000 euros de subvención y hasta el 90% de los costes fijos. Francia otorga a sus bares y restaurantes ayudas de hasta 10.000 euros al mes. Italia abona a sus hosteleros un 20% de los ingresos perdidos.


Y aquí, en el país de los bares, cuando el sector de la hostelería exige ayudas directas para resistir las necesarias medidas sanitarias, cuando se manifiestan con consignas como «antes de cerrar, las ayudas deben llegar» parece que están pidiendo la luna. ¿Un sector que representa el 6,5% del PIB no merece 9.000 millones en ayudas directas -el mismo porcentaje- de los 140.000 millones de los fondos que han de llegar de la UE? ¿Por qué en Europa sí y en España no? Que se lo expliquen a mi amigo Gregorio.

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