MÍ FESTIVAL
Tito Ortiz.-
Mi primera visión del Festival
Internacional de Música y Danza en Granada es, la de un preadolescente -tieso
como todos en aquella época- que, en vaqueros y mangas de camisa subíamos por
la noche a sentarnos en ese banco pétreo que circunda el Palacio de Carlos V y,
desde fuera, escuchar de manera gratuita el concierto que se estaba produciendo
en su interior. Hasta la misma puerta del Palacio llegaban coches muy lujosos,
de los que se apeaban caballeros de smoking y señoras con grandes echarpes o
estolas de visón, eran tiempos en aquellos años 60 en los que, el festival
vivía un poco de espaldas a la ciudad que lo alberga. Con el paso de los años,
las cosas fueron cambiando y como informador llegué al festival de la mano de
mi maestro, José Antonio Lacárcel, primero en aquel maravilloso programa de Radio
Popular de Granada que él dirigía y presentaba, con el nombre de “Festival
Internacional al Día”, después vino mi etapa junto a él también, en el diario Patria
y la Hoja del Lunes, trabajo que continuamos cuando Melchor Sainz Pardo, nos
llamó para Ideal y, allí formamos parte de un equipo extraordinario capitaneado
por Juan José Ruiz Molinero y César Valdeolmillos Alonso, que durante muchos
años fuimos el equipo encargado de informar de las actividades del Festival
Internacional en Granada, sin olvidarnos de los cursos Manuel de Falla que por
aquellos años -ya hablamos de los años 70- dirigía el músico Antonio iglesias.
NOCHES INOLVIDABLES
Esa experiencia me permitió
asistir a conciertos realmente extraordinarios, en la memoria de todos aquellos
que amamos el festival. Recuerdo las grandes pancartas anunciando por la ciudad
la presencia del director, Herbert Von Karajan en nuestro festival, tiempo
antes en el Gneralife habíamos presenciado a dos figuras mundiales como Margot Fonteyn
y Rudolf Nureyev. De los conciertos en el Patio de los Arrayanes, inolvidable
fue la noche del pianista Arthur Rubinstein, también lógicamente la soprano, Jessye Norman, del guitarrista,
Andrés Segovia, o de la catalana, Montserrat Caballé.
Noches inolvidables con la
orquesta nacional de España, bajo la dirección de, Rafael Frühbeck de Burgos. de
Jesús López Cobos y, de otras agrupaciones a nivel internacional. Imposible
olvidar el año en que nuestro desaparecido, Miguel Ángel Gómez Martínez, vino a
dirigir las nueve sinfonías de Beethoven, de memoria. Acontecimientos
extraordinarios que se han ido sucediendo a lo largo del tiempo, poniendo al
Festival Internacional de Música y Danza de Granada, en el plano de los grandes
festivales internacionales. La edición por ejemplo de 1983 nos trajo a nuestra
ciudad, la orquesta de Cámara holandesa,
bajo la dirección de Antoni Ros-Marbá, a la soprano, Teresa Berganza o al,
Scottish National Ballet, también estuvo en el Palacio de Carlos V, La Real
Filarmónica de Londres, con la dirección de, Iuri TemirKanov. En el auditorio Manuel de
Falla tuvimos la oportunidad de escuchar al violinista, Agustín León Ara y al
pianista José Tordesillas. el Ballet Nacional Español estuvo en el Generalife
bajo la dirección del genial, Antonio, y tampoco fue desdeñable el recital de
piano que nos ofreció Rafael Orozco y, un apunte extraordinario para nuestra
tierra, la noche del 4 de julio en el Palacio de Carlos V, la orquesta Nacional
de España bajo la dirección de José María Cervera Collado, con nuestra solista
del paseo de los tristes, Maribel Calvin. Al día siguiente, esa misma orquesta
estaba dirigida por el malagueño granadino, Jesús López Cobos que haciendo
doblete, sería el encargado de cerrar el
festival en una nueva sesión, dirigiendo a la Orquesta Nacional de España.
CAPITALIDAD CULTURAL
Ya eran años en los que se
veían pocas estolas de visón, grandes echarpes y menos smoking, síntoma
extraordinario de que la ciudad ya había hecho suyo el Festival Internacional
de Música y Danza hasta el punto de, agotar las localidades con meses de
antelación antes de que se inaugurara el acontecimiento magno de la música en
la ciudad de la Alhambra. Por aquellos años el apoyo del Ministerio de Cultura,
la Dirección General de Música y Teatro eran imprescindibles para llevar a cabo
la programación y continuar con la trayectoria intachable de uno de los
festivales más importantes de Europa. De los comisarios del festival tengo un
recuerdo entrañable de dos de ellos, Antonio Gallego Morell, que apostó durante
su mandato de manera decidida porque el flamenco formará parte del Festival
Internacional y, de Juan Alfonso García, que cuidó mucho la presencia del arte
vocal en la música y de las formaciones de Cámara, imprescindible para valorar
en sí todo el arte musical de todas las épocas.
Existen muy pocos festivales
en el mundo que cuenten como sede con monumento tan extraordinariamente
valorado como nuestra Alhambra, con esa portada del albaicín, con un auditorio,
el de García de Paredes, tan extraordinariamente pensado para ejecutar la buena
música y algo que en los últimos años ha tenido una gran aceptación que son,
las actividades paralelas al festival que se llevan a cabo en la ciudad y en
parte de la provincia. No cabe duda que, el Festival Internacional de Música y Danza
de Granada, debe ser el banderín de enganche para todas aquellas otras
actividades que puedan conformar, un programa importante y completo para lograr
la capitalidad cultural para Granada. La ciudad monumental de primer orden debe
por lo tanto hacer uso de nuestro festival y, por supuesto, no olvidar que, en
el patio de los aljibes de la Alhambra, en 1922 Falla, García Lorca y otros
muchos, hicieron posible la celebración del Primer Concurso de Cante Jondo de
toda la historia del flamenco. Me parecen atributos más que importantes para
que sirvan a otros de efecto dinamizador y fortalecer con densidad, una
programación que enaltezca lo que esta ciudad lleva haciendo durante tantos
años por el mundo de la cultura en general y del patrimonio en particular.
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