martes, 20 de septiembre de 2016
PATOLOGÍAS DE RICOS
PATOLOGÍAS DE RICOS
Tito Ortiz.-
De un tiempo a ésta parte, es bochornoso observar desde el otro mundo, como los vivos se quejan de vicio, y los muertos asistimos estupefactos al espectáculo de las enfermedades, que solo contraen, aquellos que en su cuenta corriente tienen cifras astronómicas de muchos ceros. Cada vez con más frecuencia, se diagnostica en aquellos privilegiados que han tenido la suerte de irse de vacaciones, un síndrome que se ha dado en llamar, posvacacional, que al parecer se traduce en una serie de alteraciones de malestar orgánico, que incluso llegan a producir una depresión, por el simple motivo de acabar con el descanso y tener que incorporarse al trabajo. En un país con cinco millones de parados, creo que tener un empleo debe ser motivo de alegría, y la posibilidad de ir de vacaciones, un premio al parecer poco valorado. Entonces, aquellos que sufren tan temido síndrome, ¿qué pensarán de los que no tienen trabajo al que incorporarse?. Los mismos que no pueden ir de vacaciones, porque carecen de medios económicos. Es sorprendente la facilidad que tienen algunos seres humanos, para hacer de un privilegio, una enfermedad, que incluso les lleva a la baja laboral o al bajo rendimiento en el trabajo. Resulta sarcástico observar, como los que no reciben compensación económica alguna, y sueñan con un puesto de trabajo, no colapsan las consultas de los psicólogos, cuando a lo mejor serían los más adecuados para ello. La beautiful people del país, los que tienen la suerte de trabajar, enferman cuando vuelven al tajo. ¿Se puede tener más cara?. La Jet set se muestra fastidiada, y reclama otras vacaciones adicionales, para recuperarse de sus vacaciones.
Lo bueno de estar muerto, es que estás presente donde quieres, y nadie te ve. El otro día, asistí a una conversación entre dos damas, que de no estar muerto ya, hubiera caído fulminado en ese instante. Pituca, se quejaba de la factura que le había pasado, Rolls Royce, por cambiarle el aceite y mirarle los niveles a su exclusivo, Phantom. Según contaba, le entraron sudores y taquicardias, que a punto la pusieron al borde de un patatús. Seguramente que de tener un Seat Panda, la factura hubiera sido – en comparación – de una carcajada y media, o tal vez, dos risas sardónicas. Pero poder permitirse un coche exclusivo hecho a mano... es lo que tiene. Otra opción hubiera sido llevarlo a, Aurgi, donde incluso la hubiera recibido, Mario Baquerizo bailando, sin cargo alguno en la factura. De igual manera, Loles se quejaba de cómo le presionaba el tendón de Aquiles, la correilla de sus exclusivos Manolos, y Borjamari, del roce sobre su tetilla izquierda, del cocodrilo de su, Lacoste. En mis tiempos de vivo, presencié las voces en un comedor de lujo, a cargo de un comensal vestido de Armani, porque la vichyssoise, no estaba lo suficientemente fría, lo que le había provocado al señorito, un inicio de jaqueca, de proporciones insospechadas. Son patologías de ricos, que debería estar estudiando con pasión la OMS, ya que es de suponer, estamos ante una pandemia de enfermedades, que padecen los adinerados con desazón inconmensurable. Los pobres, aparte de no tener derecho a ponerse malos, se pierden en el nuevo hospital, Alejandro Otero, buscando su consulta. Es lo que tiene hacer un hospital más grande que un pueblo.
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