miércoles, 22 de agosto de 2018
DANIEL BARENBOIM EN CARLOS V
DANIEL BARENBOIM EN CARLOS V
Tito Ortiz.-
Éste pianista y director de orquesta argentino, nacionalizado español, israelí y palestino, es el único ser sobre la tierra, que sigue utilizando la música para unir a los pueblos, como lenguaje universal de paz y concordia. La West-Eastern Divan Orchestra, es su mejor trabajo como aportación antibelicista.
Llegó Daniel Barenboím al Festival Internacional de Música Y Danza hace ya varias décadas, con el marchamo de gran pianista, y mejor director de orquesta, y en aquella primera visita suya en el programa del veterano acontecimiento, nos ofreció sus dos mejores versiones. Una noche con la batuta y otra con un gran cola. Fue mi jefe, José Antonio Lacárcel, el que me echó por delante y me dijo que tenía que conseguir una entrevista con el gran músico. Yo lo había intentado por todos los medios, pero no había forma de acercarse a él, así que intenté lo imposible, y me salió bien. En el descanso de su primer concierto, cuando nadie osaba molestar al divo de la música, oculto tras los enormes cortinajes carmesí del patio de Carlos V, no me lo pensé dos veces. Cuando todo el mundo salía despavorido a fumar a la puerta, yo dirigí mis pasos al cortinón pegado al escenario, y tras el, descubrí a un Daniel Barenboím que deambulaba con la cabeza agachada, tal vez memorizando la segunda parte de su recital, porque lo hacía sin partitura. Yo me dije: Si lo incomodo, lo único que puede pasar es que llame a la policía, y raro será que si vienen no me conozcan, después de llevar siete años haciendo la sección de sucesos en Patria y La Hoja del Lunes, así que me armé de valor, me acerqué en actitud reverente, le dije quién era, que necesitaba una entrevista suya para no ser despedido de mi trabajo, y amablemente aceptó. A veces lo que sospechas que no vas a conseguir nunca, es lo más fácil que te ocurre. Los que se creen personajes, son los que más se hacen de rogar. Los que lo son, la experiencia me dice que son más normales de lo que sospechamos.
AL SERVICIO DE LA PAZ
Solo un genio como Daniel Barnboím puede tener la gran idea de formar una orquesta con músicos de países y religiones encontradas en pie de guerra, y que sea una hermosa realidad, que sirve de ejemplo a todo aquel que quiera aportar algo a la tranquilidad entre civilizaciones opuestas. West-Eastern Divan Orchestra, es una utopía, la ilusión de un sueño hecho realidad, que cada año recobra vida, en un campo minado, no solo por las bombas que explotan, sino por las que carcomen la mente de intereses inconfesables que, mantienen en el tiempo los conflictos bélicos, jugando con material sensible como son, las vidas humanas. Desde su creación, la Orquesta West-Eastern Divan ha actuado en numerosos países de Europa (España, Alemania, Reino Unido, Francia, Suiza, Bélgica, Turquía, Italia y Portugal) y de América (Estados Unidos, Argentina, Uruguay y Brasil). En agosto de 2003 la orquesta tocó por primera vez en un país árabe con un concierto en Rabat, Marruecos, y en 2005 dio su primer concierto en un país de Oriente Próximo al ofrecer una actuación en la ciudad Palestina de Ramala.
ANDALUCÍA Y GRANADA
En julio de 2004 se constituyó en Sevilla la, Fundación Pública Andaluza Barenboim-Said, materializándose así la propuesta realizada por el gobierno andaluz al músico, Daniel Barenboim y al intelectual Edward Said. Con el establecimiento de la sede de la Fundación y de la Orquesta West-Eastern Divan en la capital hispalense se inició un apasionante proyecto que constituye, desde entonces, todo un referente internacional en la conciliación entre culturas. Creemos en el valor de la música clásica como herramienta educativa que ayuda a los niños, y también a mayores, a reconocerse, expresarse y sociabilizarse. Dicen los fundamentos de ésta organización que trabaja por la paz, asiendo como única herramienta para conseguir sus fines, la interpretación musical, aprovechando que su lenguaje no necesita traducción y es entendible en todo el mundo. La grandeza de éste proyecto y su vital importancia, se me antoja que todavía no ha sido suficientemente valorado y reconocido, por propios y extraños. La genialidad de Daniel Barenboím y Edward Said, al poner este arriesgado proyecto en marcha, hacen posible creer todavía en el ser humano y su posible salvación intelectual y moral. Me consta el amor y la pasión que Barenboím siente por Granada, por su belleza monumental, y estrategia geofísica. Son varias las ocasiones que el genial músico ha vuelto a la ciudad de su Alhambra, para desarrollar su trabajo, expandiendo su arte musical sin límites, aunque algo me dice que esta orquesta y su fundación, necesitan un empujoncito para seguir adelante con una labor que muchos tacharon en su día de locos, pero que hay que reconocer, que el mundo es de ellos.
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