martes, 26 de diciembre de 2017
ANDRÉS SEGOVIA
ANDRÉS SEGOVIA
Tito Ortiz.-
Pocas estaciones de metro en Granada con un nombre tan merecido como éste. Si analizamos la historia, poquitos son los granadinos que han hecho tanto por Granada como éste jiennense. Nació en Linares sí, pero desde zagalón eligió nuestra tierra para vivir, formarse, entablar amistades eternas como las de Federico o Falla, y vivir en nuestra costa hasta el final de sus días. El metro de Granada, que en cuanto llueve le salen goteras y que, se para por falta de electricidad, se parece bastante a aquel tren que don Andrés cogía en la estación de Linares Baeza y lo traía hasta la ciudad de la Alhambra, con su carbonilla, su traqueteo y sus bancos de madera para la tercera clase. Aquí dio su primer concierto con tan solo catorce años, aquí comenzó a aconsejar a los luthiers, para mejorar la construcción de la guitarra y diferenciarla de la flamenca, ideó la posición correcta de la mano izquierda para mejorar la interpretación y se hizo grande, en todos los sentidos. El Marqués de Salobreña, que se exilió a Montevideo, a raíz de los tristes sucesos de 1936, que para él se iniciaron con el asesinato de García Lorca, no regresó a España hasta la década de los cincuenta, fijando residencia en Madrid y en nuestra costa. Antes de irse, había tenido una importante presencia entre los organizadores entusiastas del Primer Concurso de Cante Flamenco de toda la historia en1922, o de los conciertos con motivo de las fiestas del Corpus, que servirían de semillero para organizar el Primer Festival Internacional de Música y Danza, en el que con el tiempo llegó a participar como concertista, y jurado del desaparecido Concurso de Interpretación de Guitarra, nacido a la sombra del festival, en compañía de Narciso Yepes y Regino Sainz de La Maza, entre otros. Una iniciativa que después sería extraordinariamente bien recogida en La Herradura, a poca distancia de la casa donde veraneaba el maestro.
El que fuera, entre otros títulos y honores, Doctor Honoris Causa por la Universidad de Granada, tiene una parada del metropolitano en tierra de todos, frente al Centro Cívico del Zaidín, la sede provincial de los populares, y por si nos pasara algo – dios no lo quiera – junto al Colegio de Médicos, donde fácil es suponer que, en caso de tragedia, alguno estará por allí, aunque sea llevando a cabo algún trámite. Se trata de una parada intermedia, no muy concurrida, cercana al imperial Carlos V, que eso da siempre cierta prestancia. El metro de Granada, en su corta existencia, ya se ha granjeado la simpatía de todos los usuarios, que reconocen el esfuerzo por la regularidad en sus llegadas, con la intención de que no esperemos más de diez minutos entre un tren y otro. Esa frecuencia a ritmo de un exacto metrónomo, no la había conseguido en Granada, ni “Saleri” con su reata de burros turísticos, que no debieron perderse nunca. Lo que no sé, es si el maestro Segovia vería con buenos ojos, que los viajeros de este transporte vayan escuchando en sus auriculares, Reggaeton, Camela, y raperos sin graduación. Porque en realidad somos muy pocos los que vamos escuchando, Radio dos clásica, es más, yo cuando viajo degusto con la frialdad de un asesino en serie, la discografía completa de, Luís Aguilé, y en gran parte la de, Georgie Dann, que es por la que yo muero. Lo sé…nadie es perfecto.
miércoles, 20 de diciembre de 2017
INFELIZ NAVIDAD
INFELIZ NAVIDAD
Tito Ortiz.-
En estos días en los que nos enfrascamos en compras inútiles, comidas pantagruélicas, y regalos sin límites, es bueno que echemos un vistazo a nuestro alrededor, para tomar conciencia de lo que de verdad está pasando en nuestra sociedad, mientras la mayoría miramos para otro lado, como si esto no fuera con nosotros. La incesante llegada de pateras a nuestras costas, triplicando la cifra del año pasado, sería cuestión suficiente como para frenar en nuestro desatino, y reconducir la nave que llevamos a la deriva desde hace demasiado tiempo. ¿Qué estamos haciendo con éstas criaturas que llegan a nuestras costas en busca de un cacho de pan? Dónde están los miles de refugiados sirios a los que nos comprometimos a traer, cuyo número real ha quedado en una cifra irrisoria y vergonzante. Eso solo hablando de los que no viven aquí, porque si tratamos de los nuestros, el asunto toma un cariz realmente macabro. Va para diez años que los políticos que nos desgobiernan aprobaron – esta vez todos – una ley que reconocía la necesidad que tiene este país de ayudar a los más desfavorecidos, y que curiosamente, esos mismos políticos han ido progresivamente descapitalizando, so pretexto de la crisis, hasta dejar en papel mojado. Resulta indignante, que esos mismos políticos encontraran miles de millones para rescatar a los bancos en el momento más álgido de la tan cacareada crisis, que nos han hecho pagar a todos, mientras dejaban en la más absoluta indigencia a los dependientes, aludiendo una falta de liquidez, que no existió para reflotar la banca. Políticos que nos han robado a manos llenas, con y sin tarjetas black de Caja Madrid, son los responsables de que miles de dependientes hayan fallecido ya, sin recibir un solo euro al que tenían derecho, previamente baremados como marca la ley. Desde los tan publicitados brotes verdes, hasta hoy en que se nos habla del repunte de nuestra economía, a mí me gustaría saber para quién está repuntando, porque yo voy a la compra y los alimentos básicos suben, el agua, el gas, la electricidad, los impuestos municipales y los estatales. Y si eso ocurre en plena recuperación económica, cuando vamos a notar los pensionistas esos efectos tan beneficiosos para todos. La economía va bien, pero sube hasta la bombona de butano, entonces, ¿para quién va bien la economía? Me lo puede explicar alguien, si hasta los jarabes para la tos ya no los receta la seguridad social. Estamos llegando al esperpento social y humano de que, personas con trabajo, son pobres de solemnidad que tienen que ir al banco de alimentos para darle de comer a los suyos. ¿Hasta cuando nos van a seguir exprimiendo? El sector de la hostelería ha tenido uno de los mejores años desde que el mundo es mundo, y eso no se ha traducido en sueldos dignos, todo lo contrario, gracias a la reforma laboral, el noventa y cinco de los contratos son temporales, en sectores boyantes en la actualidad, y Granada para mayor abundamiento, lleva años sin conseguir un nuevo convenio colectivo, asunto éste del que, ya va siendo hora que se depuren responsabilidades. La justicia debe pronunciarse, debe actuar de oficio, no solo esperar a que los casos sangrantes lleguen a la mesa. No se debe permitir a nuestros políticos, seguir jugando con nosotros a costa de asustarnos con el fantasma de la crisis. En todo caso, los culpables de la crisis han sido ellos, ya sea por acción u omisión, así que sáquennos de este atolladero, que los ciudadanos de a pie no hemos producido. Para eso los votamos, ¿o no?
martes, 12 de diciembre de 2017
PALACIO DEPORTES
PALACIO DEPORTES
Tito Ortiz. -
A ésta parada del metro tampoco le encaja el nombre. Le han puesto “Palacio Deportes”, porque se ve el edificio, pero en realidad le tendrían que llamar: “Palacio de La Tapa y El Pastel”, ese si es un nombre acertado para una estación de metro consecuente con sus alrededores y cercanías. En quinientos metros a la redonda, tomando como eje el apeadero, se dan cita las muestras culinarias y gastronómicas más diversas de nuestra provincia, incluida la comida rápida, que a los niños tanto les encanta. En ésta parada se puede uno quedar a vivir de por vida, sin echar de menos nada del sustento. Desde una salchicha granaína, desconocida fuera de nuestras provincianas fronteras, a un postre internacional como el pionono, pasando por una carne de nuestras dehesas y un pescado de nuestras costas, a lo que habría que añadir, un buen muestrario de pasta y pizzas, junto a la renombrada hamburguesa de la internacional más internacional. Uno puede degustar las maravillas de nuestra gastronomía y mejores vinos, sin perder de vista el metro, sus vías y la estación más “cool-linaria”. Es en ésta parada donde se advierte que el metro nos hace a todos iguales, seamos de la condición social que seamos, y tengamos la nómina que a cada cual le ingresan. Si observamos la vestimenta de las criaturas que aquí toman el metro, se advierte cierta diferencia con los que suben en Armilla, o se bajan en Albolote. No en vano, la avenida de Carlos V y sus aledaños, significan cierto nivelito, superior a la media, pero que aún así, unos por conciencia social, otros por ecologistas convencidos, y los que más, por economía, desde que el metro funciona, no han vuelto a coger el coche para ir al estanco o, al supermercado, y ahí quería yo llegar, porque lo de subir al metro para ir al super, que en principio parece algo inofensivo, en realidad contiene latente, un alto riesgo para los usuarios del metropolitano. Y a las pruebas me remito.
Existe una especie humana, llamada: “Señora de la compra”, que es una criatura al uso, solo que se hace acompañar de un carrito, que sin conciencia de su maldad, utiliza para agredir al prójimo. Me explico. La dama en cuestión tiene una horquilla de edad, que va entre los cuarenta y cinco y setenta años. Se mueve como un autómata, sin fijarse en la gente, con la mirada perdida al infinito, como caballero legionario en formación de firmes. Viene del super de hacer la compra, y en lugar de obedecer a su médico y no cargarse demasiado, lleva el carro hasta los topes. Y en lugar de portarlo al frente de su cuerpo y empujarlo con las dos manos por delante para evitar lesiones – como le ha vuelto a decir el médico – la señora en cuestión, avanza por el vagón al ritmo del paso de la oca, pero arrastrando el carro tras de sí, a su espalda, con una sola mano, sin ver si el vehículo pasa o no entre las personas, si tropieza con un asiento o con el tobillo de mi prima, como es el caso, que fue casi seccionado por las ruedecitas del carrito cargado de lechugas y yogures, con el que la dama recorrió los tres vagones buscando asiento, mientras que en el recorrido, aplastó, siete falanges, dos metatarsos, cuatro calcáneos y cinco juanetes. Menos mal que estábamos cerca del Parque Necrológico, y entramos en dos zancadas a las urgencias del hospital, Alejandro Otero, único nombre con el que la Junta ha acertado en Granada, aunque ahora pretenda enterrarlo de nuevo. Los golpistas lo exiliaron, la Junta lo recuperó de la memoria, y ahora lo enterrará otra vez. Algo muy propio de gente formada y con las ideas claras. Luego querrán que los vote.
sábado, 9 de diciembre de 2017
VICENTE "EL GRANAÍNO"
EL GRANAÍNO
Tito Ortiz. -
Hasta hace muy poco, era habitual su figura paseando por el centro de la ciudad, enganchado al brazo del cantaor, Javier Montenegro, quién en los últimos años de vida del genial guitarrista, se echó sobre sus espaldas, el trabajo de lazarillo, de uno de los artistas más célebres que ha dado Granada, y que orgulloso ha llevado su nombre por todo el mundo. Hombre de vasta cultura musical, y muy especialmente en el apartado de los clásicos y los flamencos, El Granaino era un ser excepcional como artista y como persona. Dotado por los dioses, con los dones compensatorios que les son propios a los elegidos para el arte, pese a que se les prive injustamente de un sentido como el de la vista, Vicente Fernández Maldonado, Vicente “El Granaíno”, en los afiches, nos dejó este pasado enero, a la edad de 89 años, después de 74 como máximo exponente internacional, en el dominio y ejecución de los instrumentos de plectro, sobre todo la guitarra. El gran estudioso del flamenco, José Delgado Olmos, rescató su figura un tanto olvidada, sobre todo a raíz de que Vicente decidiera dejar de recorrer el mundo hace años, y asentarse en su querida Granada, a la espera de la parca, que aunque no queramos, siempre llega y en el peor momento. Pero permítaseme el sarcasmo: Seamos justos con la muerte, al menos en ésta ocasión ha permitido que un niño ciego, nacido en los infelices años veinte, en una ciudad de provincias como la Granada aislada de hoy, de ayer y de siempre, cuyo destino hubiera sido sin duda, ir por las calles pasando un jarrillo de lata, con un cartel colgado al cuello en el que se pudiera leer; por favor una limosna para un pobre ciego, no solo tuvo la oportunidad de formarse al más alto nivel, sino que su sentido interpretativo de la música, lo hizo codearse con los máximos exponentes contemporáneos, siendo admirado por todos ellos, dado su virtuosismo y gran capacidad artística. Vicente paseó su guitarra por los escenarios más afamados del mundo, acompañó para el cante a los más grandes, y testigos son sus miles de grabaciones con los mejores y las mejores del momento. Viajó por varios continentes del brazo de las estrellas del flamenco, lo mismo que en el principio de su carrera, lo hizo con la flor y nata de la música clásica interpretada para cuerda, fundamentalmente, guitarra, laúd, y bandurria, como componente del legendario, Trio Granada, o como solista, faceta ésta en la que es mucha más reconocida su estancia en el flamenco, pero no hay que olvidar que Vicente, fue un reputado ejecutante de todos los instrumentos de cuerda, y que su formación académica comienza con los clásicos, convirtiéndolo pronto en un concertista de guitarra clásica al uso, aunque en aquella época, el público agradecía más el concurso de varios instrumentos a modo de pequeña formación de pulso y púa, como antes se les llamaba, o de orquestina de plectro. Alumno brillante y aventajado del maestro, Rodríguez Albert, con solo 14 años ya demostró sus extraordinarias capacidades interpretativas ganando un premio en un certamen de música de pulso y púa organizado por la ONCE. Más tarde sería artista solista de la Orquesta de Pulso y Púa de la Dirección General de la ONCE en Madrid, lo que le proporcionó una serie de contactos que serían fundamentales para el futuro de su carrera.
Un granadino de Plaza Nueva que nació ciego en aquella época, estaba abocado a vivir de la limosna y la caridad, pero estuvo protegido y bien aconsejado siempre. Ya de zagalón, la ONCE, como en tantas otras ocasiones, lo formó, lo educó y lo hizo músico. Primero llegaron los clásicos, pero un niño criado en la plaza de Santa Ana, donde el tranvía daba la vuelta, escuchando el quejío diario del Dauro y el lamento de las tres campanas, las de la Audiencia, La Vela y la de Santa Ana, tiraba a flamenco seguro, y más teniendo en cuenta que en el barrio había dos o tres tabernas, donde afortunadamente no se prohibía el cante, y él, apostado en la puerta, con el oído que dios concede a quienes priva de la vista, se embelesaba escuchando a los aficionados parroquianos, enfrascados en lo más jondo de una seguiriya, ante una cuartilla de blanco peleón, en botella con corcho y caña. Vicente, el niño ciego de Plaza Nueva, era flamenco hasta en la postura ante la vida. Con redaños, inteligencia y trabajo, alcanzó a tocar con los grandes y para las grandes, dominó todos los instrumentos de púa, y se paseó por el mundo llevando el nombre de granaíno, con orgullo. De las actuaciones especiales, recordaba con satisfacción la que, en 1963, en Granada, le permitió actuar en una fiesta íntima, con Canalejas de Puerto Real, para los entonces príncipes, Juan Carlos y Doña Sofia.
Las punteras casas discográficas de entonces, Hispavox y Belter, lo tuvieron durante muchos años, como guitarrista oficial en los estudios de grabación en Madrid y Barcelona, abarcando un amplio repertorio de los mejores autores españoles. En sus actuaciones en conciertos de música clásica, festivales y peñas flamencas siempre destacó como un virtuoso de los instrumentos de cuerda. Durante su larga carrera profesional acompañó a la guitarra a los más afamados artistas flamencos: Pepe Marchena, Antonio Mairena, Juanito Maravillas, Niña de la Puebla, El Culata, Canalejas y Rocío Jurado en su etapa de cantaora. En 1965 Vicente 'El Granaíno' se marcha a América. Permaneció en Estados Unidos y México varios años en donde formó compañía propia. En esa época trabajó junto a los más sobresalientes artistas flamencos de nuestro país como Niño Ricardo, Sabicas y Carmen Amaya. Especialmente destacada fue su actuación en Washington ante el presidente Eisenhower en la Casa Blanca, quién tuvo la gentileza de regalarle un perro-guía que lo acompañó durante años. Tras su experiencia profesional en América regresó a España y residió en Madrid durante 25 años.
El día 29 de junio de 1994 presentó en el Centro de Documentación Musical de Andalucía la grabación de Cuatro Instrumentos y un Intérprete. Este trabajo fue un alarde de técnica y virtuosismo en el que Vicente en solitario ejecutó el toque de la guitarra, bandurria, laúd y bajo. El disco cuenta con una cuidada selección de obras de prestigiosos compositores españoles tan internacionales como Albéniz, Granados y Falla, entre otros.
Vicente recordaba con afecto, sus trabajos junto a otro granadino enciclopédico, el maestro Alfredo Arrebola, y el trabajo que ambos realizaron sobre los poetas, digno de mejor reconocimiento y divulgación. Uno de sus últimos trabajos discográficos fue un rotundo éxito, con el dúo que hizo junto a José Molina al piano. En esta grabación Vicente descubrió una nueva faceta como gran innovador en el difícil manejo de la bandurria, empleándola como instrumento solista de concierto. Para este dúo de bandurria y piano se escogió un repertorio muy interesante que le permitió a Vicente extraer de tan popular instrumento musical notas propias del violín. Ese característico sonido hace que esta grabación sea hoy en día un documento original y único. La bandurria tradicionalmente, debido a su origen popular, siempre se ha visto relegada a la música de bailes populares o a la rondalla de la tuna estudiantil, sin embargo, con este trabajo se le dio un protagonismo de instrumento de concierto, elevándola a una categoría que le ha sido negada. Claro que pocos como Vicente, conocían el protagonismo de este instrumento en el mundo flamenco, y sobre todo en la Zambra sacromontana, donde desde sus inicios, formó parte al igual que la guitarra, de nuestro género más característico y la aportación más singular al mundo del flamenco universal. De la importancia de su tierra en el corazón, dan muestra algunas de sus obras más célebres como los tanguillos, “Serenata al Sacromonte” y la media granaína, “Añoranza de mi Granada”.
El cante comprometido de Manuel Gerena, contó con su guitarra incondicionalmente, como artistas locales de entre los que destaca el inolvidable, Paco de Montefrío, o Manuel Celestino Cobos “Cobitos”. El diario Ideal, con motivo de elegir a los cien granadinos más importantes del siglo XX, no tuvo duda al incluirlo en esa lista de personalidades importantes, cuya trayectoria estaba avalada por su militancia pegada al terruño, que iba mucho más allá, de haber elegido nuestro gentilicio como nombre artístico. Manolo El Faquillas, o Manuel Ávila, insignes voces de ésta tierra, también tuvieron la suerte de ser arropados por Vicente El Granaíno, no solo aquí, sino en numerosas actuaciones y concursos fuera de nuestras fronteras. En no pocas ocasiones, el Padre Rizo, sacerdote y cantaor de fuste, lo requirió para que le acompañara en importantes actuaciones, incluida su famosa misa flamenca. Con Perlita de Huelva mantuvo una colaboración que se prolongó en el tiempo, y con el Niño de San Julián, también con El Loreño.
Una de sus últimas actuaciones tuvo lugar en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Barcelona con motivo de Día de Andalucía, donde el entonces alcalde de Granada, José Moratalla, pronunció una conferencia para los andaluces residentes en Cataluña. Como bien recuerda mi admirado y experto folclorista, Juan Bedmar, el salón repleto de paisanos visiblemente emocionados aplaudió apasionadamente la magnífica actuación de Vicente 'El Granaíno'. Como uno de los múltiples ejemplos de su buen talante y talento artístico, demostró su extraordinaria generosidad y desinterés al no cobrar ni un solo euro por esta actuación. Por cierto, gestos que le caracterizaban. Hace unos años compuso una partitura para tres instrumentos de cuerda (guitarra, bandurria y laúd) con la melodía de la canción Granada de Agustín Lara, con el fin de adaptarla al reloj del Palacio de Bibataubín donde hoy se encuentra el Consejo Consultivo de Andalucía. Se hicieron los trámites oportunos, pero no obtuvo respuesta. Hace meses que se volvió a presentar nuevamente el proyecto, por lo que sería un bonito homenaje a su figura recibir una respuesta afirmativa a esa propuesta desinteresada, aunque él no peda escucharla. En febrero de 2010 el Ayuntamiento de Granada distinguió a Vicente 'El Granaíno' con la Medalla de Plata al mérito de la ciudad. Curiosamente no hace mucho fue propuesto para ponerle una calle con su nombre, pero se argumentó que "hasta que no falleciera no sería posible. Granada, para sus hijos, suele llegar tarde. Más, siempre fue discreto en su vivir, y jamás reclamó para sí reconocimiento alguno, sino aquel que quisieron concederle. A mí juicio éste fue escaso y de bajo fuste, de acuerdo a todos sus merecimientos, pero a Granada le sale la vena de madrastra con tanta frecuencia, que eso ya no es noticia, como decimos los periodistas. La guitarra clásica y flamenca, han perdido un pilar indispensable de esos ejecutantes que ya no quedan, con las raíces en Sábicas o Niño Ricardo, y que ahora, a base de imitadores de Paco de Lucía, tenemos pocas ocasiones de escuchar.
Y era granadino de Plaza Nueva, que en su momento se codeó con las élites artísticas de su época, a los que acompañó, y que, como solista, nos ha dejado páginas inolvidables de la más alta escuela del toque. Con un concepto de la amistad, y una conversación fluida y cordial, Vicente, degustó la vida, sin el menor reproche a la naturaleza, por haberle privado del sentido de la vista. Al contrario, fue generoso con sus semejantes, y jamás antepuso su discapacidad para pretextar algo. Se consideró uno más, y su fino sentido del humor nunca faltó a la cita. Durante los años que tuve responsabilidades editoras en el programa de flamenco de Canal Sur Televisión, vine a Granada a grabarle entrevista y actuación, a cambio de nada, y siempre estuvo dispuesto. Se sentía pagado con que se divulgara la música y no se perdieran las raíces, ni del flamenco, ni de lo clásico y mucho menos de lo popular, el amor a su arte y el conocimiento del mismo estaban por encima de todo. Mientras templaba y afinaba las cuerdas de su guitarra, extraía con la rapidez del rayo, una petaca que contenía elixir de los dioses, portada en el bolsillo de su chaqueta pegado al corazón, daba un pequeño sorbo, y añadía, que no se podía tocar bien la guitarra flamenca, con el gaznate seco. Una noche, íbamos en mi coche a una peña flamenca de la provincia, en compañía de otros cabales, y en un momento del recorrido, les dije: Creo que me he perdido, a ver si encontramos a un parroquiano que nos oriente. Vicente, desde el asiento de atrás sentenció con contundencia: Apéate Tito, que yo conduzco.
Peña de La Platería, en el Albayzín de Granada, a nueve de Diciembre de dos mil diecisiete.
martes, 5 de diciembre de 2017
NUEVO LOS CÁRMENES
NUEVO LOS CÁRMENES
Tito Ortiz.-
No se puede poner, “Nuevo Los Cármenes” a una parada del metropolitano, por el solo hecho de que esté enfrente del estadio. Lo primero, porque el ”nuevo” Los Cármenes ya se está cayendo a trozos, así que no estará tan nuevo. Y lo segundo, porque no tiene ningún sentido llamarle “nuevo” Los Cármenes, a un estadio de fútbol, si no convive con el viejo. O sea, si el antiguo ya no existe y sus terrenos están edificados, ¿por qué a éste se le va a llamar “nuevo”? sería suficiente con llamarle, “Los Cármenes Dos”, o simplemente, “Los Cármenes” y vaya usted con dios. ¿Por qué complicarnos la vida tanto? No sé, a veces creo que estoy muy susceptible con esto del metro, creo que voy a tener que dejar de subirme a él, cuatro veces al día o estoy viendo que mis niveles de estrés se disparan, sobre todo con la gente que se cree que va sola por el mundo, y se comporta sin ningún miramiento, como elefante en cacharrería. El ser usuario del metro granadino, me está suponiendo unos sentimientos violentos que yo no tenía antes, porque no comprendo algunos comportamientos incívicos, que ya se han adueñado de algunos viajeros y, son moneda de cambio corriente. Baste decir que tengo a mi nieto Víctor, de tan solo cuatro años, con la cara llena de arañazos, gracias a que su altura, se corresponde con la misma a la que llevan algunas mujeres el bolso colgado del hombro, y que, sin miramiento, se remueven en el metro como si tuvieran azogue, golpeando en la carita al infante, con los remaches de las esquinas que tienen estos artefactos, o con las hebillas de cierre y las cremalleras. El caso es que la criatura, tenía ganas de ver la iluminación de navidad y me lo llevé en el metro a verla. Y al apearnos, tuve que entrar en una farmacia y comprar unas tiritas para algunos arañazos que los bolsos de algunas damas le habían dejado en la cara, aparte de consolarlo porque no comprende que ir en el vagón se corresponda con ser agredido a traición y sin esperarlo. La señora con pedir disculpas lo arregla todo, con decir que no lo ha visto ya está solucionado. No tiene en cuenta que no viaja sola, y que por debajo de su bolso hay criaturas humanas que viajan junto a ella y, que pagan su billete como todos. Porque esa es otra. Estoy harto de tener que soportar miradas mal intencionadas y comentarios de mal gusto, cuando ven a mi nieto ocupando uno de los pocos asientos libres. Dan por sentado que lo he colado sin pagar porque es niño pequeño. El otro día ya tuve que dirigirme a un descarado cuarentón, y cantarle las cuarenta, porque el niño paga siempre su billete, y, por lo tanto, a no ser que se trate de un discapacitado, o mujer mayor, no lo levanto del asiento porque no me da la gana. Además, si se hace con gracia y amabilidad, yo soy el primero que lo levanta, pero con malafollá y malas caras – amparándome la ley – el niño no se levanta porque no quiero, y se acabó. Vamos que esto de ir en el metro con tu nieto se ha convertido en un deporte de alto riesgo, hasta el punto de que he tenido que ir a una ortopedia y que le tomen medidas. Ya le he encargado una careta a lo, Hannibal Lecter para cuando vayamos al metropolitano. En principio para borrarle esa carita de ángel que tiene, y que de susto, a ver si así lo tienen en cuenta las señoras de los bolsos al hombro, y además, para protegerle el rostro y que no me lo dejen como un ecce homo, cada vez que subimos al transporte de más éxito, de los últimos quinientos años.
martes, 28 de noviembre de 2017
DÍLAR
DÍLAR
Tito Ortiz. -
Cuando vas en el metro y oyes por megafonía… próxima estación, Dílar. Te imaginas que ya estás allí, junto al Parque Nacional, Natural y artificial de Sierra Nevada. Que en cuanto pongas un pie en el andén, ya estás al lado del picacho Veleta, cerca del santuario de Nuestra Señora de Las Nieves, pero nada más lejos de la realidad. La sierra la ves de lejos. A un lado de la calle unos edificios de viviendas que pretenden ser modernos, con los bajos aún por alquilar en su mayoría, y al otro, una fábrica de supositorios contra el estreñimiento. Vamos que el paisaje para una estación de metro en superficie, es como para chillar. En ese momento me acuerdo de la manía de algunos vecinos y vecinas de Maracena, que, desde los periodos de prueba, se empeñaron en embestir al metro, como si de una actividad laboral más se tratara. De aquel descerebrado, que nada más inaugurar el transporte de más éxito de todos los tiempos en Granada, se metió por el túnel con su bicicleta, y al que yo estaría dándole con la alpargata en el culo todavía. O de aquella mamá, que, en un alarde de malabarismo humano, entrando con sus dos hijos al vagón, consiguió por arte de “birlibirloque”, que los niños viajaran al instante, mientras ella declamaba a voz en grito, El Adiós a la Vida, de rodillas en la estación.
La historia del metro de Granada es tan rica y profusa, que solo escribirla desde el momento de su concepción hasta la fecha, daría para una estupenda enciclopedia, de unos ocho o diez tomos, de aquellas que yo vendía con Rafael Velázquez, en cómodos plazos, puerta a puerta. Y ya que hablamos de libros, aprovechando lo desangelada e impersonal que es esta estación metropolitana llamada, de Dílar, saco del bolsillo la última obra de mi hermano, Antonio Enrique, titulada, “El Espejo de Los Vivos”, y un billete de ida y vuelta hasta Albolote con regreso a Armilla. Con este trayecto me ha bastado para dar cuenta de la obra más cruel y encarnizada, que el gran escritor, poeta y académico granadino, exiliado en Accitania, ha tenido los bemoles de abordar, despojándose de todo atavismo costumbrista de la sociedad que nos alberga y nos ha visto nacer. El Espejo de Los Vivos, es una obra de madurez, pero no solo profesional o académica, sino de una madurez humana y una inteligencia al alcance de muy pocos. Se muestra aquí, Antonio Enrique, en el sospechoso último tercio de su vida y la mía, no solo ligero de equipaje, sino, sin el. Y su lucidez es tanta, que ya tutea a Dios y le pregunta sin tapujos. Eso que usted, querido lector, y yo, hemos querido hacer siempre, y a lo que no nos hemos atrevido. Desde su inteligencia desbordada, el autor se desnuda ante el universo, enfrentándose al alma y la divinidad, con la valentía que solo poseen los elegidos, para hacernos el trabajo sucio a los contempladores de la vida, que necesitamos de éstos aguerridos vanguardistas, como él, para que pregunten a la naturaleza suprema, lo que nosotros quisimos siempre preguntar y no nos atrevimos. Desde este vagón del metro y habiendo terminado de leer, El Espejo de Los Vivos, desaconsejo la lectura de este libro, a toda persona inteligente. La prohíbo terminantemente a aquellas que además de ser inteligentes, sean propensas a la depresión, o lo que es peor, se pregunten, que hacen aquí, quienes somos, de dónde venimos y mucho menos a donde vamos. Ésta última creación de mi hermano Antonio Enrique, es – aparte la obra de un iluminati por los dioses que quieren ser desenmascarados – un cañonazo a la línea de flotación de la humanidad, que hasta ahora vivía tan tranquila. ¡Sálvese el que pueda!
martes, 21 de noviembre de 2017
PARQUE TECNOLÓGICO
PARQUE TECNOLÓGICO
Tito Ortiz. -
Mejor hubiera sido llamar a esta estación del metropolitano, Parque Necrológico. Por qué si no, el tren te deja cercano al hospital, Alejandro Otero, que una vez decidido el nombre, ahora los que se lo pusieron, reniegan y se empeñan en llamarlo el hospital del “peteese”, o una aberración mayor: El Nuevo Clínico. La Junta nunca ha tenido en Granada mentes acertadas para poner nombres a nada, ni siquiera a sus candidatos, no iban a acertar ahora con el de una estación del metro, sería para tirarse a las vías. Me gusta, Parque Necrológico – si como es el caso – el apeadero te deja a tiro de piedra de las facultades de salud, medicina, fisio y otras zarandajas, que tienen que ver con tus enfermedades varias. Pero el colmo de los colmos, lo que ya acierta en la diana con claridad, es ponerle a la parada, Parque Necrológico, dado que donde de verdad te deja y más cerca, es en la puerta del Instituto de Medicina Legal, o sea, en el lugar donde te harán la autopsia, o lo que viene a ser lo mismo: Te abrirán el cráneo para pesarte los sesos, te rajarán el pecho en forma de i griega, para extraerte el güajerro y el mondongo, y luego llamarán a Pimentel para que te arregle el rostrillo, y presentarte medio decente a la familia. El nombre debe ser cambiado por mi propuesta, al igual que las máquinas que te venden los billetes de éste exitoso medio de transporte, que ya ha conseguido la confianza de nativos y visitantes. Y digo que hay que cambiar las máquinas expendedoras, porque seguramente se compraron para la fecha prevista de inauguración del metro, pero como el asunto se ha retrasado unos diez años, cuando han querido ponerlas a funcionar ya se han quedado antiguas y obsoletas. No hay más que fijarse en sus prestaciones. A duras penas te dejan sacar un billete para un viaje, si se lo pides de ida y vuelta, ya le estás complicando la vida, pero si quieres que se bloquee durante días, lo único que tienes que hacer es meter tu tarjeta para recargarla con un billete de cincuenta euros, ahí ya tienes todos los trenes perdidos, porque la máquina en cuestión, no admite los billetes de cincuenta euros, a no ser que sean del año de maría castaña, cuando fue fabricada. Si los billetes son de los nuevos que te acaba de dar el cajero, el artefacto con botones entra en un estado de pánico, llegando a convulsionar, ante el espanto de todos los viandantes, que se creen que lo que has tratado de hacer es robar la recaudación y que por eso te rodean, los asistentes samaritanos del metro con niqui beige y gorrilla blanca, los vigilantes jurados de reflectante indumentaria y los revisores de traje azul marino, tipo funeraria, muy apropiado para la estación metropolitana donde nos encontramos. La del Parque Necrológico. Otra de las gracias que tiene la maquinita en cuestión, es que no te permite poner la cifra con la que quieres recargar la tarjeta, sino que debes hacerlo con múltiplos de cinco euros. Así que, si quieres ponerle veinte euros, debes pulsar cuatro veces el botoncito dichoso, de tal manera, que, si porque ya has perdido varios trenes, estás nervioso y has pulsado cinco veces en lugar de cuatro, o vuelves a empezar la operación desde el principio abortando todo lo hecho, o te rascas el bolsillo cinco euros más de lo que habías previsto. El metro es nuevo, las máquinas expendedoras son del año de la polka, y la media de edad de los viajeros… un horror. Menos mal que es apearnos, y ya estamos en la sala de autopsias y con el doctor Botella midiéndonos los huesos.
martes, 14 de noviembre de 2017
SIERRA NEVADA
SIERRA NEVADA
Tito Ortiz.-
Voy en el metropolitano y los altavoces anuncian que llegamos a la estación llamada, “Sierra Nevada”. Cierro los ojos y oigo a los esquiadores con sus botas rígidas abandonar el tren, con sus tablas al hombro y los bastones en la mano camino del telecabina Al-Ándalus. Abro los ojos y lo que se advierte es que, la mayoría de los viajeros abandonan el transporte con atuendo muy distinto, camino de la escalera que da acceso al Centro Comercial Nevada, mientras otros entran con bolsas en las manos, producto de las compras. Me pregunto a qué mente perversa se le habrá ocurrido llamarle a ésta parada como a la estación de esquí. Hubiera sido más fácil llamarla, Centro Comercial Nevada, y todo sería muy natural. Y ya en un alarde de ingenio ponerle apeadero, “Tomás Olivo”. Lo mismo así, el empresario se ablandaría, y rebajaría de manera considerable la indemnización millonaria que le pide a La Junta de Andalucía, por los daños y perjuicios ocasionados durante la suspensión de las obras.
Estamos en otoño se caen las hojas de los árboles, y el pelo de los granadinos. Los vagones decorados con gris clarito en el suelo y blanco en las paredes, dejan ver a las claras, los manojos de pelos desprendidos de las cabezas que cada día utilizan el metro. Resulta sorprendente observar el montón de cabellos que los usuarios nos dejamos, durante nuestra estancia en el vagón. Algunos expertos dicen que es por el estrés, otros porque es época de caída, y los que más, por cierta falta de higiene diaria, que hace que éstos se depositen en el metro, en lugar de en el cepillo de peinarse o en el plato de la ducha. Es cierto que algunas individualidades compañeras de viaje, muestran sin rubor su falta de aseo personal, incluso expelen un aroma que atestigua y corrobora la tragedia. La otra mañana, un chico que se apeó en la parada del Parque Tecnológico, cercana a las facultades, no solo desprendía cierto perfume de sus ropajes, como si viniera directamente de la campaña de África, sino que, lo acompañaba de una mochila mugrienta al hombro, al aroma de calcetín sudado en las trincheras, con más cosas en su interior, que la de Juanito Oiarzabal subiendo uno de sus ochomiles. Y como complemento, lucía un peinado extraño, como realizado con una toalla reseca, que jamás hubiera estado dentro de una lavadora. Dicen que se trata de una moda informal, pero yo creo que éste look, es producto de un despertador impertinente, que te lanza directamente de la cama a la calle sin pasar por el baño, a no ser que prefieras llegar tarde a clase. El caso es que a este viajero no le importaba, dada su actitud de mirada perdida al horizonte, pero a los que íbamos a su alrededor, nos hizo pagar una penitencia innecesaria, que se convirtió en un suspiro de alivio y un entrecruce de miradas cómplices a media sonrisa, cuando con alivio lo vimos abandonar el vagón. El metro de Granada, más que aumentar la plantilla de revisores para aquellos que se cuelan sin pagar – que los hay y yo los he visto – debería contratar una serie de inspectores de higiene, que, apostados en cada estación, impidieran el paso a los viajeros desprovistos de las elementales normas de higiene, por respeto a las criaturas humanas con las que hay que compartir habitáculo. Y hablando de higiene, son necesariamente urgentes unos servicios públicos, aunque solo sea en las estaciones subterráneas, incluso para aquellos que ya no tenemos próstata.
martes, 7 de noviembre de 2017
FERNANDO DE LOS RÍOS
FERNANDO DE LOS RÍOS
Tito Ortiz.-
Lo primero que me llamó la atención durante mis años de madrileño, es que cuando iba al trabajo en metro, había un porcentaje elevadísimo de pasajeros que leían durante el trayecto. Era moneda corriente de cambio, ver a señoras y señores leyendo la prensa, y, sobre todo, libros. Mi cuñado Martín Feriche, afirma que en sus muchos años como usuario del metro, se ha leído la biblioteca de Alejandría, y parte de la de Murcia. Lo primero que pensé cuando por fin se inauguró el metro de Granada, es que volvería a ver aquellas escenas de jóvenes camino de la Universidad, devorando el best seller del momento, pero ni por esas, y eso que el metro atraviesa terreno universitario, pero no. Claro que el que quiera leer en el metro de Granada, no lo tiene fácil. Se trata del único tren del mundo en el que personas del común de los humanos, tienen prohibido sentarse. Si prestan atención a los cartelitos de quienes pueden hacerlo, se darán cuenta que, de la excepción, se ha hecho la regla. Para empezar, se trata del medio de transporte universal que menos asientos pone a disposición de sus clientes, pero ojo, de las doscientas veintiuna plazas del convoy, tan solo unas cincuenta permiten sentarse, de las cuales, unas están reservadas para embarazadas, ancianos, personas con discapacidad física, carritos de bebé, sillas de ruedas, bicicletas y chuchos adoptados en la perrera municipal, con lo cual, es imposible que tú te puedas sentar en el metro de Granada, y menos a leer. Yo aconsejo, adoptar la postura de los flamencos en La Laguna de Fuente de Piedra. Se trata de tener la altura suficiente como para agarrarse a la barra superior, puesta exprofeso para aprobar las oposiciones a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, encoger una pierna para no ocupar mucha superficie en la plataforma, y con la mano libre, sujetar con precisión un libro abierto a la altura de los ojos, y luego confiar en un buen samaritano que esté cerca, para que te pase la hoja, porque tú no puedes ni respirar. Cuando más facilidad hay para este menester, es cuando juega el Granada en casa, y en horario de tiendas en el Centro comercial Nevada.
Menos mal que éstos jóvenes graduados del futuro lo que hacen, es fijar la mirada en la pantalla de su móvil y no despegarla hasta llegar a destino. Unos, con mini cascos puestos muestran la visión perdida al infinito, escuchando seguramente la música que les gusta. Otros, hablan con alguien al otro lado en voz alta, pensando que nadie los oye, y lo peor es que, como no te des cuenta de que llevan los auriculares, parecen locos escapados de un manicomio cercano, aunque la mayoría lo que hacen es wasapear, o sea, se escriben a la velocidad de la luz con solo dos dedos, con alguien que al otro lado del mundo les contesta en tiempo real. Y esa actitud que parece del todo inofensiva, a veces se convierte en una agresión en toda regla. El otro día, cuando intentaba apearme en la estación de Recogidas, antes de poner un pie en el andén, vino hacia mí un fornido adolescente, con el teléfono a la altura de sus ojos, sin ver nada más que su pantalla, moviendo los dedos con la rapidez con que Fredy Manostejieras te poda el bonsái de la entrada. La colisión fue inevitable. No me vio, se empotró contra mí, y al instante caí de rodillas con su Aifon introducido en mi boca. El resultado ha sido de una paleta partida, dos fundas y tres empastes. Mi dentista está encantado.
jueves, 2 de noviembre de 2017
DAVID, POR SOLEÁ
DAVID, POR SOLEÁ
Tito Ortiz.-
Me llamó mi entrañable e inolvidable amigo, - el también pintor - Ignacio Belda, conminándome a sesión matinal de tertulia artística en aquel despacho compartido de la Caja General de Ahorros y Monte de Piedad de Granada, para conocer a un paisano que pretendía volver a su tierra. David González López – lo de “Zaafra” vino después – inauguraba aquella tarde en las postrimerías del mes de marzo de 1978. En aquella Granada y aquella España, pletóricas de entusiasmo por la transición política, David hacía su presentación oficial como pintor en su tierra, desde su exilio voluntario en Cataluña. Quería pulsar el ambiente granadino, con vistas a un posible retorno, que efectivamente se llevó a cabo años después. Una vez más, aquel pasillo que por las mañanas era atravesado por tareas burocráticas propias de la caja, por las tardes se convirtió en una sala de exposiciones, en la que David mostró su arte desnudo de artificio. Sus paisajes mediterráneos, sus retratos, aquellos fondos casi cubistas en los que comenzábamos a vislumbrar a un pintor moderno, capaz de abordar con buen tino cualquier lenguaje plástico. Aquella primera exposición en su Granada cosechó un éxito rotundo, y nos dejó advertir a un artista con varias dicciones, y todas notables. Sobresalía su exquisito dibujo, los tonos pastel de su paleta, y su búsqueda constante de la perfección, a veces con los objetos más sencillos. A David le bastaba un cartón de una caja de embalar y un lápiz, para conseguir plasmar un retrato en toda su dimensión, y yo doy fe de ello.
De regreso a su tierra y con su “Zaafra” granadinísimo por firma, nos fue ganando a todos en las distancias cortas. A su faceta de artista, David unía un trato personal entrañable, un tono de voz bajo y cercano, cálido en la amistad y rotundo ante el caballete. Aquí fue donde no dudó en sumergirse hasta lo más jondo del flamenco, para llevar a sus cuadros la verdad del cante, del toque y del baile, con tal acierto y galanura, que mucha gente que le admiraba como pintor, desconocía que su abanico era mucho más amplio, y que su obra tiene desgarros del alma en cada indigente pintado, huidas hasta la poesía en cada paisaje, serenidad melódica en cada retrato. Pero es cierto que el flamenco ha marcado los últimos años de su creación artística, y ahí, con la distancia de los tiempos y las técnicas, Zaafra ha sido por momentos el Julio Romero de Torres, del siglo XXI. Artista multidisciplinar, abordó con acierto, no solo el mundo de la pintura, al que añadió la escultura, el diseño, el grabado y la música, y a la hora de crear, podía inspirarse tanto con Bach, como con la Perrata en una soleá por bulerías. Su arte no ha dejado indiferente a nadie, y los que hemos tenido la suerte de tratarlo y admirarlo, perdemos ese amigo de la sonrisa franca, el abrazo fraterno y el pincel genial. Toda su creación es un disfrute para el alma, que como la suya y su obra, es inmortal.
martes, 31 de octubre de 2017
¡QUE PESADO ES EL AMOR!
¡QUE PESADO ES EL AMOR!
Tito Ortiz.-
Soy de los que piensan, que el amor es una enfermedad que se cura con el tiempo, como la juventud, y de la que como de las drogas, también se sale. Pero echando la vista atrás, hay que ver la cantidad de tonterías que hace uno cuando está enamorado, sin tener para nada en cuenta las terribles consecuencias. Siempre me llamó poderosamente la atención, que irrefrenable impulso desquiciante, lleva a un tonto del haba, a coger una navaja y agredir a un inocente árbol, grabándole en sus entrañas, un corazón, una flecha, dos nombres y hasta una fecha. ¿Se puede ser más cretino? No podemos admitir como un acto de amor, la agresión gratuita y con riesgo de muerte o podredumbre a un ser vivo, que está ahí en el campo sin hacerle daño a nadie. Pero es que hay cosas más estúpidas aún, cuya repetición internacional, se ha hecho ya un hueco en la historia de los rituales inútiles carentes de cualquier sentido común o incomún. Tenían que haberle cortado la mano por el hombro, al primer chalado que poniéndose de espaldas a la Fontana de Trevi, echó una moneda al agua, y haber continuado sin descanso, con todos los que le han seguido en semejante majadería, que aparte de ser un sin sentido, es un acto vandálico, que pone en riesgo un monumento sacrosanto que hay que preservar de toda agresión, porque sabido es que el metal del que están compuestas las monedas, en contacto con el agua de la fuente, no solo contamina el líquido elemento, sino que los óxidos corroen la piedra de la que está hecha la pieza mundialmente conocida y venerada.
Estoy hasta las entretelas del conocimiento cívico, de ver como chalados al uso, entra en el Corral del Carbón, y como en ese pilarillo del centro del patio, que debería estar protegido día y noche por los GEO, lanzan una moneda a la taza, invocando no sé qué deseo. Desde luego si es el de volver, hay que estar esperándolos en la puerta con un bate, y en cuanto hagan amago de entrar, dejarlos comiendo maimones de por vida.
El colmo es ya cuando, la moneda se convierte en un candado que se engancha a la baranda de un puente, a perpetuidad, como los nichos en el cementerio. Los mal llamados candados del amor han estado a punto de causar más de una desgracia por su peso y detritus, al punto de que las autoridades han tenido que ponerse manos a la obra, y retirar por su inutilidad pública los candados de los puentes, con el ferviente deseo de que los enamorados, en señal del más alto fervor a su pareja, se los cuelguen de los pezones y el escroto. Porque ahí ya no cabe mayor prueba de amor y entrega al otro. Vuelvo y termino con las monedas al fondo de lo que sea, porque la tontería humana no conoce límites. La otra mañana entré en el Palacio de La Madraza a ver una exposición, en la que destacan unos juegos de cuchillos para asistir a Máster Chef, y unas morcillas rojas colgadas del techo en filas de a dos. En esa sala, que es la mayor para exponer, entrando a la derecha, en el suelo, se ha dejado con gran acierto al descubierto, parte de la madraza del siglo XIV y anteriores. Unos restos que deberíamos venerar y preservar, e impedir a toda costa, que, chalados y similares sin graduación, sigan tirando monedas al interior. Por favor ya está bien. Nada de calderilla, lo mínimo que debe arrojarse son duros amadeos.
martes, 24 de octubre de 2017
ARMILLA; PRIMERA ESTACIÓN
ARMILLA: PRIMERA ESTACIÓN
Tito Ortiz.-
Comienzo aquí un viacrucis que me llevará años completar, para honor y gloria de quienes concibieron hace tres lustros, la primigenia idea de poner un metro en Granada. Para aquellos patanes, mal educados, cabestros y reses sin clasificar, que a diario toman el metro, no será tan satisfactorio, puesto que pienso contar todo lo que vivo en el, porque como comportamiento inhumano no tiene nombre. Desde su puesta en marcha, ésta infraestructura tan deseada, ya ha dejado en mal lugar, todas las consignas proyectadas en su contra por el partido popular, que una vez más ha hecho el ridículo ante lo evidente. Tan obvio, que hasta ilustres militantes peperianos, toman el metro y yo los he visto, asunto éste muy razonable, dada su comodidad y rapidez, aparte de librarnos de las cadenas de nuestros coches para desplazarnos, y de los precios de atraco de los parkines granatensis, entre los que destaca el de Puerta Real.
Dicho esto, hay que decir, que faltan papeleras en los vagones, pero sin solución de continuidad, hay que admitir, que el incivismo de algunos pasajeros sonrojaría a cualquier agreste criatura, ávida de formación, educación, buenos modales y algo de cultura. Hay quién entra al metro y lo toma por el corral abandonado de su pueblo, abonado por escombros y ratas asalvajadas, cual florecillas silvestres carnívoras. A los vagones entran, padres que no dudan en poner a los menores, entre el cristal de la ventana y la baranda para sujetarse durante el trayecto, como si el infante fuera un fardo al que se trasporta de pueblo en pueblo, al grito de: ¡Niño no te muevas que te vas a caer! ¿Pero cómo no se va a caer?, si acaba usted de encajar a la criatura en un espacio destinado al bolso de mano, bolsa de la compra, o periódico enrollado, listo para correr el encierro dándole al morlaco en los “josicos”, so animal.
Existe un sacramento para los usuarios del metro, que a los de mi generación, nos lo enseñaron en aquella famosa asignatura de educación cívica. Se trata de: “Antes de entrar, dejen salir”. Y que sirve no solo para los usuarios del metro, sino, para cualquier criatura que debe atravesar una puerta en dirección contraria al que viene. Bueno pues esto que parece tan normal, con el metro se ha convertido en una agresión constante, de la que algún día, tendremos malas consecuencias. El personal que espera para entrar en el vagón no permite que el que va dentro salga, de tal manera, que cuando has llegado a tu destino y vas a salir, una masa deforme se viene hacia ti, metiéndote más al fondo, impidiendo que salgas en la estación que debías y obligándote a prolongar el viaje, hasta que alguien se apiade de ti y te permita salir de lo que ya no es un metro, sino, una prisión andante. Mientras te empujen con el cuerpo no pasa nada, lo peor es lo que me pasó a mí. Cuando el botoncito se puso verde y oprimí para salir, antes de dar un paso hacia el andén, se vino en tromba hacia mí, cerrándome el paso y toda escapatoria del vagón, una madre treintañera, fornida y diligente que empujaba un carrito de bebé, pero no una sillita de esas ligeras, sino un auténtico cuatro por cuatro, de ruedas anchas, que embistiendo por derecho, me hizo recular hasta dar con la espalda en el ticador de las tarjetas. Cuando volví en si, ya estaba en La Chana.
martes, 17 de octubre de 2017
AMAGUEMOS, DIJO EL SEÑOR
AMAGUEMOS, DIJO EL SEÑOR
Tito Ortiz.-
La técnica del amague, la inventé yo hace años, antes de morir, para prolongar los procesos, y aparentar que pasaba algo, cuando en realidad, lo único que sucedía es que nada había cambiado. Así prolongué mi agonía, hasta ver que todo estaba donde debía, o sea, en su lugar descanso. Pero me han salido alumnos muy aventajados que no dejan de sorprenderme, unos por su jeta, y otros por su torpeza. Yo recomiendo a la clase política granadina, y al PP en particular, que estén ojo avizor, porque cuando Luis Salvador se aburre en Madrid, se viene y monta una rueda de prensa en la que una vez más apunta, pero no dispara. Ya lo dijo Manolo Escobar hace muchos años. Sabido es que Albert Rivera cuando lo fichó, no sospechaba nada de la ambición de este cordobés, que dejó al PSOE en la gloria, para complicársela al catalán. Y es que Luis Salvador es como Belén Esteban: Por una foto matan. Venir a reprobar a Cuenca, habiéndolo anunciado hace un año con foto de Sebastián Pérez, es de estar muy desocupado. Reprobar a Cuenca por encausado, con la ayuda de un partido que tiene a seis, es de un rostro granítico que hoy día está al alcance de muy pocos. Yo le aconsejo al cordobés Luis Salvador, que antes de tomar estas iniciativas, hable con su jefe, Albert Rivera, y si no, con su responsable en Andalucía, que cada vez que se encuentra en la prensa con una patochada de éstas, comprende lo tranquilos que se quedaron en el pesoe, cuando Salvador se fue. A enemigo que huye, puente de plata. A veces la ambición política – tan legítima por otra parte – puede convertirse en una patología que necesita tratamiento. Yo que él, me lo haría mirar, y si ya lo ha hecho, por favor que no deje la medicación.
Otro artista del amague, es el sacrificado del procés, señor Puigdemont de todas las cataluñas habidas y por haber, que tiene los grandes bemoles de, en un mismo discurso y a renglón seguido, declara la república en Cataluña y la suspende temporalmente. Mis admirados y nunca bien adorados, Tip y Coll no lo hubieran hecho con más ingenio y destreza. El arte de amagar de este individuo de peinado de sacristán, con mirada turbia al suelo, es tan solo comparable con el de un gallego que nos desgobierna, que, para no perder la acreditada tradición de su pueblo, nunca sabes si viene o va. El de Santiago de Compostela, enarbola el artículo 155 de la Constitución, y cada vez que parece lo va a aplicar, echa mano de la destreza del abanderado y tremola el pendón de Castilla, pero sin que roce el suelo. Lleva a cabo las piruetas y los saltos más arriesgados, pero la bandera no se le cae de las manos, y nos tiene como la canción. Un pasito palante, un pasito patrás. Y el 155, para acá y para ya, menos para Cataluña y sobre la cabeza de Puigdemont y los suyos, que es donde debería estar hace ya mucho tiempo, sobre todo para impedir que, el taciturno Puigdemont y la bancada vikinga de la CUP salida de un anuncio de comida rápida para oficinistas, se hagan con toda Cataluña, cuando en realidad, y siendo muy generosos, solo cuentan con un 28% del pan tumaca. Querido lector, si cuando lea este artículo, Cataluña ya es república, habremos tenido la suerte de que, una parte de España ha dejado de amagar.
martes, 10 de octubre de 2017
AGUA DE VICHY
AGUA DE VICHY
Tito Ortiz.-
Bancos y empresas hacen sus maletas huyendo de una Cataluña “libre” e independiente. Afortunadamente, no se ha producido muerte alguna en los disturbios, y esa era la primera foto que deseaba Puigdemont, que, en esta huida hacia adelante, solo le queda sacar rédito político a su triste trayectoria, presentando al mundo un pueblo catalán indefenso, masacrado por la policía de un gobierno totalitario. Lo de explicar en Naciones Unidas, que él y sus seguidores se están saltando la Ley, y que los que dan los mamporrazos la están cumpliendo, es un galimatías que le dejamos a nuestro cuerpo diplomático, que en esta ocasión está más perdido que, Sabina tomando agua de Vichy Catalán. Con un gobierno abecerrado como el de Rajoy, que solo sabe dialogar con las porras en la mano, es muy fácil salir de víctima en el New York Times. Un solo muerto en las calles de Barcelona el domingo uno de octubre, hubiera salvado la carrera política de Puigdemont, pero al no ser así, tiene que seguir provocando a Rajoy. La foto que puede salvar su reputación y la demencia de La CUP, es la del ejército recorriendo las Ramblas con sus tanques, implantando el estado de excepción en toda Cataluña, y la cabra bailando en la Plaza de San Jaume al ritmo de… Soy el novio de la muerte. Pero Puigdemont tiene un as guardado en la barretina. Sabe que la única forma de ser recordado por los suyos, si nada de lo anterior sucede, es ver su foto publicada en El Corriere Della Sera, esposado entrando en prisión, tal y como vaticinó el lenguaraz responsable de los fiscales hispanos de todas las Españas. Otra mente privilegiada para tiempos convulsos, cuya lengua Alá confunda.
Del acierto en el manejo de esta crisis catalana por parte de Rajoy y su panda, habla con meridiana claridad, el aumento de las personas juiciosas catalanas, que antes iban a votar que no en el referéndum, y ahora votarían que sí, por temor a los palos y a un gobierno sin Norte ni destino. Igualmente se constata, que, a raíz de las imágenes violentas, han aumentado los catalanes que antes se la traía al fresco, esto de la independencia, pero que ahora desean que les dejen votar, aunque solo sea por tener cuatro horas libres en el trabajo. Este procés nos deja desvergonzados al desnudo como Artur Más, que fue el primero en sacar las urnas, y que ahora, como Lola Flores cuando fue descubierta por Hacienda, pide la colaboración ciudadana para pagar los cinco millones y medio de fianza que le piden declarándose insolvente. Pero su osadía llega a más, cuando ve que Cataluña se descapitaliza por la huida de las empresas, ha tenido la desfachatez de decir, que su país no está preparado para la independencia. Éste chico es de traca, vamos. Menos mal que el pasado domingo, la mayoría silenciada por el desatino independentista, habló alto y claro. Y ahora viene la pregunta del millón, lo que nadie se ha atrevido a decirle a todos los jacarandosos independentistas, a todos los que Puigdemont ha engatusado para que bailen con él esta sardana. ¿Quién les ha garantizado que siendo independientes vivirán mejor? Si lo saben, por favor díganmelo, porque tardo dos minutos en poner en marcha el procés de la independencia del Albayzín. Ya está bien de ser maltratados por la capital de Granada.
martes, 3 de octubre de 2017
RENOVADOS PARA SEGUIR IGUAL... O PEOR
RENOVADOS PARA SEGUIR IGUAL…O PEOR
Tito Ortiz.-
Dije hace años, y mantengo, que desde que El Capitán Pescanova, llegó a la secretaría provincial del pesoe granadino, ni él podía haber llegado a más, ni el partido a menos. Con la complicidad de “sujuanma”, especialista en cañerías de los bajos fondos, cloacas y mazmorras socialistas granatensis, hizo del partido su cortijo, implantando el que no está conmigo, está contra mí, y conmigo está quién yo quiero, o sea, quién más me haga la pelota y me lama el culo, y claro, ahí estaba el de Chauchina para dejárselo como un jaspe, y decirle, si buana tu eres el todo poderoso y eterno. Dije tras su salida de la secretaria provincial que el socialismo en Granada no levantaría cabeza ni en treinta años, y en esas estamos. La estancia de la cañonera en el despacho de La Torre de La Pólvora, ha sido de las épocas más grises y apáticas desde la clandestinidad. El soe granadino se ha convertido en una suerte de hacer guardar los privilegios de los de siempre, perder de vista la calle, de ahí la incesante sangría de votos que no cesa, y taponar el paso de nuevas figuras emergentes, que llenen de aire fresco las listas. El divorcio entre la sede provincial y la local de la capital es tan clamoroso, que llevamos padeciendo en el equipo local de gobierno, la soledad del corredor de fondo, desde hace demasiado tiempo. Un puñado de valientes, soltados de la mano de dios en la plaza del Carmen, que cada día se vienen enfrentando, no solo a la situación dramática de un ayuntamiento arruinado por el tractorista y sus secuaces, sino que no han encontrado aún, el respaldo de sus “compañeros” de la provincial, que les afloje un poco la soga de su garganta, que con tanta dignidad están soportando, desde que la UCO entró por la puerta, y nos mostró la auténtica cara de el de Píñar, y su corte de corruptos.
No conozco al reverendo Entrena. No sé de su capacidad para reorganizar un partido, cuyos dirigentes tienen ya una media de edad preocupante, un desgaste considerable gracias a haber priorizado los asuntos domésticos a los importantes y relacionarse exclusiva y endogámicamente entre sí, perdiendo la perspectiva real de lo que siente la calle y su propia militancia. La estructura organizativa del partido, salvo alguna digna excepción, es apática, descreída, vacilante entre tener que elegir a Susana o Pedro, agotada en ideas, sin respuesta a las exigencias de hoy, donde la sociedad les ha pasado por encima, y los que eran suyos, ahora engrosas las filas de los “pablistas” coletudos, aunque solo sea por la curiosidad de lo nuevo. El soe granadino no ha sabido renovarse, le ha pasado como a la iglesia instituida, que se ha quedado rezagada, viendo con asombro como los verdaderos cristianos, van a años luz de sus mal llamados pastores. El soe granadino está anclado en la noche de los tiempos, preocupado por dar la réplica a un pepé, más casposo que ellos, y eso es un trabajo muy fácil. Lo difícil es ser creativo y dar respuesta a los ciudadanos, captándolos para la causa, llenándoles los bolsillos de ilusión y esperanzas, pero de esto último, es de lo que más carece la estructura organizativa de los socialistas de la provincia. Más perdidos que el barco del arroz, solo están preparados para repeler las agresiones de un pepé incapacitado para la modernidad que nos retrasa el AVE años y años, que nos aísla del mundo, y no lo sufren porque los primeros aislados de la historia y del presente son ellos. Hemos renovado la secretaria provincial para llegar a un congreso provincial en olor de multitudes, que una vez más, cerrará en falso, las soluciones, las ilusiones y los anhelos de una ciudadanía votante, que vemos con preocupación, no solo como no se nos tiene en cuenta, sino, que no existimos más que para llenar los caducos mítines trasnochados, y ser llamados a las urnas, con la inteligentísima amenaza de que, si no votamos socialista estamos permitiendo que la derecha avance y nos maltrate. Pero que podemos hacer los votantes socialistas, si los primeros que nos maltratan son los nuestros, aquellos a quienes votamos y nos ignoran. Las juventudes socialistas, cantera en otro tiempo de recambios, son en la provincia un sueño, una quimera, la muestra está en su ausencia de la sociedad que la alberga, de su bradicardia cada vez más preocupante, de su hipotensión galopante. Hemos renovado la dirección provincial del partido para seguir igual. Que tristeza, vamos de bar en peor.
VOLVERÁN BANDERAS VICTORIOSAS
VOLVERÁN BANDERAS VICTORIOSAS
Tito Ortiz.-
No hay nada peor que un político curtido en tiempos de paz y en democracia. Tiene la criatura muchas posibilidades, además de lucir una ignorancia supina, de hacer una política ciencia ficción, y como al flautista de Hamelin, lo sigan acéfalos, cantando “Que bonita es Barcelona”, otra serie descerebrada de inmaduros que, con cincuenta años, siguen viviendo en casa de sus padres, porque todavía no son adultos. Estas actitudes, junto con desafortunadas despedidas épicas a la Guardia Civil, que fue a Cataluña en buena proporción de manera voluntaria, y más parecía que fueran legionarios con destino a Afganistán o Siria, que a resolver un asunto de urnas. Estas actitudes, repito, no hacen más que dar alas, a los que no sin esfuerzo, hemos conseguido mantener en los sótanos de la democracia, y que ahora salen como defensores de la Patria indivisible y de las buenas costumbres, o sea, ¡moros fuera! Y Gibraltar español.
Que Padilla soporte sobre su espalda la bandera preconstitucional del águila bicéfala, ha sido motivo para recrudecer y reverdecer al movimiento animalista en contra de la fiesta, que llevaba unos días mirando hacia otro lado. Que la Unión Europea no haya manejado con soltura, la absorción prometida internacionalmente de inmigrantes, y que los servicios secretos no intercambien sus informaciones, o las desprecien por inverosímiles, con la consecuencia de poner muertos inocentes sobre la mesa de la gran Europa libre y democrática, no hace más que alentar a los que hasta ahora se conformaban con lucir la cruz gamada en la cabecera de su cama, y limpiar el correaje con Netol a media noche y a escondidas. Que llevemos casi dos generaciones, sin saber cómo se radicalizan los hijos de los que acogimos en su día, que, para más inri, son españoles como nosotros, permitiendo por falta de información que nos maten los nuestros, en nombre de un dios que no existe, y al mismo tiempo piden subvenciones para sus mezquitas, es como para desear que Alá confunda sus lenguas, y engarabite sus ojos al cielo sin retorno. Los nuestros que han matado a los nuestros en Barcelona, y que volverán a hacerlo, han sido formados en colegios públicos pagados por todos, cobraban el paro de nuestras arcas como todos, porque eran nuestros. Si un sistema político que tan caro nos sale a los españoles, no es capaz de defendernos de esto, no puede sorprendernos la ebullición y evolución de la extrema derecha, que, por conseguir, ya ha conseguido algo impensable hace tan solo cinco años. Volver al parlamento alemán, con todas las de la ley y, utilizando la democracia, asentarse en los escaños y en la sociedad, dando una falsa visibilidad de normalidad en sus conductas, para que descontentos con los partidos tradicionales, se sumen a sus filas extremas, ya que hasta ahora, los ciudadanos no han recibido respuestas lógicas a sus demandas, de los llamados partidos libres y democráticos. Por cada independentista, renacen dos fachas, por cada “pablista”, medio nazi. Gracias a algunas individualidades de entre las filas de Podemos, a la generalidad de los amnésicos de E H Bildu, y a los apátridas independentistas de la CUP, la extrema derecha que se conformaba con subir cada noviembre al Valle de Los Caídos, no solo está engrosando sus filas dando la cara en la calle, sino que prometen partírnosla a los demócratas. Si alguien no se lo cree, que eche un vistazo a las redes sociales y a algunas páginas especializadas de internet. Gracias a una falsa izquierda de oropel y ecologismo, y a unos republicanos de pacotilla, mucho me temo que estamos llamando a voces para que vuelvan, banderas victoriosas… Y si no, al tiempo.
martes, 26 de septiembre de 2017
EL RECHAZO YA ESTÁ AQUÍ
EL RECHAZO, YA ESTÁ AQUÍ
Tito Ortiz.-
La clave me la dio, la millonaria campaña publicitaria que La Caixa, está llevando a cabo en los medios, dejando constancia de su magnífica labor, a través del mecenazgo de importantes estudios en investigaciones científicas en materia de salud, con su Obra Social por bandera. Y es cierto. La Obra Social La Caixa, lleva a cabo en todo el país una cantidad de proyectos en beneficio de la sociedad en general, dignos de tener en cuenta, y no digamos, de su promoción de la cultura y las bellas artes. Un albayzinero como yo, se rinde ante la ingente tarea de esta entidad, que nacida en Cataluña, está implantada en todo el territorio nacional, y a juzgar por la mayoría de sus clientes, con cierta satisfacción por la atención recibida, en lo económico y en lo social. Pero con la que tienen liada los independentistas, no estamos libres de que algunos ciudadanos, hartos de desplantes, complejos de superioridad y trato denigrante, estén pensando como mi compadre, y comiencen a decir disparates, como… Ni un solo euro de mi bolsillo en entidades catalanas, ni un solo producto catalán en la cesta de mi compra, ni un solo día de vacaciones en Cataluña. No quieren ser independientes- dice mi compadre – pues ahora se van a comer toda la butifarra ellos, y se van a beber todo su cava ellos, y se van a tragar todos sus productos sean los que sean. No pienso adquirir nada que huela a catalán, aunque me piquen. Y mi dinero, en casa metido en un calcetín, bajo una loseta. Hala, que les den la independencia. A mí no me hace falta pasaporte para entrar en Cataluña, no pienso ir nunca. ¿Por qué voy a conocer yo, a quién no me quiere conocer, decidiendo su futuro unilateralmente, sin preguntarme?
Somos cuarenta y seis millones y pico de españoles, y dice la Constitución que nos dimos todos, que para decidir quién se va del grupo, debemos ser consultados, como lo fuimos hace cuarenta años. Pero España es diferente. Cuando el mundo está más globalizado que nunca, cuando nos jactamos de haber derribado muros y fronteras, formando una Europa de libre circulación para todos, hay quién se empeña en volver al siglo XIV, acantonando lo que tanto trabajo nos ha costado liberalizar. La catetez de unos cazurros de nacionalismos radicales, que solo se miran el ombligo propio, pretenden arrastrar a todo un país tras ellos, imponiendo por la fuerza de la sinrazón, sus ideas fuera de la Ley. Despreciando a los millones de catalanes que no están por la labor, y lo que es peor, sin haber medido las consecuencias suicidas de su decisión. Gran parte del pueblo catalán y del resto de España, no tienen por qué aceptar la imposición que unos pocos pretenden implantar, por el solo hecho de estar enfrentados a un Gobierno. Se trata de dialogar, de cumplir con el sacramento ineludible de todo político elegido por el pueblo. Hablar, conocer las posibilidades de un acuerdo, que, si pasa por retocar la Carta Magna, no debe infundir temor a lo desconocido, sino todo lo contrario. Si todos abrimos puertas al diálogo, en pos del inmovilismo ideológico, estoy seguro de que se puede llegar a un acuerdo, sin fragmentar un país, sin dividir a sus ciudadanos, sin enfrentarlos entre sí, para llegar a la nada más absurda jamás conquistada.
martes, 19 de septiembre de 2017
VIOLENCIA INSTITUCIONAL
VIOLENCIA INSTITUCIONAL
Tito Ortiz.-
Solo desde el desconocimiento de la ley, y las ganas de ofrecer titulares a la prensa, se puede asegurar, que, en el caso del culebrón veraniego, se está aplicando violencia institucional por estos pagos. Donde de verdad se está sufriendo auténtica violencia institucional, es en Cataluña, donde un gobierno autonómico en huida hacia adelante, impone sus sectarios criterios, incluso a la oposición y a los ciudadanos que ésta representa. El colmo de la dictadura separatista, es la imagen de una venerable anciana, que en el parlamento catalán, retira unas banderas nacionales, como si el pretendido referéndum ya se hubiera celebrado y lo hubieran ganado, en contra incluso de la neutralidad que Podemos, su partido, ha pedido en éstas acciones. Violencia institucional es cuando gobernantes elegidos por el pueblo, desobedecen los dictámenes del alto tribunal, hacen de su capa un sayo, y haciendo oídos sordos, siguen en progresión suicida, contrarios a la Ley y sus máximos representantes. Se pasan la Constitución por el forro de la barretina, desafían a toda una Nación que algo tiene que decir en todo ese proceso, y al que no le guste, que se vaya. Eso si es violencia institucional. Se trata de una constante provocación, esperando el instante orgásmico para ellos, de que el tercio de la Legión española, avance con la cabra por el Paseo de Gracia, para que la foto de la vuelta al mundo y así poder presentarse como víctimas internacionales, de un proceso de independencia enloquecido, fuera de todo orden y justificación, ignorando que el pueblo catalán, desde el siglo pasado es el más privilegiado del suelo patrio, en el que el Estado, en detrimento de otras regiones, no ha dejado de repartir prebendas económicas y sociales, para mantener la paz social. Y ha sido tanto el nivel alcanzado, en comparación con el resto de España, que algunos catalanes se han creído los reyes del mambo, posicionándose por encima de lo divino y lo humano, arrastrando a un pueblo al que no se le han explicado bien las consecuencias de una separación del país.
La calificación como, violencia institucional, no puede ser gratuita y sin fundamento. Se juega con demasiada frecuencia, a soltar frases de las que seremos eternamente deudores, solo para que sean difundidas por los medios, para justificar las estampidas en callejones sin salida, cuando los procesos judiciales están abiertos y nada se ha decidido al respecto. Los conflictos – y el de Granada los es – no deben resolverse a golpe de titulares, sobre todo, cuando el diálogo no existe, y la proclamación es solo de una parte. Cuando mejor se ejerce la presión social, es cuando ésta emana de una mayoría amparada por la Ley. Cuando es solo producto del efectismo de una foto y un comunicado, no solo va languideciendo su eco a la ciudadanía, sino que se da pábulo a que aparezcan en escena, operadores contrarios a la proclama, como es el caso, y la defensa de unos criterios que en principio parecían lógicos y ajustados a derecho, se van convirtiendo en hechos que reciben la contestación de quienes opinan contrariamente, o aprovechan la oportunidad, para obtener su minuto de gloria de manera gratuita. La estrategia del caso granadino, está equivocada desde el principio, mal dirigida, y con algunas acciones de las protagonistas contrarias a derecho. “Seamos sensatos, pidamos lo imposible”, fue solo un eslogan del Mayo del 68.
martes, 12 de septiembre de 2017
LECCIONES, ¿DE QUÉ?
LECCIONES, ¿DE QUÉ?
Tito Ortiz.-
Éste verano que ya agoniza, hemos vivido un culebrón informativo que todavía colea – y lo que te rondaré morena – en el que una vez más, periodistas y medios hemos sido utilizados y no en todas las ocasiones, para bien. Se nos ha convocado a horas y días no habituales, para alimentar un mensaje, que ocultaba parte de la verdad en unas ocasiones, y en otras adquiría por la comunicante, tintes de tragedia cuando no eran necesarios, dependiendo de la presión que se quisiera ejercer sobre los hombres y mujeres encargados de impartir justicia igual para todos, seamos los que seamos. Y es que una cosa es dar clases en la Universidad, a criaturas en aprendizaje, que si no hacen lo que queremos son suspendidos y ya está, y otra muy distinta ejercer asesoramiento ajustado a Ley, aderezado con parafernalia mediática, poco afortunada, pretendiendo con ello, que las togas refrenden unas actuaciones y actitudes, fuera de lo reglamentado. Desde aquí, mi reconocimiento a quienes han sido imperturbables ante lo no ajustado a derecho.
Las causas pueden ser muy nobles, pero también deben serlo las formas de comunicar, y la reciprocidad informativa. Cuando la portavoz ha visto que la justicia la requería, para poner orden en la causa, no ha dudado en cerrarse en banda, y lo que en plena efervescencia a favor del viento eran continuas peticiones de colaboración a los periodistas, se han convertido en negativas a darnos explicaciones de la nueva situación, y acogidas al derecho de no declarar. Los que días antes éramos imprescindibles para remar a favor de sus -no siempre- acertadas teorías, hemos pasado a ser sujetos molestos para la misma causa y persona. Sorprende el cambio de estrategia, cuando lo que queremos es informar de la misma manera a los ciudadanos, que es nuestra misión y vocación. Por eso, compañeros/as, debemos ser muy cautos a la hora de que se nos utilice, como es el caso, para causas empecinadas en aras de la igualdad, protección y “legalidad” interpretadas de parte, que además esconden y afloran tardíamente, en comportamientos fuera de la ley. Hemos soportado de la asesora y portavoz estoicamente, ruedas de prensa farragosas, ricas en contradicciones y temas mal explicados, para las que hemos necesitado asesoramiento, pero esta vez, especializado de verdad. Nos hemos volcado con el caso con una entrega total y sin condiciones, por eso ahora no comprendemos su actitud. Eso es de hacérselo mirar seriamente. El hecho de que éste caso haya sido abandonado por algunos letrados, debió encender todas las alarmas, pero de todas las partes implicadas, incluidos nosotros los periodistas, que deberíamos haber preguntado por qué lo hacían.
Yo soy el primero, y lo he repetido hasta la saciedad, que la Ley no puede favorecer en ningún caso y bajo ningún concepto, a los maltratadores. Pues entonces habrá que cambiarla y no navegar entre vacíos legales, que dan carta de naturaleza a comportamientos muy humanos y comprensibles, pero ávidos de un respaldo de la justicia, como no podía ser de otra manera. Y a la asesora mediática decirle que, con los medios, hay que estar a las duras y las maduras. No se nos puede utilizar a capricho, y cuando viene mal dadas, enmudecer porque ahora no interesamos. Si éramos necesarios antes, ahora también.
martes, 5 de septiembre de 2017
QUE TRISTEZA
QUE TRISTEZA
Tito Ortiz.-
El pasado Martes, en la página 35 de éste periódico de mis entretelas, vi la foto más triste, desde la de Aylan Kurdi, el niño muerto en una playa de Turquía. En la aterradora imagen, se observaba a una señora que bien puede ser mi abuela, sosteniendo a duras penas en sus manos un fusil, mientras un soldado de Maduro, le enseñaba a manejarlo. Me quedé estupefacto. ¿Cómo se puede ser tan mezquino, implicando a octogenarios en la hipotética defensa de un país, que él mismo ha llevado a la ruina política, económica y humana? En esa venerable anciana, vi a los niños de la guerra, reclutados a la fuerza en el África profunda, o a los que -yihadistas sin escrúpulos ni conciencia- adosan cinturones de explosivos y los mandan a los mercados para que se inmolen. Es tal, la degradación de algunos mandatarios, que ya no son políticos dictadores, a los que se les llena la boca de libertad y democracia. Se han convertido – como el señor Maduro – en gurús de una secta salvaje, que lleva más de un centenar de cadáveres en las calles de Venezuela, con miles de encarcelados políticos, contrarios a la masacre y la ignominia que está llevando a cabo, ante la pasividad del mundo civilizado. Un individuo que a éstas alturas no resistiría el más liviano examen psiquiátrico, no puede seguir por más tiempo, hundiendo a las gentes de un país rico, desabastecido y hambriento, mientras los adeptos a su presidente, viven en mansiones con todo tipo de lujos y riquezas. Éste demente, atrincherado en un bolivarismo interpretado a su medida, fusionado con un chavismo populista y trasnochado, y mal aconsejado por Pablo Iglesias y su troupe, está hundiendo en la miseria a su país, presumiendo de poner muertos y encarcelados encima de la mesa de una paz, que solo está en su mente enferma. Si queremos analizar lo que está ocurriendo en Venezuela con Maduro, no hay más que observar el comportamiento del líder de Podemos, y padre espiritual del “madurismo”, que está aprovechando el verano, para atrincherarse en su guardia pretoriana, haciendo de Podemos, una caricatura de lo que iba a ser el partido salvador de la Patria española. Sus últimas decisiones no hacen más que profundizar en el endurecimiento de sus estatutos para evitar críticas, filtraciones y noticias que le perjudiquen. Se está construyendo un blindaje, en el que hacer a su antojo lo que le apetezca, con purgas entre sus afiliados, en lo que algunos de sus, antes incondicionales, ya ven la gestación de una casta, dentro de un partido que pretendidamente nació para acabar con ella en la clase política española. Sus continuos ataques a medios y periodistas, no hacen más que confirmar la triste y peligrosa deriva por la que camina el líder coletudo, dando muestras de una egolatría, que no conoce límites a su afán de poder, inmersa en una ambición digna de hacérsela mirar. Al partido morado, ya le están saliendo bastantes moratones, gracias a la altivez de quién se ha creído el mesías salvador de los españoles. Solo hay que esperar, que el sano juicio de los ciudadanos, ponga coto a tamaño desatino, y el implacable veredicto de las urnas, ponga en su sitio a éste “salvapatrias”, que tan pronto está dejando cadáveres de los suyos por el camino.
jueves, 31 de agosto de 2017
MORENTE-SABICAS, EL TESTAMENTO DE DOS GENIOS
MORENTE-SABICAS, EL TESTAMENTO DE DOS GENIOS
Granada le rindió homenaje al genio de la guitarra que con su estilo, perpetuó el estilo de Ramón Montoya.
Tito Ortiz.-
No me lo podía creer. Estaba sentado en la presidencia, junto al máximo exponente de la guitarra flamenca, Sabicas, y me estaba hablando de una de las veces que vino a tocar a Granada, cosechando un gran éxito. Era la noche del 23 de Julio de 1932, en plena república, cuando formando parte del elenco de artistas que protagonizaban un cartel de los entonces habituales, llamado, Ópera Flamenca. Se celebró en la plaza de toros de El Triunfo, y con él venían, La Niña de Los Peines, su inseparable, Pepe Pinto, Niño Ricardo, El Cojo de Málaga, y el Gran Cepero, entre otros. Nos estaban sirviendo los platos, llenando las copas, y no hacía más que hablarme de Granada, de sus artistas, de sus paisajes y monumentos, alguno de los cuales, conocía mejor que yo. Sabicas en aquel momento, era para la guitarra flamenca, lo que Andrés Segovia a la clásica. Dos monstruos que ya no se perdían por Nueva York, pues no en vano, el flamenco llevaba viviendo allí decenas de años. Estábamos en el restaurante, hotel, “Colombia”, a tan solo unos metros de la casa de don Manuel de Falla, persona a la que él había conocido, tratado y admirado. El dueño del local, Juan, nos trataba como a reyes, y su metre, Clemente Carrillo, nos agasajaba con lo mejor que tenían, no en vano, con Clemente me une gran amistad, porque mis padres fueron los padrinos de su boda, y del bautizo de sus dos hijas.
JUAN HABICHUELA
En el comedor del Colombia, estaba lo más preciado de la Granada flamenca, reunidos junto al genio de la guitarra, y todo gracias a Juan Carmona Habichuela, que fue quién lo hizo posible. Días antes, había sonado el teléfono en mi despacho de Radio 80, era Juan desde su casa de Madrid:
--Tito, ¿a que no sabes a quién tengo aquí?
-- ¿A quién maestro?
-- Pues eso, al maestro de todos nosotros, a Sabicas, y quiere darse una vueltecita por Graná. ¿Qué hacemos?
-- Que lo metas en tu coche y salgáis “pacá” pitando.
De la comida homenaje se encargó Radio 80, y del acto solemne, La Peña Flamenca, La Platería, en una noche inolvidable.
Llegó la hora de los postres en el restaurante Colombia, y Clemente sacó de la cocina con gran sorpresa de todos los presentes que irrumpieron en un gran aplauso, una tarta enorme con forma de guitarra, que a Sabicas le dio pena partir. La jornada de principios de los ochenta, fue histórica para la ciudad y para todos nosotros, que sin saberlo, estábamos asistiendo a la última visita del genio de la guitarra flamenca.
SABICAS, MORENTE, SABICAS
Agustín Castellón Campos, “Sabicas”, había nacido en Pamplona el año en que se hundió el Titanic, y comenzó a tocar la guitarra de forma autodidacta a la temprana edad de cinco años. Influenciado por su tío, Ramón Montoya, alcanzó las cotas más altas como intérprete, hasta el momento conocidas. A los siete años, dio su primer concierto en el teatro Gayarre, tres años más tarde, ya lo tenemos en Madrid, considerado como un niño prodigio, con un futuro imparable, como así fue.
Los que conocimos a Morente, en las distancias cortas, y yo tuve el honor de tenerlo en mi casa en más de una ocasión, sabíamos que una de sus mayores ilusiones, era grabar un disco con Sabicas, hecho que por fin tuvo la oportunidad de conseguir en el tramo final de la vida del guitarrista. Los dos genios tendieron un puente artístico desde Nueva York hasta Granada, que ha quedado para la historia del flamenco, imposible de repetir. En el verano de 1989, se metieron en un estudio de Madrid, y sin ensayos previos, surgió el milagro de arte de dos genios, cada uno el mejor en lo suyo, dejando para la posteridad, la pureza de lo jondo en la que pueden aprender, cuantos se acercan a éste arte irrepetible e inimitable. La voz de un Morente, pleno de experiencia y conocimiento sobre el cante, encuentra en la guitarra de Sabicas, el acompañamiento puro y tradicional de nuestro arte gitano-andaluz. El navarrico no pudo disfrutar del éxito de la grabación, que se presentó en Madrid una semana después de su muerte en un hospital neoyorkino. Morente pudo disfrutarla antes de desaparecer físicamente de éste mundo, porque los artistas geniales como ellos, no mueren jamás.
miércoles, 30 de agosto de 2017
LEYENDAS DE NUESTRO FESTIVAL
LEYENDAS DE NUESTRO FESTIVAL
Por el recinto alhambreño, han pasado todas las estrellas de la música y la danza.
Tito Ortiz.-
El gran Padial, socio de Juventudes Musicales de Granada, melómano distinguido, y mejor fotógrafo, presumía y con razón, de haber conseguido una foto histórica, tanto por el motivo de la misma, como por su belleza. Había logrado captar con su cámara, a Arturo Rubinstein sentado al piano, nada más y nada menos que en el patio de Los Arrayanes. Un vez más, Rubinstein volvía a Granada, aquella ciudad en la que tanto departió con Lorca y Falla, en las tertulias del café Alameda, “El Rinconcillo”. Fue el año en que Massiel ganó el festival de Eurovisión, hecho éste que sacó un poco a España, del ostracismo al que nos tenían sometidos muchos países, debido a nuestra falta de democracia y libertad. El genio del piano a nivel mundial, vino a Granada, a nuestro festival, y conmovió a una ciudad, cuya afición musical acreditada desde el siglo XIX, lo tenía por el dios del teclado. Pero ese mismo año, iban a ocurrir otras cosas con carácter de acontecimiento en la programación. Los jardines del Generalife, recibirían a los dos máximos exponentes de la danza. La presencia de los genios, Margot Fonteyn y Rudolf Nureyev, hicieron de la edición de 1968, ocasión irrepetible, cuando el Mayo francés ocupaba todavía las principales páginas de la prensa internacional. También fue el año de la primera vista al festival de un director aclamado internacionalmente: Zubin Mehta.
ATAULFO ARGENTA Y SEGOVIA
El festival granadino, nacido al rebufo de los míticos conciertos que por el Corpus se celebraron en el siglo diecinueve, había tenido hasta ésta ocasión, el recuerdo vivo y permanente de muchos y buenos intérpretes, pero en lugar de honor estaba el gran director de orquesta cántabro, Ataulfo Argenta, cuyo paso por el festival en las primeras ediciones, había dejado un sello indeleble, que no pudo borrar su prematura muerte. Antonio el bailarín, protagonizaría en más de una ocasión, la presencia de la Danza Española, y del flamenco, con resultados del máximo nivel, como correspondía a una figura reconocida a nivel mundial por su arte. Lo mismo que ocurrió cuando el linarense, tantas veces afincado en Granada, Andrés Segovia, decidió participar en el festival, que él había visto nacer desde sus inicios, y poner su guitarra, a la altura del monumento acogedor, donde él con Lorca, Falla y otros amigos, habían organizado el primer concurso de cante jondo de toda la historia. Jovencísima, la soprano Teresa Verganza, hizo sus primeras apariciones aquí, Montserrat Caballé, o Yessye Norman. Lorin Maazzel, inauguró en Granada la madurez de su batuta, aclamada después por los grandes públicos internacionales, y Rafael Frühbeck de Burgos, nos demostró que un director español, puede estar a la altura de los grandes mitos de todos los tiempos.
KARAJAN Y SU FILARMÓNICA
A un festival internacional como el nuestro, cuya historia estaba jalonada por todas las estrellas de la música y la danza, solo le faltaba la joya de la corona, y eso fue posible en 1973. Su presencia en la Alhambra, puso al festival en el mapa mundial, y la ciudad entera lo vivió con carácter de gran acontecimiento. Meses antes, grandes pancartas, afiches y carteles, anunciaban la presencia del gran músico del imperio austrohúngaro, que convulsionó para la historia, nuestro festival, con la interpretación el primer día de la sexta y quinta de Beethoven. Al concierto siguiente, asistió la entonces Princesa de España, Sofía, que siguiendo la tradición granadina, después del concierto, degustó un chocolate con churros en la plaza de Bibarrambla. La visita de Karajan a nuestra ciudad, está escrita con letras de oro en la historia de un festival, cobijado en un marco incomparable, imposible de encontrar en el globo terráqueo. Granada respiró con alivio, pues no eran pocos los temores que antes de su visita se habían difundido, tales como que si escuchaba una tos, o el menor ruido, Karajan interrumpiría de inmediato el concierto, dándolo por concluido y abandonando el Palacio de Carlos V. Durante las tres noches que el divo de la batuta estuvo en el escenario, yo no escuché ni la respiración del millar de personas asistentes. Ni mucho menos, observé llegar tarde a nadie, cosa que en otras ocasiones, los ujieres permitían la entrada de los rezagados a los asientos, en la pausa entre movimientos. El tres de Julio, el día de su último concierto, me licencié de la mili, su música esa noche, me supo a gloria.
martes, 29 de agosto de 2017
MIS VIRTUDES
MIS VIRTUDES
Tito Ortiz.-
No es por presumir, pero tengo escondidas algunas virtudes de las que no me gusta alardear. Pocos de mis allegados son conocedores, de mi gran éxito internacional como concertista de Txalaparta. Fue en Andoáin, a pocos kilómetros de Donosti, donde conocí y quedé prendado de instrumento tan sutil e inteligente, que a el consagré mi vida desde entonces. Al ver mis sorprendentes aptitudes para con la Txalaparta, el gran compositor euzkaldun, Txomin Levantapiedras, tuvo la ocurrencia de escribirme, para mí en exclusiva, una sinfonía para Txalaparta y Txapela en Do Mayor, con la que se me han rendido a los pies los auditorios más exigentes del mundo. Cuando ensayo, en los descansos, parto troncos con un hacha, y cargo adoquines a la espalda, asunto éste que me relaja y predispone a la ejecución más virtuosa, de las obras que me escriben por cientos, los nuevos compositores para Txalaparta y púa. Es comenzar el aporreo de las tablas, y ya se me eriza el vello, mi mente se concentra, y todo el ruido fluye como si de una lira tocada por Homero, sobrevolara los valles de las vascongadas. ¡Qué éxtasis, dios del txacolí y del patxarán!
De igual forma y en el más absoluto de los secretos, doy clases particulares de Sardana, con nocturnidad y alevosía. Josep Pella, dejó escrito que éste baile ya se hacía en la Cataluña Neolítica, y que dada su sencillez, podría remontarse mucho tiempo atrás. Lo bueno es que, no necesitas tener ni el bachiller para hacerte un profesional de la sardana. Comprenderán ustedes que eso de cogerse de las manos, y dar brinquitos de un lado a otro, al son de un triste “pitocaña”, no exige una mente superdotada, solo buena voluntad de las criaturas dispuestas a llevar a cabo el baile regional más soso jamás interpretado. Yo me hice con el una noche en los bajos de La Pedrera, mientras deglutía un “pantumaca”, pensando en la tragedia de Gaudí, porque no tuvo que ser plato de buen gusto, morir atropellado por un tranvía, dejando una catedral inconclusa. El suceso fue tan grave, que la obra sigue igual: Sin terminar.
Los chicos y chicas de la Cup, junto con las juventudes de Bildu, han decidido unificar su estética, y aparte de no frecuentar la ducha, ellos que tanto proclaman la vida sana, muestran como señal de identidad, un pelado a lo tazón con flequillo a lo Torquemada, y unos pitos al rey, en la manifestación en la que yo creía que todos estábamos unidos por el dolor de quince muertos inocentes y contra el terrorismo yihadista. Éstos descerebrados sociales, han perdido una oportunidad de oro, de ganar incluso más adeptos, si hubieran respetado por unos minutos, el silencio que exigen los muertos. Pero no, sus cerebros carcomidos, prefieren hacerse notar en momento tan solemne, con una falta de respeto absoluta, no solo a la corona, sino a los representantes de la comunidad musulmana que con su presencia, se han unido a dolor de las víctimas, y rechazan la violencia ejercida por miembros de su raza y creencia. La Txalaparta y la Sardana más casposas, se han unido para romper una foto de convivencia pacífica por la que apostamos la mayoría. Éstos/as del peinado a lo Marcelino, me acaban de echar de la docencia, cuando las víctimas ya ascienden a 16. Majestad: La primera vez que asiste a una manifestación, bien vale esa pitada, por causa tan noble.
EL CLAUSTRO
EL CLAUSTRO
En la década de los setenta, “La Trastienda”, acogió un ramillete de artistas e intelectuales granatensis, de lo más heterogéneo.
Tito Ortiz.-
Aquella tienda de comestibles del padre de Fernando Miranda, en la placeta de Cuchilleros, se fue convirtiendo con el tiempo, en ilustre taberna- tabernáculo de las ciencias y las artes, donde gentes de toda extracción social, formación y conducta, convivían a diario a base de vino de Huétor y mejor jamón, sin olvidar el paté casero de la profesora Calixta, musa inspiradora de poema y loas, a la belleza y la simpatía innatas. Fernando consiguió sentar en su trastienda, a un albañil sindicalista en la clandestinidad, junto a un director de banco. A un poeta, al lado de un anarquista, a un pintor, de un escultor, toda una proeza de libertad y tolerancia, mientras los grises perseguían a palos a los manifestantes, que buscaban refugio en la bodega de la intelectualidad de la época. “La Trastienda”, poseía tras el pequeño mostrador de la entrada, una estancia acogedora, donde en bancos pegados a la pared, y banquetas al lado externo, se sentaban a departir, los creadores del momento, y los que como yo, testigos de cuanto sucedía, levantábamos acta notarial para la historia, en compañía del profesor, Alejandro Víctor García, y del cantautor, traductor y flamencólogo, Miguel Ángel González, oriundo de la cercana placeta de San Gil.
LOS QUE ALLÍ HABLARON
Imposible dejar constancia aquí, de todos los que en alguna ocasión o asiduamente, pasaron por éste Claustro apócrifo, al que se accedía después de meritoriaje, tras la lectura de una tesis doctoral, con clase práctica. De entre las que allí se llevaron a cabo los domingos, en que Fernando cerraba al público, y solo asistíamos los pertenecientes a dicho estamento, quedan en el recuerdo, la impartida por el profesor de la Universidad de Granada, y traductor de árabe, Miguel José Haguerty, sobre como encalar debidamente una cueva del Sacromonte, cuyo ejercicio consistió tras la exposición oral en, provisto de mono azul, pañuelo atado a la cabeza con cuatro nudos, cubo de cal, no de pintura blanca, sino de auténtica cal, velada durante la noche en el patio, como lo hiciera con las armas el caballero de la triste figura, encalar el retrete del establecimiento situado en patio del local, con brocha de esparto escobero, a la tradición más ajustada. De igual manera, consiguió su doctorado, el profesor de la Universidad de Granada, el poeta, José Heredia, nuestro Pepe Heredia, recitándonos por primera vez los versos inéditos de su obra, “Charol”. Famosa fue la tesis defendida por el profesor, Francisco Manuel Díaz, constructor de guitarras y guitarrista, bautizado por Fernando Miranda, como,“profisore manu di ferro”, que nos versó a cerca de la construcción de dicho instrumento, y su aportación a la historia, al haber realizado una guitarra de cristal. Mi doctorado lo conseguí, al exponer la historia de la mezcla que fumo en mi pipa, en la que intervienen junto al tabaco, hierbas naturales de la tierra como, el tomillo, el romero o la alhucema, que tuvo su primer fumador en la persona del gran pintor, Iván Piñerúa, que fue quién nos convenció al poeta y escritor Antonio Enrique, y a mí, a fumar tal mixtura. Desde entonces fui bautizado como: “El profesor Sahumerios”. El cante siempre lo puso, Jaime Heredia, “El Parrón”, padre de Marina Heredia, cuyo claustro asistió en pleno, a su bautizo en el Dauro.
PROTAGONISTAS DEL CLAUSTRO
De aquel cónclave granatensis, no se salvaron de asistencia debida, entre otros, Los pintores, Jesús Conde, Pepe Cañas o Manuel López Vázquez. Los escultores, Aurelio López Azaustre, Pepe Castro Llamas, o Miguel Moreno. El profesor de la Universidad, Emilio Puche, farmacólogo de reconocido prestigio, el director del Museo de Bellas Artes de la Alhambra, Enrique Pareja, antes de su traslado hispalense, su inseparable, Francisco González de la Oliva, y sobre todo, el poeta y escritor, Arcadio Ortega, alma máter de la Academia de Buenas Letras, que como siempre llegaba tarde a la reunión por motivos profesionales, hacía su entrada triunfal de aquesta manera: Cuando Arcadio asomaba por la cortina de la sala interior de La Trastienda, los allí reunidos llevábamos enfrascados en nuestras discusiones, alrededor de unas dos horas, pero él sin tener ni idea de lo que se estaba hablando, irrumpía en el quicio, y levantado el dedo índice de su mano derecha, voceaba: ¡Pues no estoy de acuerdo! Y al instante las carcajadas eran sonoras y la charla continuaba en el mejor de los ambientes. Jamás se pusieron trabas a tratar cualquier tema, desde el delicado momento que vivíamos con la dictadura, a la irrupción provinciana del arte abstracto, como si fuera algo nuevo, hasta la música contemporánea, un tema que trató con buen tino, el compositor vasco, Carmelo Bernaola, al que rescaté de los Cursos Manuel de Falla un día, en compañía de su hija adolescente, que alucinaba en colores, al escuchar aquella reunión.
lunes, 28 de agosto de 2017
NOCTURNOS DE IGNACIO BELDA
NOCTURNOS DE IGNACIO BELDA
Se especializó en pintar la noche granadina, sacándole una luz a la oscuridad, que pocos han conseguido en la historia se la pintura.
Tito Ortiz.-
La Caja General de Ahorros y Monte de Piedad de Granada, lo tenía en el puesto que merecía y mejor desempeñaba, con plenas responsabilidades sobre las actividades culturales. En aquellos años en los que Salomé ganó Eurovisión y el hombre llegó a la luna, el edificio de la caja en la esquina de Cárcel Baja, con la placeta de Villamena, frente a Tejidos y Confecciones el Ahorro, de don Manuel Balboa Saavedra, y doña Gabriela Fernández Valero, tenía un pasillo mágico, que durante el día soportaba el devenir propio de las oficinas internas de la entidad, y por la tarde noche, se convertía en una sala de exposiciones, por donde pasaron los artistas más preciados del momento. Entonces Granada tenía algunas salas donde colgar, muy singulares, como la del primer piso de la entrada a la calle poeta José Zorrilla, regentada por el Centro Artístico, Literario y Científico, o La Casa de América. Ignacio Belda, era la educación y la corrección personificadas, su amabilidad en el trato con todos, y su familiaridad en las distancias cortas, le granjearon la simpatía y la amistad de todos cuantos le trataban, pero terminada la jornada laboral, exento de la chaqueta y la corbata, se transformaba.
SU PINTURA
Poseía un estudio en las cercanías de la Basílica de San Juan de Dios, y allí se enclaustraba, para llevar a cabo su vocación que no era otra que la pintura. De estilo académico en su lenguaje pictórico, se manejaba con seguridad en el mediano y pequeño formato, captando sobre todo las calles de Granada, su tipismo y singularidades. El paisaje de la tierra le conmovía, hasta el punto de sacarle partido a una esquina, calle o placeta, en la que su ciudad se reconocía, llegando a especializarse en los barrios históricos como el Realejo y sobre todo, el Albayzín. Pero llegado un momento de su trayectoria, Ignacio decidió ponérselo asimismo más difícil, y abordó una faceta de la pintura, que no todos los pintores han resuelto con brillantez, el nocturno. Sus noches oscuras de luz resplandeciente, donde una farola de forja granaína, se reflejaba en un charco del empedrado, adquirían cotas de brillantez. El embrujo de una ciudad a deshoras, de callejuelas encantadas bajo un manto de estrellas, atraían la atención de los visitantes a sus exposiciones. Callejones albaycineros en penumbra, donde todo se veía, pero todo estaba oscuro. Belda imprimía a sus nocturnos, la poesía cromática suficiente, para embrujar la noche alhambreña, captando toda la atención del que admira una obra, que en si misma ya era un desafío para el pintor. Con una dicción realista, su dialecto plástico rezumaba frescura, era como un soplo tenue de modernismo, dentro de lo escolástico, el avance del clasicismo en un hombre de su tiempo, que aportó un estilo personal a toda su obra, sin parecerse a nadie.
LOS BELDA
Me confesó en más de una ocasión, que de su inclinación a la pintura, tenía la culpa su hermano Fernando, de quién siempre decía que era el auténtico pintor de la familia. Fernando Belda, poseía la virtud de los grandes maestros para la pintura, sobre todo para el retrato, en el que se manifestaba con delicadeza dominadora del realismo. De actitudes muy peculiares, Fernando se negó a exponer su obra siempre, y pocos éramos los que tuvimos la suerte de ver alguno de sus trabajos, hasta que años después de su muerte, su esposa y su hija, junto a unos amigos, hicieron posible la exposición de un gran pintor que en vida permaneció oculto, por voluntad propia. Ignacio, que propició que yo accediera a la obra de su hermano, me decía: Hasta que no veas una obra de mi hermano Fernando, no vas a saber lo que es bueno. Pinta como los ángeles. Pero ellos dos, no son los únicos de la familia llamados al arte. Su hermano Carlos Belda, también tiene aptitudes para los pinceles, aunque lo que haya trascendido de su obra en los últimos años, haya sido el fascinante mundo de la caricatura. Carlos se maneja como pez en el agua, sacando el máximo partido a las caricaturas de personajes, pero no solo de su rostro, sino en un desafío total, de todo el cuerpo del protagonista. Y además, las complementas con elementos afines al modelo, haciendo de cada caricatura una obra, propia e inigualable. En la Peña Flamenca, “La Platería”, se conserva una colección irrepetible de caricaturas de Carlos Belda, que tienen como protagonistas a las grandes figuras del flamenco de Granada. Algo digno de ver y admirar.
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