martes, 27 de septiembre de 2016

ANÁLISIS CIENTÍFICO DEL FLAMENCO

ANÁLISIS CIENTÍFICO DEL FLAMENCO Tito Ortiz.- Hasta el mundo de los muertos, también nos llegan buenas noticias de lo que hacen los vivos, y en ocasiones, solo en pocas ocasiones, las nuevas son esperanzadoras en la raza humana que todavía respira. De hecho, en más de una ocasión, he coincidido con Morente, Sábicas y Miguel “El Santo”, y hemos hablado del agravio histórico que Granada padecía, desde el punto de vista de la justicia flamenca, ya que los considerados santones de la flamencura, cada vez que han escrito del arte gitano andaluz, han ningüneado a Granada, como fuente de valores jondos a tener en cuenta, y de eventos que la hacen irrenunciable, a mejor tratamiento en la historia del flamenco y sus gentes. Charlaba yo la otra tarde con Manuel Salamanca, y pronto terciaron Frasquito Yerbagüena, y su inseparable, Manuel Celestino Cobos “Cobitos”, que apuntaban a la singularidad de cantes granadinos y personales, imposibles de encontrar en el resto de Andalucía. En esto que llegó Pepe el de Jún, y se arrancó por su famosa soleá apolá, y aquello fue un delirio. Los tres alabaron a Diego Bermúdez, “El Tenazas”, por su triunfo en el primer concurso de 1922, y se alegraron de la proyección que desde entonces, había tomado el niño, Manolito Ortega. Hasta que se acercó Juanillo “El Gitano”, y nos contó que había bajado al mundo de los vivos, y se había encontrado con la grata sorpresa, de que el antídoto para la pertinaz marginación de Granada como aportación al flamenco, ya estaba publicado. Nos contó el valioso cantaor sacromontano, que Miguel Ángel González, sin duda uno de los mejores conocedores del flamenco en ésta tierra, por fin había puesto coto a la infamia para con la Granada flamenca, y de su pluma había alumbrado un, Manual de los Cantes de Granada, que la Universidad había considerado, libro del mes, además de respaldar los allí expresado por el científico y estudioso del flamenco, nacido en la placeta de San Gil, dársena natural entre el Albayzín y Granada. Sostiene Miguel Ángel González, que no se puede permitir por más tiempo, por quienes desde la otra Andalucía carecen de conocimientos, o envidian nuestra realidad, que cada vez que tienen oportunidad de hablar de flamenco, otorguen mayor peso a otras partes de la región, olvidando nuestra aportación indiscutible al flamenco, tanto desde el punto de vista artístico y conservador de la historia, como en la promoción y proyección del mismo, a raíz sobre todo del concurso primigenio del año 1922. En ésta otra dimensión, se unió a la charla, Esteban Valdivieso, que nos contó como fue su relación con Miguel Ángel González para llevar a cabo éste proyecto, que ahora ha visto la luz, gracias a la Universidad y a La Peña de La Platería, la decana de cuantas existen, le pese a quién le pese. Mario Maya y El Piki, llamaron a Pepe Heredia, que se unió a nosotros, y por fin todos disfrutamos de ésta obra literaria y científica, que pone a Granada en el lugar que le corresponde históricamente, en lo concerniente al cante, el baile y el toque. Marote y Habichuela iniciaron toques sacromontanos, mientras María La Canastera, se arremangaba el delantal, para iniciar la sutileza de un baile por tangos, pero no unos tangos cualquiera, sino el tango de Los Merengazos. Nunca un vivo, nos ha dado tanta satisfacción a los muertos. Honor, Gloria y larga vida, al profesor Miguel Ángel González.

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