domingo, 16 de marzo de 2025

 


MÍ FESTIVAL

 

Tito Ortiz.-

 

Mi primera visión del Festival Internacional de Música y Danza en Granada es, la de un preadolescente -tieso como todos en aquella época- que, en vaqueros y mangas de camisa subíamos por la noche a sentarnos en ese banco pétreo que circunda el Palacio de Carlos V y, desde fuera, escuchar de manera gratuita el concierto que se estaba produciendo en su interior. Hasta la misma puerta del Palacio llegaban coches muy lujosos, de los que se apeaban caballeros de smoking y señoras con grandes echarpes o estolas de visón, eran tiempos en aquellos años 60 en los que, el festival vivía un poco de espaldas a la ciudad que lo alberga. Con el paso de los años, las cosas fueron cambiando y como informador llegué al festival de la mano de mi maestro, José Antonio Lacárcel, primero en aquel maravilloso programa de Radio Popular de Granada que él dirigía y presentaba, con el nombre de “Festival Internacional al Día”, después vino mi etapa junto a él también, en el diario Patria y la Hoja del Lunes, trabajo que continuamos cuando Melchor Sainz Pardo, nos llamó para Ideal y, allí formamos parte de un equipo extraordinario capitaneado por Juan José Ruiz Molinero y César Valdeolmillos Alonso, que durante muchos años fuimos el equipo encargado de informar de las actividades del Festival Internacional en Granada, sin olvidarnos de los cursos Manuel de Falla que por aquellos años -ya hablamos de los años 70- dirigía el músico Antonio iglesias.

NOCHES INOLVIDABLES

Esa experiencia me permitió asistir a conciertos realmente extraordinarios, en la memoria de todos aquellos que amamos el festival. Recuerdo las grandes pancartas anunciando por la ciudad la presencia del director, Herbert Von Karajan en nuestro festival, tiempo antes en el Gneralife habíamos presenciado a dos figuras mundiales como Margot Fonteyn y Rudolf Nureyev. De los conciertos en el Patio de los Arrayanes, inolvidable fue la noche del pianista Arthur Rubinstein, también lógicamente  la soprano, Jessye Norman, del guitarrista, Andrés Segovia, o de la catalana, Montserrat Caballé.

Noches inolvidables con la orquesta nacional de España, bajo la dirección de, Rafael Frühbeck de Burgos. de Jesús López Cobos y, de otras agrupaciones a nivel internacional. Imposible olvidar el año en que nuestro desaparecido, Miguel Ángel Gómez Martínez, vino a dirigir las nueve sinfonías de Beethoven, de memoria. Acontecimientos extraordinarios que se han ido sucediendo a lo largo del tiempo, poniendo al Festival Internacional de Música y Danza de Granada, en el plano de los grandes festivales internacionales. La edición por ejemplo de 1983 nos trajo a nuestra ciudad,  la orquesta de Cámara holandesa, bajo la dirección de Antoni Ros-Marbá, a la soprano, Teresa Berganza o al, Scottish National Ballet, también estuvo en el Palacio de Carlos V, La Real Filarmónica de Londres, con la dirección de,  Iuri TemirKanov. En el auditorio Manuel de Falla tuvimos la oportunidad de escuchar al violinista, Agustín León Ara y al pianista José Tordesillas. el Ballet Nacional Español estuvo en el Generalife bajo la dirección del genial, Antonio, y tampoco fue desdeñable el recital de piano que nos ofreció Rafael Orozco y, un apunte extraordinario para nuestra tierra, la noche del 4 de julio en el Palacio de Carlos V, la orquesta Nacional de España bajo la dirección de José María Cervera Collado, con nuestra solista del paseo de los tristes, Maribel Calvin. Al día siguiente, esa misma orquesta estaba dirigida por el malagueño granadino, Jesús López Cobos que haciendo doblete,  sería el encargado de cerrar el festival en una nueva sesión, dirigiendo a la Orquesta Nacional de España.

CAPITALIDAD CULTURAL

Ya eran años en los que se veían pocas estolas de visón, grandes echarpes y menos smoking, síntoma extraordinario de que la ciudad ya había hecho suyo el Festival Internacional de Música y Danza hasta el punto de, agotar las localidades con meses de antelación antes de que se inaugurara el acontecimiento magno de la música en la ciudad de la Alhambra. Por aquellos años el apoyo del Ministerio de Cultura, la Dirección General de Música y Teatro eran imprescindibles para llevar a cabo la programación y continuar con la trayectoria intachable de uno de los festivales más importantes de Europa. De los comisarios del festival tengo un recuerdo entrañable de dos de ellos, Antonio Gallego Morell, que apostó durante su mandato de manera decidida porque el flamenco formará parte del Festival Internacional y, de Juan Alfonso García, que cuidó mucho la presencia del arte vocal en la música y de las formaciones de Cámara, imprescindible para valorar en sí todo el arte musical de todas las épocas.

Existen muy pocos festivales en el mundo que cuenten como sede con monumento tan extraordinariamente valorado como nuestra Alhambra, con esa portada del albaicín, con un auditorio, el de García de Paredes, tan extraordinariamente pensado para ejecutar la buena música y algo que en los últimos años ha tenido una gran aceptación que son, las actividades paralelas al festival que se llevan a cabo en la ciudad y en parte de la provincia. No cabe duda que, el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, debe ser el banderín de enganche para todas aquellas otras actividades que puedan conformar, un programa importante y completo para lograr la capitalidad cultural para Granada. La ciudad monumental de primer orden debe por lo tanto hacer uso de nuestro festival y, por supuesto, no olvidar que, en el patio de los aljibes de la Alhambra, en 1922 Falla, García Lorca y otros muchos, hicieron posible la celebración del Primer Concurso de Cante Jondo de toda la historia del flamenco. Me parecen atributos más que importantes para que sirvan a otros de efecto dinamizador y fortalecer con densidad, una programación que enaltezca lo que esta ciudad lleva haciendo durante tantos años por el mundo de la cultura en general y del patrimonio en particular.

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