viernes, 3 de agosto de 2018
JESÚS LÓPEZ COBOS
JESÚS LÓPEZ COBOS Y GRANADA
Tito Ortiz.-
De manera inexplicable, algunos de sus biógrafos obvian su paso por Granada, ciudad en la que estudió y nació su vocación por la dirección orquestal, siendo incluso, uno de los fundadores de Juventudes Musicales, en la ciudad de La Alhambra.
Falleció a principios de este año en la ciudad alemana de Berlín, donde residía de antiguo, aunque nació tras la guerra civil en la zamorana ciudad de, Toro. Con tan solo diez años se traslada a Málaga, para estudiar en el seminario y en ese tiempo, lo encontramos cantando en el coro de la Catedral malacitana. Más tarde abandonaría el seminario y, al carecer Málaga de Universidad, se viene a Granada donde se matricula en Filosofía y Letras, compaginándolo con sus estudios en el Conservatorio granadino. De esta manera, se va formando y forjando en él, la figura de ese director de orquesta internacional que ha sido, alabado por todos los públicos y reconocido por los compañeros profesionales. Pronto orienta su carrera a la dirección coral, la composición, y finalmente, la dirección de orquesta, por cuyas virtudes ha pasado a la historia de la música.
EL KIOSCO DE PRENSA
Me contaba, Dámaso García Alonso, fundador, secretario y presidente perpetuo de Juventudes Musicales en Granada, que un grupo de amigos se reunían con él, en un kiosco de prensa en Puerta Real. Todos eran amantes o profesionales de la música, y en amena tertulia, charlaban y se ilusionaban con poder traer a Granada, una delegación de JJ MM que ya funcionaba en Barcelona y otros lugares desde 1959. Entre los reunidos a diario estaba, el entonces estudiante de Filosofía en Granada, Jesús López Cobos, un joven entusiasta y con ganas de aprender y emprender. También acudía, Miguel Quirós, insigne oboísta de la tierra, que con el tiempo dirigió nuestro conservatorio, y que, tras su jubilación, disfruta de un merecido descanso en su tierra, donde tengo la suerte de tropezármelo de vez en cuando, con su cariño y amabilidad de siempre. Y de aquellas reuniones junto a los periódicos, Ideal, Patria y La Hoja del Lunes, surgió la semilla que culminó en marzo de 1961, con la fundación de JJ MM en nuestra ciudad, en cuya acta fundacional, a parece como secretario, el que después sería mundialmente conocido, director de orquesta, Jesús López Cobos. Dice el acta original entregada en el Gobierno Civil de entonces, que, junto con Kiko Gallego, se reunieron: Antonio de Haro, como presidente, Dámaso García como vicepresidente, Jesús López Cobos como secretario, José Luís Kastiyo, como tesorero, y los vocales, Luís Escobar de La Serna, José Ruiz Palomino, Trinidad González Rivas y Domingo Sánchez-Mesa. De esta forma, queda por escrito el nombre del inmortal director, ligado a Granada, y durante mucho tiempo.
EL SALTO A MADRID
No es hasta 1964, cuando López Cobos, marcha a Madrid a terminar Filosofía y continuar con su formación musical, que lleva muy clara en su mente, pues Dámaso García me aseguró, que fue testigo y cómplice de sus largas horas de estudio, que complementaba en su aspiración de ser algún día director de orquesta, con una batuta que había comprado en musical Montero de Reyes Católicos, y con el tocadiscos a todo volumen, las grabaciones a 33 revoluciones de la Deutsche Grammophhon, con las mejores orquestas del mundo y los míticos directores de entonces. Un sueño que muy pronto se hizo realidad, y los granadinos que habíamos visto aquel chico que venía de Málaga a estudiar con tanto entusiasmo, y que se quedó con nosotros unos años, admiramos su carrera meteórica que lo hizo debutar en Venecia, el mismo año que el hombre llegó a la Luna. La suya ha sido una carrera llena de éxitos y reconocimientos. Tuve la oportunidad de charlar con él, cuando años más tarde vino a nuestro Festival como un director ya consagrado. Pasé un rato muy agradable hablando en el viejo kiosco de madera de La Mimbre, con Félix, siempre tan atento, y la primera esposa del director que pronto falleció, dejándolo viudo. Me habló con educación victoriana de sus años en Granada, de sus amigos de entonces, a los que había tenido la oportunidad de saludar durante la mañana en el ensayo, y de lo feliz que se sentía al volver a esta tierra que, tanto le dio en su juventud. Tenía sus rincones preferidos para perderse por la Alhambra, se los enseñaba con gusto a su mujer, y se perdía por nuestras calles como un visitante más, sin llamar la atención, ni ser el centro de ella. Me confesó que Granada, su historia y su belleza, tenían mucha culpa de su vocación musical, y que los años vividos aquí, no podría olvidarlos nunca. Nosotros, a él, tampoco. Gracias maestro.
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