CONDE
ARMADO Y VALEROSO
TitoOrtiz.-
Logró sobrevivir a su
militancia como miembro distinguido, del claustro apócrifo radicado durante los
años setenta y ochenta del siglo pasado, en el salón noble interior de “La
Trastienda”, en la placeta de Cuchilleros, cuando éste era regentado por el
activista cultural, Fernando Miranda, en compañía de la profesora Calixta.
Allí, a la hora del vinillo del tonel, se daban cita - entre otros ilustres –
Pepe Heredia, Miguel José Haguerty, Castro Llamas, “El Parrón”, Francisco
Manuel Díaz, Arcadio Ortega, el doctor Emilio Puche Cañas, su primo el pintor
Pepe Cañas, Enrique Pareja, Paco González de La Oliva, Carlos Merayo, Aurelio
López Azaustre, Juan Conde iniciando su Alacena de Las Monjas y, un buen número
de los agitadores culturales del momento.
Es doctor en Bellas Artes y
profesor titular en la Facultad de Bellas Artes Alonso Cano de Granada. Es
miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias
de Granada, de la Fundación Cultural Archidona de Málaga, del Consejo académico
del Programa Cátedras de las Artes y la Cultura, de la Fundación Euroárabe de Universidad
de Granada, asesor cultural para el Legado Andalusí de Granada, nombrado
notable por Cetursa por las Ceremonias y los eventos culturales de los
campeonatos de Esquí´95 Sierra Nevada en Granada.
DE ÉL SE HA DICHO
Jesús Conde Ayala nació el 27
de septiembre de 1953 en Archidona (Málaga). Estudió en la Universidad de
Sevilla la especialidad de Bellas Artes, doctorándose en Bellas Artes por la
Universidad de Granada con la tesis "Técnicas de impronta en grabado al
aguafuerte". Desde su primera exposición colectiva en la Madraza, en 1977,
Jesús Conde ha concebido y ejecutado una obra ingente de dibujos, pinturas,
grabados, ilustración, o diseño que han sido expuestos en distintas galerías de
todo el mundo. Sus lienzos, sus láminas y sus estampas se cuelgan en
pinacotecas e instituciones de todo el mundo, desde el Museo 'Casa de los Pisa'
de Granada al Museo de Arte de Vassa, en Finlandia, pasando, entre otros
muchos, por la Galería Nacional de Arte Moderno de Santo Domingo, el Museo
Olímpico de Lausanne, en Suiza, la Real Academia de Bellas Artes de Madrid, la
Galería de Arte de la Unión de Pintores de Bielorrusia, El Museo Postal y
Telegráfico de Madrid, la Universidad de Granada, el Museo Ermitage de San
Petersburgo, el Museo Nacional de Lituania, o el Museo de Arte Contemporáneo de
Sevilla.
“De sus pinceles brota una
pintura luminosa, en la que lo clásico sirve de fondo a una visión más
modernista y más abstracta de la existencia. Estudioso del color y explorador
de los universos del dibujo, Jesús Conde Ayala indaga en las formas excluyentes
del sujeto con el mismo afán que dedica largas horas a la investigación, los
tonos verdes. Y en tanto su obra se nos antoja refinada y elegante, en ese
contrapunto de lo proporcionado, lo académico, lo equilibrado, frente al
trasmundo de la sociedad que nos ha tocado vivir. Se diría que el pintor
enfrenta la calidez con el hielo, la Grecia clásica con el suburbio turbulento
que nos ha tocado vivir. El arte es, en sí mismo, pretexto vital y objeto
último en la obra de este archidonés definitivamente afincado en Granada, que
se muestra cautivo del paisaje andaluz o fascinado en la curva del Níger; que
se afana en las atmósferas del horizonte grecolatino, en sus columnas, en sus
capiteles; y se deja conquistar en el tráfago urbano de unos ojos
inverosímiles. La percepción del mundo de Jesús Conde, desde su obra inmensa y
diversa, da cuenta de un espíritu libre y contestatario, indomable acaso, pero
también de su refinada sensibilidad, una sensibilidad que el artista deja ver
en cada trazo agazapada en las formas, en los objetos, en las proporciones, en
el color.''
GRANADA
Viajero impenitente, que siempre
busca en sus escapadas las raíces de nuestra historia y cultura, pudo haber
elegido cualquier lugar del mundo para asentarse, pero se decidió por nuestra
tierra, en un alarde de generosidad para con nosotros. Pese a que, en el grueso
de su creación, el retrato no es su opción mayoritaria, doy fe que estamos
también ante un excelente autor de la figura humana, consiguiendo de quienes
posan, plasmar en el lienzo no solo sus rasgos físicos, sino tal vez, hasta los
espirituales. Su dicción plástica es depuradísima, al estilo de los grandes
maestros, a lo que añade trazos de un pintor contemporáneo, que enriquecen el
retrato ajustándolo a la actualidad. Mantiene con solvencia un equilibrio
exquisito entre, la más clásica de las escuelas totalmente compatible con el
aire fresco del siglo XXI, en un lenguaje personalísimo, que lo hace
diferenciarse del retratista al uso, aportando una dicción renovada
estrictamente personal, fruto de su capacidad creadora.
Obsesionado con el efecto
pétreo de los monumentos milenarios, o con el acero de las armaduras, ah tiempo
que posee un estilo propio e inconfundible, que hacen al versado descubrir su
autoría sin necesidad de ver la firma. Asunto este que deja ver a las claras,
una trayectoria personal de indudable valía, que enriquece el panorama
pictórico granadino, elevándolo al sibaritismo de las artes plásticas.
No ha dejado de investigar la
pintura, de ahí su experimentación con nuevas técnicas y lenguajes, que
sorprenden a quién admira su obra, pues en cada nueva exposición, se advierte
su progresión y avance estético, una actitud muy lejana al comprensible acomodo
que pudiera haberle impregnado, pero nada más lejos, en éste granadino que
nació en Antequera, y que conserva intacto su deseo de aprender, tal y como le
llegó esta vocación hace muchos años, que le obliga a la continua evolución
como artista.
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